Él es creyente, pero su esposa no. Solamente él se congrega en una iglesia evangélica. Se casaron en lo que se conoce como yugo desigual. Tienen ya algunos años de casados y han procreado varios hijos. Hace poco, nuestro amigo ha llegado a saber que su esposa mantiene una relación homosexual. Ella no sabe que él está al tanto de esta relación ilícita. Él reconoce que ha tenido muchas fallas en el trato con su esposa durante el tiempo que han estado casados. A pesar de la situación, nuestro amigo ama a su esposa y no desea separarse ni divorciarse, pero está consciente que las cosas no pueden seguir tal cual como están. Él ha hablado con su esposa en cuanto a hacer algo para mejorar la relación entre los dos e inicialmente la esposa ha accedido, pero últimamente la esposa ha hecho saber a nuestro amigo que ya no lo ama y que está junto a él solamente por los hijos. Llevan un buen tiempo que no tienen ningún tipo de intimidad entre ellos. A nuestro amigo le preocupa en primer lugar el tema de la salvación de su esposa y en segundo lugar la manera como volver a conquistar a su esposa. ¿Qué podemos aconsejar a nuestro amigo oyente?
En primer lugar, me gustaría agradecer a nuestro amigo por la confianza para compartir con nosotros esta lamentable situación. En segundo lugar, me gustaría animar a nuestro amigo con las palabras de Isaías 43:2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Yo sé que debe ser extremadamente difícil experimentar lo que usted está viviendo, pero siendo que es un hijo de Dios, no está solo en este profundo valle. Junto a usted está Jehová nuestro Dios quien está presto para socorrerle. No olvide que nada es imposible para Dios. En tercer lugar, me gustaría exhortarle a que confíe en el perdón que Dios nos ha dado ya a los que confiamos en Cristo como nuestro Salvador. No olvide lo que dice Isaías 1:18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
El momento que usted recibió a Cristo como su único y personal Salvador, ese momento Dios le perdonó de todo su pecado. Efectivamente, usted ofendió a Dios casándose con una mujer incrédula, pero este pecado ya ha sido perdonado. Por supuesto que siempre habrá consecuencias de las malas decisiones que tomamos siendo ya creyentes, pero aún en esto, Dios está listo para socorrernos. Yendo ya al asunto que nos pide consejo, me parece que usted tiene muy claro que su esposa tiene un problema espiritual que ha originado entre otras cosas el pecado de homosexualidad. El problema espiritual es que su esposa es incrédula. Al decir esto, no estoy insinuando que todo incrédulo es homosexual, sino que algunas personas incrédulas no ven a la homosexualidad como un pecado que atenta contra la santidad de Dios sino como una alternativa válida de vida. Claro, como el incrédulo no toma en cuenta a Dios ni lo que Él ha dicho en la Biblia, no ve ningún problema en la homosexualidad. Pero la Biblia dice que la homosexualidad es uno de los muchos frutos indeseables del alejamiento voluntario de Dios por parte de un incrédulo. Romanos 1:21-28 dice: Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Rom 1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
Rom 1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Rom 1:24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
Rom 1:25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Rom 1:26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,
Rom 1:27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
Rom 1:28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
De manera que, amable oyente, el paso inicial para una probable restauración de su matrimonio es que su esposa llegue a ser una hija de Dios por medio de recibir a Cristo como Salvador. Solamente así su esposa no sólo reconocerá que la homosexualidad es pecado sino que tendrá el poder para abandonar la conducta homosexual. Hacia esta dirección debería enfocar su oración y su acción en su hogar amable oyente. Predique a su esposa con palabras y con hechos. Con palabras compartiendo con ella el mensaje del Evangelio con amor y mucho tino. Jamás imponga nada. Las cosas espirituales no se imponen, voluntariamente se las acepta. Predique con hechos, siendo un buen esposo. Ame a su esposa a pesar de todo lo negativo que pueda ver en ella. Eso es lo que Dios demanda de los esposos en Efesios 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
Es muy posible que su conducta como un esposo temeroso de Dios logre quebrantar el corazón endurecido de su esposa. Paralelamente a todo esto, es necesario que usted confronte en amor la conducta homosexual de su esposa. Usted no debe tolerar que su esposa mantenga una conducta homosexual aún cuando su esposa sea incrédula. Me imagino que usted tendrá pruebas irrefutables de lo que su esposa ha estado haciendo a sus espaldas. Pues le aconsejo que presente sus pruebas y en amor busque que su esposa deje a un lado esta forma de vivir. En este punto usted podría mostrar a su esposa que la única manera de abandonar el pecado de homosexualidad es por medio de recibir por la fe a Cristo como Salvador y por medio de depender del poder del Espíritu Santo que está a disposición de todo creyente. Si logra resultados, gracias a Dios, si no, le sugiero que hable con algún consejero de confianza en la ciudad donde vive y con él y su esposa, entre los tres, traten de que su esposa halle perdón de sus pecados en Cristo y abandone el pecado de la homosexualidad. Usted dice que está al tanto de la conducta homosexual de su esposa, pero todavía no ha hablado sobre esto con ella. Esto no es correcto amable oyente. Si usted sigue en silencio es como que está tolerando este pecado en su esposa y mientras más pase el tiempo será más difícil que su esposa abandone este pecado y su vida como esposo se tornará cada vez más miserable. Tal vez usted no ha confrontado este pecado por el temor que su esposa le abandone, porque usted dice que ama a su esposa. Bueno… si en realidad ama a su esposa, en amor debe confrontar a su esposa con su pecado y ayudarla a abandonar este pecado. Si por la gracia de Dios su esposa manifiesta un interés práctico de rehacer su vida, en buena hora, pero si su esposa rehúsa cambiar y pretende seguir viviendo con la mujer con quien tiene la relación homosexual y a la vez seguir aparentado que es su esposa, usted no debe permitirlo. Es doloroso decirlo, pero si este fuera el caso, no le quedaría otro camino que separarse de ella con toda la carga de tragedia que esto conlleva tanto para su esposa, como para sus hijos y ciertamente para usted. Al hablar de separación no estoy hablando de divorcio. Pero no olvide que Dios es experto en imposibles y Dios puede restaurar matrimonios que están al borde mismo del barranco. La homosexualidad es un pecado que atrapa poderosamente a sus víctimas y hace falta poder sobrenatural para liberarse. Este poder sobrenatural proviene de Dios y se manifiesta cuando la víctima reconoce que la homosexualidad es pecado y que por tanto quien lo practica es pecador. Es necesario también reconocer que el castigo por el pecado es la muerte en su más amplio significado, es decir eterna separación de Dios en un lugar de tormento en fuego. Hace falta reconocer que Dios ama al homosexual, así como ama a todo pecador, y que por ese amor, Dios envió a su Hijo unigénito, para que tome el lugar del pecador para recibir el castigo que el pecador merece, de modo que el pecador que lo recibe como Salvador quede libre de su castigo. Esta es la razón por la cual Cristo murió en la cruz del Calvario. Reconociendo todo esto, el pecador debe tomar la decisión voluntaria por la fe de recibir a Cristo como su Salvador. Esto será el inicio de un proceso de cambio en el homosexual que en su debido tiempo resultará en un abandono de toda práctica homosexual. La Biblia muestra casos de homosexuales que abandonaron la homosexualidad. Esto es lo que necesita su esposa, amable oyente. Ore a Dios por esto, haga todo lo que esté a su alcance para rescatar a su esposa de las garras de este terrible pecado. Que Dios en su gracia le conceda la victoria.