Autor: cris

  • ¿Debo desistir del llamado de Dios para evitar un conflicto con mi esposa?

    Estoy llegando a un periodo especial en mi vida, al aproximarse mi retiro, y abrirse la posibilidad de servir en la obra del Señor por más tiempo, o por tiempo completo. Sin embargo, mi esposa, aunque conoce del Señor desde niña se muestra apática a comprometerse en el Ministerio de la iglesia. Prefiere que como siempre nos limitemos a asistir a las reuniones únicamente. Mi inquietud es la siguiente: ¿Debo desistir de este llamado para evitar un conflicto con mi esposa? ¿O debo esperar simplemente que Dios toque a mi esposa, para que cambie de parecer? O sencillamente, esta actitud de mi cónyuge, es una señal, de que no me encuentro preparado para asumir mayores responsabilidades en la obra de Dios.

    Gracias por su consulta, amable oyente. Doy gracias al Señor por su vida por cuanto es uno de los pocos creyentes que ha comprendido muy bien que Dios nos salvó no sólo para librarnos de recibir la condenación eterna en el infierno, sino para que seamos testigos fieles de él mientras estemos en este mundo. Le felicito por su disposición a servir al Señor en el ministerio de la iglesia. Gracias a Dios por las vidas que han sido tocadas mediante su ministerio. Hasta donde puedo discernir, al acercarse el tiempo para retirarse, el Señor ha puesto en su corazón el deseo de involucrarse más en la obra del Señor y hasta dedicarse a tiempo completo, como se dice, a la obra del Señor. Asumo que tiene el apoyo del pastor de su iglesia en cuanto a esto, lo cual es ciertamente muy importante. Le sugiero que también busque el consejo de otros hermanos maduros en la fe. La palabra de Dios dice en Pro 11:14  Donde no hay dirección sabia,  caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.

    En cuanto a su esposa, mi consejo en primer lugar es que no tome ninguna decisión sin contar con el apoyo de ella. El momento que se casó con ella, según lo que dice la palabra de Dios, los dos llegaron a ser uno en todo sentido. Es necesario por tanto que haya unidad en cuanto a la decisión a tomar. Por supuesto que como esposo es la cabeza de ella, pero eso de ninguna manera le faculta para hacer cualquier cosa en contra de la voluntad de ella. Jamás olvide que Dios ha puesto a su esposa como su ayuda idónea. En segundo lugar, le aconsejo que hable franca y abiertamente con su esposa, con la finalidad de comprender lo mejor posible la razón para la actitud que ella ha tomado en cuanto a que se involucre más en la obra del Señor.

    Una vez que tenga claro la razón para la resistencia de parte de su esposa, pida en oración al Señor la sabiduría para demostrar que cualesquiera que sean los temores, allí está el Señor para brindarles la seguridad necesaria. Puede ser que sea necesario buscar la ayuda de algún consejero competente para que su esposa logre superar sus temores. Finalmente, me gustaría aconsejarle que, en conjunto con su esposa, dediquen un tiempo especial de oración por este asunto cada día, no con la idea de que ella acepte apoyarle en lo que quiere hacer, ni tampoco con la idea de desistir de hacer lo que quiere hacer, sino con la idea de que el Señor muestre con claridad a los dos lo que él quiere para ambos en el futuro.

  • ¿Cómo supo Moisés, lo que se relata en el libro de Génesis si no vivió cuando ocurrieron esos eventos?

    Gracias por su consulta. Para comprender esto es necesario entender el concepto de un término teológico denominado revelación. Revelación es la obra sobrenatural de Dios por la cual un pensamiento en la mente de Dios es transferido a la mente de un ser humano. Este mecanismo es el único medio posible para llegar a conocer lo que está en la mente de Dios. De otra manera sería imposible para el hombre poder conocer a Dios y su obra.

