Cordiales saludos amable oyente. Es un gozo para mí compartir este tiempo junto a Usted. Estamos estudiando el libro de Daniel. En nuestro último estudio bíblico vimos como Dios castigó a su pueblo a causa de su desobediencia, y como resultado, las diez tribus del Norte fueron conquistadas por los Asirios en el año 722 AC y las dos tribus del Sur fueron arrasadas en tres etapas por los Babilonios, la primera en el año 605 AC cuando al mando de Nabucodonosor se llevaron a Babilonia al rey de Judá, a algunos de los príncipes, entre los cuales estaba Daniel, y algunos de los utensilios del templo de Jerusalén. La segunda etapa ocurrió en el año 597 AC y la tercera y última etapa tuvo lugar en el año 586 AC. Veamos qué es lo que sucedió en Babilonia una vez que Daniel y el resto de gente judía llegaron allí en contra de su voluntad.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Daniel 1:3-7. Este pasaje bíblico se enfoca principalmente sobre un grupo de jóvenes judíos que fueron transportados por Nabucodonosor a Babilonia. En primer lugar notamos la orden en cuanto a los jóvenes judíos. Daniel 1:3 dice: Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes,
Como buen gobernante, Nabucodonosor miraba hacia el futuro, no sólo el presente. Si quería consolidar y engrandecer su reinado, iba a necesitar gente debidamente preparada con anticipación. Sabiendo que entre los cautivos que fueron traídos de Judá había gente con un gran potencial, ordenó a Aspenaz, que trajese de los hijos de Israel, a jóvenes del linaje real de los príncipes. El título de Aspenaz en la corte del rey de Babilonia, era “jefe de los eunucos”. Esto significa que Aspenaz era el encargado de la casa real, o jefe del personal del palacio de Nabucodonosor. Esta decisión de Nabucodonosor fue el principio de todo lo que Dios estaba por hacer por medio de Daniel. En segundo lugar, tenemos las características de los jóvenes judíos. Daniel 1:4 dice: muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.
Aspenaz, el jefe de la casa real de Babilonia, debía buscar muchachos judíos con características específicas. Por el uso de la palabra “muchachos”, se sobreentiende que debían ser jóvenes. Algunos intérpretes bíblicos piensan que estos muchachos debían tener alrededor de unos quince años de edad. Además de provenir de la nobleza judía, estos jóvenes judíos debían poseer otras características. Número uno: No debía haber en ellos tacha alguna. Esto significa que los jóvenes judíos no debían tener ningún defecto físico de cualquier naturaleza. Número dos, los jóvenes judíos debían ser de buen parecer. Esto significa que debían ser hermosos. Habla del atractivo físico. Los Babilonios daban excesiva importancia a la apariencia física, porque para ellos era una virtud. Pero además de lo físico, los jóvenes judíos debían cumplir con algunas características sociales e intelectuales. Número tres, los jóvenes judíos debían ser enseñados en toda sabiduría. Esto significa que debían haber aprendido todo lo que se podía aprender en su época. Número cuatro, sabios en ciencia. Esto significa buen criterio en las cosas profundas de la vida. Número cinco, de buen entendimiento. Esto significa amplio discernimiento de los asuntos complejos del diario vivir. Número seis, idóneos para estar en el palacio del rey. Esto significa de buen comportamiento, una conducta digna de los habitantes de un palacio real. Mientras leía estas características intelectuales y sociales, estaba pensando en lo magnífico que sería que los jóvenes de hoy en día procuraran también cultivar en sus vidas estas características. Viendo como está la juventud de hoy en día, tanto en el mundo como en la iglesia, creo que estamos muy lejos de lo que Nabucodonosor puso como requisito para los jóvenes judíos que iban a entrar a su palacio. Notemos también que el propósito que Nabucodonosor tenía para los jóvenes que Aspenaz debía escoger era para que aprendan las letras y la lengua de los caldeos. El término caldeos es sinónimo de los babilonios, gentilicio de Babilonia. Lo que Nabucodonosor estaba buscando es que los jóvenes judíos adquieran una mentalidad babilónica, conociendo la cultura, la literatura, el idioma, las costumbres, la forma de pensar de los babilonios. La literatura de los babilonios era abundante y estaba escrita en tablillas de barro. Se han descubierto bibliotecas completas de la literatura de los caldeos. En este punto permítame una reflexión obligada. Cuán importante es estar en constante superación en lo espiritual, en lo social, en lo intelectual, porque es muy posible que en el momento menos pensado, Dios nos coloque en alguna situación donde podemos hacer uso de todo lo que hasta ese momento hemos aprendido para traer gloria al nombre de Dios. Jóvenes que me están escuchando, no desperdicien su tiempo en cosas que no edifican. Aprovechen cada oportunidad para superarse, para aprender, para especializarse, para cultivar virtudes. Aprendan de Daniel. Ciertamente él era sin tacha alguna y buen mozo, pero si hubiera tenido sólo eso, jamás habría sido escogido para estar en el palacio del rey. Además de las cualidades físicas, Daniel se preocupó por desarrollar cualidades sociales e intelectuales y eso le valió ser utilizado por Dios para realizar cosas grandes para la gloria de él. Volviendo al texto en Daniel, en tercer lugar tenemos la preparación de los jóvenes judíos. Daniel 1:5 dice: Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.
