Desde Tarapoto, Perú nos escribe un amigo oyente para hacernos la siguiente consulta: A pesar de ser cristiano, estoy un poco confundido, por favor ayúdeme. Estaba conversando con un amigo, quien había leído un libro llamado El Código Da Vinci, escrito por Dan Brown, en el cual el autor afirma que después de mucha investigación ha encontrado que Jesús no es Hijo de Dios, sino que un concilio de la iglesia católica lo había reconocido como tal, con la finalidad de que la religión no desaparezca. Además afirma que María Magdalena fue la esposa de Jesús, pero por razones de machismo la Biblia no lo declara sino que presenta a María Magdalena como una prostituta. ¿Cómo puede ser esto?
Bueno, yo no he leído el libro en cuestión, así que no puedo tener un criterio propio respecto del mismo. Lo que voy a hacer es compartir con usted los comentarios acerca de este libro que encontré en Internet. Bajo el título: La estafa del Código Da Vinci, un best-seller mentiroso, Pablo J. Ginés Rodríguez dice lo siguiente: El Código Da Vinci es una novela de ficción anti-católica que ha resultado ser un éxito de ventas en todo el mundo. Con más de 30 millones de ejemplares vendidos, traducido a 30 idiomas y con los derechos para la película en manos de Columbia Pictures y el director Ron Howard (con Russell Crowe de protagonista) se considera ya como un acontecimiento propio de la cultura de masas. Los protagonistas se ven envueltos en una novela de suspenso, descifrando la simbología secreta en la pintura de Leonardo Da Vinci. El mensaje que transmite la novela es básicamente el siguiente:
1. Jesús no es Dios: ningún cristiano pensaba que Jesús es Dios hasta que el emperador Constantino lo deificó en el concilio de Nicea del 325.
2.. Jesús tuvo como compañera sexual a María Magdalena; sus hijos, portadores de su sangre, son el Santo Grial, fundadores de la dinastía Merovingia en Francia (y antepasados de la protagonista de la novela).
3.. Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris); los primeros seguidores de Jesús adoraban “el sagrado femenino”; esta adoración a lo femenino está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más.
4.. La malvada Iglesia Católica inventada por Constantino en el 325 persiguió a los tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino, matando millones de brujas en la Edad Media y el Renacimiento, destruyendo todos los evangelios gnósticos que no les gustaban y dejando sólo los cuatro evangelios que les convenían, pero retocándolos bien. En la novela el maquiavélico Opus Dei trata de impedir que los héroes saquen a la luz el secreto: que el Grial son los hijos de Jesús y la Magdalena y que el primer dios de los “cristianos” gnósticos era femenino.
Todo esto no se vende como una ucronía o una novela de historia-ficción en un pasado alternativo o una Europa imaginaria. Se intenta vender como erudición, investigación histórica y trabajo serio de documentación.
En una nota al principio del libro, el autor, Dan Brown, declara: “todas las descripciones de arte, arquitectura, documentos y rituales secretos en esta novela son fidedignas”. Pero esto es falso: los errores, las invenciones, las tergiversaciones y los simples engaños abundan por toda la novela. La pretensión de erudición cae al suelo al revisar la bibliografía que ha usado: los libros serios de historia o arte escasean en la biblioteca de Brown, y brillan en cambio las paraciencias, esoterismos y pseudohistorias conspirativas.
Pero esto no ha impedido a la prensa alabar el “trabajo histórico” entre comillas, que hay tras el libro. Por ejemplo, el Chicago Tribune se maravillaba de cómo el libro contiene “historia fascinante y documentada especulación que vale varios doctorados”; el New York Daily News decía, entre comillas, “su investigación es impecable”; el crítico de El Periódico de Catalunya (12/12/03) Ramón Ventura dice, entre comillas, que “entender la novela como un panfleto anticristiano es no entender lo que es: un relato de aventuras por los espacios poco conocidos de la historia, donde se combinan los misterios de la religión con los enigmas del arte; Dan Brown escribe con la pasión y la erudición de Matilde Asensi en El último Catón”.
La editora del libro en España, Aránzazu Sumalla, que ha encontrado una mina de oro para su pequeña editorial Umbriel (El Código Da Vinci vende 2.400 libros al día en España, 125.000 en los primeros 50 días), no entiende por qué en la página web del Opus Dei se critique negativamente el libro, que presenta al Opus como una secta destructiva dispuesta al asesinato y otras técnicas magiosas, con el detalle de que el asesino Silas es numerario y lleva cilicio. Según la editora “se trata solamente de una obra de ficción”. Pero su autor Dan Brown, en su propia página web, dice bien claro que no ha escrito sólo una novela llena de despropósitos para divertir: “Como he comentado antes, el secreto que revelo se ha susurrado durante siglos. No es mío. Es cierto que puede ser la primera ocasión en que el secreto se desvela con el formato de una novela popular, pero la información no es nueva. Mi sincera esperanza es que El Código Da Vinci, además de entretener a la gente, sirva como una puerta abierta para que empiecen sus investigaciones”.
El resultado es que las ventas de libros pseudohistóricos sobre la Iglesia, los evangelios gnósticos, la mujer en el cristianismo, las diosas paganas se han disparado: la web de libros Amazon.com es la primera beneficiada, enlazando El Código Da Vinci con libros de pseudohistoria neopagana, feminista radical y new age. La ficción es la mejor forma de educar a las masas, y disfrazada de ciencia (historia del arte y de las religiones en este caso) engaña mejor a los lectores. Como afirma el dicho: “calumnia, que algo queda, y si calumnias con datos que suenen a científico -aunque sean inventados- queda más”.
Hasta aquí lo que nos trae este artículo. Asumiendo que lo que dice este artículo es verídico, parece que la iglesia católico romana debería sentirse más afectada por las afirmaciones que ha hecho el autor de la novela El Código Da Vinci, pero ciertamente en esa novela se toca aspectos muy sensibles para cualquier creyente como la persona del Señor Jesús. Por este motivo, esta novela debería considerarse como un intento más, no del autor de la novela, sino de Satanás por atentar contra la gloriosa persona del Señor Jesús. El hecho que el Señor Jesús es Dios y no que ha sido declarado Dios por los hombres en algún concilio, tiene amplia e irrefutable evidencia en la Biblia. Sólo permítame citar 1 Juan 5:20. La Biblia dice: Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
La Biblia declara que el Señor Jesucristo es Dios, eso es lo que importa para los que reconocemos a la Biblia como la infalible palabra de Dios. Lo que digan teólogos o autores de novelas en contrario nos debe tener sin cuidado. Lo que ellos digan no va a cambiar la verdad irrefutable de la deidad del Señor Jesús. Que María Magdalena, quien de paso, no fue una prostituta sino una mujer de quien el Señor Jesús expulsó siete demonios, era la esposa del Señor Jesús, y que entre los dos tuvieron hijos, no es más que pura especulación sin ningún fundamento bíblico. Eso no significa que la Biblia sea machista, o que esté en contra de las mujeres, o que esté en contra del matrimonio, o en contra de tener hijos, pero el Señor Jesús vino al mundo con un propósito específico, dentro de lo cual no cabía el casarse ni el tener hijos, ni el comprar propiedades, cosas que son perfectamente válidas para la humanidad. El propósito del Señor Jesús aparece claramente en Mateo 20:28 donde dice: como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Así que, todo lo que este o cualquier autor diga en sus escritos y que sea contrario a algo que dice la Biblia, o que no tenga fundamento bíblico, debe rechazarse. En el fondo, esta novela y otros escritos parecidos buscan menoscabar la autoridad de la palabra de Dios, pero todos estos esfuerzos se chocan contra la verdad gloriosa de: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. La clave para no sentirse perturbado o con dudas cuando oímos algo que la gente dice con respecto a cosas espirituales y que es contrario a lo que dice la Biblia, es conocer a fondo la Biblia. Oígala, léala, estúdiela, medite en ella y memorícela.