    Ahora bien, en cuanto al libro de Génesis, gran parte de su contenido, como la creación, la caída del hombre, el diluvio, la torre de Babel, fueron recibidos por Moisés directamente de Dios por medio de revelación. La revelación se daba algunas veces por medio de sueños, otras veces por medio de visiones, otras veces audiblemente, como fue el caso de Moisés cuando recibió las tablas de la ley. La Biblia no muestra el método de revelación que tuvo Moisés para recibir la información relativa al libro de Génesis. Lo único que sabemos es que Dios, de alguna manera, puso en la mente de Moisés la información precisa para que él la escriba sin error.

    Esto último, es decir la escritura sin error de lo que previamente Dios ha revelado a un hombre, se conoce como la inspiración. El hecho que el libro de Génesis es un libro totalmente verídico y aceptado por todos, queda demostrado por las abundantes referencias que de este libro hizo el Señor Jesucristo. Note lo que leemos en Mateo 19:4-6 donde dice: «Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.» Esta cita bíblica de Génesis 2:24 proclamada por Jesús, certifica que el relato de Génesis es verídico, dado por Dios a Moisés conforme al concepto teológico de revelación y escrito sin error por Moisés conforme al concepto teológico de la inspiración de las Escrituras.

  • ¿Debemos los creyentes en la actualidad llevar las primicias a los pastores?

    De acuerdo al calendario Hebreo la cosecha de la cebada era entre el mes de Marzo y Abril y se debía llevar las primicias al sacerdote. ¿Debemos los creyentes en la actualidad llevar las primicias a los pastores entre el mes de Marzo y Abril? ¿O debemos hacer esto todos los meses del año?

    ¿Para quién son las primicias?

    El texto bíblico sobre las primicias se encuentra en Levítico 23:9-14. Estas instrucciones no son para la iglesia, sino para los hijos de Israel. La iglesia no es lo mismo que los hijos de Israel. Además, la ofrenda de las primicias, o también conocida como la gavilla de las primicias, se debía realizar una vez que el pueblo de Israel entró en la tierra prometida, no antes, mientras estaba en el desierto. El sacerdote debía mecer la gavilla delante de Jehová para que el oferente sea acepto. Este rito se debía celebrar el día siguiente del día de reposo.

    ¿Cuándo se dan las primicias?

    Un examen de la cronología de eventos nos mostrará que, en el mes primero, a los catorce del mes de Nisán, entre las dos tardes, se celebraba la fiesta de la pascua. A los quince días de este mes era la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová. Esta fiesta duraba siete días, y tanto el primer día, el quince de Nisán, como el último día, el 21 de Nisán eran días de santa convocación, días de reposo solemne en los cuales no se podía hacer ningún trabajo. El texto sobre las primicias dice que se debía ofrecer la gavilla por primicia de los primeros frutos, el día siguiente del día de reposo, se está refiriendo al 16 de Nisán.

    También dice como al ofrecer la gavilla, el oferente debía ofrecer también un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin. Las instrucciones finalizan con la prohibición de comer pan ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta que se haya cumplido con el rito de ofrecer la gavilla por primicia de los primeros frutos. Esto es lo que todo Israelita tenía que cumplir por obligación, por cuanto era parte de la ley de Moisés. La gavilla por primicia de los primeros frutos simboliza a Cristo resucitado, quien es primicia de los que vamos a resucitar, según lo que dice 1 Corintios 15:20, donde leemos lo siguiente: Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos;  primicias de los que durmieron es hecho.

    El mes de Nisán en el calendario hebreo, corresponde efectivamente alrededor de la segunda mitad de Marzo y la primera mitad de Abril. Digo alrededor, porque el 1 de Nisán no siempre cae el 16 de Marzo. No olvide que el calendario hebreo es un calendario lunar, no solar como el nuestro. Por otra parte, las primicias también se refiere, a lo primero y lo mejor de todo lo que Dios provee a su pueblo, lo cual pertenece al Señor. Los creyentes no estamos en obligación de cumplir con nada de esto, porque en Cristo estamos libres de la ley. Lo que la Biblia dice a los creyentes es que debemos ofrendar al Señor conforme a textos como 1 Corintios 16:2 donde leemos: Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. También 2 Corintios 9:7 dice: Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

  • ¿Por qué castiga Dios a la descendencia de alguien que ha pecado? ¿No sería injusto que un bebé pague la consecuencia del pecado de sus progenitores?

