Es motivo de gran gozo para mí estar nuevamente junto a Ud., amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando lo que dice la palabra del Señor en cuanto al dinero y las posesiones, en esta serie que lleva por título: Dinero y Posesiones a la Luz de lo Eterno. En instantes más estará junto a nosotros David Logacho para hablarnos acerca de otro enfoque extremo del dinero y las posesiones. Me refiero al materialismo.
Saludos amable oyente. Que Dios en su gracia hable a su vida por medio de su Palabra. El dinero y las posesiones son importantes para Dios porque tienen un efecto no sólo para este mundo sino también para la eternidad. Siendo así, el dinero y las posesiones también deben ser importantes para nosotros que somos hijos de Dios. En cuanto a esto, existe el peligro de adoptar dos enfoques extremos en cuanto al dinero y las posesiones. Uno de esos enfoques es lo que tratamos en nuestro estudio último. Me refiero al ascetismo, esa forma de pensar que el dinero y las posesiones son algo esencialmente malo, por cuanto son cosas materiales. La Biblia no apoya esta forma de pensar. El otro enfoque también extremista y peligroso en cuanto al dinero y las posesiones es el materialismo. Según la definición del diccionario, materialismo es la doctrina de algunos filósofos antiguos y modernos, que consiste en admitir como única substancia la material, negando en su consecuencia, la espiritualidad y la inmortalidad del alma, así como la causa primera. De este concepto parten otros como este: Materialismo es una doctrina que considera que el único o más alto valor u objetivo descansa en el bienestar material y en el avance del progreso material. Otro concepto afirma que materialismo es la preocupación o la aflicción por lo material en lugar de lo espiritual o intelectual. En esencia entonces, el materialista fija un precio equivocado a las cosas de este mundo y a las cosas de Dios. Las cosas de este mundo valen todo mientras que las cosas de Dios no valen nada. Esto es materialismo. Dios nos ha creado para amar a la gente y usar las cosas, pero el materialista ama las cosas y usa a la gente. El materialismo resulta de una falla en reconocer que fuimos creados para una persona, el Señor Jesús y para un lugar, el cielo. Los que tenemos al Señor Jesús como nuestro Salvador, un día vamos a estar con él en el cielo. Mientras tanto, nada ni nadie nos puede satisfacer tanto como él. El materialismo es la mentira que Satanás susurra a nuestros oídos tratando de hacernos creer que si tan sólo tuviéramos esto o aquello vamos a ser los más felices en el mundo. El materialismo no es propiedad exclusiva de los tiempos modernos. El materialismo existe en el mundo desde el mismo momento que el hombre y la mujer cayeron en pecado en el huerto de Edén. La decisión de hacer caso a la voz de Satanás en lugar de la voz de Dios marcó el inicio del materialismo en el mundo. Por el materialismo arruinaron sus vidas personajes bíblicos como Acán cuando escondió el anatema en su tienda, como Balaam quien por dinero intentó sin éxito maldecir al pueblo de Dios, como Dalila que traicionó a Sansón por cosas materiales, como Salomón que comenzó bien la carrera pero terminó mal moralmente y espiritualmente, como Giezi, el siervo de Eliseo que por su codicia fue castigado con lepra, como Judas Iscariote que por 30 piezas de plata entregó a su Maestro, como Ananías y Safira que murieron en el acto cuando mintieron al Espíritu Santo en lo relacionado con la ofrenda, como Simón el mago que intentó comprar el poder que vio en los apóstoles. Con razón que el Señor Jesús advirtió severamente en cuanto al materialismo en repetidas ocasiones. Una de ellas es Lucas 12:15 donde dice: Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
La avaricia es el afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. La avaricia es tan ofensiva hacia Dios que Dios dice que es como la idolatría. Colosenses 3:5 dice: Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
La avaricia es equivalente a la adoración de las cosas materiales, lo cual es una violación del primero y fundamental mandamiento de no tener dioses ajenos y no adorarlos. Éxodo 20:3-6 dice: No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
La avaricia es fuente de enorme poder destructivo. Santiago 4:1-3 dice: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
El apóstol Pablo puso el dedo en la llaga condenando el materialismo. Note lo que dice 1 Timoteo 6:10. porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
El materialismo es muy peligroso amable oyente. Es la raíz de todos los males. Así como el planeta tierra con su enorme masa puede atrapar a un objeto tan grande y pesado como la luna y ejercer tal atracción al punto de hacerla girar alrededor de ella, el dinero y las posesiones también pueden atrapar a una persona y hacerla girar alrededor, en un sentido figurado, ejerciendo un enorme poder sobre ella. El fondo del asunto sigue siendo el siguiente: O yo poseo el dinero o el dinero me posee a mí. Cuando el dinero y las posesiones poseen a una persona, esa persona es materialista. Solamente Dios tiene el poder para transforma a una persona de modo que en lugar de ser poseída por el dinero y las posesiones, esa persona posea el dinero y las posesiones. ¿En qué lado se encuentra Ud. amable oyente? El dinero lo posee o Ud. posee al dinero. ¿Quién es el amo en su vida? Si Ud. es el amo en su vida, entonces no puede ser materialista. Una persona que no tiene al dios dinero como el amo de su vida es una persona que utiliza el dinero y las posesiones en general para traer honra y gloria y Dios. Será una persona generosa con los demás y con la obra del Señor. El materialismo no sólo es algo malo sino que es algo necio. Por eso el Señor Jesucristo dijo las siguientes palabras según Mateo 16:26: Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Es una necedad vivir para acumular dinero y posesiones olvidando las cosas más importantes como el alma, como los valores espirituales. La necedad del materialismo queda al desnudo en la parábola del hombre insensato de Lucas 12:16-21 donde leemos lo siguiente: También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
La riqueza de este hombre no fue una riqueza mal habida. El hombre debe haber trabajado a sol y sombra para acumular su fortuna. Desde el punto de vista materialista, este hombre era digno de alabar, pero el Señor Jesús no alabó a este hombre sino todo lo contrario, dijo que era un hombre necio. Su necedad quedó evidenciada cuando le sorprendió el momento para salir de este mundo sin haber estado preparado para ello. Gastó la vida en acumular una riqueza que no lo pudo disfrutar. En eso radica su necedad. Así que el materialismo como tal no sólo es malo sino que es algo necio. Algo muy peligroso en cuanto al materialismo es que poco a poco va instalándose en la vida de un creyente sin que este lo note. Cuando toma conciencia de que se ha vuelto materialista será muy difícil dar marcha atrás. Sucede algo parecido a la rana en el recipiente. Como la rana tiene la capacidad de adaptarse a la temperatura ambiente, se puede poner una rana en un recipiente y poner ese recipiente en el fuego, y la rana no reconocerá que está subiendo la temperatura del agua al punto que morirá cocida. Igual es con el materialismo, puede instalarse en la vida de una persona y poco a poco atrapar a esa persona hasta que queda presa en sus garras. Que Dios nos libre de caer en las garras del materialismo.
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