Autor: cris

  • Esta es la consulta para hoy: ¿Existe algún simbolismo en las iglesias que aparecen en Apocalipsis 2 y 3?

    Es conocido que mucho del lenguaje de Apocalipsis es simbólico. Allí se habla de números, colores, minerales, joyas, animales, estrellas, candeleros. Y cada una de estas cosas representa personas, cosas, o verdades.

    Habiendo hecho esta aclaración, continuaremos diciendo que en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis tenemos cartas individuales dirigidas a siete iglesias locales ubicadas en lo que se llamaba Asia. Estas cartas pueden hallar aplicación en al menos tres diferentes maneras.

    La primera, partiendo de una interpretación literal, las cartas describen las condiciones que existían en la realidad en las siete iglesias locales, durante el tiempo que Juan estaba escribiendo el Apocalipsis.

    La segunda manera de aplicar, es que las cartas a siete iglesias nos dan un vistazo del cristianismo en la tierra en cualquier momento de su historia. Con esto queremos decir que en cada instante de la historia de la iglesia han existido en mayor o menor grado todas y cada una de las características de las 7 iglesias de Asia.

    La tercera manera de aplicar las cartas a las siete iglesias, es asumir que cada iglesia describe las condiciones de siete distintas épocas del cristianismo.

    Viéndolo de esta manera, notaremos que existe una tendencia generalizada hacia la degradación en las iglesias. Algunos estudiosos de la Biblia creen que las tres primeras iglesias representan periodos consecutivos de la vida del cristianismo y que las cuatro iglesias restantes reflejan las condiciones del periodo final, antes de la venida del Señor en el aire para arrebatar a su iglesia.

    Los que miran a las iglesias como símbolos de distintas épocas del cristianismo, normalmente dividen al cristianismo de la siguiente manera:

    Efeso, representa la iglesia del primer siglo, al final de la era apostólica.

    Pérgamo, representa a la iglesia cristiana estableciéndose en el mundo bajo la égida del emperador romano Constantino. Este periodo abarcó desde el año 316DC hasta el siglo quinto DC. Tiatira, representa el periodo comprendido entre el siglo quinto hasta el siglo decimoquinto. Por mil años aproximadamente, la iglesia cayó en doctrinas y prácticas totalmente reñidas con la palabra de Dios. Sardis simboliza el periodo comprendido entre el siglo 16 y 17, el periodo de la pos reforma. Durante esta época, la iglesia cayó en letargo carente de realidad, con la mundanalidad que como cáncer debilitaba su fundamento. Filadelfia, representa el periodo comprendido entre los siglos 18 y 19, cuando surgieron grandes avivamientos y esfuerzos evangelísticos que dieron como resultado el envío de miles de misioneros por todo el mundo.

    Laodicea, representa a la iglesia de los últimos días, caracterizada por la tibieza y apostasía Esta es la iglesia de los grandes esfuerzos ecuménicos y la tendencia cada vez más creciente hacia la liberalidad.

    Ahora bien, cualquiera sea la interpretación que demos a esto de las iglesias, es innegable que la iglesia de Laodicea representa un cuadro vívido de a época en la cual estamos viviendo. Los bienes de lujo abundan en las manos de muchos creyentes mientras miles de almas están yendo al infierno por falta de medios económicos para llevarles el evangelio.

    Pensamos que somos ricos y que nos hemos enriquecido y que de ninguna cosa tenemos necesidad, pero Dios nos dice: No sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

    Hoy en día vivimos la última etapa del cristianismo, una etapa caracterizada por la tibieza. El Señor dice, por tanto. Ojalá fueses frío o caliente, pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

     

  • La pregunta para hoy dice: Cuando Saúl visitó a la adivina de Endor para que le haga venir a Samuel, quien había muerto, ¿Era en realidad Samuel quien se presentó para hablar con Saúl?

    Existen tres posibles explicaciones a lo que sucedió entre la adivina de Endor y Saúl.

    La primera explicación es que todo fue un fraude bien montado por la adivina de Endor.

