Bienvenida mi amiga, mi amigo. Es una bendición para nosotros saber que Usted nos está escuchando. Estamos listos para compartir un nuevo estudio bíblico en el Libro de Nehemías. Inmediatamente después de la pausa musical, nos acompañará David Logacho para guiarnos en el estudio bíblico de hoy.
Se dice que se requiere mayor habilidad para mantenerse en el poder que para llegar al poder. Cualquier líder, si se esfuerza lo suficiente, llegará a la cima, pero realmente pocos logran mantenerse en la cima. Lo que normalmente ocurre es que cuando un líder mediocre llega a la cima, se agranda y piensa que todos los demás deben rendirle pleitesía. Esta actitud se manifiesta muy pronto en acciones de desaire o desprecio a los demás, lo cual de a poco va carcomiendo los fundamentos de su liderazgo al punto que en algún momento ese líder se viene abajo. Es el pago al abuso de un privilegio. Nehemías llegó a lo más alto en la jerarquía judía de su época. Era el gobernador de los judíos, con poderes especiales otorgados por el mismísimo rey de Persia. Nehemías no cayó en la vanidad de sentirse como si fuera el mismo dios en su posición de gobernador. Veamos como tomó su altísima dignidad. Ojalá muchos de las personas que están en dignidad pudieran aprender del ejemplo de Nehemías.
Abramos nuestras Biblias en el Libro de Nehemías, capítulo 5 versículos 14-19. Nehemías llegó a la más alta posición en la jerarquía de su tiempo. Lejos de estimarse a sí mismo como casi un dios, tomó este privilegio de la manera que toda autoridad elevada debería tomarla. En el pasaje que nos corresponde estudiar el día de hoy, veremos cinco características de Nehemías como líder máximo de una organización. La primera: No despojó a sus súbditos. Nehemías 5:14-15 dice: «También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año 20 del rey Artajerjes, hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos pan del gobernador. Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aún sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios» Nehemías tenía, pleno derecho a comer y beber a costa del pueblo. Esto es lo que hicieron los gobernadores anteriores a él, pero Nehemías cedió voluntariamente ese derecho porque fue sensible a la condición del pueblo. Cuan fácil es caer en las garras de abusar de un privilegio. Ciertamente que todo liderazgo tiene sus privilegios, pero cuidado con abusar de ellos. Cuando se abusa de un privilegio, habrá siempre alguien que tiene que pagar las consecuencias de ese abuso. En el caso de los gobernadores anteriores a Nehemías era el pueblo quien tenía que pagar los abusos de los privilegios de los gobernadores. Como sucede en la actualidad, los gobernadores abrumaron al pueblo con elevadas tasas impositivas. Había que pagar impuestos a la comida, impuestos al vino, etc. Dice el texto que tomaron del pueblo más de 40 siclos de plata. A costa de la miseria del pueblo, los gobernadores y sus criados tenían los suficiente para darse todo tipo de lujos, al punto que aun los criados se enseñoreaban del pueblo. Pero Nehemías no fue así. Fue sensible a la condición del pueblo y cedió el derecho a comer y beber a costa de los impuestos. No es fácil ceder derechos. Se necesita de una fuerza sobrenatural. Nehemías lo consiguió porque como dice al final del versículo 15 tenía temor de Dios. Esto dio a Nehemías una visión distinta de su liderazgo. Él podía hacer lo que los otros gobernadores hicieron, pero él era distinto, sabía que hay un Dios santo que un día va a juzgar nuestros actos y para agradar a ese Dios no abusó de sus privilegios. Además de no despojar a sus súbditos, como segunda característica en Nehemías vemos que no despreció el trabajo. Nehemías 5:16 dice: «También en la obra de este muro restaure mi parte» Notemos amigo oyente que Nehemías era el gobernador de los judíos, pero a la hora de trabajar se despojó de su alta dignidad y junto con el pueblo pasaba ladrillos, transportaba la mezcla, recogía escombros, etc. Era uno más de los trabajadores en la obra. Nehemías no pensó, Ah este trabajo no está de acuerdo con mi dignidad, que trabajen los demás. No, se puso su ropa de trabajo y a trabajar se ha dicho. De esta manera