Mateo 4:10 se dice que debemos servir solamente al Señor, pero Gálatas 5:13 dice que debemos servirnos los unos a los otros. ¿Cómo debo entenderlo?
Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Mateo 4:10 donde dice: «Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.»
Estas son las palabras de Jesús en su defensa ante las tentaciones de Satanás. Lo que Jesús dijo en esta ocasión, fue una cita textual de Deuteronomio 6:13. De esto podemos saber que la mejor arma para luchar contra las tentaciones del diablo es la palabra de Dios guardada en nuestra mente y corazón. El sentido de las palabras de Jesús es que Jehová el Señor es el único a quien el hombre debe adorar y rendir culto.
Cuando el texto dice: a él solo servirás; está dando a entender que a Jehová es el único a quien se debe rendir culto. El verbo que se ha traducido como «servir» en este texto es el verbo griego «latreúo» que aunque se puede utilizar para hablar de trabajar por un sueldo, principalmente se usa en el Nuevo Testamento para hablar de la rendir culto, ya sea a Dios, o a Cristo o en el tabernáculo o al ejército de los cielos.
Muy bien, ahora vamos a leer el texto que se encuentra en Gálatas 5:13 donde dice: «Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros.»
En este texto, el verbo que se ha traducido como servir es un verbo Griego diferente del que se usa en Mateo 4:10. En este caso es el verbo «douléo» que denota el acto de servir del esclavo a su amo y tiene una amplia variedad en cuanto a su uso. El amor que debemos tener entre los hermanos en la fe debe motivarnos a servir a los demás como si fueran nuestros amos. Esto es lo que enseña este texto.
Así que, a Dios es el único a quien debemos servir en el sentido de rendir culto, pero a todos los hombres debemos servirles en el sentido de mirarnos a nosotros mismos como esclavos de ellos.
Pero permítame añadir lo siguiente. Es fácil llenarse la boca diciendo que servimos a Dios, pero es difícil mirar a los demás como nuestros amos para servirles como esclavos. Sin embargo, la sinceridad del servicio a Dios está dada por la disposición que tenemos para servir a los demás como esclavos de ellos. Las dos cosas van de la mano. No nos engañemos. Si servimos a Dios de corazón no tendremos problema en servir a otros como esclavos de ellos, pero si nuestro servicio a Dios es solamente de labios para afuera, haremos todo lo posible para encontrar excusas para no servir a los demás.