Autor: cris

  • Superación

    Personas me han preguntado ¿Es pecado amar a Dios y al mismo tiempo aspirar a una vida mejor mientras estamos en este mundo? ¿Tengo que conformarme con ser nadie y ser pobre? 

    Con respecto a este tema, quisiera comenzar haciendo algunas precisiones:

    Número uno, Dios desea lo mejor para cada uno de sus hijos. Juan 10:10 dice: «El ladrón no viene sino para hurtar, y matar y destruir, yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.»

    En este versículo el Señor Jesucristo está contrastando el propósito de Satanás, con el propósito de Dios. Satanás busca hurtar, matar y destruir, pero Dios, en Cristo, busca que tengamos vida en abundancia.

    Número dos, el verdadero sentido a la vida se produce solamente cuando Dios es lo más importante de la vida. El Señor Jesucristo pronunció una parábola a este respecto. Lucas 12:16-21 dice: «También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.»

    El hombre rico de la parábola tenía un problema. El problema era que voluntariamente había sacado a Dios del primer lugar de su vida. ¿Cuál fue el resultado? pues su vida perdió totalmente el rumbo. Estaba dedicado a cosas que él pensaba eran las correctas, pero que lamentablemente terminaron en fracaso. Lo mismo ocurrirá con cualquier persona que quita a Dios del primer lugar de su vida.

    Número tres, Jesucristo ha puesto condiciones muy severas para sus verdaderos seguidores. Lucas 14: versículos 26, 27 y 33 dice: «Si alguno viene a mí , y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.»

    En estos tres versículos encontramos tres condiciones para los discípulos, las cuales podríamos resumirlas así: Negación de las relaciones personales, negación de las necesidades personales y negación de las posesiones personales. Ser un verdadero seguidor de Jesucristo no es fácil, amigo oyente, existe un costo que pagar, y desafortunadamente pocos están dispuestos a pagarlo. Dicho esto, es muy obvio que Usted tenga un problema de prioridades. ¿Qué debe ser lo más importante en la vida de un creyente? Mateo 6:33 dice: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». 

    La prioridad número uno en la vida de todo creyente debe ser buscar el reino de Dios y su justicia. Esto significa dedicar lo mejor del tiempo y el esfuerzo a las cosas de Dios. Pero cuando un creyente cambia esta prioridad, no es raro que poco a poco empiece a alejarse del Señor y en algún momento se encuentre tan frío que comience a vivir y pensar como si fuera incrédulo.

    Usted pregunta si debería dejar sus ocupaciones para servir a Dios. No necesariamente, aunque Dios demanda eso de algunas personas y Usted debería ser sensible a la voz de Dios por si acaso Dios quiera que Usted deje su trabajo y se dedique a trabajar en la obra de Dios. Pero si este no es el caso, Ud. puede servir a Dios por medio de su actual ocupación.

    A lo mejor Usted es un Ingeniero, como Ingeniero sirva a Dios en su trabajo. Quizá Ud. es un empleado en una fábrica, como empleado en una fábrica sirva a Dios en su trabajo. No piense que Dios le ha dado ese trabajo solo para que Usted gane dinero y pueda mantener a su familia. Dios le ha dado ese trabajo para que Usted sirva a Dios en ese trabajo, testificando a sus compañeros, reuniéndose en oración con sus compañeros, etc. El sueldo solamente es la forma como Dios le está sustentado para que Ud. pueda mantener a su familia.

    Usted también se pregunta si Dios quiere que Usted sea pobre y un don nadie. Bueno, es Dios quien empobrece y quien enriquece, es Dios quien humilla y exalta. Dios es soberano amigo oyente. El ser rico o pobre no depende del creyente que tiene a Dios en el primer lugar de su vida. Dios puede hacer rico o pobre a alguien que le sirve. Dios puede hacer famoso o desconocido a alguien que le sirve. Todo depende de Dios más no de nosotros. Nuestra responsabilidad es solamente servirle con todo nuestro ser; dejando en sus manos el hacernos ricos o pobres, famosos o desconocidos.

    Si Dios es lo más importante en nuestras vidas, él nos dará la suficiente gracia para soportar la pobreza o sobrellevar la riqueza sin que la pobreza ni la riqueza nos aparte de sus caminos. No olvidemos que es más difícil agradar a Dios siendo rico que siendo pobre.

