Saludos cordiales amiga, amigo oyente. Es muy grato para La Biblia Dice… darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. En el transcurso de esta semana hemos estado meditando sobre las frases que pronunció Jesús desde la cruz del Calvario. Al acercarse el momento de entregar su espíritu al Padre, Jesús dijo: Tengo sed. Sobre esto nos hablará David Logacho, luego de la siguiente pausa musical.
El Señor Jesucristo fue crucificado a las nueve de la mañana, y durante las primeras tres horas que estuvo en la cruz había luz. Después hubo oscuridad por otras tres horas. En medio de la densa oscuridad Jesús exclamó: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Las tres últimas frases de Jesús se enfocan sobre sí mismo. Sobre su cuerpo: Sed tengo, sobre su alma: Consumado es, y sobre su espíritu: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Jesucristo entregó todo, cuerpo, alma y espíritu, para poder salvar al pecador. Con esto en mente, permítame leer lo que registra Juan en su evangelio, capítulo 19 versículos 28 y 29. La Biblia dice: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.” Estaba por consumarse el drama del Calvario, cuando el inocente y santo Hijo de Dios iba a morir en lugar del pecador. El texto dice que Jesús sabía que todo estaba consumado y que en instantes más iba a entregar su espíritu al Padre. En eso, tal vez sacando fuerza de flaqueza, Jesús exclamó: Tengo sed. Sobre esto, podemos pensar en al menos tres motivos de Jesús para expresarse de esta manera.
I. El primer motivo fue en cumplimiento de una profecía. Juan dice que cuando Jesús dijo: Tengo sed, se estaba cumpliendo la Escritura. Las palabras que Jesús mencionó movieron a que alguien se acerque a una vasija llena de vinagre, empape una esponja en vinagre, la ponga en un hisopo y la acerque a la boca de Jesús, de modo que Jesús beba ese vinagre. Pero todo esto fue profetizado como mil años antes de que sucediera. Note lo que dice Salmo 69 un salmo mesiánico que anuncia de antemano cosas relativas a la vida y obra del Mesías. Allí en el versículo 21 encontramos lo siguiente: “Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre” De esto podemos aprender que la muerte de Jesús en la cruz no fue un accidente o una cruel jugada del destino, sino el cumplimiento de algo que fue profetizado, porque eso era absolutamente necesario para que Dios pueda perdonar al pecador.
II. El segundo motivo fue porque efectivamente Jesús estaba experimentando sed física. Esto habla de la humanidad de Jesús. No olvide que él es 100% hombre y a la vez 100% Dios. Como hombre, Jesús nació, creció, tuvo hambre, se cansó, lloró y tantas otras cosas más propias de los hombres. Antes de ser colgado de la cruz fue maltratado en extremo. Fue golpeado, fue azotado, fue escupido, se le puso una corona de espinas sobre su cabeza, tuvo que llevar a cuestas su propia cruz hasta el monte Calvario. Su condición física debe haber estado totalmente mermada. Ponga atención a lo que profetizó Isaías en cuanto a la condición física del Mesías. Leo en Isaías 52:14 “Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres.” En estas precarias condiciones, Jesús fue clavado de pies y manos a la cruz. En la cruz había soportado casi seis horas del más terrible sufrimiento. El Salmo 22 profetiza como se sentía el Mesías estando en la cruz. Quisiera leer sólo una porción. Entre los versículos 14 y 15 “He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte.” Estas eran las condiciones físicas de Jesús. No es extraño por tanto que haya pronunciado esa frase: Tengo sed. Jesús bebió la copa llena de sufrimiento. ¿Por qué? Por amor, amable oyente. Era el precio que él tenía que pagar para que pecadores como yo podamos ser librados del terrible castigo por el pecado. Jesús soportó en su cuerpo lo que nosotros pecadores merecemos. De esa manera, los que le hemos recibido como nuestro personal Salvador, ya no tenemos que sufrir en carne propia el castigo por el pecado.
III. El tercer motivo es el más hermoso. Jesús tenía sed por la agonía física que experimentaba, pero también había una razón espiritual para ello. Cuando el Señor Jesús fue hecho pecado, lo cual fue necesario para hacer la transacción por nuestra salvación, Jesús fue objeto de la ira de un Dios santo enojado por el pecado. El juicio de Dios es tan severo que implica pasar la eternidad en un lugar llamado infierno. El infierno es un lugar que produce sed. En Lucas 16 el Señor Jesucristo nos contó de un hombre que murió y se encontró en el Hades, en tormento en fuego. Una de las cosas que este hombre quería era que alguien venga con algo de agua para calmar su profunda sed. El infierno es un lugar de eterna sed, donde la gente sufrirá eternamente de sed y de ninguna manera podrá satisfacerla. Por contraste en el cielo nadie tendrá sed. Apocalipsis 7:16 dice: “Ya no tendrán hambre ni sed” Qué interesante, para que los que vamos a estar en el cielo no tengamos sed jamás, Jesús tuvo que experimentar profunda sed en la cruz del Calvario.
IV. Aplicación. Tal vez hoy mismo usted está en profunda sed, no me refiero a una sed física sino a una sed espiritual. Sed de significado, sed de seguridad, sed de esperanza, sed de paz, sed de amor. Es posible que ha tratado de diversas maneras de saciar esta sed de su alma y hasta ahora todo ha fracasado. En este momento, tengo buenas noticias para usted. Jesús en la cruz experimentó sed en su alma, para que personas como usted y como yo no tengamos jamás sed del alma. Mire lo que dice Apocalipsis 22:17 “Y el que tiene sed, venga: y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” ¿Por cuánto tiempo más va a vivir con sed en su alma? Cuando usted confíe en Jesús como su Salvador, nunca más tendrá sed.” No espere más, puede ser demasiado tarde. Se dice de Aníbal que cuando pudo haber tomado Roma, no lo quiso, y cuando quiso tomar Roma no lo pudo. Algo así suele pasar a menudo con la salvación. Cuando pueden hallar a Cristo, no lo quieren y cuando quieren hallar a Cristo no lo pueden. Cuando pueden alcanzar misericordia no la quieren y cuando quieren alcanzar misericordia no lo pueden. Si Dios ha hablado hoy a su corazón sobre la necesidad de recibir a Cristo como su Salvador, no lo deje para más tarde, porque bien puede ser demasiado tarde….
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