¿Cuál es la interpretación de Juan 10:34 y Salmo 82:6? ¿Somos en realidad pequeños dioses como parecería indicar estos textos?

Bueno, a manera de introducción, diremos que Jesús afirmó su deidad de una manera clara y contundente cuando dijo: “Yo y el Padre uno somos” Esta declaración de Jesús provocó una airada reacción de los judíos, quienes tomaron piedras para arrojarle, convencidos que Jesús estaba blasfemando. En su defensa, Jesús dijo a los judíos: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Los judíos respondieron a Jesús diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre te haces Dios. Note como los judíos entendieron con claridad la afirmación de Jesús de que es Dios. Entonces Jesús usó un argumento de las mismas Escrituras que amaban y respetaban los judíos, para apoyar su afirmación de que es Dios. El argumento se encuentra en Juan 10:34-38 donde leemos: “Jesús les respondió:¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.” Cuando Jesús citó las Escrituras, lo hizo del Salmo 82. Será conveniente examinar de qué se trata este Salmo. No es muy extenso, así que permítame leerlo. Dice así: “Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos? Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso. Librad al afligido y al necesitado; libradlo de la mano de los impíos. No saben, no entienden, andan en tinieblas; tiemblan todos los cimientos de la tierra. Voy dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis. Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú heredarás todas las naciones.” Como notará, Dios está juzgando a los jueces injustos de Israel. Estos jueces son llamados dioses, “elohim” en hebreo, porque esta palabra simplemente significa personas poderosas o importantes, cuando se la aplica a los hombres. La mala conducta de estos jueces impíos, llamados dioses, les traerá, como consecuencia la muerte. Dios les dijo: Pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis. De modo que cuando el Salmo 82 llama dioses a seres humanos, no está indicando que tienen esencia divina o que son pequeños dioses, sino que son poderosos o importantes. Ahora volvamos a la cita en Juan 10:34. Jesús usó el siguiente argumento para confirmar su deidad: Las mismas Escrituras llamó dioses a los hombres a quienes se entregó la Palabra de Dios, con cuánta mayor razón, yo estoy en lo correcto cuando digo que soy el Hijo de Dios, porque yo no sólo he recibido la palabra de Dios sino que yo soy la palabra que Dios santificó y envió al mundo. Los judíos lo entendieron muy bien y por eso otra vez procuraron prender a Jesús, pero él escapó de sus manos. En esencia entonces, la Biblia no declara que los humanos, aunque sean creyentes, sean pequeños dioses. Si fueran pequeños dioses, no morirían jamás y serían tan perfectos, puros y santos como Dios. Lo que sí declara la Biblia es los creyentes somos hijos de Dios, no porque tengamos esencia divina o seamos pequeños dioses, sino porque hemos sido adoptados como hijos adultos por parte de Dios. Algún momento llegaremos a ser semejantes al Hijo de Dios, pero eso será cuando recibamos nuestros cuerpos glorificados. Creer que un ser humano es un pequeño dios es dar crédito a la mentira de Satanás, porque fue Satanás quien ofreció al hombre ser como Dios una vez que coma el fruto del árbol que Dios dijo que no debía comer.