    ¿Será pecado para un creyente aspirar a una vida mejor? pues todo depende de la motivación que tenemos para aspirar a esa vida mejor. Si la motivación es egoísta, es decir si aspiramos a una vida mejor para aparecer mejores que los demás o para dominar a los demás, entonces estamos en pecado. Pero si la motivación para aspirar a una vida mejor es para honrar mejor al Señor, para compartir con los pobres lo que el Señor nos dé, para ofrendar mejor para la obra del Señor, etc. entonces no hay nada de malo en aspirar a una vida mejor.

    Dios nos pide que estemos contentos con lo que tenemos, pero en ninguna parte de la Biblia se nos pide que debamos estar conformes con lo que tenemos. Una cosa es estar contento y otra muy diferente es estar conforme. Yo estoy muy contento con lo que Dios está haciendo en La Biblia Dice… pero de ninguna manera estoy conforme, porque sé que Dios puede hacer mucho más y quiere hacer mucho más a través de La Biblia Dice… Los creyentes no debemos ser conformistas.

  • Homeopatia

    ¿Tiene algo de malo la Homeopatía? 

    Según el diccionario, la homeopatía es un sistema curativo que aplica a las enfermedades, en dosis mínimas, las mismas substancias que en mayores cantidades producirían al hombre sano síntomas iguales o parecidos a los que se trata de combatir.

    Esta técnica ha probado ser efectiva para la curación de algunas enfermedades importantes.

    El Diccionario Enciclopédico nos da la siguiente información sobre la homeopatía. El nacimiento de la homeopatía se atribuye a Hahnemann, pero ya Hipócrates en los siglos V y IV antes de Cristo afirmó que la enfermedad está causada por sustancias similares a ella, y es por éstas por las que el enfermo recupera la salud. En 1790, Hahnemann, experimentando la quina en si mismo, sin estar enfermo, comprobó pronto lo siguiente: La quina que destruye la fiebre, provoca en el sujeto sano las apariencias de la fiebre; había descubierto la primera de las tres leyes de la homeopatía.

    La primera: la ley de la similitud, que completa una segunda ley, la de las dosis infinitesimales: Los medicamentos, administrados en dosis infinitesimales a un enfermo, son las mismas sustancias que, en dosis considerables, provocarían en un sujeto sano molestias idénticas a las que sufre el enfermo.

    La segunda ley tiene un origen empírico: Hahnemann observó el poder creciente del medicamento al ser diluido: se preparan soluciones sucesivas al 1 por ciento, además la agitación del recipiente para producir la situación es capital.

    La tercera ley se refiere al terreno mórbido. No hay enfermedades ni enfermos, sino un enfermo, global y fuertemente individualizado; si sufre, es porque su sistema de defensa es globalmente deficiente; conviene estimulárselo.

    Visto así, como un sistema curativo, la homeopatía no tiene ningún conflicto con ningún principio bíblico. No está por demás, sin embargo, señalar que el enfermo que busca sanidad no debe poner su confianza en la homeopatía o en cualquier otro sistema curativo, sino en el Señor quien tiene el poder para sanar mediante cualquier sistema curativo o sin necesidad de ningún sistema curativo.

  • Donación de órganos

    ¿Va en contra de algo que diga la Biblia la donación de órganos?

    La donación de órganos es una técnica bastante moderna para hacer posible los trasplantes de órganos y de esa manera mejorar o prolongar la vida a un paciente que sufre de algún mal funcionamiento de determinado órgano. La ciencia médica hace posible que se practiquen trasplantes de corazón, de riñones, de córneas, etc. y para esto es imprescindible contar con donantes de órganos.

    La Biblia no ordena ni condena el trasplante de órganos y por tanto, la donación de órganos es un asunto en el cual el creyente está en plena libertad de hacerlo o dejar de hacerlo, dependiendo de sus propias convicciones al respecto. Si lo hace no ofenderá a Dios de ninguna manera y si no lo hace tampoco ofenderá a Dios de ninguna manera.

  • Soy tartamudo y he sufrido mucho por ello

    Soy cristiano desde niño. Soy tartamudo y he sufrido mucho por ello. Quiero que me aconsejen sobre qué debo hacer para estar realmente agradecido de corazón con el Señor por mi problema, ya que oro al Señor agradeciéndole, pero en el fondo, en el momento del problema, yo no me acepto y lucho y sufro por no poder hablar bien. Esto me provoca más tensión y hablo peor. Creo que todo esto está fuera de mi control, pero quiero entender en todo momento que no está fuera del control del Señor ya que en los momentos en que me olvido que Dios está en control de todo, hablo peor por querer arreglar el problema por mis propios medios.

