Saludos cordiales amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le extiende cordial bienvenida al estudio bíblico de hoy con David Logacho. Estamos estudiando el libro de Romanos, en la serie que lleva por título: Romanos, la salvación por gracia por medio de la fe en Cristo Jesús. En esta oportunidad, el autor de este libro de la Biblia, el apóstol Pablo, nos presentará a Abraham como un excelente ejemplo de la justificación por la fe, aparte totalmente de las obras.
En nuestro último estudio bíblico vimos que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. Para algunos judíos esto pudo haber sido interpretado en el sentido que la fe está en contra de la ley, pero Pablo se encargó de demostrar que la fe no invalida la ley sino más bien la confirma. No olvidemos que para que sea posible que Dios declare justo al pecador que confía en Jesús como Salvador, fue necesario que Jesús muera en la cruz del calvario en lugar del pecador. La ley establece la pena de muerte para quien la infringe. Además la ley cumplió con su propósito de mostrar cuán imposibilitado está el hombre de cumplir con las justas demandas de Dios para poder ser declarado justo. Al reconocer este hecho, el hombre está forzado a considerar alguna otra manera de poder ser declarado justo por Dios. La otra manera, es la manera diseñada por Dios, la cual básicamente consiste en creer o confiar en que Jesús murió en la cruz del calvario en lugar del pecador. Esta fe por parte del pecador permite que Dios declare justo o justifique al pecador. De modo que en lugar de invalidar la ley, la fe la confirma. Pero por otro lado, otros judíos pueden haber estado pensando que esto de ser justificado por fe sin las obras de la ley era algo nuevo, tal vez inventado por Pablo. Pablo por tanto se va a encargar de demostrar que la justificación por fe es tan antigua como antigua es la humanidad. Para hacer su demostración, Pablo va a tomar el caso de Abraham, el gran patriarca de Israel, justamente conocido como el padre de la fe. En esencia, Pablo va a demostrar que Abraham fue justificado por fe, aparte de las obras, aparte de la circuncisión y aparte de la ley. Dicho esto, si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el libro de Romanos, capítulo 4 versículos 1 a 15. En primer lugar veamos como Abraham fue justificado aparte de las obras. Pablo comienza haciendo una pregunta interesante en Romanos 4:1. Dice así: “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?” Abraham es el padre según la carne de todos los judíos. Pablo pregunta entonces: ¿Qué halló? ¿Qué beneficio alcanzó? Por lo que dice el versículo siguiente, es obvio que lo que Pablo tiene en mente es la justificación. Abraham fue justificado por Dios o declarado justo por Dios. La gran pregunta sería: ¿Sobre qué base Dios justificó o declaró justo a Abraham? En Romanos 4:2 queda claro que no fue sobre la base de las obras. Dice así: “Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.” Pablo está poniéndose en un plano hipotético para demostrar su razonamiento. Si, en el supuesto no consentido, que Abraham hubiera sido declarado justo por haber hecho buenas obras, entonces tendría motivo más que suficiente para gloriarse o jactarse no sólo ante Dios sino también ante los hombres. Pero la Biblia declara que es imposible que el hombre pueda jactarse delante de él por haber sido justificado o declarado justo. En Efesios 2:8-9 dice que el pecador es declarado justo por gracia, mediante la fe, y aun esto no es algo que nace del pecador, sino que es un regalo de Dios, no por obras para que nadie se jacte. Queda demostrado así que Abraham no fue justificado por las obras. Si Abraham no fue justificado por las obras, ¿entonces cómo fue justificado? Ponga atención a lo que dice Romanos 4:3 “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.” Pablo recurre a la Escritura para mostrar la manera como Abraham fue justificado. En este caso, la Escritura significa el Antiguo Testamento. Allí, en Génesis 15:6 hablando de Abraham dice: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” Dios había hecho promesas maravillosas a Abraham. En respuesta, Abraham simplemente creyó a Dios y esa fe le significó ser declarado justo por Dios. Note que el texto dice que Abraham creyó a