Autor: cris

  • ¿Qué relación existe entre el texto en Mateo 2:23 e Isaías 11:1?

    Gracias por su pregunta. Comencemos por dar lectura al texto que se encuentra en Mateo 2:23. Dice: y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno. Estando en Egipto, por instrucciones de un ángel del Señor, José, el esposo de María, tomó al niño Jesús y a su madre María y los llevó de regreso a la tierra de Israel. Por el hecho que el perverso Arquelao gobernaba el territorio de Judea, en lugar de su padre Herodes, José tuvo temor de ir allá y guiado por Dios se marchó a la región de Galilea y se estableció en una ciudad que se llamaba Nazaret. Esta era una ciudad nada importante a unos 90 Kilómetros al Norte de Jerusalén. Entre la gente de aquella época, Nazaret tenía la mala fama de que nada de bueno había salido de ella. La decisión que tomó José, no sólo contribuyó a la seguridad del niño Jesús, sino que fue el cumplimiento de lo que habían dicho los profetas. Interesante como Dios maneja las circunstancias de modo que se cumpla lo que ha sido profetizado. Así que, Mateo, el escritor del Evangelio dice que por crecer en Nazaret, Jesús fue llamado nazareno, cumpliendo lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.

    Esto último representa un desafío a los intérpretes de la Biblia. La dificultad radica en que Mateo no especifica qué profeta o qué profetas anunciaron que el Cristo, o el Mesías de Israel será llamado nazareno. Inclusive algunos han pensado que a lo mejor esta profecía podría encontrarse en alguno de los libros apócrifos o deuterocanónicos. Pero sería muy dudable que Mateo echara mano de los libros apócrifos, pero tampoco en los libros apócrifos existe alguna profecía que diga que el Cristo o el Mesías de Israel sería llamado nazareno. Así que, en términos generales, existen dos líneas de pensamiento en cuanto a la interpretación de este texto. La primera dice que partiendo del hecho que Nazaret es una ciudad oscura, nada importante, humilde, sus ciudadanos, los nazarenos, también eran considerados como personas oscuras, nada importantes, humildes. Que el Cristo, el Mesías de Israel, sea llamado nazareno, indicaría que entre la gente de su tiempo, él también iba a ser considerado como alguien oscuro, nada importante.

    La otra línea de pensamiento asocia el texto en Mateo 2:23 con Isaías 11:1. Permítame explicarlo de qué manera. Recuerde que según Mateo 2:23, habitando en Nazaret, Jesús cumplió con lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno. Con esto en mente, vamos al texto en Isaías 11:1. La Biblia dice: Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.

    Si bien el tronco de Isaí estará caído, sin embargo, de sus raíces retoñará una vara o un vástago. Recuerde que Jesús era descendiente de David, el rey de Israel, quien a su vez fue hijo de Isaí. Para referirse al Cristo, o al Mesías de Israel, Isaías usa la palabra “vástago” en este texto. La palabra “vástago” en el idioma hebreo, es la palabra Netzer, que tiene algo de similitud con la palabra griega que se ha traducido como “nazareno”, la palabra “Nazoráios” Así que, es muy posible que Mateo, haya estado pensando en la palabra “vastago” de Isaías 11:1 y la asoció por la ligera similitud, con la palabra “nazareno” En todo caso, los profetas del Antiguo Testamento, anunciaron que el Cristo, el Mesías de Israel, será un “vástago” que retoña del tronco de Isaí. El Señor Jesús cumplió con esto.

  • ¿Es pecado maldecir?