    La tartamudez es uno de varios trastornos en la ejecución del lenguaje. Se caracteriza por hablar o leer con pronunciación entrecortada y repitiendo las sílabas. Las causas pueden ser de origen orgánico o psicológico.

    Como sucede con cualquier otro trastorno, la persona que lo padece se convierte en un candidato ideal para ser objeto del rechazo de los que son «normales» entre comillas. Cuando esto se da, se produce un campo fértil para una sucesión interminable de variados sentimientos negativos.

    Surge un sentimiento de inferioridad, auto compasión, resentimiento contra Dios, amargura contra los que no tienen el mismo trastorno, viene la soledad, la cual lleva a la depresión, al fatalismo y hasta al intento de suicidio.

    Me imagino que Ud. habrá experimentado, si bien no todo esto, pero al menos algo. La ventaja que Ud. tiene, en medio de su problemática, es que Ud. conoce y ama al Señor.

    Muchas personas que padecen este trastorno no tienen esto y para ellos es tremendamente difícil sobreponerse a las circunstancias. Me gustaría sugerir algunas acciones que espero le sean de ayuda.

    En primer lugar, reconozca que Ud. no puede enfrentar solo esta situación. Ud. necesita de ayuda sobrenatural para enfrentar con éxito esta prueba. Eche mano de la gracia de Dios para sostenerse firme en medio de su problema. Haga suyas las promesas de la palabra de Dios.

    Ponga como un ancla de su vida, por ejemplo, lo que dice Salmo 55:22 que dice: «Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo»

    La promesa de Dios es no dejarle caído para siempre. Pero para que esta promesa sea una realidad en su vida, Ud. necesita echar, arrojar, poner sobre Jehová esa pesada carga por su trastorno en la ejecución del lenguaje. Dígale a Dios en oración: Señor: Yo no puedo llevar esta carga. Es demasiado grande para mí. Tú me lo has dado y quiero devolvértela a ti para que tú la lleves por mí.

    El Señor no va a rechazar este pedido suyo sino que tomará su carga para que Ud. se sienta libre de ella y pueda vivir la vida abundante que Dios quiere darnos a los que le amamos.

    En segundo lugar, le recomiendo que persevere en oración pidiendo a Dios que le cure de ese trastorno en el habla. Yo sé que Ud. ha orado ya por esto, pero hasta ahora el Señor no ha respondido a su oración afirmativamente. No se desanime por ello. Persista en su oración. Dios tiene todo el poder para sanarle de su problema.

    Yo conozco de primera mano el caso de un niño que durante toda su niñez y pubertad padeció de tartamudez. Sin que él lo sepa yo clamaba al Señor por la sanidad de ese niño. No es que yo tenga el don de sanidad o algo por el estilo, pero Dios oyó mi oración y contestó mi oración. Cuando ese niño entró a su juventud, Dios le curó de ese trastorno del lenguaje y ahora es un siervo de Dios que predica la palabra de Dios sin ningún obstáculo en el habla. Dios es poderoso. Persevere en la oración.

    Lo que pasa es que a lo mejor todavía no es el tiempo de Dios para sanarle, porque él quiere enseñarle algo durante este tiempo. O a lo mejor Dios quiere mantenerle así hasta la muerte. Si este es el caso, Dios sabe por qué, aunque Ud. y yo no lo entendamos. Dios puede mirar más allá de lo que nuestros ojos ven y por eso muchas veces Dios hace cosas que nos parecen absurdas y dolorosas, pero que a la larga, Dios sabe por qué las hace. Confíe en el plan soberano de Dios. Dios jamás se equivoca.

    Note lo que dice la Biblia en Romanos 8:28 «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»

    Para Ud. debe ser muy difícil hallar razones para padecer ese trastorno del habla. No es que Dios le está castigando o que Dios no puede sanarle, etc. Simplemente es algo que Dios así lo quiere para un buen fin, aunque sea difícil y doloroso para Ud. No pregunte a Dios ¿por qué? Sino ¿para qué? Dios viene ya con la respuesta a esta pregunta. Dios dice: Para cumplir con mi plan soberano, el cual es bueno.

    En tercer lugar y bajo la estrecha dirección del Señor, busque ayuda profesional para ese trastorno del lenguaje. Puede ser que la causa sea orgánica y a lo mejor con ayuda médica se pueda resolver el problema. No deseche la ayuda de los médicos. Recuerde que Dios puede curar sin los médicos, por medio de los médicos o a pesar de los médicos.

    En cuarto lugar y hasta que el Señor no arregle su trastorno en el lenguaje, aprenda a vivir con eso. Ud. debe reconocer que por ahora, a lo mejor está fuera de su capacidad el predicar desde el púlpito en el templo o el dar una clase de escuela dominical a niños, jóvenes o adultos, o pararse en el tren o en un autobús para predicar el evangelio.