    La segunda posible explicación es que quien apareció en realidad fue un espíritu malo, ya sea un demonio o el mismo Satanás, pero disfrazado de Samuel. Los que apoyan esta explicación, basan su razonamiento en lo siguiente:

    Número uno, Saúl tocó las puertas del cielo para buscar consejo acerca de lo que debía hacer para enfrentar en batalla a los filisteos, pero Dios había decidido no responderle. Como no se abrieron las puertas del cielo, Saúl no pensó dos veces en cuanto a ir y tocar las puertas del infierno. Cuando alguien toca las puertas del infierno, Satanás y sus demonios responden con gusto.

    Número dos, los adivinos tienen poderes satánicos. Es por eso que su actividad fue prohibida por la ley de Dios. Tuvo que haber sido Satanás o un demonio quien se preste para colaborar con la adivina de modo que pueda mantenerse el engaño de la adivinación.

    Número tres, Saúl vivía en pecado y añadió pecado al pecado cuando recurrió a una adivina para pedir consejo. Solamente Satanás o un demonio pueden satisfacer el deseo de un pecador. Esta es la segunda posible explicación a lo que pasó entre Saúl y la adivina de Endor.

    La tercera explicación posible es que, por permiso de Dios, Samuel retornó del mundo de los muertos para dar un mensaje a Saúl. Los que apoyan esta conclusión, se fundamentan en lo siguiente:

    Número uno, la aparición ocurrió antes que la adivina pusiera en juego sus artes mágicas. Según el relato bíblico, la adivina de Endor preguntó a Samuel: ¿A quién te haré venir? Y Saúl respondió: Hazme venir a Samuel. Tan pronto Saúl dejó de hablar, antes que la adivina haga absolutamente nada, apareció Samuel. Parece que hubiera sido más una obra de Dios que una obra de la adivina de Endor por medio de sus artes mágicas.

    Número dos, la adivina de Endor se asustó con la aparición. Dice el relato bíblico que, viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, es decir que se puso a gritar del miedo. ¿Por qué el miedo? Los que sostienen esta explicación, dicen que se produjo porque la adivina jamás había hecho venir a alguien de la muerte con sus artes mágicas y cuando vio a Samuel se sorprendió tanto que se asustó y comenzó a gritar. Debe haber sido Dios quien estaba detrás de todo esto.

    Número tres, por el mensaje profético que entregó Samuel cuando apareció. Dice el relato bíblico que Samuel dijo a Saúl que Jehová entregará a Israel, juntamente con Saúl, en manos de los filisteos y que, al siguiente día, Saúl y sus hijos estarán en el mundo de los muertos. Solamente Dios pudo haber dicho esto porque solamente Dios puede saber con certeza lo que sucederá en el futuro. A mí, personalmente, me parece que la tercera explicación es la que tiene mejor asidero en el texto bíblico, por el hecho que la adivina de Endor gritó de miedo cuando reconoció que fue Samuel quien apareció. Ella no esperaba que Samuel apareciera. No puedo ser dogmático en esto, pero me parece que, en esta ocasión, Dios milagrosamente permitió que el mismo espíritu de Samuel hablase y anunciase la muerte inminente de Saúl y sus hijos

  • Esta es la consulta de este día: ¿A dónde van las almas de los incrédulos inmediatamente después de su muerte?

    La palabra de Dios nos ha dejado una historia real que responde justamente su consulta. Es la historia del rico y Lázaro que fue relatada por Jesús y se encuentra en Lucas 16: 19-31 donde dice: «Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no venga ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.»

    El hombre rico de esta historia dedicó su vida a acumular riqueza y descuidó totalmente su estado espiritual. En algún momento murió y fue sepultado. El sepulcro fue el lugar donde se puso su cuerpo.

    Pero ¿qué pasó con su alma? El texto leído dice que fue a un lugar que la Biblia llama Hades, que básicamente significa el mundo invisible. Pero en este lugar, el rico no estaba inconsciente, o dormido, sino plenamente consciente, plenamente despierto. Por eso dice el texto leído que se dio cuenta que estaba en tormentos.