    Gracias por su pregunta. Maldecir, literalmente significa condenar algo a destrucción. Cuando alguien maldice a una persona o cosa, está condenando a esa persona o cosa a destrucción. Por eso es que el diccionario afirma que maldecir es el deseo que al prójimo le venga algún daño. Siendo así, es natural pensar que la Biblia prohíbe maldecir. Específicamente, el Antiguo Testamento condena el maldecir a los padres. Éxodo 21:17 dice: “Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá”. Fíjese cuán terrible era maldecir al padre o a la madre. El castigo según la ley de Moisés era la pena de muerte. Si se aplicara este principio en la actualidad, me temo que muchos hijos, especialmente jóvenes, yacerían bajo un montón de piedras, porque la pena de muerte bajo la ley de Moisés, era el apedreamiento. Cuidado con maldecir a su padre o a su madre, amable oyente. El Antiguo Testamento también prohibía maldecir a una autoridad. Éxodo 22:28 dice: “No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo”. Algo interesante es lo que encontramos en Levítico 19:14: No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová”. El sordo, obviamente, no tiene capacidad de oír una maldición, pero aún así el Antiguo Testamento prohíbe que se le maldiga, por cuanto maldecir afecta más al que maldice que al que recibe la maldición. Maldecir es como escupir al cielo. El mal es para quien lo hace. Pero no sólo el Antiguo Testamento condena el maldecir, el Nuevo Testamento lo hace tal vez con más fuerza. Romanos 3:14 dice: “Su boca está llena de maldición y de amargura” Maldecir es propio de un incrédulo. Maldecir es el fruto de un corazón entregado al pecado. En el Sermón del Monte, Jesús se refirió a la prohibición de maldecir. Mateo 5:44 dice. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

    En el mundo en el cual vivimos, es inevitable que alguien nos maldiga, pero como creyentes, no debemos responder con maldición a los que nos maldicen. Todo lo contrario, debemos responder con bendición a los que nos maldicen. El mejor ejemplo de esta conducta fue el mismo Señor Jesucristo. 1 Pedro 2:23 dice: quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;

    El apóstol Pablo también exhorta a los creyentes a no maldecir. Romanos 12:14 dice: Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.

    No maldecir en este texto es una orden. No existe justificación alguna para que un creyente maldiga a otro. Santiago lo puso muy bien cuando en Santiago 3:7-12 dice: Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

    Es imprescindible por tanto que los creyentes refrenemos nuestra lengua para no proferir maldiciones a nadie, y si ya lo hemos hecho, aunque pensemos que teníamos razón para hacerlo, debemos reconocer que pecamos, debemos confesar a Dios ese pecado y debemos prometer que nunca jamás lo vamos a hacer con la ayuda del Señor.

  • ¿Qué principios bíblicos debería tener en cuenta un joven que está pensando en iniciar una relación de enamoramiento?

    Primero, reconocer que la decisión más importante después de la decisión de recibir a Cristo como Salvador, es saber con quién se va uno a casar. Una mala decisión en cuanto a la pareja puede echar a perder el futuro de cualquier creyente. Por eso, no se debe pensar siquiera en enamoramiento, sin primeramente estar en íntima comunión con Dios a través de su palabra y la oración. Salmo 37:4 que dice: “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.”

    Segundo, mientras se está en comunión con el Señor, es imperativo escudriñar la palabra de Dios para saber cuál es la voluntad de Dios para el enamoramiento. Por supuesto que en las páginas de la Biblia no se va a hallar el nombre de la señorita de quien se va a enamorar, pero encontrará principios generales que atañen al enamoramiento. Uno muy importante se encuentra en 2ª Corintios 6:14: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” Un joven creyente no debe enamorarse o ponerse de novio con una joven incrédula y una joven creyente no debe enamorarse o ponerse de novia con un joven incrédulo. Si lo hacen están en franca y total rebeldía contra Dios. Tercero, los jóvenes creyentes deben saber que sobre lo físico y emocional de una persona está lo espiritual.

