Cuando decimos que Dios es una persona, no estamos insinuando que tenga manos, pies, ojos, nariz. Cosas como estas son evidencias de corporeidad, mas no de personalidad. Cuando decimos que Dios es una persona estamos dando a entender que tiene intelecto, puede pensar, tiene emociones, puede sentir, y tiene voluntad, puede decidir por sí mismo. El cuerpo no es indispensable para que alguien sea considerado como una persona. Dios es espíritu y por tanto es invisible. Juan 4:24 dice: “Dios es espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” También Colosenses 1:15 dice: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Pero aunque Dios es espiritual e invisible por naturaleza, la gloria que le rodea puede ser percibida por sus criaturas. Esto lo sabemos por pasajes bíblicos como por ejemplo Éxodo 24:9-10 donde dice: “Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro; semejante al cielo cuando está sereno.”
En conclusión, Dios es una persona porque posee intelecto, emociones y voluntad. En su esencia es espiritual e invisible, pero la gloria que le rodea puede ser contemplada por sus criaturas.