¿Es malo realizar actividades sociales como parte del programa anual de actividades en una iglesia local?

¿Por qué va a ser malo? La palabra de Dios enseña que cualquier cosa que hagamos para glorificar el nombre de Cristo es bueno. El nombre de Cristo no solamente es glorificado en una reunión de alabanza o de oración o de predicación. Perfectamente también puede ser glorificado en otras actividades como un paseo, en un almuerzo, en una cena, en una actividad deportiva, etc. La iglesia local debe ser un lugar atractivo, donde los creyentes se sientan a gusto y puedan con libertad invitar a sus amigos incrédulos. No es correcto el modo de pensar que la iglesia local debe tener un ambiente de funeraria. ¿Por qué? Dejemos ya de comunicar la imagen que ser creyente es sinónimo de ser aburrido. Por ejemplo, en las reuniones juveniles debería haber un ambiente tal, que el incrédulo se sienta atraído a participar, pero si los jóvenes de la iglesia están todos con sus caras largas y como si estuvieran en la estratosfera, ¿qué incrédulo va a estar interesado en ser parte de un grupo así? La iglesia debe aprovechar cada oportunidad para ministrar a la totalidad del hombre. El hombre no es solo espíritu para darle solo alimento espiritual. El hombre también tiene necesidades emocionales y físicas y la iglesia local debe hacer todo esfuerzo para atender también estas necesidades. Qué gran ejemplo que nos dio una iglesia en las cercanías de Manhatan. El día aciago cuando un atentado terrorista destruyó las torres gemelas matando a tanta gente, y los que quedaron vivos tenían que regresar a pie a sus casas porque no había transporte público, esta iglesia sacó a la calle varias mesas, con refrescos y toallas húmedas para ayudar a la gente que agobiada por el sol caminaba hacia sus casas. Era una obra social que abrió las puertas para consolar, y compartir la palabra de Dios con otros. La iglesia no debe ocuparse solo de lo social ni solo de lo espiritual. El sano equilibrio es lo importante.