    En estas condiciones, alzó sus ojos y el tormento se hizo más grande cuando vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro en su seno. Ahora el rico sabía lo que se había perdido por no arreglar sus cuentas con Dios mientras estuvo en vida. Al mirar su precaria situación, se puso a gritar a todo pulmón: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

    El Hades, entonces es el lugar donde van las almas de los incrédulos inmediatamente después de morir. Es un lugar de tormento en fuego. Es un lugar donde sus ocupantes están plenamente conscientes no sólo de su propia situación sino de la situación que están aquellos que recibieron el perdón de pecados por parte de Dios.

     

  • Esta es la consulta para hoy: ¿Por qué los Evangélicos dicen que alma es inmortal? Pregunto esto por cuanto la Biblia dice que el alma que pecare, ella misma morirá.

    El alma de la persona es inmortal, no importa si esa persona es creyente o incrédula.

    Permítame demostrarlo de la siguiente manera: Deuteronomio 34:5-6 dice: «Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Betpeor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.»

    Después de una vida cargada de años y de muchos logros, Moisés finalmente murió. Si el alma muriera también, o si el alma entrara a un estado de inconsciencia o de sueño, entonces sería de esperarse que no sepamos nada más de Moisés, al menos hasta su resurrección.

    Pero note lo que sucedió según el pasaje que se encuentra en Mateo 17:3 «Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.»

    El contexto de este pasaje bíblico es la transfiguración de Jesús. Allí tenemos a Jesús con su rostro resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la luz. Es decir, rodeado de la gloria de Dios, la nube de gloria que la tradición judía la conoce como la Shekina. Pero junto a Él aparecieron Moisés y Elías, a pesar que Moisés había muerto hace miles de años. Esto es una prueba de que Moisés seguía existiendo después de haber muerto físicamente. Su cuerpo estaba descompuesto en algún lugar que ningún ser humano sabe, pero su alma estaba consciente y activa.

    Por esto sostenemos que el alma del hombre es inmortal, no importa si el hombre es creyente o incrédulo. El alma sigue existiendo después de la muerte física. En el caso del creyente, el alma sigue existiendo en el cielo y en el caso del incrédulo el alma sigue existiendo en un lugar de tormento en fuego.

    Usted ha pensado que el alma del hombre muere por lo que dice Ezequiel 18:4 donde leemos: «He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.»

    Lo que este versículo está diciendo es que Dios no hace favoritismo a la hora de juzgar el pecado del hombre. Cada ser humano es responsable ante Dios por su propio pecado.  Cuando en este versículo se habla de alma, se está haciendo referencia a la persona en su totalidad , compuesta de espíritu, alma y cuerpo.

    Pero no nos confundamos, pensando que la muerte es equivalente a extinción, a dejar de ser, a terminar con todo. No, la muerte significa separación. Cuando una persona muere físicamente, la parte material de esa persona, digamos su cuerpo, se separa de la parte inmaterial de esa persona, digamos su alma y espíritu. Si esa persona jamás recibió el perdón de sus pecados al recibir a Cristo como su Salvador, esa persona estaba muerta espiritualmente mientras vivía en este mundo, y si en esas condiciones le sobrevino la muerte física, esa persona muerta espiritualmente pasa a lo que se conoce como la muerte eterna, lo cual significa a una eterna separación de Dios en un lugar de tormento en fuego.

    Como podrá ver, la muerte de ninguna manera significa cesación del ser, o del alma o del espíritu, sino separación.

     

  • La consulta para el día de hoy es la siguiente: En Mateo 6:31-33 Jesucristo dijo que no debemos preocuparnos por la comida, pero en 2 Tesalonicenses 3:12 dice que debemos trabajar para comer. ¿Cómo es esto?

    Me parece que existe un grave malentendido aquí. Leamos Mateo 6:31-33 donde dice: «31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas»

    Lo que este texto está diciendo es que los creyentes no debemos vivir en ansiedad o con preocupación por las necesidades básicas de la vida como son la comida, la bebida y el vestido.

    Dios sabe que tenemos necesidad de estas cosas y él nos proveerá siempre y cuando confiemos en él y mostremos la sinceridad de esa confianza por medio de buscar primeramente, note primeramente, el reino de Dios y su justicia. El creyente que pone a Dios en el primer lugar de su vida y confía en él verá siempre suplidas por Dios sus necesidades básicas, como son comida, bebida y vestido.

