Autor: cris

  • La consulta para este día tiene que ver con el texto en Romanos 12:1, en el cual aparece la frase “culto racional” Nos pregunta: ¿Qué significa culto racional?

    Aprecio mucho su consulta. El único lugar donde aparece la frase “culto racional” en toda la Biblia es Romanos 12:1. Qué tal si lo leemos este texto. La Biblia dice: Así que,  hermanos,  os ruego por las misericordias de Dios,  que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,  santo,  agradable a Dios,  que es vuestro culto racional.

    Por las misericordias que Dios ha manifestado hacia el pecador, las cuales han sido ampliamente descritas y explicadas en los capítulos 1 a 11 de la epístola de Pablo a los Romanos, el autor ruega a los creyentes que presenten voluntariamente sus cuerpos en sacrificio a Dios. El cuerpo tiene relevancia en la medida que la persona esté viva. Cuanto la persona muere, el cuerpo se reduce a mera materia en descomposición, de modo que cuando Pablo habla del cuerpo se refiere a todo el ser del creyente. Espíritu, alma y cuerpo. Pablo dice que debemos presentar nuestra vida en sacrificio. Pero debe ser un sacrificio que cumple con tres requisitos.

    Primero, debe ser un sacrificio vivo. Esto significa una negación consciente y constante de nuestros propios intereses, poniendo por encima los intereses de Dios. Es la rendición total y absoluta de la vida del creyente a la voluntad de Dios. Esto es un sacrificio vivo.

    Segundo, el sacrificio también debe ser santo. Esto significa que el creyente no debe tener sus anhelos divididos, unas veces haciendo su propia voluntad y otras veces haciendo la voluntad de Dios. Santo significa totalmente separado para Dios en todo momento y en toda circunstancia.

    Tercero, el sacrificio debe ser también agradable a Dios. Esto significa que trae satisfacción a Dios por el cumplimiento de su voluntad en nuestra vida. Es en estas circunstancias que aparece la frase “vuestro culto racional” la cual es materia de su consulta. Pablo dice entonces que presentar a Dios nuestra vida como un sacrificio, vivo, santo y agradable es nuestro culto racional. La palabra que se ha traducido como “culto” es la traducción de la palabra griega “latreía” que significa el servicio a Dios. Es la palabra que se usaba para referirse a la obra que hacían los sacerdotes y levitas en el templo de Jerusalén. La palabra que se ha traducido como “racional” proviene de la palabra griega “logicós” de la cual viene nuestra palabra “lógico”. Algo lógico es algo racional, algo consecuente, algo bien sustentado y razonado. La frase culto racional, entonces denota que a la luz de toda la riqueza espiritual que el creyente tiene a su entera disposición, no porque lo merezca sino por la sola misericordia de Dios, la respuesta lógica, racional, consecuente, es que el creyente rinda a Dios un servicio o un culto de orden superior al servicio o al culto que realizaban los sacerdote y levitas en el templo de Jerusalén. Lo sacerdotes en el templo de Jerusalén ofrecía a Dios cuerpos de animales muertos, los creyentes debemos ofrecernos nosotros mismos a Dios como sacrificio vivo.  Es una entrega total y sin reservas a hacer la voluntad de Dios en todo tiempo y en todo sentido.

     

  • ¿A quién se debe alabar? ¿A Jehová o a Jesús? Pues en la actualidad escucho muchas canciones de alabanza que sólo mencionan a Jehová y yo recuerdo que en un himnario antiguo que se llamaba Himnos de la Vida Cristiana, la mayoría de las canciones eran alabanzas a Jesús. Por favor sáqueme de esta duda.

    Con mucho gusto amable oyente. Para comenzar, la Biblia exhorta a alabar a Jehová. El Antiguo Testamento está repleto de alabanzas a la persona de Jehová. Para muestra, considere lo que dice 1 Crónicas 16:8-9 dice: Alabad a Jehová,  invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras. Cantad a él,  cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas.