    Cuarto, cuando el Señor parece que le está guiando en cierta dirección específica en cuanto al enamoramiento, busque el consejo de las autoridades de su iglesia local y de sus padres. Saque de su mente lo que es común en muchas parejas de enamorados, me refiero a llevar adelante un enamoramiento secreto. Esto no es la voluntad del Señor. El enamoramiento es una etapa hermosa de la vida de todo joven y de toda señorita. No debe ser algo para avergonzarse. Si su probable enamoramiento no cuenta con el apoyo de las autoridades de la iglesia local y con el apoyo de sus padres, es mejor que comience una relación de enamoramiento. La falta de aprobación será la manera de Dios de decir: Espera un momento, yo tengo mejores planes para ti. Yo te voy a traer una persona mejor que la que tú estás pensando. Recuerde que los jóvenes creyentes deben estar sometidos a la autoridad de los líderes de la iglesia local y a la autoridad de sus padres.

    Quinto, si ya está en una relación de enamoramiento con alguien, comprométase a edificar la relación en la parte espiritual principalmente y luego en menor grado en la parte emocional y deje totalmente afuera la parte física. En otras palabras, evite las escenas románticas que seguramente habrá visto en el cine o la televisión. Me refiero a un paraje solitario, a media luz, ellos solos, y una pasión que no reconoce límite alguno. Necesita reconocer que las caricias en la pareja están reservadas para el matrimonio, porque son parte de la preparación de la pareja para el acto sexual. Por último, en sexto lugar, no piense que el enamoramiento es un deporte. Es decir que hoy está con una enamorada, mañana con otra y pasado mañana con otra. El enamoramiento es la antesala del matrimonio. Si no piensa casarse con alguien, no pierda su tiempo enamorándose de esa persona. Es peligroso jugar con los sentimientos de la gente. Si logra poner en práctica al menos estas sugerencias, estoy seguro que le espera un enamoramiento feliz y ciertamente también un matrimonio feliz. Muchos de los problemas matrimoniales tienen sus raíces en errores que se cometieron durante el enamoramiento.

  • ¿Por qué ha puesto Dios en mi corazón el deseo de casarme y tener hijos?

    Gracias por su pregunta. Para comenzar, permítame leer lo que aparece en Salmo 34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.

    Jehová es bueno. Cuando de corazón reconocemos esto y sobre todo lo aceptamos por fe, podemos experimentar lo que dice el texto: Dichoso el hombre que confía en él. Si no tenemos una imagen adecuada de Dios, siempre encontraremos razones para sospechar o dudar de su bondad. Así que, aunque debe ser difícil mirar que van pasando los años y sigue soltera, sin embargo, Dios sigue siendo bueno y si él ha permitido esto es porque hay un buen propósito. Por otro lado, en segundo lugar, es importantísimo tomar la decisión en cuanto a qué es lo que va a ser la fuente de su máxima satisfacción. ¿La riqueza? ¿El placer? ¿La fama, el prestigio? ¿La belleza física? ¿La familia? ¿El matrimonio? Cualquiera de estas cosas puede traer satisfacción, pero será una satisfacción pasajera. Lo único que puede traer satisfacción permanente es la persona de Dios. Asaf, el salmista reconoció este hecho y note lo que escribió según Salmo 73:25. La Biblia dice: ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Esta es la única manera de evitar vivir obsesionada.

    Tal vez viva obsesionada por el matrimonio, en el sentido de no ser feliz hasta que no se case. Si este fuera el caso, debería hablar seriamente con Dios, y en oración confesar que ha estado obsesionada con casarse. En tercer lugar, tenga mucho cuidado con las decisiones que tome cuando se encuentre con alguien que manifiesta algún interés en usted. No olvide que aunque está tratando de hallar su gozo en el Señor, de todas maneras casarse sigue siendo un asunto sensible, no más importante que el Señor, por supuesto. Siendo así, no caiga en la tentación de abrir la puerta al primero que la toque. Mucho cuidado con aceptar a cualquiera con tal de casarse. Antes de aceptar a alguien, ore mucho al Señor pidiendo su dirección, cerciórese de que el hombre sea creyente, asegúrese de que sea un creyente maduro, pida consejo a sus padres, a sus pastores o ancianos y a personas de reconocida madurez espiritual.

