Qué tal si damos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en 1ª Timoteo 3:16 donde dice lo siguiente: «E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido en gloria.»
Este texto mi querido amigo oyente tiene sus dificultades, no tanto en la interpretación sino más bien en la razón por la cual aparece allí donde está.
Aparentemente no se ve una clara vinculación entre este texto y el resto del pasaje bíblico que le antecede y el que viene a continuación. Es así como una de las posibilidades sería que el texto expone el clímax de la verdad en cuanto a la piedad, de la cual la iglesia es columna y baluarte.
La piedad es la virtud que inspirada por el amor de Dios se manifiesta en una tierna devoción por las cosas santas, e inspirada por el amor al prójimo se manifiesta en actos de abnegación y compasión.
Otra posibilidad sería que este texto muestre el ejemplo de la piedad que según Pablo debe ser una parte integral de la conducta del creyente en la iglesia del Dios viviente.
Otra posibilidad es que este texto sería simplemente una doxología con la cual el Apóstol sella su exposición sobre la manera en que deben conducirse los líderes en la casa de Dios.
Pero yendo a la interpretación mismo del texto, cuando Pablo dice que indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad, no está afirmando que existe algo misterioso o incomprensible en la piedad. Lo que está diciendo es que habían ciertas cosas relativas a la piedad que eran un secreto celosamente guardado en la mente de Dios hasta el momento que fueron reveladas al hombre para su conocimiento.
Estos hechos guardados en la mente de Dios que están siendo revelados, tienen que ver con algunos factores.
Primero, Dios fue manifestado en carne. Esto se refiere al Señor Jesucristo y en particular a la maravilla de su encarnación. La divinidad se manifestó en carne cuando el Salvador nació como un bebé en el pesebre de Belén.
Segundo, que fue justificado en el Espíritu. Esto significa que la deidad de Cristo fue atestiguada por el Espíritu Santo tanto en su bautismo en el Jordán cuando se oyó una voz del cielo, como en su transfiguración cuando nuevamente el cielo testificó en favor de Cristo.
Tercero, Cristo fue visto de los ángeles. El Señor Jesucristo se vio rodeado de ángeles en su nacimiento, en su tentación, en su agonía en el huerto de Getsemaní, en su resurrección y en su ascensión.
Cuarto, Cristo fue predicado a los gentiles. Pensar en que Cristo sea predicado a los gentiles era la peor insensatez para la mayoría de judíos. Ellos pensaban que Cristo era exclusivo de los judíos. Pero prácticamente desde que comenzó la iglesia, el mensaje de Cristo fue proclamado a todo el mundo, sin distinción de raza.
Quinto. Cristo fue creído en el mundo. Esto es consecuencia de lo anterior. En todo el mundo existen personas que han depositado su fe en Cristo para alcanzar la salvación. Obviamente no todo el mundo ha creído en Cristo, pero en todo el mundo existen creyentes en Cristo.
Sexto. Cristo fue recibido arriba en gloria. Esto se refiere a la marcha victoriosa que Cristo emprendió de regreso a su hogar celestial una vez que culminó su obra redentora en la tierra.
Todo esto fue desconocido por todos en determinada época de la humanidad, pero en algún momento fue revelado por Dios. Por eso es un misterio.