    De igual manera, también en la misma  Biblia vemos que el Señor Jesús es alabado. Note este hermoso pasaje bíblico en Apocalipsis 5:8-14. Y cuando hubo tomado el libro,  los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero;  todos tenían arpas,  y copas de oro llenas de incienso,  que son las oraciones de los santos;  y cantaban un nuevo cántico,  diciendo:  Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;  porque tú fuiste inmolado,  y con tu sangre nos has redimido para Dios,  de todo linaje y lengua y pueblo y nación;  y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra.  Y miré,  y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono,  y de los seres vivientes,  y de los ancianos;  y su número era millones de millones, que decían a gran voz:  El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder,  las riquezas,  la sabiduría,  la fortaleza,  la honra,  la gloria y la alabanza.  Y a todo lo creado que está en el cielo,  y sobre la tierra,  y debajo de la tierra,  y en el mar,  y a todas las cosas que en ellos hay,  oí decir:  Al que está sentado en el trono,  y al Cordero,  sea la alabanza,  la honra,  la gloria y el poder,  por los siglos de los siglos.  Los cuatro seres vivientes decían:  Amén;  y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

    De modo que, tanto Jehová como el Señor Jesús merecen y son dignos de toda alabanza, porque ambos tienen la misma esencia, ambos son Dios. Los compositores de himnos cristianos deben tomar muy en cuenta este asunto para no privar ni a uno ni a otro de su debida alabanza. Yo no estoy muy familiarizado con el Himnario que menciona en su consulta, me refiero a himnario titulado Himnos de la Vida Cristiana, pero por referencia de personas que conocen bien este himnario he sabido que es muy equilibrado en poner en alto tanto a la persona de Dios, o de Jehová que es lo mismo, como a la persona del Señor Jesucristo.

     

  • ¿Por qué Jehová quiso matar a Moisés, según Éxodo 4:24-26?

    Vamos a dar lectura al pasaje bíblico en Éxodo 4:24-26. La Biblia dice:  Y aconteció en el camino,  que en una posada Jehová le salió al encuentro,  y quiso matarlo. Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo,  y lo echó a sus pies,  diciendo:  A la verdad tú me eres un esposo de sangre.  Así le dejó luego ir.  Y ella dijo:  Esposo de sangre,  a causa de la circuncisión.

    Moisés había sido comisionado para ser el instrumento por el cual Dios iba a traer liberación a su pueblo escogido Israel. Fue así como Moisés dejó a su suegro Jetro y tomó a Séfora su mujer y a sus hijos y se dirigió hacia Egipto. Y sucedió en el camino, en una posada,  que Jehová salió al encuentro de Moisés y quiso matarlo. La Biblia no da detalles sobre la manera como Jehová quiso matar a Moisés. Probablemente se trató de alguna repentina y grave enfermedad. En todo caso, para Moisés fue muy obvio que Jehová estaba reclamando su vida. La razón para esta drástica acción de parte de Jehová se encuentra en el pacto de Dios con Abraham. Génesis 17:9-14 donde dice: Dijo de nuevo Dios a Abraham:  En cuanto a ti,  guardarás mi pacto,  tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones.  Este es mi pacto,  que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti:  Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis,  pues,  la carne de vuestro prepucio,  y será por señal del pacto entre mí y vosotros.  Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones;  el nacido en casa,  y el comprado por dinero a cualquier extranjero,  que no fuere de tu linaje.  Debe ser circuncidado el nacido en tu casa,  y el comprado por tu dinero;  y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso,  el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio,  aquella persona será cortada de su pueblo;  ha violado mi pacto.