Dios, no creyó en Dios. Hay una diferencia entre creer a Dios y creer en Dios. Muchos creen en Dios, pero pocos creen a Dios. Creer en Dios simplemente puede ser un asentimiento intelectual sobre la existencia de un Ser supremo, pero creer a Dios significa hacer lo que él dice. De modo que Abraham fue justificado por fe, no por obras. Inmediatamente después, Pablo muestra el contraste entre las obras y la fe. Romanos 4:4-5 dice: “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Si alguien hace algún mérito y recibe la correspondiente recompensa, no se puede decir que lo recibido es por gracia. Por ejemplo, si usted ha trabajado todo un mes y al final del mes recibe su salario, usted no puede decir que ese dinero recibido es inmerecido. No, es algo que usted merece, su jefe estaba en deuda con usted hasta que le pagó. Pero si alguien no hace ningún mérito y recibe recompensa, eso es gracia, eso es un favor no merecido. Así es como Dios trata al pecador que deposita su fe en Cristo y lo recibe como Salvador. La recompensa no merecida o por gracia es la justificación o el ser declarado justo. Ser declarado justo por Dios por fe, aparte de las obras, no sólo fue una bendición que recibió Abraham, sino muchos otros, como David por ejemplo. Eso es lo que manifiesta Pablo en Romanos 4:6-8 donde dice: “Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.” A pesar de lo horrendo de su pecado, por fe David disfrutó de la bienaventuranza de no ser inculpado de pecado por Dios. Así que, Abraham fue justificado por fe aparte de las obras, pero no sólo aparte de las obras, sin también aparte de la circuncisión. Eso es lo que sostiene Pablo en Romanos 4: 9-12 donde dice: “¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aun incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.” Abraham fue declarado justo por Dios antes de ser circuncidado. Su circuncisión fue solamente una señal o sello de la justicia de la fe que tuvo estando incircunciso. De esta manera, Abraham, en un sentido espiritual, es el padre de todos los creyentes que por no ser judíos no han sido circuncidados y ciertamente Abraham, en un sentido espiritual, es también padre de todos los creyentes que por ser judíos han sido circuncidados. De esto se desprende que la justificación es por fe, aparte totalmente de si la persona que confía en Cristo Jesús es o no circuncidada. Por último, Abraham fue justificado por fe, aparte de la ley de Moisés. Este es el énfasis en Romanos 4:13-15 donde dice: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.” El punto de Pablo es que Abraham fue justificado por Dios por fe, y por ser hombre de fe, Dios le hizo la promesa incondicional de que sería heredero del mundo. Esto se refiere al pacto incondicional que hizo Dios con Abraham según el cual le prometió que será padre de muchedumbre de gentes, que hará naciones de él y que de él saldrán reyes. Esta promesa fue hecha cuando Abraham tenía 99 años, unos 13 años después de que fue justificado por fe y siglos antes de que entre en vigor la ley que Dios dio a Israel por medio de Moisés. Obviamente no fue el cumplimiento de la ley lo que permitió que Abraham y su descendencia reciban la promesa, sino la fe. Si el cumplimiento de la ley garantizara recibir lo prometido, entonces la fe no tendría ya ningún valor y la promesa no serviría de nada. La ley en efecto acarrea castigo, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Se demuestra así que Abraham fue justificado por Dios aparte de la ley. En resumen amable oyente, ser justificado por Dios por fe, no es un concepto nuevo. Abraham lo fue, aparte de las obras, aparte de la circuncisión y aparte de la ley. Hoy sigue vigente la oportunidad de ser justificado por Dios por fe, aparte de cualquier otra cosa. ¿Ha sido usted justificado por Dios por la fe? Si su respuesta es negativa, este es el momento indicado para ser justificado o declarado justo por Dios. Lo único que necesita hacer es reconocer que es pecador, reconocer que está separado de Dios y en peligro de recibir condenación eterna, reconocer que Jesús murió en la cruz en lugar de usted, y por la fe recibir a Jesús como su personal Salvador. Si lo hace, usted será inmediatamente justificado por Dios.
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