    Pero recuerde que no solo los que hablan en público sirven al Señor. Ud. puede perfectamente servir al Señor siendo un buen padre, un buen esposo, un buen empleado, un buen hermano en la fe. Ud. puede compartir con otros el mensaje del evangelio entregando folletos evangelísticos, etc. Es decir, que porque no puede hablar bien, no piense que está anulado para servir al Señor. No ceda a la tentación de armarse de fuerza de voluntad y decir: Muy bien, ahora van a ver como puedo hablar sin tartamudear. El resultado será fatal. Es mejor por ahora decir al Señor: Dios, tú me has dado este problema en el habla. Lo acepto. Y mientras tú no me lo quites, voy a servirte de una manera que se ajuste al problema que tengo. Dios lo entenderá. Dios jamás nos pide hacer algo para lo cual él no nos ha capacitado previamente. Dios quiere que seamos fieles en lo que podemos hacer y que dejemos en sus manos lo que no podemos hacer.

    Finalmente, es inevitable el rechazo que Ud. experimentará a causa de su problema. El ser humano es cruel en este sentido, pero contra eso no podemos hacer mucho aparte de refugiarnos en la mano del Señor.

    Quisiera que leamos Isaías 53:3 «Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.»

    Bueno, este texto no está hablando de un tartamudo o de un ciego, o de un mudo o de un cojo, etc. Está hablando de Jesucristo, el santo, puro y perfecto Hijo de Dios. Pero a pesar de eso. Él fue despreciado. Él fue desechado entre los hombres. Los hombres lo consideraron como una basura. Él fue un varón caracterizado por el dolor, un hombre experimentado en quebrantos. La gente se avergonzó de él. Escondió el rostro de él como si fuera un leproso. Fue menospreciado por todos y nadie estuvo dispuesto a estimarle.

    De esto aprendemos que el rechazo y el desprecio de la gente no tienen nada que ver con el valor intrínseco que tiene Ud. como individuo. A los ojos de Dios, y en términos de su valía como persona, Ud. es tan importante como cualquier otro. El sacrificio de Cristo nos asegura que somos aceptos por él.

    En último término lo que cuenta es que él nos acepte. No importa que la gente nos desprecie. Por este motivo empiece a practicar la adoración al Señor, hasta que se haga un hábito en su vida. Hágalo consistentemente, sabiendo que ha sido aceptado y redimido por él. Lea uno o dos salmos todos los días. Déle gracias a Dios porque su amor es firme, seguro, e inmutable y porque no depende de lo que Ud. haga para merecerlo.

    Memorice versículos que repetirá cada vez que le asalten pensamientos negativos.

  • Dónde estará Israel durante el Milenio

    La tribulación, en su significado más profundo es un tiempo de purga o purificación para Israel, para preparar a la nación de Israel para recibir a Jesús de Nazaret como su tan esperado Mesías.

    En la actualidad y también durante la tribulación, Israel como nación está ciega al hecho que Jesucristo es su Mesías. Existe una especie de venda espiritual sobre los ojos espirituales de Israel, por lo cual no puede ver que aquel que vino hace como 2000 años es su Mesías. Pero viene un día cuando Dios juzgará esta dureza de corazón de Israel y como resultado de ello, Israel reconocerá a Jesucristo como su Mesías.

    Entonces Israel será salva y restaurada a su posición de privilegio delante de Dios. Jeremías 30:7-9 dice: «¡Ah, cuan grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob, pero de ella será librado. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré»

    El tiempo de angustia para Jacob se refiere a la tribulación.

    De ella será librada Israel y entonces, cuando ello acontezca, Jehová de los ejércitos quitará todo obstáculo que impide que Israel sea restaurada a la gloria que Jehová le ha prometido a través de los diferentes pactos.

    Entonces Israel servirá a Jehová y a David, a quien Jehová levantará. Esto significa que durante el milenio, Israel como nación estará en la tierra, siendo gobernada por Jesucristo y personajes tan importantes como David a quien Dios resucitará de entre los muertos.

    En resumen, Israel como nación estará en la tierra durante el milenio, será el tiempo cuando Dios cumpla con esta nación todo lo que le ha prometido a lo largo de todos los pactos que él ha hecho con esta nación. Después del milenio, Israel, y en general todos los salvos a través de la historia de la humanidad estaremos con el Señor en el cielo por la eternidad.