    Esto es una realidad. Yo lo he vivido y de seguro también muchos de los que escuchan este programa radial. Me temo mucho que está malinterpretando este pasaje bíblico en el sentido que no es necesario que un creyente trabaje, porque Dios se ha comprometido a satisfacer la necesidad básica de ese creyente.

    Pero eso no es lo que está diciendo el texto. La Biblia en realidad exhorta a los creyentes a trabajar. Note lo que dice 2 Tesalonicenses 3:10 «Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.»

    Dios no tolera la ociosidad de ninguna manera. El trabajo no es la maldición por el pecado de Adán. El trabajo es una bendición de Dios. Adán trabajaba antes de caer en el pecado.

    Dicho esto, demos lectura al otro texto mencionado por Usted. Se encuentra en 2 Tesalonicenses 3:12 donde dice: «A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.»

    Nuevamente aquí, notamos que la voluntad de Dios es que los creyentes trabajen. Cuando el texto dice que trabajando sosegadamente coman su propio pan, está indicando que eviten comer de balde o eviten aprovechar el trabajo de otros para comer el fruto del trabajo de ellos. Esto es lo que enseña este texto. Visto así las cosas, notará que no existe contradicción alguna.

  • Esta es la consulta para hoy. En total ignorancia acerca del aborto, me sometí a un aborto. Ahora que reconozco que el aborto es malo, me siento muy mal por lo que hice en el pasado y ese sentimiento de culpa no me deja vivir en paz. ¿Qué debo hacer para evitar seguir condenándome a mí misma por lo que hice?

    Para evitar el sentimiento de culpa por este pecado, me gustaría recomendarle algunos pasos que han probado ser efectivos en casos similares al suyo.

    Primero, un arrepentimiento genuino. Arrepentirse significa cambiar la mente o cambiar la forma de pensar acerca de algo. En el caso del aborto provocado, pensaba que no había ningún problema con eso y que era la manera ideal para resolver el problema de un embarazo no deseado. Es necesario que cambie su manera de pensar.

    Considere al aborto provocado como un asesinato. Yo sé que suena ofensivo, pero así es como ve Dios al aborto provocado. Si le queda algo de duda en mirar al aborto provocado como asesinato, solamente investigue un poco las técnicas de aborto que utilizan los cirujanos que se dedican a esta ingrata tarea y llegará a la conclusión que es atentar contra la vida de una criatura indefensa recluida en el supuestamente seguro seno materno.

    Segundo, confiese a Dios este pecado específico. Confesar significa ponerse de acuerdo con Dios. En el caso del aborto, necesita ponerse de acuerdo con Dios en que el aborto es un pecado contra Dios. Proverbios 28:13 dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia”

    Tercero, por fe acepte el perdón y la limpieza de Dios. 1ª Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

    Dios es fiel y justo para perdonar el pecado de una persona que lo ha confesado. Acepte por fe esta verdad. Si ha confesado el pecado de aborto, ha sido perdonada de ese pecado. Para Dios es como si nunca hubiera cometido ese pecado. Puede ser que se acuerde de este pecado, pero en lo que a Dios respecta, este pecado está olvidado.

    Observe lo que dice Salmo 103:8-12 “Misericordioso y clemente s Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.”

    El sentimiento de culpa por lo que hizo no proviene de Dios sino de Usted misma. ¿A quién va a creer? A Usted misma quien dirá cosas como: Lo que hiciste no tiene perdón, o a Dios quien por medio de su palabra le dice: Estás perdonada y limpiada.

    No se guíe por sus sentimientos. Los sentimientos son muy variables y nada dignos de confiar. A veces se sentirá perdonada y limpia y vibrará de gozo, pero a veces se sentirá sucia por lo que hizo y se sumirá en el foso de la culpa y la depresión. Así, su vida será como las olas del mar. Unas veces arriba, otras veces abajo.

    Pero los creyentes no debemos manejarnos por los sentimientos sino por la fe. La fe dice: Si Dios me ha declarado perdonada y limpia, no tengo por qué sentirme culpable y sucia. De aquí en adelante voy a vivir gozosa de saberme perdonada y limpia.