    En cuarto lugar, evalúe con madurez la lista de requisitos del hombre con quien se casaría. Con bastante frecuencia me encuentro con mujeres que han puesto requisitos demasiadamente elevados para los hombres que las pretenden y como pocos o tal vez nadie puede cumplir con esos requisitos todavía están solteras. En quinto lugar, no piense que por ser entrada en años y todavía soltera, es menos que otras mujeres. Recuerde que Dios le ama y le acepta no porque sea casada o soltera sino porque ha aceptado a Cristo como su Salvador. Así que no se sienta inferior a nadie. En sexto lugar, resista la tentación a auto aislarse para evitar los comentarios hirientes de los demás. Bajo la guía del Espíritu Santo y con mucho discernimiento cultive amistades, fomente su contacto con personas. Es posible que la persona que Dios tiene para usted no se encuentre allí en el lugar donde se encuentra. En séptimo lugar, persista en oración, pero no ordenando a Dios ni demandando de Dios. Dígale a Dios que el deseo de su corazón sería casarse, pero que si esa no es la voluntad de Dios está dispuesta a someterse a él con gozo, sabiendo que eso es lo mejor para su vida. No ponga sus deseos por encima de la voluntad de Dios.

  • ¿Qué significa el texto en Juan 6:66?

    Gracias por su pregunta. Juan 6:66 es parte de un pasaje bíblico que va desde Juan 6:60 a Juan 6:71. En esta porción bíblica tenemos la reacción de los discípulos del Señor Jesús a su sermón acerca del pan de vida. Hasta ese momento, entre los discípulos del Señor Jesús había algunos que eran falsos, quienes estaban interesados únicamente en los beneficios que podrían sacar de seguir a Jesús, pero había algunos que eran verdaderos, quienes genuinamente creían que el Señor Jesús es el Cristo, el Mesías de Israel.

    Entre los versículos 60 a 66 de Juan 6 tenemos la reacción de incredulidad por parte de los falsos discípulos y entre los versículos 67 a 71 de Juan 6 tenemos la reacción de confianza por parte de los verdaderos discípulos. Así que, voy a leer el pasaje bíblico en Juan 6:60-66 para observar la reacción de los falsos discípulos a las palabras del Señor Jesús sobre el pan de vida. La Biblia dice: Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

    Los falsos discípulos del Señor Jesús manifiestan su disconformidad con lo que acababan de oír de labios del Señor Jesús. Su conclusión fue: Dura es esta palabra, ¿quién la puede oír? Por ser Dios en forma humana, el Señor Jesús estaba al tanto de lo que estaban pensando los falsos discípulos, y en consecuencia les dijo: Si esto que acabo de decir les causa tropiezo, ¿qué tal si vieran al Hijo del Hombre subir adonde antes estaba? El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. Luego el Señor Jesús dejó muy en claro que sabía que algunos de sus discípulos no creían en su palabra. Para el Señor Jesús no revestía ningún problema saber desde el principio quienes eran los falsos discípulos y quienes eran los verdaderos discípulos.

    El Señor Jesús inclusive sabía que algún día, Judas Iscariote, uno de sus discípulos le iba a traicionar y le iba a entregar. Esto motivó al Señor Jesús a insistir sobre algo que lo había dicho con anterioridad: Nadie puede ir a él a menos que se lo haya concedido el Padre. Lo que acaba de decir el Señor Jesús despojó el manto de falsa piedad de los falsos discípulos de Jesús. Observe lo que hicieron al verse descubiertos. Aparece en el texto que fue materia de su consulta. Desde entonces, muchos de sus discípulos volvieron atrás. Eso significa que dejaron de seguir al Señor Jesús y continuaron haciendo lo que estaban acostumbrados a hacer antes de que se aparezca el Señor Jesús. Juan dice simplemente que estos falsos discípulos ya no andaban con el Señor Jesús. Note que no se trata de verdaderos discípulos que en algún momento se desilusionaron y dejaron de seguir al Señor Jesús. Se trata de falsos discípulos.