    La circuncisión era la señal del pacto entre Jehová y Abraham y sus descendientes. La falta de cumplimiento de este rito de circuncisión acarreaba la pena de muerte sobre el infractor. Según esto entonces, Moisés debió haber circuncidado a su hijo a los ocho días de nacido. Todo parece indicar que Moisés debe haber hablado con su esposa Séfora sobre requisito del pacto de Dios con la descendencia de Abraham, pero por alguna razón, tal vez por la oposición de ella, Moisés no había cumplido con este mandamiento de Jehová. Es posible que, por complacer a su esposa, Moisés haya desobedecido a Dios. Cuando Jehová quiso matar a Moisés, para Séfora no había duda en cuanto a que la razón para esto era porque Moisés no había circuncidado todavía a su hijo. Por eso fue que Séfora se dio prisa y tomando un pedernal afilado circuncidó a su hijo y tomando el prepucio lo echó a los pies de Moisés. Era la única manera para que Jehová perdone la vida a Moisés. Séfora dijo entonces a Moisés: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. No se puede saber con precisión el significado de esta frase dicha por Séfora, la esposa de Moisés, pero un buen número de intérpretes lo entienden en el sentido que, por haber salvado la vida a Moisés al circuncidar a su hijo, Séfora consideraba que su vínculo matrimonial con Moisés se había fortalecido.

     

  • La consulta de hoy se refiere a la respuesta que dimos a una pregunta en cuanto a cómo saber cuál es la persona con la cual debe casarse un joven o una señorita creyente. En la respuesta se mencionó que no es específicamente que Dios tenga una persona reservada para una persona. Nos pide explicación por cuanto él siempre ha pensado que Dios tiene reservada una persona para todos los que quieran casarse, tanto hombres como mujeres.

    Gracias por su consulta. La Biblia presenta los requisitos que debe cumplir la persona con la cual un hombre creyente, o una mujer creyente, se debe casar. En esencia, debe ser una persona del sexo opuesto, porque los matrimonios entre personas del mismo sexo, están condenados por Dios, además, debe ser una persona creyente, porque Dios condena los matrimonios entre una persona creyente y una persona no creyente. Aparte de estos dos requisitos claros y específicos, existen indicios que mostrarían que además debe ser una persona madura en la fe. La Biblia no presenta requisito adicional alguno. Esto significa que el creyente tiene plena libertad de escoger su pareja entre las personas que cumplen con estos requisitos. Una vez que el creyente ha escogido a la persona con quien se va a casar y contrae matrimonio con esa persona, se ha hecho evidente que aquella persona es la persona que Dios también ha escogido para ese creyente.

    Es decir, que Dios no anula la voluntad del creyente en este proceso de escoger con quien ese creyente se va a casar. El creyente debe depender de la guía y del poder del Espíritu Santo para escoger su pareja dentro del marco establecido por Dios en su Palabra. Esto tiene varias implicaciones de orden práctico. El creyente que piensa que debe casarse, debe orar a Dios que le dé sabiduría y discernimiento para encontrar a la persona con quien debe casarse, respetando los principios que aparecen en la Biblia. El creyente no debe apresurarse a tomar esta decisión tan importante, pero tampoco debe ser apático, como esperando que Dios tome esta decisión por él. El creyente no debe disfrazar su timidez afirmando que no hace nada para buscar su pareja, porque de eso se ocupa Dios. Lo aconsejable es el sano equilibrio. Debe orar como si todo dependiera de Dios y a la par debe buscar como si todo dependiera de él. Por otro lado, una pareja que ya se ha casado, no tiene la más mínima razón para pensar que la persona con quien se casó no fue la voluntad de Dios, asumiendo que es una persona del sexo opuesto, es creyente y es madura en la fe.

    Menciono esto porque no son pocos los casos en los cuales creyentes viven atormentados pensando que se equivocaron al casarse con su esposa o con su esposo, a pesar que son personas del sexo opuesto, son creyentes y son maduros en la fe. No hay tal, el hombre con quien se casó, o la mujer con quien se casó, es la voluntad de Dios para Usted, él es el hombre que Dios tenía preparado para Usted, o ella es la mujer que Dios tenía preparado para Usted. No siga rompiéndose la cabeza pensando que se equivocó. Más bien haga todo lo que le instruye la Biblia para edificar la relación con su esposa o su esposo de modo que sea lo más satisfactoria posible.

