¿Por qué se tomó como pecado a David el haber censado al pueblo de Israel?
Este relato se encuentra en 1ª Crónicas capítulo 21. Vamos a leer solamente los primeros 4 versículos.
1ª Crónicas 21:1-4 dice: «Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David que hiciese censo de Israel. Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos estos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel? Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David.»
El relato paralelo de este evento que se halla en 2ª Samuel capítulo 24 dice que Jehová incitó a David contra Israel para hacer este censo. En el pasaje leído dice que Satanás se levantó contra Israel e incitó a David que hiciese censo de Israel. ¿Como reconciliar esta aparente contradicción? William MacDonald sugiere la siguiente explicación: Satanás lo incitó, David lo realizó y Dios lo permitió. Lo que hizo David fue un censo. El censo daría a David motivos más que suficientes para sentirse orgulloso de sus logros. David reconoció que había pecado contra Dios.
2ª Samuel 24:10 dice: «Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.»
Note que es el mismo David quien reconoce haber pecado gravemente contra Dios. David confiesa su pecado pero nadie le puede librar de las consecuencias de ese pecado. Consecuencias que se manifestaron con severidad. Así que, el pecado de David al levantar el censo, tuvo que ver con la actitud o la motivación que había en el corazón de David para hacerlo. Fue el orgullo lo que motivó a David a censar el pueblo. El censo permitió a David confiar más en el número de sus soldados que en el brazo del Señor.