Damos gracias a Dios por la oportunidad que nos brinda de compartir este tiempo junto a Usted amable oyente. Bienvenida o bienvenido al estudio bíblico de hoy en la serie: Gálatas, la carta magna de la emancipación espiritual de la iglesia. En esta ocasión estaremos estudiando aspectos importantes de la carta que Pablo escribió a los Gálatas. De ese se encargará David Logacho inmediatamente después de la siguiente pausa.
Si hay algo que distingue al Cristianismo bíblico de cualquier otra religión en el mundo es el hecho que para el Cristianismo bíblico la salvación se obtiene solo por fe en la persona y obra de nuestro Salvador. Cualquier otra religión en el mundo cree en un sistema de salvación por obras o si no es así, en un sistema de salvación por fe más obras. Usted sabe. Haz esto o aquello para ser salvo, o confía en Cristo, más esto o aquello para ser salvo. No es extraño entonces que la doctrina cardinal del cristianismo bíblico de salvación por la sola fe en Cristo sea objeto de ataque despiadado por parte de falsos maestros que no logran concebir en sus mentes que alguien pueda obtener la salvación de su alma solo con tener fe en Cristo. Este tipo de falsos maestros aparecieron temprano en el cristianismo, en las nacientes iglesias que el apóstol Pablo había fundado en una región llamada Galacia y cuando esta desgracia llegó a oídos de Pablo, les escribió una apasionada carta, la carta a los Gálatas, en defensa del verdadero evangelio. Hoy vamos a poner nuestra mirada en la carta. Analizaremos los destinatarios de la carta y el saludo de la carta. En relación con los destinatarios de la carta, le invito a leer la segunda parte de Gálatas 1:2 donde dice: “a las iglesias de Galacia” De esta manera quedan identificados los destinatarios de la Epístola de Pablo a los Gálatas. Cuando Pablo habla de iglesias, no se está refiriendo a edificios, que erróneamente se les conoce hoy en día como iglesias. Recuerde amigo oyente, que la iglesia en el más amplio sentido de su significado, es el conjunto de personas que han recibido a Cristo como Salvador. En un sentido más restringido, la palabra iglesia se usa también para designar a un grupo de personas que han recibido a Cristo como Salvador y que se reúnen en algún lugar del mundo. Se les conoce también con el nombre de iglesias locales. El grupo de creyentes con quienes Usted se congrega es una iglesia local. Cuando Usted dice “me voy a la iglesia” no está diciendo que se va a un edificio, está diciendo que se va al grupo de personas quienes como Usted, han recibido a Cristo como Salvador y se congregan en determinado sitio, que bien puede ser una casa como en el primer siglo o un edificio llamado templo o capilla o sala, como se le designa más adelante. Pablo entonces escribió su carta a varios grupos de creyentes quienes se reunían en una región conocida como Galacia. Esto está ubicado en lo que se conoce como el Asia menor y hoy pertenece al moderno país de Turquía. El Nuevo Testamento habla de al menos cuatro iglesias locales que fueron fundadas por Pablo en la región de Galacia durante su primer viaje misionero. A saber, Antioquia de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Los detalles sobre la fundación de estas iglesias están registrados en el libro de los Hechos, capítulos 13 y 14. Los creyentes de Galacia provenían de un trasfondo totalmente pagano, caracterizado por una lacerante esclavitud a los ídolos. Cuando escucharon el evangelio de Cristo por boca de Pablo, lo recibieron con los brazos abiertos porque además de la salvación les prometía una libertad jamás soñada en el paganismo al que estaban acostumbrados. Pero por extraño que parezca, cuando estos creyentes de Galacia oyeron a los falsos maestros que pregonaban un mensaje de fe más obras para ser salvos, despreciaron la libertad que habían obtenido en Cristo y abrazaron la esclavitud de someterse a preceptos de la ley de Moisés tales como la circuncisión, el celebrar las fiestas judías, el no comer alimentos que la ley de Moisés cataloga como inmundos, etc. ¡Qué triste! Hoy en día también existen falsos maestros que añaden obras a la fe para la salvación. Son gente que con desesperación busca poner grilletes de esclavitud a los creyentes que gozan de libertad en Cristo. Dicen cosas como: Para ser salvo debe confiar en Cristo y también comprometerse a nunca más pecar, o para ser salvo debe confiar en Cristo y bautizarse en agua. O para ser salvo debe confiar en Cristo y guardar el séptimo día. O para ser salvo debe confiar en Cristo y afiliarse a determinada religión. Son solo ejemplos de lo que pregonan los falsos maestros que intentan privarnos de la libertad que tenemos en Cristo. Pablo dirige su