     

  • ¿Hay alguna evidencia bíblica sobre si nos reconoceremos o no en el cielo?

    No hay ninguna evidencia concluyente amable oyente. Es decir que no existe ningún versículo donde se declare que nos vamos a reconocer o que no nos vamos a reconocer en el cielo. Sin embargo, existen ciertos indicios que conducen a la conclusión que los creyentes si podremos reconocernos en el cielo. Permítame citar dos casos en los cuales esto ocurre. El primero está en Lucas 9:28-31 donde dice: Aconteció como ocho días después de estas palabras,  que tomó a Pedro,  a Juan y a Jacobo,  y subió al monte a orar.  Y entre tanto que oraba,  la apariencia de su rostro se hizo otra,  y su vestido blanco y resplandeciente.  Y he aquí dos varones que hablaban con él,  los cuales eran Moisés y Elías; quienes aparecieron rodeados de gloria,  y hablaban de su partida,  que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.

    Moisés y Elías están en la gloria con Dios, sin embargo, en la transfiguración, los tenemos en una conversación con el Señor Jesús, platicando acerca de la pronta partida del Señor Jesús a Jerusalén donde iba a ser crucificado. Se infiere que entre los tres, el Señor Jesús, Moisés y Elías deben haberse reconocido para poder estar hablando entre ellos como relata el texto. El segundo está en 2 Samuel 12:19-23. La Biblia dice: Mas David,  viendo a sus siervos hablar entre sí,  entendió que el niño había muerto;  por lo que dijo David a sus siervos:  ¿Ha muerto el niño?  Y ellos respondieron:  Ha muerto.  Entonces David se levantó de la tierra,  y se lavó y se ungió,  y cambió sus ropas,  y entró a la casa de Jehová,  y adoró.  Después vino a su casa,  y pidió,  y le pusieron pan,  y comió.  Y le dijeron sus siervos:  ¿Qué es esto que has hecho?  Por el niño,  viviendo aún,  ayunabas y llorabas;  y muerto él,  te levantaste y comiste pan. Y él respondió:  Viviendo aún el niño,  yo ayunaba y lloraba,  diciendo:  ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí,  y vivirá el niño?  Mas ahora que ha muerto,  ¿para qué he de ayunar?  ¿Podré yo hacerle volver?  Yo voy a él,  mas él no volverá a mí.

    El hijo que David tuvo con Betsabé estaba enfermo de muerte y David clamaba a Dios con ayuno por sanidad. De todas maneras, el niño murió, porque eso fue lo que Dios había anunciado de antemano. Al morir el niño, David se levantó y concluyó su ayuno. Esto dejó perplejos a sus siervos quienes le hicieron la pregunta: ¿Por el niño aun viviendo ayunabas y llorabas, y muerto él te levantaste y comiste pan? La respuesta de David fue: Viviendo aun el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Ahora, preste atención a lo que dijo David: Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí. Era imposible que el niño venga del más allá para estar nuevamente con David, pero eso no significaba que David no iba a ver nunca más al niño, porque David tenía la esperanza de que un día iba a ir donde estaba el niño. Esto le sirvió de consuelo en su momento de dolor por la muerte de su hijo. De casos como estos se infiere que los salvos nos podremos reconocer en el cielo.

  • Después de haber entregado al Señor Jesús y al ver que fue condenado injustamente, Judas Iscariote dijo: He pecado entregando sangre inocente. Mi pregunta es: Por haber reconocido su pecado de entregar a la muerte a Jesús, una persona inocente ¿Será posible que Judas Iscariote se haya salvado? ¿O definitivamente se condenó?