logró una identificación total con su pueblo. Sabía lo que ellos experimentan, sus anhelos sus ansiedades sus necesidades. Nadie tenía que explicarle lo que siente un trabajador porque él sabia como se sienten porque trabajó junto a ellos. Oh cuanta falta hace que los líderes trabajen junto al pueblo, que los pastores se identifiquen con las ovejas. Nehemías no dejó de ser el gobernador por el solo hecho de arremangarse la camisa para trabajar. Además de no despojar a sus súbditos y no despreciar el trabajo, Nehemías no descuidó la meta. Nehemías 5:16 continúa diciendo: «y no compramos; heredad; y todos mis criados juntos estaban allí en la obra». Nehemías vino a Jerusalén a levantar muros, no a comprar propiedades. Durante toda su permanencia en Jerusalén fue fiel a su objetivo. De seguro que tenía dinero para adquirir propiedades, pero no lo hizo, sabía que Dios le habla llamado a algo específico y puso toda su energía y capacidad al servicio de aquello. Tenía criados y fiel a su compromiso los utilizó en la obra del Señor. Amable oyente, este es un gran ejemplo de un líder que tenía su corazón en la Obra. Su actitud me trae a la memoria las palabras de Pablo en 2° Timoteo 2:4: «Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado» Nuestro objetivo, como creyentes, es hacer discípulos. A menudo descuidamos esta meta y nos enredamos en los negocios de la vida. No estoy diciendo que sea malo adquirir propiedades en este mundo, pero cuando las posesiones nos hacen descuidar la meta de hacer discípulos, como dice Pablo, no estamos agradando como soldados a nuestro Comandante en Jefe, el Señor Jesucristo. Tenemos entonces que como líder, Nehemías no despojó a sus súbditos, tampoco despreció el trabajo y no descuidó la meta. Pero no sólo eso, además Nehemías no desatendió sus responsabilidades que como gobernador de Judá tenia. Nehemías 5:17-18 dice: “Además ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi mesa. Y lo que se preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran preparadas para mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo esto, nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.» Como hombre público, Nehemías tenía que atender ciertas responsabilidades inherentes a su cargo. Entre ellas, agasajar a sus subalternos y estadistas de visita. La Palabra de Dios nos da la cantidad de comestibles que se consumía cada día, no solamente para que nos quedemos admirados, sino para que sepamos que cuando honramos a Dios, cuando lo ponemos en primer lugar, él se encarga de suplir para cada necesidad nuestra y de una manera que va más allá de lo que pedimos o entendemos. Nehemías no abrumó al pueblo con impuestos porque fue sensible a la necesidad del pueblo y Dios le premió llenando sus graneros de toda clase de bendiciones. La quinta característica de Nehemías como líder es que no desvió su mirada de Dios. Nehemías 5:19 dice: «Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo» Aquí radica el verdadero secreto del éxito de Nehemías. Tenía su mirada fija en la persona de Dios. Cuando estuvo afligido miró a Dios, cuando fue exaltado miró a Dios. Hoy en día hay muchos a nuestro alrededor que tan pronto llegan a una posición de prestigio, olvidan a su Dios. Muchos de nosotros, nos acordamos de él solamente cuando estamos enfrentando alguna calamidad. Si todo va bien, no leemos su Palabra, no oramos, no vamos a la iglesia, etc. Pero tan pronto nos sobrevienen tiempos difíciles, corremos a arrodillarnos para suplicar a Dios una salida. Nehemías por el contrario miró a Dios ya sea en la hora de la aflicción como también en la hora de la bendición y eso fue lo que dio solidez a su gestión como líder. Tenemos entonces, que a Nehemías no se le subió el humo a la cabeza cuando llegó a ser el gobernador. En su alta posición, no despojó a sus súbditos, no despreció el trabajo, no descuidó la meta, no desatendió sus responsabilidades y no desvió su mirada de Dios. Nuestra oración es que Ud. también que quizá es un pastor o un gerente de alguna compañía o cualquier otro cargo de importancia pueda imitar a Nehemías para agradar a nuestro Padre celestial.
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