¿Cuál es el pecado de muerte del cual habla 1 Juan 5:16?

¿Cuál es el pecado de muerte del cual habla 1 Juan 5:16? ¿Será el pecado que cometen los guerrilleros cuando masacran niños inocentes o destruyen la naturaleza que Dios creó? 

El tema del pecado de muerte ha producido una innecesaria confusión en mucha gente, amable oyente. Satanás ha sacado provecho de esta confusión para hacer pensar a mucha gente que con tal de que no cometan el pecado de muerte, pueden cometer cualquier otro pecado. Por eso es que mucha gente se afana sobremanera para saber cuál es ese pecado de muerte, de modo que puedan cometer los otros pecados con seguridad, entre comillas. Recuerdo el caso de un hombre que con insistencia quería saber si el pecado de muerte es el adulterio. Más tarde se llegó a saber que él vivía en adulterio. Quería saber si el adulterio es pecado de muerte para dejar de adulterar por el temor a morirse o seguir adulterando con confianza, entre comillas. Así que, mi amigo es importante que entendamos bien el pasaje bíblico en el cual se habla del pecado de muerte, para no caer en los errores ya anotados. Se encuentra en 1 Juan 5:14-17 donde dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.” El apóstol Juan está enseñando sobre la oración. Este es el tema central del pasaje. Un principio básico en cuanto a la oración es el orar conforme a la voluntad de Dios. Esto no tiene nada que ver con recitar la frase: En el nombre de Jesús, al final de una oración. Orar conforme a la voluntad de Dios significa tener un claro discernimiento de qué es lo que Dios quiere, mas no lo que yo quiero, y pedir a Dios conforme al deseo de Dios no conforme a mi deseo. A veces, lo que yo deseo no es lo que Dios desearía. Muchos de mis deseos están fuertemente influenciados por mi naturaleza pecaminosa y de ninguna manera pueden ser la voluntad de Dios. Yo podría orar que Dios haga descender fuego del cielo sobre mis enemigos para consumirlos, tal cual como desearon los discípulos de Jesús cuando una aldea de samaritanos se negó a recibirles, pero eso no es la voluntad de Dios y Dios negará una petición de esa naturaleza. Si queremos que nuestras oraciones sean respondidas afirmativamente por Dios, es imperativo que esas oraciones sean hechas conforme a la voluntad de Dios. De otra manera no serán respondidas afirmativamente por Dios. Esta es la enseñanza central del pasaje. Como buen maestro, el apóstol Juan quiere dar un ejemplo de lo que acaba de enseñar, y es allí justamente donde entra este asunto del pecado de muerte. Pero antes de hablar de ello, permítame señalar un par de cosas importantes en cuanto al pecado. Pecado es todo aquello que es contrario al carácter de Dios. Dios es santo, puro y perfecto. Todo lo que no sea también santo, puro y perfecto es pecado. Es decir que a los ojos de Dios no existen categorías de pecado. Sin embargo, las consecuencias del pecado, no son las mismas para todo pecado. Si un niño miente a su madre, aparte de ofender a Dios con lo que ha hecho, lo más que cosechará como consecuencia de ese pecado será una reprimenda de su madre, y eso si la madre se las ingenia para descubrir la mentira. Pero si ese mismo niño lleva un arma a su escuela y dispara a sus compañeros y mata a unos cuantos, además de ofender a Dios, recibirá una fuerte condena. ¿Ve la diferencia? A los ojos de Dios, mentir es tan pecado como matar, pero las consecuencias son totalmente diferentes. Jesús mismo dijo que en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para Corazín y Betsaida. Las consecuencias de los pecados no siempre son las mismas. Otra cosa que debemos tener muy en cuenta es que la Biblia enseña que una manera de disciplinar a los creyentes por parte de Dios es quitándoles la vida. Esto no significa que esos creyentes perderán su salvación o algo por el estilo, simplemente significa que Dios se los lleva al hogar celestial para que no causen más problema en la tierra que el que ya han causado con su pecado. Nuevamente aquí, no todo pecado del creyente es disciplinado por Dios con la muerte y no toda muerte de un creyente es consecuencia de algún pecado. Dios trajo la muerte sobre Ananías y Safira cuando después de vender su heredad retuvieron una parte de ella y el resto la pusieron a los pies de los apóstoles, aparentado que era todo lo que obtuvieron de la venta. Pero Dios no hace lo mismo con tanta gente que hoy en día engaña o mejor dicho pretende engañar a Dios no dándole lo que a Dios le corresponde en la ofrenda. Imagínese si Dios quitara la vida a todo creyente que no da al Señor lo que debe. Las iglesias se quedarían sin miembros. Solo Dios sabe cuándo disciplinar a un creyente con la muerte. Con todo esto en mente, vamos a lo que dice el Apóstol Juan en cuando al pecado de muerte. Recuerde que está poniendo un ejemplo de pedir cosas a Dios en oración conforme a la voluntad de Dios. Se trata de un pecado que comete un creyente y de algún modo, ese pecado, es de conocimiento de otro creyente. Este último creyente puede orar a Dios por ese hermano que ha cometido determinado pecado. Si la voluntad de Dios no ha sido disciplinar con la muerte al creyente que cometió el pecado, Dios contestará la oración del creyente que oró por él creyente que pecó, y Dios le concederá vida. ¿Por qué? No porque el creyente oró con fe o demandó a Dios que no discipline con la muerte al creyente que pecó, sino porque la voluntad de Dios fue no disciplinar con la muerte a ese creyente que pecó. Se trata de una oración hecha en la voluntad de Dios. Pero ahora trasladémonos a otro escenario. Supongamos que la voluntad de Dios ha sido disciplinar con la muerte al creyente que pecó. En este caso, aunque el otro creyente ore con fe y con persistencia para que Dios no discipline con la muerte al creyente que pecó, Dios no contestará esta oración, porque su voluntad es disciplinar con la muerte al creyente que pecó. Se trataría, en este caso, de una oración hecha no en la voluntad de Dios. Así que amable oyente, el pecado de muerte no es una acción específica que Dios siempre disciplina con la muerte. Puede ser cualquier pecado, solo Dios sabe por cual pecado va a disciplinar con la muerte y cuando va a disciplinar con la muerte por ese pecado. Por eso, para no correr ningún riesgo, es mejor tener al pecado lo más lejos posible en nuestras vidas. En conclusión, el pecado de muerte no necesariamente es el pecado que cometen los guerrilleros. En todo caso, es necesario orar por los guerrilleros, rogando a Dios que lleguen al conocimiento de la verdad del Evangelio y que reciban a Cristo como Salvador.

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