    Vamos a dar lectura a uno de los tres textos en la Biblia que mencionan este hecho. Éxodo 20:4-6 dice: No te harás imagen,  ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo,  ni abajo en la tierra,  ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas,  ni las honrarás;  porque yo soy Jehová tu Dios,  fuerte,  celoso,  que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares,  a los que me aman y guardan mis mandamientos.

    Se trata del segundo mandamiento del decálogo. Este mandamiento prohíbe hacerse imágenes de cualquier tipo de la deidad, para rendirles adoración. Violar este mandamiento es idolatría y provoca a celos al único Dios verdadero. En consecuencia, Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que le aborrecen, a la vez que hace misericordia a millares, a los que le aman y guardan sus mandamientos. Leído superficialmente, parecería que Dios es injusto, al castigar a un inocente, los hijos, estos son los de la segunda generación, o los nietos, estos son los de la tercera generación, y los bisnietos, los de la cuarta generación. Por eso Usted se pregunta: ¿No sería injusto que un bebé pague la consecuencia del pecado de sus progenitores? Pero no es así, amable oyente. Dios no puede ser injusto. Si lo fuera habría dejado de ser Dios. Note lo que dice Deuteronomio 24:16 Los padres no morirán por los hijos,  ni los hijos por los padres;  cada uno morirá por su pecado.

    Para reconfirmar este hecho, ponga atención a lo que dice Ezequiel 18:19-20Y si dijereis:   ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre?  Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia,  guardó todos mis estatutos y los cumplió,  de cierto vivirá. El alma que pecare,  esa morirá;  el hijo no llevará el pecado del padre,  ni el padre llevará el pecado del hijo;  la justicia del justo será sobre él,  y la impiedad del impío será sobre él.

    Siendo así, ¿por qué entonces el segundo mandamiento habla que Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación? Bueno, en primer lugar, no se trata de cualquier pecado sino del pecado de idolatría. En segundo lugar, cuando los padres son idólatras, la tendencia normal es que los hijos, nietos y bisnietos también sean idólatras y por eso Dios los castiga también a ellos, por su propio pecado de idolatría, no por el de sus padres. En tercer lugar, el pecado de idolatría de Israel, fue lo que en esencia causó que Israel sea llevado en cautiverio, a Asiria y Babilonia. En el cautiverio, los pecadores idólatras tuvieron hijos, nietos y bisnietos. Recuerde que el cautiverio Babilónico duró setenta años. Los hijos, nietos y bisnietos tuvieron que sufrir el cautiverio aun cuando tal vez no cometieron pecado de idolatría, aunque lo más probable es que lo hayan cometido, siguiendo el ejemplo de sus antepasados. Algo terrible del pecado y que nos debe hacer pensar mucho antes de cometerlo, es que las consecuencias pueden afectar a personas inocentes. No se trata de castigo por el pecado sino de consecuencias del pecado.

  • ¿Cuál es la importancia de la declaración “escrito está” pronunciada tres veces por el Señor Jesús, en Mateo?

    Un examen rápido del texto bíblico mostrará que después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, el Señor Jesús estaba con hambre y en esas condiciones, fue llevado por el Espíritu Santo al desierto para ser tentado por el diablo. El tentador, o el diablo, tentó tres veces al Señor Jesús, apelando a los deseos de la carne, cuando pidió al Señor Jesús que convierta las piedras en pan, apelando a los deseos de los ojos, cuando le ofreció todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, a cambio de que postrado le adore y apelando a la vanagloria de la vida, cuando le puso sobre el pináculo del templo y le invitó a lanzarse abajo para ver si sus ángeles le librarían de una muerte segura.