    Gracias por su consulta. Que tal si damos lectura a esa parte del Nuevo Testamento en la cual, aparentemente Judas Iscariote se arrepintió de haber entregado al Señor Jesús. Se encuentra en Mateo 27:3-5. La Biblia dice: Entonces Judas,  el que le había entregado,  viendo que era condenado,  devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,  diciendo:  Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron:  ¿Qué nos importa a nosotros?  ¡Allá tú!  Y arrojando las piezas de plata en el templo,  salió,  y fue y se ahorcó.

    Cuando el pasaje bíblico leído señala que Judas Iscariote devolvió arrepentido las treinta piezas de plata que recibió de los principales sacerdotes y los ancianos, no da a entender que Judas experimentó lo que podríamos llamar arrepentimiento para salvación, sino que se trató de un simple remordimiento de conciencia por ver que un inocente estaba siendo condenado. Esta afirmación que acabo de hacer merece ser cotejada con lo que afirma la Biblia al respecto. La prueba de esto es que Judas Iscariote jamás buscó arreglar su problema de pecado, sino que fue y se ahorcó. Esta acción demuestra que no experimentó un arrepentimiento genuino. El verdadero arrepentimiento del pecado siempre se manifiesta en obras dignas de arrepentimiento. Esto es lo que Juan el Bautista dijo a los judíos que recibieron su mensaje y en consecuencia se arrepintieron de sus pecados. En Judas Iscariote jamás hubo algún fruto digno de arrepentimiento, por lo cual se deduce que no se arrepintió para salvación. A todas luces, entonces, Judas Iscariote salió de este mundo sin haber recibido perdón de pecado. En consecuencia, su destino después de su muerte es el mismo que cualquier pecador que sale de este mundo sin haber arreglado con Dios su problema de pecado. Esta conclusión se confirma por lo que la Biblia dice en cuanto a la elección del reemplazo de Judas Iscariote en el oficio de apóstol de Jesucristo. Este hecho ha quedado registrado en el pasaje bíblico de Hechos 1:24-26 donde se lee.  Y orando,  dijeron:  Tú,  Señor,  que conoces los corazones de todos,  muestra cuál de estos dos has escogido, para que tome la parte de este ministerio y apostolado,  de que cayó Judas por transgresión,  para irse a su propio lugar. Y les echaron suertes,  y la suerte cayó sobre Matías;  y fue contado con los once apóstoles.

    Hablando de Judas Iscariote, el pasaje bíblico dice que Judas Iscariote se fue a su propio lugar. Esto es lo que pasó una vez que Judas Iscariote murió físicamente. Judas Iscariote recibió su justa condenación. Hoy en día debe estar experimentando tormento en fuego en el Hades y después del milenio, una vez que resucite y se presente al juicio del gran trono blanco, será arrojado al lago de fuego donde pasará por la eternidad.

     

  • ¿Verá Dios con buenos ojos el besar una cruz? Quien hace la consulta besa la cruz por respeto a Dios, pero tiene dudas y quiere obedecer a Dios sobre todo.

    La cruz era un instrumento de tortura, en el cual padecían hasta morir los peores malhechores. En un instrumento así, el Señor Jesús padeció hasta morir en lugar del pecador. La muerte sustitutoria del Señor Jesucristo en la cruz, garantiza perdón de pecado a todo aquel que deposita su fe en él y lo recibe como Salvador. Sin embargo, la muerte en la cruz no fue todo lo que hizo falta para sellar nuestra salvación. Jamás debemos olvidar que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos, demostrando que su Padre aceptó el sacrificio de él por nuestro pecado. El Señor Jesucristo está vivo. La imagen de una cruz de la cual pende un cuerpo maltrecho y sangrante no refleja la historia completa de la redención. En el Nuevo Testamento existe un texto que erróneamente ha inducido a muchos a idolatrar la imagen de la cruz. Se encuentra en Gálatas 6:14 donde dice: Pero lejos esté de mí gloriarme,  sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,  por quien el mundo me es crucificado a mí,  y yo al mundo.

