Cuando se escribió el Nuevo Testamento, no existían algunas actividades que existen hoy en día, como oír la radio, mirar la televisión, leer periódicos o revistas, ir al cine, jugar al fútbol o algunos otros deportes, video juegos, etc., etc., de modo que no se puede encontrar en el Nuevo Testamento, mandatos claros y precisos sobre estas actividades. Lo que tiene el Nuevo Testamento son principios que se aplican a cualquier actividad en general, que realice un creyente, sin importar su naturaleza. Veamos cuáles son estos principios. El punto de partida será lo que el apóstol Pablo dice en 1 Corintios 6:12 donde leemos: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.” Según lo que dice este texto, en las cosas en las cuales la Biblia en general no se ha pronunciado en cuanto a si es bueno o malo, el creyente está en libertad de hacerlas. A esto se refiere el apóstol Pablo cuando dice: Todas las cosas mes son lícitas. Sin embargo, el mismo apóstol Pablo afirma que no todas las cosas convienen. Esto significa que algunas cosas, aún siendo lícitas para el creyente, no son de ayuda. ¿Cómo saber si algo que estoy por hacer, sobre lo cual la Biblia no se ha pronunciado, es o no conveniente? La Biblia nos da los parámetros para dilucidar este asunto. Primero. ¿Es algo que tiende a dominarme? Pablo dice: Todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Si determinada actividad está amenazando con convertirse en algo sin lo cual no puedo vivir, entonces no debo hacer esa cosa, porque si la hago se convertirá en un cruel amo que me tendrá a su merced en todo momento. Tome por ejemplo el mirar la televisión. No hay nada de malo en mirar la televisión siempre y cuando lo que estamos viendo no atente contra la moral. Pero si el mirar televisión tiende a dominarme al punto que si no miro la televisión, es como si algo importante me faltara, entonces será mejor que evite mirar la televisión, no porque sea algo malo, sino porque no debo permitir que algo me domine. Segundo, ¿Es algo que me edifica? 1 Corintios 10:23 dice: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” Este texto es muy parecido al que consideramos anteriormente. Como ya se mencionó, todas las cosas que no han sido específicamente condenadas en la Biblia, son lícitas, pero no todas son convenientes. Algo que no hace conveniente a una cosa que me es lícita, es que esa cosa no me edifica. El verbo edificar, significa hacer crecer, hacer madurar. Ciertas actividades pueden ser lícitas a un creyente, pero antes de hacerlas es necesario hacerse la pregunta: ¿En qué me ayudará esta actividad en mi crecimiento espiritual, o en mi progreso hacia la madurez espiritual? Si la respuesta es: En nada, entonces es mejor que no realice esa actividad. Por ejemplo, esto de ir al cine. Puede ser que la película no tenga nada de vocabulario soez, ni violencia, ni escenas sexuales impropias, pero lo que debe decidir el asunto es: ¿En que me edifica ir al cine a mirar esta película? ¿En qué me ayuda a crecer o madurar espiritualmente? Si la respuesta es: En nada, entonces será mejor que no vaya al cine. Tercero. ¿Es algo que hará tropezar a otros? 1 Corintios 10:32 dice: “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” En cosas que no están legisladas específicamente en la Biblia, existe la posibilidad de que algo que para un creyente es lícito para otro creyente no sea lícito. En situaciones así, el principio que se debe aplicar es no hacer nada que haga tropezar a otro creyente, para quien esa cosa no es lícita. El apóstol Pablo aplica este principio en el asunto de comer o no comer carne sacrificada a los ídolos. 1 Corintios 10:25-32 dice: “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello que doy gracias? Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” La regla para todo creyente es no hacer nada que haga tropezar a otra persona. Cuarto, ¿Es algo que lo puedo hacer en el nombre del Señor y puedo agradecer al Señor por ello? Colosenses 3:17 dice: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Esta es la prueba final. Estoy pensando hacer tal o cual cosa. ¿Puedo sinceramente hacer eso en el nombre del Señor Jesús? Esto significa: Si Jesús estuviera en mi lugar, ¿haría esto que yo estoy pensando hacer? Gran pregunta amable oyente. Si tiene dudas, es mejor no hacer eso que estaba pensando hacer. Además, ¿Sinceramente puedo agradecer al Señor por esto que estoy pensando hacer? Nuevamente, si tiene dudas, es mejor que no lo haga. Estos, son los principios que rigen esas cosas que siendo lícitas para un creyente, sin embargo, puede ser que no sean convenientes. Nosotros no podemos erigirnos en jueces de las cosas que en su libertad pueden hacer o dejar de hacer los creyentes. Usted mismo debe decidir si es bueno o es malo esto de ir al cine, o a salas de pool o video juegos, siguiendo los principios bíblicos que hemos mencionado.
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