    En cada una de esas tres tentaciones, el Señor Jesús citó una porción de las Escrituras, anteponiendo la famosa frase: Escrito está y salió victorioso de las tentaciones. Por un lado, esto muestra el lugar de importancia que tenían las Escrituras en la vida y ministerio del Señor Jesús. A pesar de ser el Hijo de Dios, en forma humana, el Señor Jesús, echó mano de las Escrituras para hacer frente a Satanás. Pero, por otro lado, cuando el Señor Jesús estaba en el desierto, siendo tentado por Satanás, no tenía consigo los rollos con los escritos del Antiguo Testamento, lo que tenía es la palabra de Dios guardada en su mente y en su corazón, y cuando fue necesario, lo sacó de allí para vencer con ella a Satanás. Esto muestra el poder de la palabra de Dios para ayudarnos a vivir en santidad. Note lo que dice el texto en Salmo 119:9 y 11 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

    En mi corazón he guardado tus dichos. Aquí está la clave para vivir en victoria sobre la tentación. Es necesario atesorar la palabra de Dios en la mente, de modo que todo lo que piense y todo lo que haga esté conforme a lo que dice Dios en su palabra. Esto es en esencia lo que hizo el Señor Jesús cuando fue tentado tres veces por el diablo, y lo venció. Como aplicación a nuestra vida, debemos oír la palabra de Dios, debemos leer la palabra de Dios, debemos estudiar la palabra de Dios, debemos meditar en la palabra de Dios, debemos memorizar la palabra de Dios, de modo que cuando una tentación nos incite al pecado, no importa si se trata de nuestra propia carne, o del mundo o del diablo, podamos hacerla frente con la palabra de Dios previamente guardada en nuestra mente y podamos salir victoriosos.

    Yo no sé en cuanto a Usted, pero en cuanto a mí, mientras más conozco de la palabra de Dios y guardo ese conocimiento en mi mente, más alerta estoy en cuando a hacer cosas que no agradan a Dios. Es la obra maravillosa de la palabra de Dios ayudándonos a vivir en santidad. En Efesios 6:17 se compara a la palabra de Dios con la espada del Espíritu. Es la única forma de defensa contra Satanás. El diablo no puede hacer nada contra alguien que utiliza la palabra de Dios como la espada del Espíritu. Todo esto es lo que está encerrado en esa proverbial frase del Señor Jesús: Escrito está.

  • ¿Existe el oficio de pastor y otro oficio de maestro? O se trata de uno solo

    En el pasaje bíblico de Efesios 4:11 se habla de que el Señor Jesucristo glorificado constituyó a unos apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.

    Vamos a dar lectura al texto mencionado en su consulta. Efesios 4:11 dice:  Y él mismo constituyó a unos,  apóstoles;  a otros,  profetas;  a otros,  evangelistas;  a otros,  pastores y maestros. En ese texto encontramos una lista de personas capacitadas por el Señor Jesucristo, dadas como un regalo a Su iglesia.

    Dentro de esta personas están los pastores y maestros. La gran pregunta es: Se trata de una persona dada a la iglesia como pastor y otra persona dada a la iglesia como maestro o de una sola persona dada a la iglesia como pastor, guión maestro. Las opiniones entre los intérpretes están divididas. Note lo que por ejemplo dice John MacArthur comentando sobre esto, en las notas de su Biblia de estudio. Esta frase, está hablando de pastor y maestro, se entiende mejor en el contexto de un solo ministerio o cargo de liderazgo en la iglesia. La palabra griega que se traduce “y” puede significar “en particular”. El significado normal de pastor es “apacentador” así que las dos funciones definen en conjunción el ministerio de pastor que enseña. Se identifica como un siervo que está en sumisión al gran Pastor, Jesús. La persona que ejerce este oficio también se llama Anciano y obispo.

    Ahora por contraste, note la opinión de William MacDonald. Por el hecho que pastores y maestros están unidos por la conjunción “y” algunos han llegado a la conclusión que se trata de una sola persona. Esto significa que en lugar de leerse pastores y maestros debería leerse pastores guión maestros. Pero no necesariamente tiene que ser así. Un hombre puede ser maestro sin necesariamente tener el corazón de pastor. Y un pastor puede ser capaz de enseñar la Palabra, sin tener el don de enseñanza. Si la frase pastores y maestros se refiriera a una misma persona en Efesios 4:11 entonces aplicando la misma regla gramatical, se tendría que llegar a la conclusión que los apóstoles y profetas de quienes se habla en Efesios 2:20 serían la misma persona. Ahora observe lo que dice el autor Alexander Strauch en su libro sobre los Ancianos según la Biblia.

