¿Cuál es el objetivo de la imposición de manos y el resultado de los creyentes que recibieron el Espíritu Santo?

Para comenzar, es necesario que tenga muy en claro la manera cómo un creyente recibe el Espíritu Santo. Este asunto se trata en varios pasajes bíblicos, de entre los cuales me gustaría citar aquel que se encuentra en Efesios 1:13-14. Me voy a permitir leerlo para beneficio de los amigos oyentes que no tienen una Biblia a la mano. La Biblia dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.” Según lo que dice este texto, cuando una persona oye la palabra de verdad, que no es otra cosa sino el evangelio, o las buenas nuevas de salvación, y cree absolutamente en esa palabra de verdad, lo cual en esencia es sinónimo de recibir por la fe a Cristo como Salvador, entonces Dios mismo sella a este creyente con el Espíritu Santo de la promesa. Esto significa que el Espíritu Santo es el sello que garantiza entre otras cosas que ese creyente pertenece a Dios. A partir de ese momento, el Espíritu Santo toma residencia en el creyente y jamás se va de allí. De esta manera, el Espíritu Santo es las arras o lo que se da como prenda o seña, o pago anticipado, del cuantioso tesoro espiritual que está a disposición del creyente. De modo que, amable oyente, el Espíritu Santo no viene a un creyente como consecuencia de que alguien imponga manos. Nadie, ni aún los apóstoles tienen poder para otorgar el Espíritu Santo a un creyente. Es Dios quien otorga el Espíritu Santo a un creyente y esto acontece el mismo instante que la persona deposita su fe en Cristo y lo recibe como Salvador. Con esto en mente, veamos lo que dice el texto en Hechos 8:14-17 “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.” El acto de imponer las manos denota identificación total y absoluta entre quien impone las manos y los que reciben la imposición de manos. A raíz de que los samaritanos recibieron a Cristo como Salvador, existía la posibilidad de que los samaritanos lo consideren como algo distinto de lo que años antes había sucedido en Jerusalén con los judíos cuando recibieron el Espíritu Santo. Había el peligro de que de entrada se produzca un cisma en la naciente iglesia Cristiana. La iglesia de los judíos versus la iglesia de los samaritanos. Fue necesario que vengan Pedro y Juan y se identifiquen con los creyentes samaritanos, por medio de imponerles las manos, para que tanto judíos como samaritanos entiendan que son parte de un mismo cuerpo. La venida del Espíritu Santo sobre los samaritanos tan pronto Pedro y Juan impusieron las manos, era prueba que lo que sucedió con los judíos y lo que sucedió con los samaritanos fue un mismo evento, de modo que judíos y samaritanos formaban parte de un mismo cuerpo. Una vez que el evangelio se extendió hacia el pueblo gentil, según Hechos capítulo 10, se estableció el modelo final de recepción del Espíritu Santo, el cual, según lo que ya señalé resulta de recibir por la fe a Cristo como Salvador.