carta a creyentes que comenzaron bien su carrera en la libertad que Cristo da, y muy pronto se vieron incitados a volver a la esclavitud de cumplir preceptos para ser salvos o para mantener la salvación. Hemos hablado de los destinatarios de la carta, En segundo lugar tenemos el saludo de la carta. Se encuentra en Gálatas 1:3-5 donde dice: “Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.” Luego de especificar los destinatarios de la carta, Pablo pasa al saludo en el cual notamos que Pablo desea gracia y paz a los creyentes en esas varias iglesias locales de Galacia. El orden es de vital importancia. Primero viene la gracia y después viene la paz. Sin gracia no puede haber paz. La palabra gracia significa dar a alguien algo que no merece. Eso es justamente lo que hace Dios con los que hemos recibido a Cristo como Salvador. Nos ha dado algo que no merecemos, la salvación. Es la única manera de obtenerla. Los falsos maestros con su falsa idea de fe más obras, destruyen el concepto de salvación por gracia. Si se intenta hacer algo para merecer la salvación se habrá clavado un puñal en la espalda de la gracia. Cuando una persona es salva por gracia, hallará paz. La paz, es ese estado del alma que se caracteriza por la tranquilidad y sosiego, opuesto a la turbación y a la agitación. En su estado natural, el hombre está enemistado con Dios. Esto produce un estado de profunda turbación y agitación. Pero cuando el hombre recibe a Cristo como Salvador y por gracia recibe la salvación, halla paz en todo sentido. Paz con Dios, paz consigo mismo y paz con otros hombres. El mundo gasta ingentes recursos para buscar la paz. Pero tristemente, la paz no aparece por ningún lado en el mundo. El mundo no puede jamás tener paz mientras los corazones de sus habitantes estén en enemistad con Dios. Para que haya paz se necesita primero hacer las paces con Dios y esto se logra cuando por gracia se recibe la salvación que Dios da en Cristo. Acto seguido, el apóstol Pablo muestra la fuente de la gracia y de la paz. Dice que la gracia y la paz provienen de Dios el Padre y de Jesucristo el Hijo. El Padre diseñó lo que el Hijo obediente cumplió en la cruz del Calvario. Hablando del Hijo, Pablo dice por tanto que se dio a sí mismo por nuestros pecados. Era la única forma de perdonar al pecador. Romanos 3:20 dice que por las obras de ley es imposible que el pecador sea justificado, o declarado justo delante de Dios. Fue necesario entonces que alguien pague lo que el pecador tiene que pagar por su pecado. La Biblia dice que la paga del pecado es muerte. El Hijo de Dios por tanto tuvo que morir en la cruz para que el pecador pueda ser perdonado de su pecado. El pecador que por fe recibe a Cristo como Salvador, queda totalmente perdonado de su pecado. Esta obra diseñada por Dios el Padre y ejecutada por Dios el Hijo es lo que permite que el pecador que cree y recibe a Cristo como Salvador sea librado del presente siglo malo. Cuando Pablo habla del presente siglo malo, no se está refiriendo a un período de cien años de maldad, sino al orden de cosas o al sistema de cosas que impera en el mundo. Este sistema está gobernado por Satanás y se opone a todo lo que tenga que ver con Dios y con su Hijo Jesucristo. El creyente entonces, por la obra de Cristo en la cruz, ha sido liberado de la esclavitud al sistema mundial imperante. Esta fue la voluntad del Padre, para quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Podemos apreciar como el apóstol Pablo enfatiza el hecho que el sacrificio de Cristo es suficiente para hacernos libres. Cuán absurdo es que estemos tratando de volver a esclavizarnos a las normas del mundo según las cuales para ser salvo es necesario hacer buenas obras o cumplir con determinados ritos de la ley de Moisés, además de la fe en Cristo. Vemos que desde el mismo saludo, el apóstol Pablo está martillando la verdad incontrastable de la suficiencia del sacrificio de Cristo para la salvación del pecador. Esta verdad estaba siendo atacada por los falsos maestros quienes estaban regando la falsa enseñanza de que para ser salvos es necesario recibir a Cristo y circuncidarse o guardar el séptimo día, o no comer alimentos que la ley de Moisés considera impuros. Cristo murió en la cruz para que Usted pueda ser libre amable oyente. ¿Ha recibido Usted a Cristo como Salvador? Si todavía no lo ha hecho, Usted es un esclavo del presente siglo malo. Puede ser que Usted no se dé cuenta de ello, pero así es, según el testimonio de la Biblia. No persista más en la esclavitud. Entre inmediatamente a gozar de la libertad que Cristo ofrece a los que en él creen. Reciba a Cristo como su Salvador hoy mismo.
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