    Conforme a la estructura de la oración en Griego, pastores y maestros están estrechamente enlazados. Parece que los pastores están incluidos en la categoría de los maestros. Sin embargo, el pasaje no parece indicar que pastorear y enseñar se refiere al mismo don, o que todos los maestros son pastores. Los maestros son instructores que pueden funcionar localmente, o de forma itinerante. Pueden o no ser Ancianos, dependiendo de las necesidades de la situación local. Existe una gran flexibilidad en la forma como operan los maestros. Pero, por otro lado, los pastores son más que maestros porque ellos enseñan, gobiernan, protegen y prácticamente cuidan el rebaño. Aunque los pastores podrían ser itinerantes, su don puede ser usado más efectivamente en el cuidado de las necesidades de un rebaño local. Como notará, no se puede ser dogmático en cuanto a si entre los hombres dotados dados por Cristo a su iglesia uno son pastores y otros son maestros o si se trata de hombres dotados como pastores guión maestros.

  • En Salmo 37:11 se habla de que los mansos heredarán la tierra. ¿Se refiere a la iglesia o a otro grupo?

    El Salmo 37 fue escrito por David y no solo en el versículo 11, sino en cinco versículos más, David habla en términos de que los justos habitarán en la tierra o que los que esperan en Jehová heredarán la tierra o que los benditos de él heredarán la tierra o que los justos vivirán para siempre sobre la tierra o que Jehová los exaltará para heredar la tierra. Esto, no significa que al cielo entrarán solamente 144.000 y que los demás, es decir los que no lograron ser parte de los afortunados 144.000, tendrán que conformarse con morar en la tierra por la eternidad, conforme enseña alguna de las muchas sectas que andan rodando por el mundo.

    Cuando David escribió el salmo 37 tenía en mente principalmente al pueblo de Israel, no a la iglesia. La iglesia no existía, ni siquiera se sabía de su futura existencia, en la época cuando David escribió este salmo. Todas las referencias de este salmo a habitar la tierra, o heredar la tierra o vivir para siempre sobre la tierra, se deben entender dentro del pacto que Dios hizo con su pueblo escogido Israel. Dios prometió a Israel un basto territorio que Israel siempre lo añoró pero nunca logró tenerlo por completo.

    Génesis 15:18-21 dice: «En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos» Esta es la tierra que Dios prometió al pueblo de Israel. Es un territorio enorme que va desde el río Nilo en Egipto al Sur hasta el río Eufrates, al Norte. Israel jamás ha poseído esta tierra, pero la promesa de Dios no puede fallar. Israel poseerá esta tierra algún día. Acontecerá en el reino milenial cuando Cristo venga a reinar con su iglesia en este mundo. Durante los mil años que dura el reino milenial, Israel poseerá todo lo que Dios le prometió en el pasado. A eso es a lo que se están refiriendo los pasajes del salmo 37 que hablan de habitar en la tierra o heredar la tierra o vivir en la tierra por siempre.

     

  • ¿Cómo explicar la maldición en la geneología de Jesús? 

    En la genealogía de Jesús en Mateo aparece que Jeconías era hijo de Josías. Si este Jeconías es Conías, habría algo grave, porque según Jeremías hubo una maldición sobre Conías, según la cual ninguno de sus descendientes se sentará en el trono de David. ¿Cómo explicarlo? 

