Entre los evangélicos existen tantas doctrinas, iglesias y denominaciones, ¿cómo saber cuál es la verdadera?

La mejor respuesta es aquella que afirma que la doctrina y la práctica deben fundamentarse en la Biblia. Es necesario por tanto, conocer lo más a fondo posible la Biblia, para determinar si tal o cual grupo, o iglesia, o denominación, está en lo correcto conforme a lo que la Biblia enseña. Los creyentes en general debemos ser como los creyentes de Berea. Estos creyentes eran celosos por no desviarse en lo más mínimo de lo que dice la Biblia y todo lo que oían lo comparaban con la Biblia para ver si era cierto. Hablando de los creyentes de Berea, note lo que dice Hechos 17:11 “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” Si los creyentes de Berea estuvieran hoy en día en nuestro mundo, no se dejarían llevar por lo que tal o cual pastor dice, o por lo que tal o cual iglesia dice, o por lo que tal o cual denominación dice. Estos creyentes oirían con atención lo que se dice y correrían a sus Biblias para verificar lo que han oído. Si lo que han oído tiene fundamento bíblico dirán: ¡Amén! A lo que han oído, pero si lo que han oído no tiene fundamento bíblico, simplemente lo desecharán. De esta manera evitarán ser arrastrados en cualquier error doctrinal o de práctica. En esencia entonces, el grupo, o la iglesia, o la denominación, como quiera que se lo llame, que fundamenta lo que cree y lo que practica en lo que la Biblia enseña, está en la verdad. En lo que se conoce como la oración sacerdotal, el Señor Jesucristo dijo algo muy interesante. Se encuentra en Juan 17:17 donde dice: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” Donde la Biblia, la palabra de Dios es enseñada y practicada, siempre brillará la verdad.