Un hermano me hace la siguiente consulta: «Quisiera que me explique lo que el Señor dice en Apocalipsis 3:5. Yo entiendo que, cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, su nombre es inscrito en el libro de la vida, como dice pablo en Filipenses 4:3 o Lucas 10:20. ¿ES posible que Dios borre del libro de la vida el nombre de un creyente verdadero? ¿Cómo se relaciona esto con Apocalipsis 20:12 y 15?».
Apocalipsis 3:5 dice: «El que venciere será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi padre, y delante de sus ángeles.»
Este texto es parte del mensaje de Cristo a la iglesia de Sardis. Sardis significa: Los que escapan. Sardis era una iglesia compuesta mayormente de personas que decían ser creyentes, pero su estilo de vida no estaba confirmando que habían nacido de nuevo. Usted sabe que la fe genuina de una persona genuinamente salva se manifiesta en buenas obras. Se manifiesta en un odio al pecado y en un amor por la santidad. A la iglesia de Sardis le faltaba esa chispa de espiritualidad que es característica de los verdaderos creyentes. El Señor por tanto les está llamando a ser vigilantes y a afirmar las otras cosas que estaban por morir. Les exhorta a arrepentirse, porque si no, vendrá sobre ellos inesperadamente trayendo su juicio por el pecado.
Pero en medio de este cuadro desgarrador, había un pequeño grupo, un remanente, los que escapan, quienes no habían perdido su buen testimonio a pesar de vivir en medio de la inmundicia de los que decían que son pero en realidad no eran creyentes. Estos creyentes no habían manchado sus vestiduras con mundanalidad y anduvieron con el Señor en vestiduras blancas, porque son dignas. Es a estos a quienes el Nuevo Testamento se refiere como los vencedores, cuyas obras de justicia indicaba que eran verdaderos creyentes. También es a estos genuinos creyentes a quienes el Señor les promete no borrar sus nombres del libro de la vida.
Pero ¿Qué es el libro de la vida? Bueno, el libro de la vida es el libro donde han sido registrados por Dios los nombres de todos aquellos que han sido escogidos por él para salvación y quienes por tanto tienen vida eterna. Los vencedores de la iglesia de Sardis estaban registrados en este libro. Es a estas personas a quien Dios les promete entonces que sus nombres no serán borrados del libro de la vida. Esta es una manera de decir que estas personas, creyentes genuinos, nunca perderán su salvación. Esta declaración se presta a mucha mala interpretación cuando se dice: Ah, si Dios está prometiendo no borrar los nombres de los creyentes del libro de la vida, entonces debe existir la posibilidad de que por alguna razón Dios se vea obligado a borrar los nombres de algunos creyentes genuinos del libro de la vida.
Pero esto, es producto de la imaginación humana. Es leer entre líneas, es poner palabras en la boca de Dios cuando él no las ha dicho. Dios simplemente dice: Los verdaderos creyentes tienen sus nombres escritos en el libro de la vida y yo no los voy a borrar nunca. Es una contundente declaración de la seguridad de la salvación. Si no me cree, considere lo que dice Filipenses 4:3.
«Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.»
Pablo está hablando de creyentes genuinos. Dice que los nombres de estos creyentes genuinos están en el libro de la vida. Note la conjugación del verbo estar. Está en tiempo presente, modo indicativo y voz activa. Esto significa que constantemente, por la eternidad estos nombres están en el libro de la vida. No dice sus nombres estarán en el libro de la vida siempre y cuando no pequen jamás. Tampoco dice sus nombres estarán en el libro de la vida siempre y cuando perseveren hasta el final. Nada de esto, amigo oyente. El texto dice claramente que los nombres de los verdaderos creyentes están por la eternidad en el libro de la vida. Pero su consulta también tiene que ver con la relación que existe entre esto que estamos viendo y lo que dice Apocalipsis 20:12 y 15.
Apocalipsis 20:12 y 15 dice: «Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios y los libros fueron abiertos, otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.»
Este pasaje bíblico corresponde a lo que se llama el juicio del gran trono blanco en el cual todos los incrédulos de todas las épocas de la humanidad serán juzgados para determinar el grado de castigo en el infierno o el lago de fuego. En este pasaje bíblico se nos habla por un lado de los libros y por otro lado del libro de la vida. Ya hemos dicho que el libro de la vida es aquel en el cual están inscritos los nombres de todos los genuinos creyentes.
Pero ¿Qué son esos otros libros? pues son los libros donde Dios ha registrado todos y cada uno de los pecados que han cometido los incrédulos y por los cuales están siendo declarados culpables del castigo eterno en la magnitud que sus malas obras determinen. Ninguno de los que comparezcan al juicio del gran trono blanco tendrá sus nombres inscritos en el libro de la vida.
El hecho de que sus nombres no estén inscritos, los condena al castigo eterno, pero el grado de condenación depende de las malas obras que hicieron mientras estaban vivos en este mundo, las cuales están registradas en los libros. Que quede claro entonces que el libro de la vida es aquel en el cual constan los nombres de todos los verdaderos creyentes. Pero Dios tiene otros libros, en los cuales constan todas las obras malas que los incrédulos han realizado mientras vivían en este mundo.
¿Y qué pasa con las obras malas realizadas por los creyentes verdaderos, bien sean antes de llegar a ser creyentes y aún siendo ya creyentes?
Buena pregunta. Para responderla quisiera que leas Colosenses 2:13-14.
«Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,»
Lo que dice este texto es que en el caso de los genuinos creyentes, la deuda de todo su pecado ha sido pagada por Cristo en la cruz. Por tanto, el documento o el acta de los decretos que había contra nosotros ha sido anulada. Ya no existe. Esta es la bendición de los que hemos confiado en Cristo como Salvador.
¿Tiene su nombre inscrito en el libro de la vida? Usted puede saberlo. ¿Ha recibido a Cristo como su Salvador personal? Si lo ha hecho de corazón, sinceramente, entonces su nombre está inscrito en el libro de la vida y nunca más será borrado. Pero si jamás ha recibido a Cristo como su Salvador, su nombre no está inscrito en el libro de la vida y lo único que le espera es la condenación eterna. No espere más, reciba a Cristo como su Salvador y disfrutará de la bendición de ver que su nombre está inscrito en el libro de la vida.