Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro último estudio bíblico vimos que Pablo se quedó preso, aunque con ciertas libertades, en el pretorio, la residencia del gobernador romano en Cesarea. Al cabo de dos años, Félix el gobernador en ejercicio fue reemplazado por el nuevo gobernador romano Porcio Festo, pero queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo. En el estudio bíblico de hoy, analizaremos la defensa de Pablo ante Festo. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos capítulo 25. Lo primero que encontraremos es el viaje de Festo a Jerusalén. Hechos 25:1 dice: Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después.
El nuevo gobernador, Porcio Festo era un poco mejor que su antecesor y al menos tenía la intención de hacer las cosas de una buena manera. Sin embargo, muy pronto se encontraría que los judíos incrédulos son difíciles de complacer, en especial en el espinoso asunto de Pablo, quien ya llevaba como dos años preso y todavía sin sentencia. Festo se encontraba en un dilema. Si dejaba libre a Pablo se ganaba la enemistad de los judíos. Si mantenía preso a Pablo, tarde o temprano tendría que dar explicaciones de por qué mantuvo preso a un ciudadano romano por tanto tiempo sin sentencia. Probablemente fue este dilema lo que impulsó a Festo a subir de Cesarea a Jerusalén, a los tres días de hacerse cargo de la gobernación de la provincia. En segundo lugar encontramos el pedido de los judíos incrédulos a Festo. Hechos 25:2-3 dice: Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le rogaron, pidiendo contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino.
Para este tiempo, el sumo sacerdote se llamaba Ismael, quien sucedió a Jonatán, quien fue asesinado por Félix. Por lo visto, Ismael estaba resuelto a organizar otro complot para acabar de una vez por todas con la vida de Pablo. Fue así como sin pérdida de tiempo, Ismael movió a los principales sacerdotes y a los más influyentes judíos para que se presenten ante Festo y le rueguen de favor que ordene que Pablo sea traído de Cesarea a Jerusalén. No es que querían juzgar a Pablo en Jerusalén, sino simplemente atentar contra su vida mientras esté en camino de Cesarea a Jerusalén. La situación era más peligrosa esta vez por cuanto ya no eran solamente los judíos que intentaban matar a Pablo sino el mismísimo
Sanedrín. En tercer lugar, veamos cuál fue la respuesta de Festo al pedido. Hechos 25:4-5 dice: Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve. Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este hombre, acúsenle.
La providencia de Dios se hizo presente evitando que Pablo sea víctima de un complot. Festo no accedió al pedido de los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos. El razonamiento de Festo fue muy sencillo. Pablo estaba muy bien custodiado en Cesarea, Festo iba a estar de regreso muy pronto en Cesarea, lo lógico sería que los principales sacerdotes y los más influyentes judíos acompañen a Festo en el viaje de regreso a Cesarea, y una vez allí tengan la oportunidad de acusar a Pablo de cualquier crimen, en la corte romana presidida por Festo. Dios acaba de desbaratar los planes malévolos de los judíos incrédulos. Tal vez a regañadientes, los principales sacerdote y los más influyentes de los judíos, comenzaron a preparar el viaje a Cesarea. En cuarto lugar tenemos el viaje de regreso de Festo a Cesarea y la defensa de Pablo ante Festo. Hechos 25:6-8 dice: Y deteniéndose entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo. Cuando éste llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar; alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada.
Festo permaneció entre ocho a diez días en Jerusalén y tan pronto terminó sus gestiones retornó a Cesarea. Conforme a lo que había sugerido, le acompañaron los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos, quienes iban con el único propósito de lograr una sentencia de muerte para Pablo en el tribunal presidido por Festo. Ni bien llegó, al siguiente día, Festo convocó al tribunal que lo presidía y mandó que fuese traído Pablo. Es la cuarta vez que Pablo tenía que defenderse. Al ver entrar a Pablo al tribunal, los judíos incrédulos que habían venido de Jerusalén lo rodearon como queriendo comerlo vivo. Una tras otra se sucedían las graves acusaciones en contra de Pablo. De la misma manera, una tras otra Pablo desvirtuaba las acusaciones porque no había prueba alguna que confirme las acusaciones. En resumidas cuentas, Pablo tuvo un rotundo éxito en su defensa. Tal vez mirando fijamente a los ojos de Festo y del tribunal, Pablo pudo decir: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra Cesar he pecado en nada. Festo y el tribunal que presidía deben haber estado totalmente de acuerdo con lo que afirmaba Pablo, pero aquí se metió la política en la justicia. Festo sabía que tener a los judíos en la oposición sería muy inconveniente para la estabilidad de su gobierno y por eso intervino para agradar a los judíos, a pesar de ir en contra la justicia y en contra su propia conciencia. En quinto lugar tenemos la apelación de Pablo. Hechos 25:9-12 dice: Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien. Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo. Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César irás.
Motivado por el deseo de quedar bien con los judíos, Festo se dirigió a Pablo y le hizo una pregunta: ¿Quieres subir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? En aquel tiempo, se necesitaba el consentimiento del acusado antes de trasladar el caso a otro lugar. Haciendo uso de sus derechos, Pablo dijo algo por demás sensato. Estaba donde debe estar, ante el tribunal de César, no había ninguna razón para que sea trasladado a Jerusalén, por cuanto no había hecho ningún agravio, como lo demostró hasta la saciedad, a los judíos. Además, Pablo sabía que de decidirse su traslado a Jerusalén, jamás llegaría a Jerusalén, pues sería asesinado en el trayecto. Pablo muestra su conocimiento de las leyes romanas y su apego a la justicia cuando dijo: Si algún agravio o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir, pero si nada hay de las cosas de que los judíos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. Habiendo dicho esto, Pablo hizo valer una vez más su ciudadanía romana y apeló a Cesar. Este pedido debía ser discutido por todo el consejo romano y cuando eso ocurrió, Festo anunció la decisión: A César has apelado; a César irás. De esta manera, Dios preservó la vida de Pablo, aunque no le libró de seguir en cadenas. Se cumpliría lo que el Señor le dijo en visión estando en Jerusalén en cuanto a que testificaría del Señor en Roma. ¿Qué es lo que motivó a Pablo a apelar a César? Pues por un lado el deseo que tenía de ir a Roma a testificar del Señor, aún cuando sea en cadenas. Además, Pablo sabía que los judíos incrédulos no iban a cesar jamás de buscar su muerte, así que, era mejor para él estar bajo la custodia del imperio romano. Finalmente, de ninguna manera iba a tener un juicio justo en Jerusalén, así que no había motivo alguno para ser llevado a Jerusalén. Los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos deben haber estado furiosos porque Pablo se les estaba escapando de sus manos. Lo que ellos no sabían es que Dios estaba detrás de todo lo que estaba pasando. Tanto Festo como los mismos judíos incrédulos estaban en la mano soberana de Dios. Era Dios quien estaba moviendo sus piezas para que su fiel mensajero Pablo, llegue a Roma a testificar del Señor Jesucristo. Inclusive Dios permitió que Pablo vaya a Roma en calidad de prisionero, porque esta condición iba a permitir que Pablo comparta las buenas nuevas de salvación con personajes de elevado rango del imperio romano y tal vez con el mismo César. Dios sabe lo que hace amable oyente. Si en su vida están sucediendo cosas que Usted no las ha buscado y parecen tan extrañas y fuera de lugar, no se desespere, no baje la guardia, manténgase firme y fiel al Señor, porque de cierto Dios está haciendo algo grandioso y Usted es el instrumento. Que el Señor le bendiga.
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