    En este versículo, Pablo no está diciendo que él siente profundo respeto o hasta devoción a una imagen de la cruz, ya sea con un cuerpo crucificado o sin él, sino que todo su bienestar espiritual, depende de lo que el Señor Jesucristo logró con su muerte en la cruz. Los judaizantes, es decir la gente que incita a los creyentes gentiles a adoptar prácticas propias del judaísmo, pensaban que su bienestar espiritual dependía de su circuncisión y apego a la ley de Moisés, Pablo dice: No. Mi bienestar espiritual depende única y solamente de lo que Cristo logró al morir por mí en la cruz. Así que, no tiene sentido que los creyentes hagamos de la imagen de una cruz el objeto de nuestra adoración. Por otro lado, llevar la imagen de una cruz colgada al cuello con una cadena, es considerado por muchos como un amuleto de buena suerte. Uno que aboga por la eficacia de esta práctica declaró lo siguiente: Llevarla con nosotros en nuestra vida cotidiana nos ayudará a encontrar la senda correcta y fortalecerá nuestro corazón frente a las adversidades, pues encontraremos cobijo en el amor de Jesús. ¿Se puede imaginar? La imagen de una cruz ha reemplazado al mismo Dios. Si tengo mi imagen de una cruz ¿para qué necesito a Dios? Mi cruz es suficiente. Igual podríamos decir de cruces colgadas en paredes, de cruces en bolsos, de imágenes de cruces en billeteras y cosas por el estilo. Nos dice que besa una cruz por respeto, pero eso se acerca mucho a la devoción a un objeto, algo que es pariente cercano de la idolatría. Además, los creyentes que le vean besando una cruz, no pensarán que lo hace por respeto, sino que está adorando ese objeto. Por último, veo que tiene serias dudas en cuanto a si a Dios le agrada eso de besar una imagen de una cruz. La palabra de Dios nos exhorta a evitar hacer algo sobre lo cual tenemos alguna duda. Note lo que dice Pablo en cuanto a dudar sobre algo que se puede o no comer. Romanos 14:23 dice: Pero el que duda sobre lo que come,  es condenado,  porque no lo hace con fe;  y todo lo que no proviene de fe,  es pecado.

    Aplique este principio a su caso particular en cuanto a besar la imagen de una cruz, y ya tiene respuesta a su inquietud.

  • ¿Es el diablo omnipresente? Pregunto esto porque muchas personas dicen que el espíritu del diablo está en ellos y también el apóstol Pablo dice que el espíritu del maligno opera en los hijos de desobediencia

    Gracias por su consulta. El diablo es una persona espiritual, esto significa que tiene intelecto, voluntad y emociones o sentimientos, pero no tiene cuerpo. Además, el diablo es un ser creado. Siendo así, el diablo, aunque es un ser poderoso, sin embargo, no posee atributos divinos, dentro de los cuales está la omnipresencia, lo cual significa que puede estar en todo lugar a la vez. El diablo puede poseer por tanto a una persona a la vez, no a más de una. Algo con lo cual cuenta el diablo es con un vasto ejército de espíritus malignos, conocidos como demonios. A través de sus demonios, el diablo logra que se haga su voluntad a placer en los que se someten a sus designios. Cuando en argot popular, la gente dice que el diablo está en tal o cual persona, está dando a entender que esa persona está siendo utilizada como instrumento, bien sea del mismo diablo o de algunos de sus demonios, pero en todo caso, haciendo la voluntad del diablo. Ahora consideremos el texto al que seguramente hace referencia su consulta. Se encuentra en Efesios 2:1-3 donde dice: Y él os dio vida a vosotros,  cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,  en los cuales anduvisteis en otro tiempo,  siguiendo la corriente de este mundo,  conforme al príncipe de la potestad del aire,  el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne,  haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos,  y éramos por naturaleza hijos de ira,  lo mismo que los demás.