  • La consulta para hoy es la siguiente: Entiendo que la palabra amancillar tiene que ver con adulterio y fornicación, y que es usada para señalar el pecado de Israel en el Antiguo Testamento. Pero me han dicho que esa palabra también se utiliza para señalar el comportamiento de una pareja que novios que se besan y se acarician. Si esto es así, me gustaría saber si hay alguna referencia bíblica.

    Amancillar es el acto de manchar o deslustrar la fama o linaje. También significa deslucir o afear o ajar. Puede significar también causar lástima o compasión. El verbo amancillar como tal, aparece únicamente en el Antiguo Testamento, al menos en la versión Reina Valera Revisión 1960. Se usa para hablar de la relación sexual pre matrimonial de Dina, la hija de Jacob. Génesis 34:2 dice que Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró. Se dice entonces que Dina fue amancillada. Así aparece en Génesis 34:5 donde dice: Pero oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija; y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen. Amancillar también se usa para hablar del terrible pecado de bestialismo. Es decir, la relación sexual de un hombre o una mujer con un animal. Levítico 18:23 dice: Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión. Amancillar también se usa para hablar de adulterio. Números 5:12-13 dice: habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente.

    Finalmente, amancillar se usa para referirse al pecado de idolatría de Israel. Jeremías 7:30 dice: Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola. Es decir que amancillar significa manchar o deslustrar la fama o el linaje, o deslucir, afear, ajar, causar lástima o compasión, por medio de relaciones sexuales prematrimoniales, bestialismo, adulterio o idolatría. En el Nuevo Testamento no aparece el verbo amancillar, pero aparecen dos palabras muy parecidas. La primera es “mancilla” Permítame leer Hebreos 13:4. La Biblia dice: Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

    Un lecho sin mancilla o sin mancha, hace referencia a la relación sexual entre un hombre y una mujer quienes previamente se han casado. Un lecho con mancilla es aquel en el cual uno de los dos comete el pecado de fornicación y adulterio. Dios mismos se encargará de juzgar estos pecados. La segunda palabra es “mancillar” que significa lo mismo que amancillar. Aparece en Judas 8 donde dice: No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.

    Mancillar la carne significa manchar el cuerpo, o cometer todo tipo de pecado, especialmente los pecados de índole sexual. La Biblia no necesariamente utiliza el verbo amancillar para hablar de besos y caricias en el noviazgo o enamoramiento. En todo caso, besos y caricias en el noviazgo o enamoramiento no es la voluntad de Dios, porque atenta contra el principio de que los jóvenes deben huir de las pasiones juveniles. 2 Timoteo 2:22 dice: Huye también de las pasiones juveniles,  y sigue la justicia,  la fe,  el amor y la paz,  con los que de corazón limpio invocan al Señor.

  • La consulta para hoy es de una persona que siente temor ante la venida de Cristo a arrebatar a la iglesia por cuanto no se siente listo para encontrarse con el Señor Jesucristo. Nos pide un consejo para vencer este temor.

    La venida de Cristo para arrebatar a su iglesia está a la puerta. Podría ocurrir en este mismo instante. No existe ninguna profecía que tenga que cumplirse para que venga el Señor Jesucristo a las nubes a llamar a los que somos suyos. Se dice por tanto que el arrebatamiento de la iglesia es inminente. Cuando ocurra el arrebatamiento, los creyentes, estén vivos o estén muertos, seremos arrebatados y pasaremos a estar con el Señor Jesucristo para siempre, pero los incrédulos se quedarán en la tierra para sufrir siete años de tribulación en los cuales Dios derramará su justa ira sobre el mundo incrédulo.

