Soy creyente y estoy profundamente enamorado de una chica católica romana. Mi mamá me ha dicho que eso no está bien porque es contrario a lo que dice la Biblia. Pero mi mamá no entiende que yo quiero mucho a esta chica. Además, yo no creo que la Biblia esté en contra de algo que me hace sentir tan bien. Inclusive yo estoy seguro que en algún momento esta chica llegará a recibir a Cristo como Salvador. Necesito su consejo.
Me parece que el problema básico es que comenzaste mal esa fase de la vida que es tan hermosa y que se llama enamoramiento.
Antes de enamorarte de alguien era necesario que busques la voluntad de Dios sobre ello. Recuerda que la voluntad de Dios está en la palabra de Dios. Si hubieras dado la debida atención a la palabra de Dios hubieras encontrado textos como 2 Corintios 6:14 donde dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”
Basado en este texto, hubieras llegado a la conclusión que no podías ni pensar en enamorarte de una chica que no sea creyente. Creyentes e incrédulos parecen iguales externamente, pero internamente son totalmente diferentes.
Los creyentes están vivos espiritualmente, los incrédulos están muertos espiritualmente. Me imagino que no te gustará ir de brazo con alguien que está muerto espiritualmente.
Los creyentes son luz, los incrédulos son tinieblas. Me imagino que no te gustará estar junto a alguien que vive en tinieblas. Los creyentes son justicia, los incrédulos son injusticia. Me imagino que no te gustará andar junto a alguien que es injusticia.
Los creyentes son hijos de Dios, los incrédulos son hijos de Satanás. Me imagino que no te gustará hacer pareja con alguien que es hijo de Satanás.
¿Qué tal si llegas a casarte con ella? ¿Sabes quien llegará a ser tu suegro espiritual, entre comillas? Claro. Satanás. Me imagino que no te gustará meter a Satanás en tu familia.
Por todas estas consideraciones, la voluntad de Dios es que no te unas en yugo desigual con una incrédula. Tu mamá tiene toda la razón cuando te ha dicho que no está bien que te enamores de una chica incrédula. Tú dices que quieres profundamente a esta chica incrédula. Pues eso es otro problema adicional.
Además de no tomar en cuenta la voluntad de Dios en cuanto a no unirte en yugo desigual con la incrédula, tú cometiste otro error. Dejaste que tus emociones te arrastren. Es por eso que estás infatuado o locamente enamorado o como quiera que lo llames. Tus emociones están tan agitadas que te han vuelto ciego a la razón. Por eso es que no puedes ver que tu mamá está tratando de ayudarte.
En tu ceguera estás pensando que tu mamá no quiere que seas feliz. En tu ceguera has llegado inclusive a pensar que la Biblia está en contra de que seas feliz.
Todo lo contrario mi querido joven amigo. Dios por medio de la Biblia quiere lo mejor para ti y por eso te advierte en contra de algo que está muy mal en tu vida. Hablando de la buena voluntad de Dios, Romanos 12:2 dice que es buena, agradable y perfecta. Dios quiere lo mejor para ti. Si tú buscas de corazón hacer la voluntad de Dios en cuanto al enamoramiento, encontrarás que lo que Dios traiga a tu vida será lo mejor, algo bueno, algo agradable, algo perfecto para tu necesidad.
En tu ceguera también has llegado a pensar o a esperar que tu enamorada llegue a recibir a Cristo como Salvador. Bueno, para Dios nada es imposible, pero lamentablemente las estadísticas de los casos similares al tuyo demuestran que es poco probable que una persona incrédula se haga creyente estando en una relación de enamoramiento.
Lo que pasa es más bien lo opuesto. Es decir que la persona creyente se amolde a la persona incrédula y actúe como si fuera incrédula. Si tomas la decisión de casarte con esa chica incrédula, ¿en qué iglesia tendrá lugar la ceremonia de bodas? Me imagino que la chica siendo católica romana y querrá casarse en una iglesia católico romana. En cambio tú siendo creyente querrás casarte en una iglesia evangélica. ¿En cuál iglesia te vas a casar?
El primer domingo después de casado, tu esposa querrá ir a misa. Tú como creyente querrás ir a una iglesia evangélica. ¿Adónde vas a ir? ¿A ninguna? Pues eso justamente será el inicio de tu debacle espiritual. Más tarde vendrán los hijos. Tu esposa querrá bautizarles de niños como es la costumbre en la iglesia católico romana. Tú insistirás que deben bautizarse una vez que hayan crecido y una vez que hayan recibido a Cristo. Esto encenderá una discusión no pequeña con tu esposa que echará a perder la felicidad en el matrimonio.
Es decir mi querido joven, si persistes en ese camino tienes todas las de perder y nada para ganar, aparte de satisfacer tu obstinado corazón. No es para nada recomendable hacer pareja con una chica incrédula. Amós 3:3 dice: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”
Por último, cometiste el error de entrar en una relación de enamoramiento sin contar con el apoyo de tus padres, al menos de tu mamá, ni de los ancianos en tu iglesia, ni de personas maduras espiritualmente hablando.
El enamoramiento es algo tan importante en tu vida que no debiste haber comenzado esa relación basado solo en tu buen juicio. Recuerda que la Biblia advierte en contra de confiar las decisiones al corazón. Jeremías 17:9 dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
No te dejes guiar por los impulsos de tu corazón. Pensando que estás caminando derecho vas a terminar en el precipicio. Confía en la palabra de Dios, en tus padres, en los líderes de la iglesia y en las personas que te aconsejen bíblicamente.
¿Qué más podría decirte? Es probable que lo que yo te he dicho, tú lo hayas escuchado ya. No eches a perder tu vida. No causes dolor a tu familia y a la iglesia donde te congregas. Lo antes posible, reconoce que estás mal. Reconoce que estás en pecado. Confiesa a Dios tu pecado y apártate del pecado. No será fácil terminar con tu enamorada, porque las emociones están en juego. Pero es necesario que lo hagas. Un dolor ahora es preferible a toda una vida de permanente dolor. Que Dios te guíe a tomar la decisión correcta.