    Este pasaje bíblico muestra el pasado espiritual de todo creyente. En un sentido espiritual, antes de ser creyentes, todos estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, simplemente siguiendo la corriente de este mundo, es decir, como un borrego que siguen al borrego que tiene delante de él, sin pensar siquiera hacia donde está dirigiéndose. Quien está detrás de todo esto es el príncipe de la potestad del aire, una referencia al diablo. Todo incrédulo, consciente o inconscientemente está a merced del diablo. Hablando del diablo, el apóstol Pablo dice que es el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Al decir esto, Pablo no está afirmando que el diablo habita o mora en todos los incrédulos a la vez, sino que todo incrédulo es adversario de Dios. La palabra diablo significa adversario, alguien que está en contra de Dios. En su ceguera espiritual el incrédulo es adversario de Dios y en consecuencia es un hijo de desobediencia, una expresión hebrea que significa: persona desobediente por naturaleza. Esta es la triste condición espiritual de todo ser humano en el mundo. Esto es terrible, porque si una persona sale en estas condiciones espirituales de este mundo, le espera condenación eterna. Esta es la razón por la cual todo ser humano necesita dejar de ser un hijo de desobediencia y pasar a ser un hijo de Dios. Esto se logra cuando el ser humano recibe al Señor Jesucristo como Salvador. Cuando esto pasa, la persona deja de ser la morada de ese espíritu que opera en los hijos de desobediencia, y pasa a ser la morada del Espíritu Santo de Dios.

     

  • ¿Puede ser salva una persona que no ha sido escogida por Dios para ser salva desde antes de la fundación del mundo?

    Su consulta tiene que ver con la doctrina de la elección. Esta doctrina representa un serio desafío para la mente humana, así que es necesario considerar qué es lo que enseña la Biblia y qué es lo que no enseña la Biblia acerca de este apasionante tema. Primero, la Biblia enseña que Dios escoge o elije a algunos para salvación. 2 Tesalonicenses 2:13 dice: Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros,  hermanos amados por el Señor,  de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación,  mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

    La Biblia también enseña que los creyentes somos elegidos según la presciencia de Dios Padre, conforme a 1 Pedro 1:2. La Biblia también enseña que los que somos elegidos tenemos que oír y obedecer lo que dice el Evangelio, según 1 Tesalonicenses 1:4-7. Segundo, la Biblia no enseña que Dios escoge a algunos para condenación. El hecho que Dios escoja a algunos para salvación no implica que Él arbitrariamente escoge al resto para condenación. Dios nunca condena a hombres que merecen ser salvos, porque no hay nadie que merece ser salvo, sino que salva a algunos que merecemos ser condenados. La doctrina de la elección hace que Dios sea Dios. Él es soberano, es decir que Él puede hacer lo que le plazca, pero jamás hará algo injusto. Pero existe otra faceta en este asunto. La misma Biblia que enseña la elección soberana por parte de Dios, también enseña la responsabilidad del hombre. Nadie puede usar la doctrina de la elección como una excusa para no ser salvo. Dios hace una legítima invitación de salvación a toda persona en textos como Juan 5:24 donde dice: De cierto,  de cierto os digo:  El que oye mi palabra,  y cree al que me envió,  tiene vida eterna;  y no vendrá a condenación,  mas ha pasado de muerte a vida.

    Todo el que quiera puede ser salvo por medio de recibir al Señor Jesucristo como Salvador. Por tanto, si una persona se condena, es porque esa persona lo decidió así, mas no porque Dios no le escogió. El hecho es que la misma Biblia que enseña la elección soberana de Dios también enseña la responsabilidad que tiene el hombre para ser o no ser salvo.  Estas doctrinas se entrelazan en un solo texto. Me refiero a Juan 6:37 donde dice: Todo lo que el Padre me da,  vendrá a mí;  y al que a mí viene,  no le echo fuera.