    Vamos a leer el texto en Jeremías 22:25-30. dice: Te entregaré en mano de los que buscan tu vida,  y en mano de aquellos cuya vista temes;  sí,  en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia,  y en mano de los caldeos.  Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz,  a tierra ajena en que no nacisteis;  y allá moriréis.  Y a la tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan volver,  allá no volverán. ¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada?   ¿Es un trasto que nadie estima?   ¿Por qué fueron arrojados él y su generación,  y echados a tierra que no habían conocido? ¡Tierra,  tierra,  tierra!  oye palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová:  Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia,  hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida;  porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David,  ni reinar sobre Judá.

    Como consecuencia de su pecado, Joaquín o Jeconías o Conías fue castigado por Dios por medio de que ninguno de sus descendientes se pueda sentar sobre el trono de David para reinar sobre Judá. Esta maldición recaía sobre José el esposo de María la virgen, quien era descendiente de David a través de Joaquín, o Jeconías, o Conías, según el texto que leímos en Mateo 1:11. La gran pregunta es: ¿Cómo podría Jesús ser el Mesías, o el Cristo, o el Rey de Judá, si uno de sus antepasados fue Joaquín, o Jeconías o Conías, sobre quien pesaba la maldición que ninguno de sus descendientes podría sentarse en el trono de David para reinar sobre Judá? La respuesta es que José, el esposo de María, no fue el padre biológico del Señor Jesús, quien fue concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la virgen.

    El derecho de sangre que el Señor Jesús tiene sobre el trono de David vino a través de María, la virgen, por medio de Natán, el hermano de Salomón, mas no por medio de Salomón, de quien desciende Joaquín, o Conías o Jeconías, de tal manera que esta maldición no tiene efecto sobre el Señor Jesús. De modo que, Dios jamás levantó la maldición sobre Joaquín o Conías o Jeconías. Ciertamente que este hombre tuvo algunos privilegios en el exilio, cuando ya era anciano, pero eso no significa que hubiera prosperado ni que Dios le hubiera quitado la maldición que pesaba sobre él. 2 Reyes 24:27-30 dice: Aconteció a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá,  en el mes duodécimo,  a los veintisiete días del mes,  que Evil-merodac rey de Babilonia,  en el primer año de su reinado,  libertó a Joaquín rey de Judá,  sacándolo de la cárcel;  y le habló con benevolencia,  y puso su trono más alto que los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. Y le cambió los vestidos de prisionero,  y comió siempre delante de él todos los días de su vida. Y diariamente le fue dada su comida de parte del rey,  de continuo,  todos los días de su vida.

    Las palabras con benevolencia del rey de Babilonia al representante sobreviviente de la casa de David sirvieron como recordatorio final de la buena palabra de Dios a David. La dinastía de David había sobrevivido a través de la maldición del exilio. Había esperanza todavía de que se cumpliría la buena palabra de Dios y se establecería un reino eterno de Dios.

  • En la genealogía de Jesús en Mateo aparece que Jeconías era hijo de Josías. ¿Es este el mismo que aparece en Jeremías 22:24 como Conías?

    Gracias por su interesante consulta.  Permítame leer el texto en Mateo 1:11. La Biblia dice: Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos,  en el tiempo de la deportación a Babilonia.

    En el primer capítulo del Evangelio según Mateo encontramos la genealogía del Señor Jesús a través de José, el esposo de María, la madre del Señor Jesús. Allí, en el versículo 11 leemos que Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Parece como si Jeconías hubiera sido hijo de Josías. Sin embargo, un examen más minucioso mostrará que a la muerte de Josías, ocupó el reino su hijo Joacaz, pero reinó solamente tres meses y fue depuesto por el rey de Egipto, quien puso en el trono a Eliaquim, hermano de Joacaz, y le cambió de nombre a Joacim. Joacim reinó once años y fue depuesto por Nabucodonosor, rey de Babilonia y fue llevado en cautiverio a Babilonia. Por este motivo ocupó el trono de Judá, Joaquín, hijo de Joacim. Joaquín era de ocho años cuando comenzó a reinar y reinó tres meses y diez días en Jerusalén, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. A la vuelta del año el rey Nabucodonosor envió y lo hizo llevar a Babilonia, y constituyó a Sedequías su hermano por rey sobre Judá y Jerusalén. Es decir que, Joaquín quien en la genealogía de Mateo aparece como Jeconías, era nieto de Josías, no hijo. Esto no es un error en la Biblia, puesto que, según la costumbre judía, a un nieto perfectamente se le puede llamar hijo. Permítame ahora demostrar que Joaquín, Jeconías y Conías, son tres nombres diferentes para una misma persona. Vamos a leer 2 Crónicas 36:8. La Biblia dice: Los demás de los hechos de Joacim,  y las abominaciones que hizo,  y lo que en él se halló,  está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá:  y reinó en su lugar Joaquín su hijo.

