He encontrado dificultad en evangelizar a algunas personas no creyentes. Me dicen que ellos también creen en Cristo y que reciben milagros y que sus oraciones son contestadas. Cuando yo les hablo de las obras de la ley y de la fe en Cristo, me salen con que ellos tienen fe en Cristo, pero lo dicen sólo de palabra, sin entender lo que están afirmando. ¿Cómo puedo hacerles entender claramente el error en el que se hallan? ¿Qué palabras bíblicas se aplican a este problema tan delicado?
Gracias por su consulta amiga . Comienzo por felicitarle por su deseo de compartir el Evangelio con otras personas. Habrá algunos que oyen el mensaje, no lo entienden en absoluto, y muy pronto se olvidan de lo que oyeron y siguen viviendo sin pensar siquiera en su condición espiritual. Habrá otros que oyen el mensaje, y al momento lo reciben con gozo, pero cuando vienen las pruebas de la vida, se desaniman y rehúsan seguir al Señor. Habrá otros que oyen el mensaje, parece que lo aceptan, pero muy pronto se nota que no pasó nada, porque más les interesa los afanes de este mundo y el engaño de las riquezas. Habrá otros que oyen el mensaje, lo entienden totalmente y de todo corazón, con sinceridad reciben a Cristo como su Salvador y esta decisión transforma totalmente sus vidas. El Señor Jesús habló de estas cuatro diferentes respuestas al mensaje del Evangelio, en lo que se conoce como la parábola del sembrador. Usted se siente algo frustrada porque algunas personas a quienes ha compartido el mensaje del Evangelio han dicho que ya creen en Cristo, y que sus oraciones son contestadas y hasta han recibido milagros. Bueno, existe la posibilidad de que estas personas sean ya creyentes y por eso han respondido de esa manera, pero también existe la posibilidad de que no sean creyentes aunque esté convencidas de que lo son. Esto último es lo que Usted piensa en cuanto a las personas a quienes compartió el Evangelio. Lo que pasa es que mucha gente piensa que cree en Cristo por el sólo hecho de ser miembro de alguna religión que tiene algo que ver con Cristo, no importa cuál religión sea. Mucha gente piensa que debe tener comunión con Dios porque cuando le pide algo, recibe lo que pide. Mucha gente piensa que Dios está con ellos porque han sido librados milagrosamente de algún peligro. Pero no debemos olvidar lo que dice Santiago 2:19 donde leemos: Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
Hasta los demonios creen que Dios es uno, y no sólo eso, sino que tiemblan, pero no por eso dejan de ser siervos de Satanás y por tanto enemigos de Dios. Una cosa es creer en Dios o creer en Cristo y otra muy diferente es creer a Dios o creer a Cristo. Creer a Cristo significa conocer lo que Él ha dicho y hacer lo que Él ha dicho. Aquí radica la falla de muchos que dicen que creen en Cristo o que creen en Dios. El Nuevo Testamento presenta un episodio por demás trágico de personas que profetizaban, hacían obras sobrenaturales y todo en el nombre de Cristo, pero sin tener a Cristo en su vida. Ponga atención a lo que dice Mateo 7:21-23 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Mat 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Mat 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
No es cuestión de invocar al Señor de labios para afuera para poder entrar al reino de los cielos. Es algo más que eso. Implica un nuevo nacimiento, que hace posible el que cumplamos con la voluntad del Padre que está en los cielos. El Señor Jesús dijo que llegará un día, el día que el mundo llama el día del juicio, cuando no pocos, sino muchos estarán ante la persona del Señor y sabiendo que están en condenación, dirán al Señor: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Note, eran personas como las que Usted menciona en su consulta, que dicen que creen en Cristo, que reciben lo que piden en oración y que hasta milagros reciben. Pero estas personas no eran salvas, porque jamás habían sometido su voluntad a la voluntad de Dios, jamás habían recibido al Señor Jesucristo como Salvador. Por eso, estas personas escucharán las fatídicas palabras del Señor: Nunca os conocí. Apartaos de mí, hacedores de maldad. Estas personas profetizaban en el nombre del Señor, echaban demonios en el nombre del Señor, hacían milagros en el nombre del Señor, pero no hacían la voluntad del Señor sino la voluntad de Satanás. Nunca tuvieron una relación íntima y personal con el Señor y prueba de ellos es que su vida estaba caracterizada por hacer el mal. Cuando nos encontramos con personas que no quieren obedecer lo que dice Dios en su palabra, porque según ellos ya creen en Cristo y Dios les contesta las oraciones y reciben hasta milagros, es necesario reconocer que Dios necesita intervenir en estas personas haciendo su obra de quitar la venda espiritual que no les permite ver su triste condición espiritual como pecadores separados de Dios. Nosotros podemos orar a Dios pidiendo por esto, pero Dios tiene la última palabra. Él sabrá como lo hace y cuando lo hace. Algo que sí podemos hacer, además de orar, es compartir con estas personas el plan de salvación, poniendo énfasis en que el hombre es pecador, según Romanos 3:23, señalando que el hombre está en peligro de recibir eterna condenación por el hecho de ser pecador, según Romanos 6:23, indicando que Dios ama al pecador conforme a lo que dice Juan 3:16 y que por ese amor Dios envió a su Hijo unigénito para que muera en lugar del pecador, según Romanos 5:8 y finalmente invitando al pecador a reconocer que Cristo murió por él y por tanto debe recibirlo por la fe como Salvador personal, para llegar a ser hijo de Dios, según Juan 1:12. La palabra de Dios, y el poder del Espíritu Santo pueden derribar cualquier obstáculo que pueda poner el enemigo para evitar que el pecador halle salvación en Cristo Jesús.