    La Biblia nos muestra la actitud que debemos tener los creyentes ante la inminencia de la venida de Cristo para arrebatar a su iglesia. Después de enseñar acerca del arrebatamiento de la iglesia, note lo que dijo el apóstol Pablo según 1 Tesalonicenses 4:18. La Biblia dice: Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Esto es justamente lo que me gustaría hacer en su caso. Quiero alentarle ante la inminencia de la venida de Cristo para arrebatarnos. Dice que está temeroso porque no se siente listo para ese magno acontecimiento. Le sugiero que lo mire de otra manera. Cambie ese temor en seguridad. ¿Cómo? Pues preparándose, conociendo más de la Biblia, orando más, venciendo más el pecado, hablando más de Cristo a otros, sirviendo más al Señor en su casa, en su trabajo, en la iglesia local donde se congrega. El temor que siente ante la inminente venida de Cristo se debe a que está flojo en su relación con el Señor.

    Mejore su relación con el Señor y verá como Dios pondrá gozo en su corazón con tan solo pensar que la venida de Cristo por su iglesia está a la puerta. Cuando yo era niño, había veces que mi papá y mamá me dejaban sólo en la casa en compañía de mis hermanos. Como es propio de los niños, había ocasiones en que nos peleábamos entre nosotros o simplemente yo hacía algo que mis padres expresamente me habían prohibido. Cuando eso pasaba, me invadía temor ante la cercanía de la hora de regreso de mis padres. Yo sabía que cuando ellos lleguen me tomarían cuentas de mi mal comportamiento y eso me hacía sentir miedo. Pero cuando me portaba bien y obedecía todo lo que ellos me habían dicho, no tenían ningún temor al regreso de mis padres, más bien me sentía alegre porque sabía que mis padres me traerían algún regalo y si no, la sola presencia de ellos en la casa era motivo suficiente para estar alegre. Así mismo es con Cristo. Si uno no está en buenas relaciones con él, produce temor la inminencia de su venida, pero si uno está en buenas relaciones con él, se siente gozo al saber que está pronto a venir. Así que, le aconsejo que fortalezca su relación con el Señor viviendo en santidad, y le aseguro que su temor se transformará en seguridad.

  • La consulta de hoy es con respecto a Apocalipsis 3:5 ¿Tiene que ver con creyentes? Si es así, parecería que la salvación se puede perder. Por favor explíqueme.

    Antes de mirar el texto indicado, permítame leer Juan 10: 27-30. La Biblia dice: Mis ovejas oyen mi voz,  y yo las conozco,  y me siguen,  y yo les doy vida eterna;  y no perecerán jamás,  ni nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre que me las dio,  es mayor que todos,  y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.  Yo y el Padre uno somos.

    Cuando Jesús habla de sus ovejas, se está refiriendo a los que somos salvos. El texto dice que Jesús nos conoce y nosotros le seguimos. Conocer significa tener una relación íntima. Jesús nos conoce íntimamente y nosotros le seguimos. Esto resulta en que los creyentes tenemos vida eterna. Yo les doy vida eterna, dijo Jesús. El verbo “dar” en esta frase está conjugado en tiempo presente. Esto significa que, a partir de haber recibido a Cristo, como Salvador, en cualquier instante del tiempo, los creyentes tenemos vida eterna. Por eso Jesús podía decir con absoluta razón: Y no perecerán jamás. Para confirmar lo dicho, Jesús añadió que nadie, absolutamente nadie, puede arrebatar a un creyente de su mano. Más claro no puede ser. Más seguridad no puede haber. Con esto en mente miremos el texto en Apocalipsis 3:5. Para tomar el contexto vamos a leer desde el versículo 4. La Biblia dice: Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras;  y andarán conmigo en vestiduras blancas,  porque son dignas.  El que venciere será vestido de vestiduras blancas;  y no borraré su nombre del libro de la vida,  y confesaré su nombre delante de mi Padre,  y delante de sus ángeles.

    El texto está hablando de los genuinos creyentes que se congregaban en una iglesia local en la ciudad de Sardis, en el primer siglo. A pesar de la presión del mundo sobre ellos, estos creyentes se mantuvieron firmes en su fe. Ellos son los que no han manchado sus vestiduras. La promesa es que ellos estarán para siempre con Jesús en el cielo, vistiendo vestiduras blancas, un símbolo de pureza y santidad. Estas son las personas dignas de semejante gloria. Cristo Jesús las hizo dignas. Eso es lo que espera también a todo genuino creyente. Todo genuino creyente es un vencedor, y al igual que los creyentes de Sardis, ellos también estarán para siempre con Jesús en el cielo, vistiendo vestiduras blancas, un símbolo de pureza y santidad. Es a ellos, a todo genuino creyente, que Jesús promete no borrar sus nombres del libro de la vida.

    El libro de la vida es el listado de los nombres de todos los que han sido escogidos por Dios para ser salvos, y que por tanto poseen vida eterna. Para todos ellos, es la promesa de Jesús de que sus nombres no serán borrados del libro de la vida. Esto comunica seguridad. No existe manera posible de borrar los nombres del libro de la vida. Su dilema tal vez, es que piense que como Jesús está prometiendo no borrar el nombre del libro de la vida a algunos, existe la posibilidad de que sí borre el nombre del libro de la vida a otros. Pero no hay tal. Esta posibilidad no existe. Eso es lo que declaró Jesús. Jesús termina diciendo que confesará delante de su Padre y delante de sus ángeles a todos los que constan en el libro de la vida. Una vez más, no existe posibilidad de que un genuino creyente pueda perder su salvación.

     

  • Quisiera que por favor me aclaren el pasaje bíblico de Hebreos 10:26-31 ¿Tiene que ver con creyentes? Si es así, parecería que la salvación se puede perder.

    Leamos Hebreos 10:26-31. La Biblia dice: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad,  ya no queda más sacrificio por los pecados,  sino una horrenda expectación de juicio,  y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.  El que viola la ley de Moisés,  por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios,  y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado,  e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?  Pues conocemos al que dijo:  Mía es la venganza,  yo daré el pago,  dice el Señor.  Y otra vez:  El Señor juzgará a su pueblo.  ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

    El autor se está refiriendo a personas que, teniendo todo el conocimiento intelectual para ser salvos, sin embargo, inexplicablemente rechazan ese conocimiento intelectual, y por decirlo así, dan la espalda a Cristo Jesús, y no lo reciben como Salvador.  Veamos qué es lo que dice el autor de Hebreos a estas personas. Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados. Detengámonos aquí por un momento. El autor de Hebreos está haciendo referencia a algo que era muy conocido para los judíos. Ellos sabían que los diferentes sacrificios por el pecado, cubrían solamente los pecados de ignorancia del pueblo, pero cuando alguien hacía algo malo con soberbia, es decir sabiendo que estaba haciendo algo malo, en la ley de Moisés no había sacrificio para cubrir este pecado.

    Por esta causa, si alguien, sabiendo que es un pecador y sabiendo que Cristo murió por él en la cruz del Calvario, y a pesar de eso, con soberbia rechaza a Cristo como Salvador, está cayendo justamente en lo que la ley de Moisés condenaba, ya no queda más sacrificio por los pecados. ¿Qué es lo que queda, entonces? Según la ley de Moisés, lo único que quedaba es ser cortado de en medio del pueblo de Israel. Pero algo más severo espera a aquel que a sabiendas voluntariamente rechaza a Cristo como Salvador. Lo que le espera es una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. Una persona así merece el castigo de los adversarios. La palabra Satanás, significa adversario. Aquel que, a pesar de saber, rechaza a Cristo como Salvador sufrirá eterno tormento en el lago de fuego junto a Satanás. La gravedad del castigo guarda relación con la gravedad de la falta. Cuando una persona sabe todo lo que hace falta saber para recibir a Cristo como Salvador y sin embargo da la espalda y rechaza a Cristo como Salvador, está pecando contra el Padre, contra el Hijo y contra el Espíritu Santo. La ley dice que el que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente, cuanto peor será el castigo cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se levantan como testigos en contra de alguien que ha rechazado a Cristo como Salvador. Reconociendo lo grave del castigo, el autor de Hebreos exclama: ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Así que, Hebreos 10:26-31 no habla de que los genuinos creyentes pueden perder la salvación, sino del castigo que espera a todo aquel que conociendo todo lo que tiene que conocer acerca de la salvación en Cristo, sin embargo, inexplicablemente da la espalda a Cristo y lo rechaza como Salvador.