  • En que año o siglo vino Cristo a la tierra

    Para responderla tenemos que recurrir a la profecía de Daniel y a la aritmética. Daniel profetizó el momento que Cristo, o el Mesías, iba a entregar su vida por el mundo.

    Su predicción lo tenemos en Daniel 9:25-26 que dice: «Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí, y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario, y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones»

    Esta profecía fue pronunciada por Daniel más de quinientos años antes del nacimiento de Cristo.

    En lo medular dice que desde el momento que se de la orden para restaurar y edificar Jerusalén hasta que muera el Señor Jesucristo deberán transcurrir sesenta y nueve períodos que Daniel ha llamado semanas, y que en realidad son septenios o períodos de siete años.

    Esto significa que si determinamos cuando fue dada esa orden para restaurar y edificar Jerusalén y si sabemos la edad que tenía Cristo cuando murió, podemos determinar al menos el año en el cual él nació.

    Bueno, la historia secular nos informa que la orden para restaurar y edificar Jerusalén fue dada el año 445 antes de Cristo. A partir de aquí debemos contar sesenta y nueve períodos de siete años hasta que Cristo murió. Sesenta y nueve períodos de siete años son en total 483 años.

    Pero estos años son años proféticos. Un año profético tiene 360 días. Tratemos de reducir estos años proféticos a años calendario. Un año calendario tiene 365 días y un cuarto, por esto del cuarto de día al año, nosotros añadimos un día a nuestros calendarios cada cuatro años en lo que nosotros llamamos el año bisiesto.

    Hechos los cálculos pertinentes, encontramos que estos 483 años proféticos se reducen a 476 años y algunos días. No naufrague en los números.

    Hasta ahora tenemos entonces que desde el año 445 antes de Cristo hasta el año que murió Cristo hay 476 años. Muy bien, ¿qué edad tenía Cristo cuando murió en la cruz?

    El nuevo Testamento nos dice que él tenía como treinta años cuando comenzó su ministerio terrenal y éste duró tres años, es decir que Cristo murió de unos treinta y tres años.

    Esto significa que desde el año 445 antes de Cristo hasta el nacimiento de Cristo hay 443 años. Hecha la diferencia, encontramos entonces que Cristo nació el año dos antes de Cristo. Recuerde que esto de antes de Cristo y después de Cristo es solo una referencia hasta cierto punto arbitraria, por eso justamente, la realidad de los hechos es que Cristo nació el año dos antes de Cristo.

    En otras palabras algún día, imposible de precisar, del año 1998 se celebrará 2000 años del nacimiento de Jesús. Espero no haber confundido a nadie con tanto número.

  • Deseo saber más sobre cómo se recibe el Espíritu Santo

    Bueno, por el tono de su pregunta me imagino que Ud. sabe algo sobre cómo recibir el Espíritu Santo y desea saber más sobre ello. Yo no sé qué es lo que Ud. sabe o hasta donde Ud. sabe y por eso prefiero ir al inicio mismo de este vital asunto.

    Algo muy básico e importante es que Ud. debe saber que ningún incrédulo tiene el Espíritu Santo. Leamos un texto donde esto se hace muy evidente. Romanos 8:9 «Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él»

    Por cuanto el Espíritu Santo mora en el creyente, ese creyente debe vivir según el Espíritu Santo y no según la carne o según la vieja naturaleza. Esto es lo que está enseñando el apóstol Pablo.

    Pero note lo que dijo Pablo al final del versículo. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. En otras palabras si alguien no tiene el Espíritu Santo no es creyente, no pertenece a Cristo. Por esto fue que señalamos que los incrédulos no tienen el Espíritu Santo.

    Al hablar de incrédulos, no lo hacemos en tono peyorativo, se trata simplemente de un término para describir a la persona que jamás ha recibido a Cristo como su personal Salvador. La gran pregunta ahora es: ¿Cómo puede una persona recibir el Espíritu Santo? La respuesta es sencilla. Para eso se necesita primeramente recibir a Cristo como Salvador personal.

    Efesios 1:13 dice: «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa»

    Allí lo tiene mi. Este texto lo dice todo. Pablo está hablando a los creyentes en Efeso, y les dice que ellos, como primera cosa, oyeron la palabra de verdad, el evangelio de la salvación. La Biblia enseña que la fe es por el oír y el oír por la palabra de Dios. Para tener a Cristo, o ser salvos, se necesita oír el mensaje del evangelio.

