La palabra “secta” según el diccionario de la lengua Española, “es una doctrina particular, enseñada por un maestro que la halló o explicó y seguida o defendida por otros”. Interesante definición. Varios elementos son dignos de mención, note que la secta es una doctrina particular. Esto significa que difiere de la doctrina normalmente aceptada por la mayoría. Además, esta doctrina particular es enseñada por un maestro. Toda secta normalmente gira alrededor de una persona, considerada como su fundador, y quien, invariablemente, se erige como el canal por el cual Dios, supuestamente, hace sus revelaciones. También observe que toda secta tiene sus seguidores o defensores. Se les conoce con el nombre de sectarios. Se trata de personas que ciegamente se someten a los postulados emanados por el fundador de la secta, sin pensar por un solo instante en la validez o legitimidad de esos postulados. Aplicando todo esto a la doctrina bíblica, una secta, y más específicamente una secta falsa, es una doctrina que se aparta de lo que la Biblia enseña, la cual es proclamada o enseñada por un maestro que la halló, de alguna manera, y además es apoyada o defendida ciegamente por otros. Si Usted hace un examen, no necesariamente a fondo, de la cantidad enorme de sectas falsas que existen en la actualidad, encontrará que todas tienen alguna doctrina que no tiene ningún apoyo en la Biblia. Puede ser que hablen de que Cristo no es Dios o que nieguen la doctrina de la trinidad, o que sostengan que la salvación es por obras, o que nieguen que la Biblia es la completa revelación de Dios, o que sostengan que no existe el infierno, o que piensen que cuando muere una persona pasa a un estado de inconciencia hasta la resurrección, o que existe posibilidad de salvación después de la muerte, etc., etc. Además encontrará que todas las sectas falsas siempre tienen su fundador, o un sucesor del fundador, si el fundador ya ha muerto, quien puede ser un hombre o una mujer, el cual ejerce control absoluto sobre los seguidores de la secta falsa. El fundador alega que tiene poder para hablar a nombre de Dios o para recibir nuevas revelaciones de Dios, aparte de lo que está en la Biblia. Normalmente tienen libros o publicaciones que para ellos tienen mayor valor y autoridad que la misma Biblia. En cuanto a los seguidores de la secta falsa, actúan como autómatas, incapaces de pensar por ellos mismos. Su voluntad ha sido totalmente anulada y se limita exclusivamente a cumplir con lo que los líderes de la secta falsa determinan. Ahora bien, ¿Qué dice la Biblia sobre todo esto? Pues la Biblia enseña que mientras la iglesia de Cristo esté en la tierra, se levantarán justamente personas como los fundadores de las sectas falsas. Ponga atención a lo que dice 2 Timoteo 3:1-5 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de los bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” Cuando este pasaje bíblico habla de los postreros días está haciendo referencia al tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo. Este tiempo será un tiempo peligroso porque se levantarán hombres con todas aquellas características dadas por el apóstol Pablo, quienes aparentarán ser hombres de Dios, pero su conducta les delatará como falsos maestros. Estos falsos maestros son los que proclaman falsa doctrina. De ellos habla el apóstol Pablo en 1 Timoteo 4:1-3 donde dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.” Note como los falsos maestros, o los líderes de cualquier secta falsa, en realidad obedecen a los designios de espíritus engañadores y en consecuencia proclaman doctrina de demonios. Con su conciencia cauterizada, estos maestros de sectas falsas intentan establecer sus propias reglas de conducta y exigen que sus seguidores se sometan a ellas. Entre otras cosas, por ejemplo, se les ha ocurrido que casarse es malo y prohíben que sus seguidores se casen. También se les ha ocurrido que determinados alimentos son malos y exigen que sus seguidores se abstengan de comer esos alimentos. Allí los tiene. Erigiéndose como Dios para ordenar a sus seguidores lo que deben hacer. Así son los líderes de las sectas falsas. Lo curioso es que muchos se adhieren a las falsas doctrinas y ciegamente se someten a ellas. Esto también ya fue anunciado de antemano en la Biblia. 2 Timoteo 4:3-4 dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” La Biblia dice que vendrá un tiempo cuando la gente estará harta de la sana doctrina. Simplemente no querrán oír más de ella. La Biblia para esta gente será un libro antiguo, pasado de moda, bueno para los abuelos pero sin valor para ellos. Su acercamiento a Dios será por medio de las emociones, o por medio de lo que se puede experimentar con los sentidos. Teniendo comezón de oír, o lo que es lo mismo, deseando oír solamente lo que ellos quieren oír, buscarán maestros conforme a su propia maldad. Esto significa que buscarán predicadores que les digan que no hay problema con engañar, con mentir, con tomar lo que no es suyo. De esta manera, apartarán su oído de la verdad y se dejarán arrastrar por las fábulas inventadas por los falsos maestros de las sectas falsas. Interesante es notar que una gran mayoría de los seguidores de las sectas falsas, no son gente que antes de entrar a determinada secta falsa no sabía nada de Dios ni de la Biblia. Son gente que sabía algo sobre Dios, algo sobre la Biblia, pero se negaban a profundizar este conocimiento y a recibir a Cristo como Salvador. Cuando alguien les abordó con alguna novedosa doctrina falsa, estaban listos para abrazar lo que según ellos es la nueva verdad, la verdad que ni siquiera en la Biblia se encuentra. Cambiaron la preciosa palabra de Dios por la palabra del hombre. La Biblia califica como fábulas a todas las doctrinas de las sectas falsas. ¿Cómo tratar a un maestro de una secta falsa? La Biblia también habla sobre esto. 2 Juan 9-11 dice: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! Participa en sus obras.” Los maestros de las sectas falsas, no tienen a Dios. La forma de tratarlos ha sido establecida por la misma Biblia. Simplemente dice: No tenga ningún contacto con ellos. No les invite a pasar a su casa, a tomar asiento y a iniciar una amena conversación con ellos. Cuando el apóstol Juan dice: No le digáis ¡Bienvenido!, está dando a entender que ni siquiera se les salude. Es drástico, pero eso es lo que la Biblia recomienda en cuanto al trato a los maestros de las sectas falsas. ¿Cómo protegernos de la amenaza de las sectas falsas? La única manera es conociendo a fondo la verdad de la palabra de Dios. Mientras más se conoce la verdad, menos probable que seamos arrastrados en el error. Dicen que los agentes del FBI encargados de la investigación de billetes falsificados, conocen tan bien los billetes verdaderos que inmediatamente detectan a un billete falso. Lo mismo debería ocurrir con todo verdadero creyente. Debería conocer tan bien la Biblia que inmediatamente pueda detectar el mínimo indicio de error en la enseñanza de los maestros de las sectas falsas. Ese fue el consejo de Pablo a Timoteo. 1 Timoteo 4:16 dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo, y a los que te oyeren.”
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