¿Dios castiga a los hijos por lo pecados de sus padres?

Ezequiel 18:2. Dice así: “¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Antes de proseguir, permítame indicar el significado de la palabra dentera, que aparece en este texto. Según el diccionario, esta palabra significa la sensación desagradable que se experimenta en los dientes y encías al comer sustancias agrias, oír ciertos ruidos desapacibles, tocas determinados cuerpos y aun con sólo el recuerdo de estas cosas.

Bueno, en la época de Ezequiel, estaba circulando entre los judíos tanto en Jerusalén como en Babilonia, el refrán que consta en el texto leído: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera. Con este refrán, los judíos querían dar a entender que Dios estaba castigando a los hijos por los pecados que habían cometido sus padres. Los astutos judíos se estaban dando de inocentes y diciendo: Pobres de nosotros, somos tan santos y sin embargo estamos sufriendo tanto. Todo es por culpa de nuestros antepasados que ofendieron tanto a Dios. No estaban dispuestos a reconocer su propio pecado. Dios por medio del profeta Ezequiel está corrigiendo esta forma equivocada de pensar. Creer que el sufrimiento de los hijos es pura consecuencia del pecado de sus padres, sería como pensar que es posible que una persona coma una uva agria y otra persona que está al lado sienta esa fea sensación en los dientes y las encías, la dentera. Algo inadmisible.

Dios por medio de Ezequiel está poniendo muy en claro que cada persona es responsable por sus actos y recibe castigo o recompensa por esos actos, sin perjuicio de que las consecuencias del pecado de unos puede afectar a otros. Esto lo sabemos por lo que sigue diciendo el pasaje bíblico en Ezequiel 18:3-5 y la última parte del versículo 9, donde dice: “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor.” Dios dice entonces que su juicio vendrá sobre el que peca y la vida vendrá sobre el que es justo.

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