    Este mensaje en esencia dice que todo hombre es pecador, que todo hombre está separado de Dios a causa de su pecado, que Dios ama al pecador y por ese amor dio a su Hijo unigénito para que muera en la cruz en lugar del pecador, que el Hijo de Dios resucitó de entre los muertos para ofrecer perdón de pecados a todo aquel que en él cree y que para ser salvo solamente hace falta recibir a Cristo como Salvador.

    Este es el mensaje que es necesario oír, este es el mensaje de Salvación. Pero no es suficiente oír. Pablo dijo a los Efesios: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él. Es necesario creer lo que dice el mensaje de salvación. El mensaje de Salvación es la palabra de Dios. Cuando se cree en el mensaje de salvación se está creyendo a Dios. Pero cuando se rechaza el mensaje de salvación se está rechazando a Dios. Pero creer no es solo un mero asentimiento intelectual.

    Mucha gente dice que cree en Cristo, pero no confía en Cristo. Permítame ilustrar la diferencia por medio de una ilustración.

    Un famoso equilibrista francés decidió desafiar la gravedad caminando por un cable templado sobre las colosales cataratas del Niágara. El día indicado para la hazaña, se congregó una gran multitud para contemplar la proeza. El equilibrista subió al cable, tomó su barra de equilibrista y con una precisión escalofriante caminó sobre el cable hasta el otro lado de la catarata, allí dio vuelta y retornó de la misma manera al sitio de partida. La gente aplaudió entusiasmada. Para su segundo número, el equilibrista puso una carretilla o un carro pequeño de mano sobre el cable. Tomó su barra de equilibrista y preguntó a la multitud: ¿Cuántos creen que puedo ir al otro lado y volver con esta carretilla? La multitud respondió jubilosa: Tu puedes, tu puedes. El equilibrista tomó la carretilla, se armó de su vara de equilibrista y con una destreza asombrosa fue y volvió al punto de partida. La gente deliraba. El equilibrista preguntó entonces: ¿Cuántos de Ustedes creen que puedo llevar a una persona dentro de la carretilla? La gente clamó: Tú puedes, tu puedes. Luego el equilibrista dijo a la multitud: Muy bien, ¿Quién de Ustedes se presta de voluntario? La multitud enmudeció. El silencio indicó que nadie estaba dispuesto a subirse a la carretilla. Todos creían que el equilibrista podía ir al otro lado de la catarata llevando la carretilla con una persona dentro de ella, pero nadie confiaba como para subirse en la carretilla.

    Bueno, con el mensaje del evangelio pasa igual. Todos dicen que creen, pero pocos confían. Cristo Jesús dice: Si crees, súbete a la carretilla. Si Ud. cree al mensaje del evangelio es necesario que Ud. este mismo instante, reciba a Cristo como su Salvador. Hable con Dios, en oración y dígale que Ud. es un pecador, que Ud. está separado de Dios por el pecado, que Ud. está camino a su eterna condenación.

    Luego diga a Dios que cree de todo corazón que Dios le ama y que por ese amor Dios dio a su Hijo Jesucristo para que muera en el lugar que a Ud. le corresponde. En consecuencia, dígale a Dios que Ud. recibe a Cristo como su Salvador. Entonces ocurrirá el milagro más espectacular que Ud. pueda pensar. ¿Recuerda lo que dijo Pablo a los Efesios en el texto que fue leído?

    Habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Allí lo tiene. La persona que por fe ha recibido a Cristo como Salvador, una vez que ha creído en el mensaje del evangelio, es sellada por Dios con el Espíritu Santo.

    En otras palabras, recibe el Espíritu Santo como un sello que garantiza que ese creyente pertenece a Dios, que ese creyente está seguro y que ese creyente es genuino. Esta es la forma como se recibe el Espíritu Santo. Cómo Ud. verá, el recibir el Espíritu Santo no tiene nada que ver con pedir a Dios en oración que lo de, o con ayunar o con alguien le haga caer al suelo, o con que alguien le ponga las manos en la cabeza, etc.

    Tiene que ver con oír el mensaje del evangelio, con creer el contenido de ese mensaje y consecuentemente con recibir a Cristo como Salvador. Ese momento la persona deja de ser incrédula y pasa a ser salva y automáticamente recibe de Dios el Espíritu Santo como un sello de garantía. Una vez que el Espíritu Santo llega a morar en un creyente, no se va nunca más de él.

    Juan 14:16-17 dice: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.»

    La promesa de Jesucristo es que una vez que el Espíritu Santo ha sido dado a un creyente es imposible que se vaya de ese creyente. No es bíblico por tanto el abrigar temor de que el Espíritu Santo vaya a salir de nosotros.