    Según este versículo, Joaquín fue hijo de Joacim. Ahora leamos Jeremías 22:24. La Biblia dice: Vivo yo,  dice Jehová,  que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha,  aun de allí te arrancaría.

    Según este versículo, el hijo de Joacim se llamó Conías. La conclusión obvia es que Joaquín y Conías es la misma persona. Ahora permítame leer Jeremías 24:1. La Biblia dice: Después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia a Jeconías hijo de Joacim,  rey de Judá,  a los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén,  y haberlos llevado a Babilonia,  me mostró Jehová dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová.

    Según este texto, el hijo de Joacim era Jeconías, la misma persona que en otros versículos aparece como Joaquín o Conías. En conclusión, entonces, Joaquín, Conías y Jeconías, son tres nombres diferentes para designar a la misma persona, al hijo de Joacim.

  • ¿Qué significa ser sellado con el Espíritu Santo?

    Esta es una de las varias obras del Espíritu Santo en la vida del creyente. A diferencia del bautismo con o por o en el Espíritu Santo, la cual no depende de la voluntad del creyente, la llenura del Espíritu Santo es algo que depende de la voluntad del creyente. Por esta razón, el Nuevo Testamento ordena o manda a los creyentes a ser llenos del Espíritu Santo. Note lo que dice Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino,  en lo cual hay disolución;  antes bien sed llenos del Espíritu,

    El mandato tiene que ver con control. El apóstol Pablo está diciendo: no se dejen controlar por el alcohol del vino, porque resultará en embriaguez y una vida disoluta. Más bien, déjense controlar, o sean llenos del Espíritu, porque resultará en una vida agradable a Dios. Pablo está apelando a la voluntad del creyente. La pregunta es: ¿Cómo puede un creyente ser lleno del Espíritu Santo? La respuesta es fácil decir, pero difícil vivir. La llenura del Espíritu Santo es el resultado de la obediencia a la palabra de Dios, o de una vida en sumisión a la palabra de Dios. Romanos 12:1-2 dice: Así que,  hermanos,  os ruego por las misericordias de Dios,  que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,  santo,  agradable a Dios,  que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo,  sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,  para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,  agradable y perfecta.

    La llenura del Espíritu Santo se manifestará en el creyente que presenta su vida en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es la respuesta lógica del creyente que está consciente de lo que Dios ha hecho por él. Un creyente así, no se amoldará a la forma de pensar y de actuar de este mundo, sino que será constantemente transformado por medio de la renovación de su entendimiento, de modo que podrá comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Esto es ser lleno del Espíritu Santo. El pecado hace que un creyente lleno del Espíritu Santo o controlado por el Espíritu Santo, deje de estarlo. Note lo que dice Efesios 4:30-31 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios,  con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura,  enojo,  ira,  gritería y maledicencia,  y toda malicia.

    Observe que después de la orden a no contristar o apagar el Espíritu Santo de Dios, Pablo ordena a dejar atrás toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. El pecado en la vida del creyente contrista o hace apagar al Espíritu Santo en la vida del creyente. La llenura del Espíritu Santo no se manifiesta por medio de hacer cosas sobrenaturales. Se manifiesta en una vida de alabanza, en una vida de sumisión a los demás, y como ya se ha dicho en una vida de obediencia a la palabra de Dios. Efesios 5:18-21 dice: No os embriaguéis con vino,  en lo cual hay disolución;  antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos,  con himnos y cánticos espirituales,  cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre,  en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios.