Cordiales saludos amable oyente. Le habla David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la carta de Pablo a Tito en la serie titulada: Rasgos de una iglesia saludable. Uno de los rasgos de una iglesia saludable es tener un liderazgo bíblicamente diseñado. El Nuevo Testamento enseña que los líderes de una iglesia local, llámense obispos, ancianos o pastores, todos estos términos sinónimos, deben cumplir con exigentes cualidades de carácter. Ya hemos estudiado la mayoría de estas cualidades de carácter. En resumen, los obispos, pastores o ancianos deben ser irreprensibles, maridos de una sola mujer, que tengan hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía, irreprensibles como administradores de Dios, no soberbios, no iracundos, no dados al vino, no pendencieros, no codiciosos de ganancias deshonestas, hospedadores, amantes de lo bueno, sobrios, justos, santos y dueños de ellos mismo. En esta oportunidad vamos a estudiar la última cualidad de carácter de los obispos, ancianos o pastores.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Tito 1:9. La Biblia dice: retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
El objeto central de esta declaración es la palabra de Dios, la Biblia. Pablo dice que la Biblia es la palabra fiel. Fiel significa algo digno de confiar, algo seguro, algo verdadero. Todos estos calificativos se aplican a la palabra de Dios, la Biblia. Tiene que ser así porque si damos por sentado que la Biblia es la palabra de Dios, tiene que ser digna de confiar, tiene que ser algo seguro, tiene que ser algo verdadero. La Biblia revela todo lo que el hombre necesita saber sobre Dios, la Biblia revela todo lo que hombre necesita saber sobre sí mismo, la Biblia revela todo lo que el hombre necesita saber sobre la vida después de la muerte, la Biblia revela lo que va a suceder en el futuro. Es increíble que teniendo a la mano la Biblia, la palabra fiel, la palabra segura, la palabra digna de confiar, el hombre la desecha y acepta lo que a tal o cual persona se le ocurre. Un obispo, pastor o anciano debe ser retenedor de la palabra fiel. El verbo que se ha traducido como retenedor significa adherirse, cuidar, asir, sostener. Los obispos, ancianos o pastores deben adherirse totalmente a la palabra de Dios, deben cuidar la palabra de Dios, deben asir la palabra de Dios, deben sostener la palabra de Dios. Pero note amable oyente, que para retener la palabra fiel, es necesario primeramente adquirir la palabra fiel. Esto significa que los obispos ancianos o pastores deben hacer todo el esfuerzo necesario para conocer la palabra de Dios lo más profundo que sea posible. Todo obispo anciano o pastor debe ser un permanente estudiante de la palabra de Dios. La vida entera no es suficiente para escudriñar la palabra de Dios. Un obispo, anciano o pastor jamás puede jactarse de que sabe todo de la palabra de Dios. Los obispos ancianos o pastores deben ser ejemplo de oír, leer, estudiar, meditar, memorizar aplicar la palabra de Dios. Una vez que se ha adquirido la palabra de Dios se la debe retener tal como ha sido enseñada. Esto significa sin alteraciones, sin distorsiones, sin manipulaciones para sacar alguna ganancia deshonesta. En muchas iglesias hoy en día, se ha suavizado la palabra de Dios para que no ofenda a los que asisten a las reuniones. Existen iglesias donde por ejemplo ya no se habla de pecado, porque dicen que hablar de pecado hace sentir mal a la gente. El resultado, en muchos casos, no en todos, es que la iglesia se llena de gente que vive en pecado. Hace algún tiempo vino una persona a visitar la iglesia donde yo soy uno de los ancianos. Después de asistir a las reuniones por unos cuantos domingos, habló con los ancianos para comunicar su deseo de formar parte de la iglesia local. Por tanto, esta persona fue recibid como corresponde. Sin embargo, después de relativamente poco tiempo, dejó de asistir. Cuando los ancianos se comunicaron con esta persona dijo que había decidido asistir a otra iglesia, porque en esta otra iglesia no le hacen sentir mal en cuanto al pecado. Los obispos ancianos o pastores deben ser retenedores de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, sin suavizar su contenido para agradar a la gente. Como afirma el popular dicho: Al que le quede el sombrero, que se lo ponga. Uno de los rasgos de una iglesia saludable es que se expone la palabra de Dios, la palabra fiel, tal como ha sido enseñada, esto es, tal cual como aparece en la Biblia. Un creyente que no conoce a fondo la palabra de Dios no debería ser reconocido como obispo, anciano o pastor en la una iglesia local. El apóstol Pablo prosigue mostrando qué es lo que deben hacer los obispos, ancianos, o pastores, con la palabra fiel que ha sido retenida. Son dos cosas que deben hacer. La primera es para que puedan exhortar con sana enseñanza. La sana enseñanza o la sana doctrina que es lo mismo, es un tema recurrente en las epístolas pastorales. 1 Timoteo 1:8-10 dice: Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente;
1Ti 1:9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas,
1Ti 1:10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,
Es algo muy serio oponerse a la sana doctrina. 2 Timoteo 4:3 dice: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
La sana doctrina no es muy popular entre la gente. Este es un tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina. Tito 2:1 dice: Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
Esto es digno de notar. Una iglesia saludable debe perseverar en la sana doctrina. Muchas personas dicen: La doctrina divide, el amor une. Olvidémonos de la doctrina y unámonos en el amor. Pero no es así amable oyente. La doctrina es importante. Una iglesia saludable enseña sana doctrina, porque esto conduce a una sana práctica. Los obispos pastores o ancianos deben ser retenedores de sana doctrina para exhortar a los creyentes. El verbo exhortar significa llama a alguien al lado para consolar, para animar, para edificar. Los obispos pastores o ancianos deben usar la sana doctrina para edificar espiritualmente a los creyentes. Si desea evaluar el estado espiritual de la iglesia local donde se congrega, uno de los elementos a considerar es la doctrina que se enseña en esa iglesia local. Si la doctrina que se enseña no está de acuerdo con lo que dice la Biblia, no es una iglesia saludable. Si en la iglesia no se enseña sana doctrina sino solamente ideas de hombres para hacer sentir bien a la gente, entonces no es una iglesia saludable. Una vez un creyente me dijo: Me sentí tan bien en el culto de la iglesia. Me emocioné cantando y lloré de la emoción con el mensaje. Luego le pregunté: ¿Y qué aprendiste? Me miró con un gesto de fastidio y me respondió: Nada…, pero me sentí tan bien. Es triste admitirlo, pero esto es lo que está pasando tal vez en la mayoría de las iglesias evangélicas en el mundo. Pablo habla de otra cosa. Pablo dice que los obispos, ancianos o pastores deben exhortar a los creyentes con sana enseñanza o con sana doctrina. El otro propósito de los ancianos, obispos o pastores, es que convenzan a los que contradicen. La sana enseñanza no sólo se usa para exhortar a los creyentes, sino también para convencer a los que contradicen. El verbo convencer significa confrontar, amonestar, poner en evidencia una falta, desaprobar. Los obispos, ancianos o pastores, deben estar en capacidad de identificar los errores doctrinales y confrontarlos o ponerlos en evidencia utilizando la sana doctrina. Pablo habla de convencer a los que contradicen. El verbo contradecir es la traducción de un verbo que significa rebatir, rehusar, negar o hablar en contra. En toda iglesia local, de tanto en tanto, se levantan personas que no están de acuerdo con la sana doctrina y por tanto rebaten, rehúsan aceptar, niegan y hablan en contra de la sana doctrina. ¿Qué hacer con personas así? Pablo dice a los obispos, ancianos o pastores: Convénzanlos utilizando sana enseñanza. En muchos casos, los que contradicen reconocen su error y por tanto pueden seguir formando parte de la iglesia local, pero en otros casos, los que contradicen se resisten a reconocer su error, a pesar de haber sido confrontados con la sana doctrina. En casos así, tristemente los ancianos obispos o pastores, en unidad con la iglesia, deben apartar al que contradice para que no arrastre a otros a una falsa doctrina. Así que, amable oyente, otra de las cualidades de carácter de un obispo, anciano o pastor, es que sea retenedor de la palabra fiel, tal como ha sido enseñada. ¿Para qué? Para que puedan exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
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