    La primera parte de este texto habla de la elección soberana de Dios, todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, la segunda parte habla de la invitación general a todo ser humano para ser salvo, al que a mí viene, no le echo fuera. Esto representa un conflicto para la mente humana, ¿Cómo puede Dios escoger solamente a algunos para salvación y a la vez ofrecer de buena fe la salvación a todos los hombres? Para nosotros representa un conflicto, pero no para Dios. Lo más prudente es aceptar las dos cosas tal cual como aparecen en la Biblia. Así que a su pregunta de si una persona que no ha sido elegida por Dios para salvación desde antes de la fundación del mundo puede ser salva, la mejor respuesta sería, esa persona no puede ser salva, no porque no ha sido elegida por Dios para salvación desde antes de la fundación del mundo, sino porque esa persona ha rechazado la invitación para ser salva.

     

  • La consulta de hoy es acerca del año de nacimiento del Señor Jesús. ¿Cuándo fue?

    Bueno, tenemos dos textos importantes a este respecto. El primero se encuentra en Mateo 2:1 que dice: «Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron a Jerusalén unos magos»

    Este Herodes, gobernó desde el año 37 antes de Cristo hasta el año 4 antes de Cristo. Aquí ya tenemos uno de los datos importantes para saber el año del nacimiento de Jesús. Entre el año 37 y el año 4 antes de Cristo. Es mucho el rango, así que debemos reducirlo.

    El segundo texto se encuentra en Lucas 2: 1-2 que dice: «Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria»

    Lo que nos relatan este par de versículos fue la razón por la cual José, el esposo de María y María la por entonces virgen, tuvieron que trasladarse desde Nazaret en Galilea donde vivían los dos, hasta Belén en Judea, la tierra de sus antepasados, la casa de David.

    Eso era necesario para que sean empadronados. Fue justo cuando llegaron a Belén que María dio a luz a Jesús. Lo que debemos notar es que este episodio ocurrió cuando Cirenio era gobernador de Siria. La historia secular nos muestra algo interesante sobre este personaje, llamado Cirenio.

    Fijar la fecha precisa del censo al que se refiere Lucas es un tanto complicado. Publius Sulpicius Cirenio gobernó Siria durante los años 6 a 9 después de Cristo. Durante su gobierno se realizó un renombrado censo, por el año 6 después de Cristo.

    Josefo relata que este censo fue el motivo para una sangrienta revuelta de los judíos. Cirenio tuvo la responsabilidad de administrar este censo y también jugó un papel importante en aplacar la revuelta que resultó del censo. Pero este censo no puede ser el censo al que se refiere Lucas, porque este censo, tuvo lugar más o menos una década después que murió Herodes.

    Recuerde que Herodes murió el año 4 antes de Cristo. Pero siendo Lucas un historiador meticuloso sería de esperarse que no cometa el error de citar un censo equivocado.

    Pero Lucas no estuvo equivocado. En el año de 1764 se encontró un fragmento de piedra en Tívoli, cerca de Roma en el cual había una inscripción en honor de un oficial romano que sirvió dos periodos como gobernador de Siria y Fenicia durante el reino de Augusto César.

    El nombre de este oficial no está en el fragmento de piedra, pero entre los logros de este oficial se dan detalles que por lo que se sabe fueron realizados por Cirenio. Así que Cirenio debe haber gobernado por dos ocasiones Siria.

    Con relación al censo citado por Lucas, se ha encontrado evidencias en Egipto acerca de un censo que tuvo lugar el año 8 antes de Cristo. Probablemente tardó un par de años hasta que este censo llegue a Palestina debido a problemas políticos. Siendo así, entonces Jesús debe haber nacido entre el año 6 antes de Cristo y el año 4 antes de Cristo. Este período, entre el año 6 antes de Cristo y el año 4 antes de Cristo es el único en el cual aparentemente hubo un censo en Palestina mientras Cirenio era gobernador de Siria y Herodes estaba todavía en vida.

    Lo que hemos dicho deja un margen de error. Lo más prudente es afirmar que Jesús debió haber nacido entre los años 6 y 4 antes de Cristo.