  • ¿Cuál es el significado del texto en Apocalipsis 2:4?

    Gracias por su pregunta. El versículo materia de su pregunta es parte de un pasaje bíblico que se conoce como el mensaje a la iglesia en Efeso, y aparece entre los versículos 1 a 7 de Apocalipsis capítulo 2. No sé si la historia que voy a contar es real o ficticia. Pero vale la pena citarla como introducción. Una pareja de enamorados estaba conversando por teléfono. El elocuente galán declaraba su amor por ella en los siguientes términos: Te amo tanto que por ti soy capaz de dar la vida. Haría cualquier cosa por ti, lo que me pidas. Atravesaría mares, cruzaría ríos, ascendería montañas, me enfrentaría con fieras salvajes, caminaría sobre carbones ardiendo. Entusiasmada por tan exuberante declaración de amor, la joven preguntó a su galán: Mi amor, ¿Vendrás a verme esta noche? Claro… responde el joven, siempre y cuando no esté lloviendo. Suena jocoso pero así de falso y superficial puede ser el amor de mucha gente hacia Jesucristo. Es amor de labios para afuera. Eso fue lo que el Señor notó y denunció en la iglesia de Efeso. Se encuentra en Apocalipsis 2:4 donde dice: “Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor.” Este es el veredicto solemne de aquel que no solo se fija en las acciones sino en las intenciones del corazón.

    La pasión había desaparecido, el fuego se había apagado, sólo quedaban cenizas, y eso se manifestaba en hacer las cosas por inercia, mecánicamente, por mera costumbre. La actividad era incesante, pero la razón para realizar esa actividad era cualquier cosa menos un amor genuino al Señor. La cantidad de creyentes era maravillosa, pero la calidad espiritual de esos creyentes era desastrosa. Ya no ardía en ellos la pasión por el Señor. Pero ¿a qué se refiere Jesucristo cuando habla del primer amor? ¿Se lo puede describir de alguna manera? El primer amor es el amor que tuvimos hacia Jesús la primera vez que le conocimos. Es ese amor que nos hacía latir el corazón más aprisa cuando pensábamos en él. Pero no sólo era emoción. Era también acción. Es ese amor que estaba dispuesto a todo si la persona amada lo decía.

    Cuánto nos falta este tipo de amor a nuestro Señor. ¿Verdad? Siempre me he preguntado y me seguiré preguntando, ¿cuánto de lo que se hace en las iglesias locales parte de una devoción sincera y amorosa al Señor? Porque mucho me temo que la mayoría de las iglesias locales hoy en día se parecen mucho a la iglesia de Efeso. Por fuera son hermosas, por su trabajo y dedicación, pero por dentro están carcomidas por ese cáncer de haber dejado su primer amor. El Señor Jesús hace una recomendación a esta iglesia. Se encuentra en Apocalipsis 2:5 donde dice: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” Jesucristo recomienda a los creyentes de Efeso tres cosas importantes.
    Primero: Recuerda. ¿Recordar qué? Pues, de dónde has caído. Es necesario hacer memoria de la frescura y fervor de nuestro primer amor hacia el Señor.
    Segundo: Arrepiéntete. Esta palabra significa un cambio de mente. Implica reconocer lo frío que ha llegado a ser nuestra relación con el Señor y luego hacer todo lo posible para encender nuevamente la pasión por él.
    Tercero: Haz las obras que solías hacer cuando estabas en tu primer amor.

  • Las palabras anciano, obispo y pastor ¿Son tres personas diferentes en una misma iglesia?

    Anciano, obispo y pastor, son tres palabras diferentes para designar a una misma persona en una iglesia local. Permítame demostrarlo de esta manera: En cuanto a Anciano, el texto en Hechos 20:17dice: Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.

    Pablo se encontraba en un lugar que se llamaba Mileto. Su plan original fue no detenerse en Efeso, pues se apresuraba por estar en Jerusalén el día de Pentecostés. Al mismo tiempo, Pablo tenía un profundo deseo de reunirse con los líderes de la iglesia en Efeso. Lo que hizo fue enviar a alguien a Efeso, con la consigna de pedir a los líderes de la iglesia de Efeso, que viajen a Mileto para reunirse con él. Pero note cuidadosamente como se denomina a los líderes de la iglesia en Efeso, el texto leído dice que eran los ancianos de la iglesia. La palabra que se ha traducido como “ancianos” es la palabra “presbuterous” de donde viene nuestra palabra “presbítero” Por tanto, anciano es equivalente a presbítero. Con esto en mente ahora notemos lo que dice Hechos 20:28: Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.

    Pablo tuvo su reunión con los ancianos de la iglesia de Efeso y les comunicó asuntos muy importantes, dentro de lo cual les recordó su responsabilidad de velar por el bienestar espiritual de ellos mismos y de la congregación. Pablo usa la figura de un rebaño de ovejas para referirse a la congregación. Pero ponga atención lo que dice Pablo a continuación. Recuerde que está hablando a los ancianos de la iglesia de Efeso. A ellos les dice que el Espíritu Santo los ha puesto por obispos. No demanda mucho razonamiento deducir que ancianos es sinónimo de obispos. La palabra que se ha traducido como “obispos” es la palabra griega “episcopous”, que literalmente significa los que miran por encima, o los sobreveedores, por eso los obispos pueden también llamarse sobreveedores. De manera que, ancianos y obispos son palabras sinónimas. Pero volvamos a Hechos 20:28. Pablo ya comparó a la congregación con un rebaño de ovejas. Con esto en mente, Pablo dice a los ancianos, o lo que es lo mismo a los obispos, que su función es apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. El verbo apacentar es la traducción del verbo griego “poimaino” el cual está relacionado con el sustantivo “poimen” que simplemente significa un pastor de ovejas.

    Es decir que los ancianos u obispos tienen la función de pastorear o apacentar a la congregación. De aquí que a los ancianos u obispos se les puede llamar también pastores. Ancianos, obispos y pastores, entonces son palabras sinónimas para designar a una misma persona en una iglesia local. Incidentalmente note que en todos los casos en los cuales el Nuevo Testamento habla de los líderes de una iglesia en determinado lugar, lo hace en forma plural. Esto significa que había más de uno. ¿Cuántos? No se puede saber con certeza, pero ciertamente eran más de uno. De esto se desprende que toda iglesia local debería tener al menos dos pastores o lo que es lo mismo dos ancianos, o dos obispos.

  • ¿Es Dios quien crea el alma de cada persona? O ¿el alma se transmite de padres a hijos en la procreación?

    El alma, juntamente con el espíritu, constituyen la parte inmaterial de una persona. En el libro de Génesis, la Biblia habla sobre el origen de esa parte en el primer hombre. Se nos revela que el hombre llegó a ser alma viviente mediante el soplo divino. El problema que tenemos ahora es el relativo a la manera cómo se origina el alma en la descendencia de Adán y Eva. En cuanto a esto, básicamente existen tres teorías. Permítame citarlas usando como guía el material que acerca de este tema provee la Teología Sistemática de Lewis Sperry Chafer.

    A la primera se la conoce como la teoría de la preexistencia. Según esta teoría, las almas de los hombres existieron antes de la creación de Adán. Esta teoría propone también que los hombres fueron seres angélicos al principio. Por causa de su apostasía en la esfera angelical fueron transferidos, como consecuencia de su pecado, a cuerpos materiales en la esfera terrenal. A la segunda teoría se la conoce como la teoría de la creación. Esta teoría enseña que Dios crea directa e inmediatamente un alma y un espíritu para cada cuerpo en el momento en que una persona es concebida y que lo único que engendran los padres humanos es el cuerpo. Uno de los principales proponentes de esta teoría es el Dr. Hodge, quien dice lo siguiente: La doctrina común de la iglesia, y especialmente de los teólogos reformados, ha sido siempre la de que el alma del niño no la engendran los padres, ni se deriva de ellos, sino que es creada de manera inmediata por Dios. A la tercera teoría se la conoce como la teoría del generacionismo. Esta teoría afirma que tanto la parte inmaterial del hombre, como la material, se propagan mediante la generación humana.

    Estas son las tres teorías en cuanto al origen del alma.
    La primera teoría debe ser desechada porque carece de fundamento bíblico, pero las otras dos son dignas de consideración, porque ambas esgrimen argumentos bíblicos y ambas tienen como defensores a fieles hermanos en la fe. Cuando los hombres de buenas intenciones difieren tan ampliamente, se debe generalmente a la falta de un testimonio contundente en las Escrituras. Debe observarse que. en la historia de la iglesia, la teoría de la creación, es decir aquella que afirma que Dios crea el alma y el espíritu para cada persona que nace, fue ampliamente aceptada en el Este, en tanto que la teoría del generacionismo, es decir aquella que afirma que tanto la parte material del hombre como la inmaterial se propagan mediante la generación humana, fue ampliamente aceptada en el Oeste. De modo que, no todo está dicho en cuanto a este fascinante tema, no todas las dudas están aclaradas y lo más probable es que mientras estemos a este lado del cielo, no vamos a poder tener un conocimiento total y absoluto acerca de esto.

    En cuanto a mí, sin jactarme de que tengo todo claro, tengo la tendencia a alinearme más con la teoría del generacionismo, es decir ese sistema de fe que afirma que tanto la parte inmaterial del hombre como la material se propagan mediante la generación humana. Si alguien se inclina más por la teoría de la creación, está bien, hay muchos buenos y fieles hermanos que creen lo mismo. Esto es un asunto secundario, que de ninguna manera debe ser motivo para discusiones, discordias y divisiones.

  • ¿Cómo deben manejar los fondos de la iglesia las personas que han recibido ese encargo?

    Una de las áreas más sensibles en la administración de toda iglesia local es el manejo de los fondos. Los fondos que los hijos de Dios entregan a Dios, deben ser manejados con guante blanco. Esto para decir de la manera más clara y transparente posible. En cada iglesia local, o misión o ministerio cristiano debe haber una persona conocedora de contabilidad, para llevar un registro contable del movimiento económico. Los fondos deben ser celosamente puestos a buen recaudo en cuentas bancarias. Al menos cada mes, esta persona debería presentar balances contables a los líderes de manera que no quepa la menor duda en cuanto a los ingresos, los egresos, los saldos y cualquier otro detalle. Por regla general, no es recomendable que los líderes de la iglesia participen en el manejo de las finanzas de la iglesia. Los líderes de la iglesia deben decidir la manera como se van a distribuir los fondos, pero es mejor que sea otra persona, tal vez un diácono, quien se ocupe de la administración y control de esos fondos.

    ¿Cuál es el ejemplo bíblico para todo esto? Pues permítame citar un pasaje bíblico que se encuentra en 1 Corintios 16:1-4. La Biblia dice: En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo.

    Pablo está dando instrucciones claras y precisas a la iglesia en Corinto, en cuando a una ofrenda que se estaba recogiendo para ayudar económicamente a los creyentes pobres en Jerusalén. Pablo les dice que deben hacer lo mismo que él instruyó a las iglesias de Galacia. De esto se desprende que estos principios bíblicos para la ofrenda se aplican a todas las iglesias locales en cualquier parte del mundo y en cualquier época de la humanidad. Pablo instruye en cuanto a cómo debe ser la manera de recoger esta ofrenda para los santos. La idea en la mente de Pablo era que para cuando él llegue a Corinto, el fondo ya se haya recogido y esté listo para ser llevado a Jerusalén. Pero note lo que Pablo dijo después. Está instruyendo a la iglesia en Corinto que por escrito designen personas que van a llevar ese fondo a Jerusalén.

    Es decir que Pablo quería que sean otros, más de uno, los que manejen ese fondo, no él. ¿Por qué? Pues simplemente porque Pablo no quería despertar ninguna sospecha en cuanto al manejo de ese fondo. En todo caso, Pablo dice que, si fuere propio él estaría dispuesto a acompañar a los que van a llevar la ofrenda a Jerusalén. Todo esto es necesario para mantener libre de cualquier duda el manejo de los fondos que los hermanos entregan al Señor. Siempre debe haber más de una persona para verificar cuánto dinero entra en calidad de ofrendas, cuánto dinero se gasta y cuánto dinero queda en las arcas de la iglesia. De todo esto aprendemos que el manejo de los fondos de una iglesia local, o de una misión, o de un ministerio cristiano debe realizarse con absoluta transparencia y honestidad.

  • ¿Es requisito para ser salvo asistir a todas las reuniones de la iglesia?

    Gracias por su pregunta. La respuesta es: Si asistir a todas las reuniones de una iglesia local fuera requisito para la salvación, estaríamos hablando de salvación por obras, lo cual es totalmente refutado por la palabra de Dios. La salvación no es por obras, sino por gracia por medio de la fe. Esto es lo que dice Efesios 2:8-9 en donde leemos lo siguiente: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

    La salvación es un regalo, o en otras palabras, es un don de Dios. Si hubiera algún requisito que cumplir, ya no sería un regalo o un don de Dios, sino algo que uno merece por haber cumplido con ese requisito. Por eso el texto leído dice: Porque por gracia sois salvos. Esto significa gratuitamente, sin pagar nada, sin cumplir con ningún requisito. Este regalo simplemente se lo recibe por la fe. Es cuestión de creer absolutamente, sin sombra de duda, que el Señor Jesucristo murió en lugar del pecador, para pagar la deuda que el pecador tiene con Dios, porque la Biblia dice que la paga del pecado es muerte. A pesar de ser justo, santo y perfecto, el Señor Jesucristo murió en la cruz del calvario como si fuera el peor de los pecadores. ¿Por qué? Pues porque por amor al pecador estaba tomando el lugar de todo pecador que cree en él y lo recibe como Salvador para recibir el castigo que todo pecador merece por su pecado. En la cruz del calvario, el Señor Jesús, el Hijo de Dios fue desamparado por su Padre para poder ampararnos a todos los que creemos en él y lo hemos recibido por la fe como nuestro Salvador. De esta manera, nadie tiene razón para gloriarse o para jactarse de haber sido salvado. Todo es obra de Dios y toda la gloria es para Dios. Yo no fui salvo por haber cumplido con cualquier requisito, sino porque creí y recibí al Señor Jesucristo como mi único y suficiente Salvador. De la misma manera, yo sigo siendo salvo por la eternidad, no por haber cumplido con cualquier requisito, sino porque creí y recibí al Señor Jesucristo como mi único y suficiente Salvador.

    Pero esto no es todo lo que debo mencionar sobre su pregunta. El hecho de ser salvo y continuar siendo salvo por gracia por medio de la fe, aparte de cumplir con cualquier requisito, no significa que puedo vivir como me venga en gana. La persona que es genuinamente salva va a experimentar un vivo deseo por cumplir con todo lo que la Biblia dice y va a tener el poder para hacerlo, a pesar de la oposición de su antigua naturaleza. Siendo así un genuino creyente encontrará textos, como por ejemplo, Hebreos 10:25 donde dice lo siguiente: no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

    El genuino creyente tendrá el deseo y el poder para cumplir con el mandato de congregarse con otros creyentes y lo hará con fidelidad, no para ser salvo o para seguir siendo salvo, sino porque ya es salvo. Pongámoslo de esta manera sencilla. Yo no soy salvo por buenas obras, sino que soy salvo para buenas obras, y dentro de esto está el congregarme con otros creyentes con tanta frecuencia como me sea posible.