  • A Jesús lo verán todos en su segunda venida

    ¿Es cierto que cuando venga el Señor Jesucristo por segunda vez, va a ser visto por todos? ¿Cómo será esto posible?

    Así es efectivamente. Todos los que estén vivos cuando venga Jesucristo por segunda vez a la tierra, percibirán con sus ojos este magno acontecimiento. Me gustaría citar dos textos bíblicos como evidencia.

    El primero se encuentra en Apocalipsis 1:7 que dice: «He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron, y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén»

    Este texto está hablando de la segunda venida de Cristo y dice que cuando ello acontezca, todo ojo le verá. Una forma de decir que absolutamente toda persona que este viva cuando Cristo venga por segunda vez contemplará con sus ojos este evento.

    El segundo texto bíblico, se encuentra en Mateo 24:30 que dice: «Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria»

    Estas palabras fueron dichas por el mismo Señor Jesucristo con ocasión de su discurso acerca de su segunda venida.

    Dijo Jesús que todas las tribus de la tierra verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Nadie ignorará este hecho cuando acontezca. El lamento de todas las tribus de la tierra del cual habla este texto y del cual también habla Apocalipsis 1:7 será porque todo mundo reconocerá que aquel que fue rechazado, insultado, golpeado, escupido y finalmente crucificado, Jesús de Nazaret, es en realidad el Mesías, el Cristo, el Hijo del Hombre.

    Pero para ellos ya será tarde, porque la segunda venida de Cristo significará para ellos el fin de su oportunidad de creer y recibir a Jesús como su Salvador.

    Así que, efectivamente, cuando venga el Señor Jesucristo por segunda vez, será visto por todos. Lo creemos porque la infalible palabra de Dios lo dice. ¿Cómo puede ser esto posible? Bueno, Lucas 1:37 declara: «porque nada hay imposible para Dios»

    Si Dios ha dicho que todo ojo verá la segunda venida de Cristo Jesús, él sabrá cómo lo hace posible. No es que pensemos que nosotros podemos instruir a Dios, pero hoy en día ya existe la tecnología para que cualquier evento que ocurra en cualquier parte del mundo sea literalmente visto por todo el mundo.

    Con tres satélites de comunicaciones, colocados en una órbita geoestacionaria y separados 120° entre ellos, se puede cubrir con señales de radio y televisión todo el globo terrestre. Si para el hombre no es difícil que todo el mundo vea algún evento, cuanto más para Dios quien no está limitado por nada ni por nadie.

  • Recién convertido/a

    Soy una persona convertida a Cristo desde hace como mes y medio y tengo muchas dudas y por qué no decirlo, hasta temores de fallar. Necesito toda la ayuda que me puedan brindar y colaborar. Se lo agradeceré.

    Todos hemos pasado por las luchas que Ud. tiene en estos momentos. No es malo o pecaminoso dudar como Ud. lo está haciendo. Lo malo y ciertamente pecaminoso es dejar que esas dudas controlen de tal modo su vida, al punto que Ud. se vea impedida de crecer espiritualmente.

    Me gustaría hacerle dos recomendaciones para salir de ese estado de duda.

    Primero, es imperativo que Ud. aprenda a andar por fe y no por vista. 2ª Corintios 5:7 dice: «Porque por fe andamos, no por vista»

    Esta es una buena recomendación para Ud. Andar por fe significa vivir, pensar y actuar conforme a lo que Dios dice en su palabra. Lo contrario a esto es andar por vista. Los que andan por vista son aquellos quienes quieren ver para creer. Dios demanda creer para ver. Los que andan por vista son los que no están satisfechos con lo que dice la palabra de Dios, sino que quieren sentir, quieren ver, quieren palpar las cosas sobrenaturales.

    Si no pasa esto, se sienten insatisfechos, piensan que a lo mejor todo es una farsa esto de ser una nueva persona en Cristo. De esto vemos que es imprescindible que Ud. comience lo antes posible a estudiar la palabra de Dios para saber qué es lo que ella dice.

    Por ejemplo, note lo que encontramos en Juan 10:27-29 que dice: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatara de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.»

    Esta es la palabra de Dios. Lo que Dios está diciendo es que si Ud. ha recibido a Cristo como su Salvador personal y Ud. se sincera en su decisión, entonces Ud. es una oveja del redil de Jesucristo. Como tal, Ud. está en capacidad de oír la voz de Jesucristo por medio de su palabra. Ud. conoce a Jesucristo. Ud. está siendo guiada por Jesucristo y Ud. tiene vida eterna. Esto garantiza que no perecerá jamás y que nadie, absolutamente nadie puede arrebatarle de la mano de Jesucristo. Así dice la infalible palabra de Dios.