Nabucodonosor sabía que en esos jóvenes judíos tenía un futuro prometedor para su reino y consecuente con eso comenzó a tratarles de la manera más digna posible. Él mismo se ocupó de señalarles la ración alimenticia para cada día, de la provisión de la comida del rey. Nabucodonosor pensaba que si los jóvenes judíos comían la misma comida que él comía, estos jóvenes judíos llegarían a ser grandes, fuertes y sabios como él. Acorde con la costumbre en Babilonia, Nabucodonosor se ocupó de que los jóvenes judíos tengan a su disposición una cantidad adecuada del vino real, el mismo vino que él bebía. Según su parecer, si los jóvenes judíos comían el menú del rey y bebían el vino del rey, en cuestión de tres años estarían listos para asumir funciones importantes en su reino. ¡Qué interesante! La tragedia que significaba el estar en calidad de cautivos en un país extranjero estaba convirtiéndose en una bendición para los jóvenes judíos. Cuando nuestra confianza está totalmente depositada en Dios, lo que aparentemente es una tragedia, Dios lo puede transformar en bendición. No olvide jamás esta forma de proceder de parte de Dios. En cuarto lugar tenemos la identidad de los jóvenes judíos. Daniel 1:6 dice: Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá.
El grupo de jóvenes judíos que fueron escogidos por Aspenaz, jefe de los eunucos, estaba compuesto por Daniel, nombre que significa: Dios es mi juez, Ananías, nombre que significa amado de Jehová, Misael nombre que significa ¿quién es como Dios? y Azarías nombre que significa Jehová ha ayudado. Los nombres significan mucho en la cultura judía. Estos jóvenes judíos hacían honor al nombre que llevaban. Dicen que en una ocasión capturaron a un soldado que había desertado del ejército de Alejandro Magno. Cuando el desertor fue presentado a Alejandro Magno, éste le preguntó: Como te llamas. Temblando, el desertor respondió: Me llamo Alejandro. Encolerizado, Alejandro Magno le dijo: O te cambias o de nombre o cambias tu conducta. Quiera Dios que nosotros también hagamos honor al nombre de Cristianos que llevamos. En quinto lugar, tenemos los nombres babilónicos de los jóvenes judíos. Daniel 1:7 dice: A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.
Aspenaz, el jefe de los eunucos, pensó que si los jóvenes judíos tenían un nombre babilónico se adaptarían mejor a la cultura babilónica. Así que, decidió cambiar de nombre a cada uno de los jóvenes judíos. El autor Gaebelein nos da una idea del significado de los nuevos nombres de los jóvenes judíos. A Daniel le puso por nombre Beltsasar, que significa príncipe de Bel. Bel es un dios pagano babilónico. A Ananías le puso por nombre Sadrac, que significa iluminado por el dios sol. A Misael le puso por nombre Mesac, que significa ¿Quién es como Venus? Y a Azarías le puso por nombre Abed-nego, siervo de Nego. Los nombres podían ser diferentes, pero Daniel y el resto de jóvenes judíos decidieron vivir a la luz del significado de sus nombres originales, como se hará evidente en nuestro próximo estudio bíblico.
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