    ¿Qué va a hacer Ud. con esta palabra de Dios? Tiene dos alternativas. Creer o dudar. Si cree, amén. Ud. vivirá en eterna seguridad. Si duda, Ud. está en el fondo diciendo que Dios ha mentido y esto es muy serio y peligroso.

    NO exija pruebas a Dios. Recuerde que es necesario creer para ver, no ver para creer.

    La segunda cosa que me gustaría recomendarle es que lo antes posible, Ud. sea discipulada por alguna hermana madura en la fe. El discipulado es sencillamente el aprender de la vida de otro por medio del contacto cercano.

    Busque en su iglesia alguna hermana que conozca la Biblia y viva lo que la Biblia dice para que le ayude a crecer espiritualmente. Esto le ayudará a disipar las dudas y los temores que como recién convertida Ud. tiene. No tema.

    Note lo que Dios dice en Salmo 56:3-4 «En el día que temo, yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?»

    Crea a Dios. No crea a sus sentimientos, ni siquiera a sus sentidos, porque tanto sus sentimientos como sus sentidos pueden ser distorsionados por el enemigo para hacerle desviar de su sencilla fe en Cristo Jesús.

  • Nacerán bebes en el milenio

    ¿Durante el milenio, seguirán dando a luz hijos las mujeres como en la actualidad?

    Algo que nos va ayudar a captar de una mejor forma lo que será el milenio, es una mirada a la secuencia de algunos eventos que están por ocurrir.

    Todo comienza con el rapto o el arrebatamiento de la iglesia, cuando todos los que hemos confiado en Cristo como nuestro Salvador seremos transformados y sacados de este mundo para encontrarnos con Jesús en las nubes, para estar siempre con él, siempre y cuando estemos vivos para cuando el arrebatamiento acontezca.

    Si el arrebatamiento llegara a ocurrir después de que hayamos muerto, entonces primero resucitaremos e inmediatamente después seremos arrebatados por el Señor para encontrarnos con él en las nubes, para estar con el Señor para siempre. Esto es el arrebatamiento en esencia.

    Esto significa que en el instante siguiente al arrebatamiento, sobre la tierra no habrá ni un solo creyente, ni muerto ni vivo. Todos los que moren en la tierra el instante siguiente del arrebatamiento serán incrédulos.

    Sobre estos incrédulos sobrevendrá lo que la Biblia llama tribulación. Este es un período de siete años en el cual el Señor derramará sus juicios sobre la tierra y sus moradores. Durante la tribulación, Dios levantará 144.000 escogidos de entre su pueblo Israel, quienes proclamarán el glorioso mensaje del evangelio.

    Como resultado de esta predicación masiva del evangelio de Cristo durante la tribulación, habrá muchos que responderán positivamente, recibiendo a Cristo como Salvador. La mayoría de estos creyentes durante la tribulación morirán como mártires en manos del Anticristo y sus huestes, pero habrá algunos permanecerán vivos hasta el final de la tribulación.

    El último evento que ocurrirá en la tribulación, es la batalla de Armagedón. Las naciones del mundo se unirán bajo el liderazgo del Anticristo para pelear contra el Señor Jesucristo quien estará viniendo por segunda vez. El Señor Jesucristo ya no vendrá manso y humilde como en su primera venida sino que vendrá como Rey de Reyes y Señor de Señores y con vara de hierro para herir de muerte a sus adversarios.

    Los que sobrevivan a esta batalla, entonces se presentarán delante del Señor a un juicio. Aquellos que hayan rechazado a Cristo como Salvador durante la tribulación, serán cortados de la tierra y aquellos que hayan recibido a Cristo como Salvador tendrán el privilegio de entrar al reino milenial de Cristo.

    Vistos los eventos futuros de esta manera, tenemos entonces que los que entren al milenio como súbditos del Señor Jesucristo, quien será el rey, serán seres humanos de carne y hueso, redimidos por la sangre de Cristo, tal cual como somos nosotros ahora.

    Esto significa que esas personas seguirán siendo esposos o esposas o hijos o hijas y no solo eso, sino que durante el milenio podrán casarse y tener hijos como cualquier pareja de creyentes hoy en día. Durante el milenio, la tierra se volverá a poblar partiendo de los creyentes que entren al mismo. Los hijos que nazcan durante el milenio necesitarán de salvación en Cristo, si desean pasar la eternidad junto a Dios en el cielo.