Hola, el día de hoy permíteme invitarte a ir al Libro de Juan. Mientras nos dirigimos al Libro de Juan, quiero hacerte una pregunta. Una pregunta probablemente bastante simple con suerte. Quiero saber cuándo y dónde dijo Jesús estas palabras, cuándo y dónde estaba Él cuando dijo: «Consumado es«. ¿Alguien sabe? Él estaba en la cruz. Bueno, esa es nuestra primera respuesta y ese es uno de los lugares donde Jesús dijo esas palabras y lo encontramos en Juan capítulo 19 versículo 30. Aquí es donde a menudo pensamos que, cuando Jesús dijo consumado es, es porque había terminado todo lo que se suponía que debía hacer. En Juan capítulo 19 versículo 30 Jesús está sentado en la cruz y dice: «Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. «
Pero ¿alguien conoce otra ocasión en la que Jesús dijo consumado es? Volteemos dos capítulos para el capítulo 17 de Juan. Juan capítulo 17 versículo 4 Jesús usa la misma palabra allí. Lo buscamos porque se traduce en algunas de nuestras traducciones de manera diferente, pero dice en el versículo 4: «Yo te he glorificado en la tierra«, este es Jesús orando al Padre «Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese» La misma palabra en el idioma original del Nuevo Testamento que vemos en Juan 19 versículo 30 ahora se usa aquí en Juan capítulo 17 versículo 4. Ahora esto es lo que quiero que hagamos hoy. Quiero que pensemos, si Jesús dijo que terminó su trabajo en la cruz, pero también dijo, “he terminado el trabajo que me diste que hacer” en Juan 17, antes de ir a la cruz, ¿esto significa que la cruz no fue importante? Claro que no, esa fue, obviamente, una parte muy importante de su trabajo, pero también había otro trabajo que estaba haciendo aquí. Para poder decir incluso antes de ir a la cruz, he terminado el trabajo que me has dado para hacer.
Quiero que empezáramos pensando en el trabajo de Jesús y creo que el trabajo, la estrategia de Jesús giró en torno a dos aspectos principales. Uno, en Juan capítulo 19 versículo 30 lo llamaremos un mensaje de redención. Esa fue la imagen en la cruz que Jesús dio su vida para redimir a hombres y mujeres, lo que básicamente significa restaurarnos a Dios. Ahora, eso fue parte de su obra y, obviamente, la parte central de su trabajo de dar su vida en la cruz, pero en Juan 17 antes de ir a la cruz, Jesús dice “ya terminé el trabajo que me disté para hacer.” ¿De qué está hablando?
Bien, vamos a Juan 17 versículo 4 el método de reproducción. Lo que tienes son dos aspectos del trabajo de Jesús. Sí, fue a la cruz y murió en la cruz para restaurarnos al Padre, pero al mismo tiempo, nos está mostrando una imagen de cómo su trabajo también implicó la forma en que ese mensaje se reproduciría en todo el mundo. Esa es la imagen que tenemos en el capítulo 17 de Juan.
Ahora, nota lo siguiente, en ese texto, ni una sola vez se menciona un milagro. Ni una sola vez habla sobre el ciego que ahora puede ver o la persona que estaba muerta y ahora está viva o la persona pobre que había entrado en contacto con Él y había sido sanada de su enfermedad. Pero más de 40 veces lo que hace es mencionar a los hombres que Dios le había dado. Él nunca menciona ni una vez un milagro, o todas las masas y multitudes de personas que lo siguieron, pero 40 veces menciona a los hombres que Dios le había dado.
Así que esto es lo que quiero que hagas, quédate conmigo en Juan 17. Vamos a ir a través de esta oración y cada vez que veas a los discípulos mencionados o incluso a nosotros como discípulos de Cristo 2.000 años después, quiero que lo mantengas en tu mente y no lo pierdas cada vez que describa a los discípulos o a nosotros, pon atención. Ahora ten en cuenta que estamos entrando en una conversación entre Dios el Hijo y Dios el Padre justo antes de ir a la cruz y Él hace esta oración en voz alta por una razón. Sus discípulos están escuchando y esto es lo que dice el versículo 1: «Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.» (Juan 17:1-5).
Ahora, algunos están pensando, David, tenemos un largo camino por recorrer para llegar a las 40 veces que fueron mencionados. Bueno, prepárate. Verso 6: “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,” (Juan 17:20-26)
Aquí es donde entran los discípulos de Cristo después de eso, nos incluye a nosotros. “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos.” (Juan 17:20-26)
¿Entiendes el punto? Una y otra vez, Jesús dice he terminado el trabajo que me has encomendado y luego, más de 40 veces, se refiere a este pequeño grupo de hombres en los que Él ha puesto su vida, no todo se basó en la cruz, tres años antes Jesús preparó el camino, un trabajo en el que derramó su vida en unos pocos hombres; es decir, hacer discípulos. Era su vida la que él había derramado para que llegara al final de su ministerio. No te lo pierdas. La estrategia de Jesús depende de la fidelidad de algunos discípulos para avanzar este mensaje de redención a través de su reproducción. Toda su obra, toda su vida en el ministerio dependió de la fidelidad de estos pocos muchachos. Esa es la verdad general que infiltra e infunde cada versículo en Juan 17 y todo depende de que reproduzcan el mensaje que iban a ver en la cruz.
Juan 17 nos da una imagen bastante increíble del corazón de Jesús, el maestro que hace discípulos. Nos da una idea de qué tipo de trabajo hizo Jesús en la tierra ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo oraba por las personas que lo rodeaban? Y vamos a desentrañar lo que significa hacer discípulos y vamos a aprender directamente del corazón del mismo Jesús. Aquí está la necesidad urgente que tenemos que ver; damas y caballeros, si no nos enlistamos en la formación de discípulos, haremos un trabajo lamentable para avanzar con el mensaje de redención que se nos ha confiado. Si no nos comprometemos en hacer discípulos, entonces el mensaje de la redención en la cruz en Juan 19:30 no avanzará de la manera que Jesús desea que avance y los resultados nos rodean; más de mil millones de personas que nunca han escuchado el mensaje de redención. Un sexto del mundo. 47 millones de niños nacidos este año en familias que no tienen conocimiento de la redención que viene de Cristo. 47 millones de niños que están destinados a crecer en un mundo donde ni siquiera se menciona el nombre de Jesús.
Entonces, ¿Cómo podemos propagar más eficazmente el mensaje de redención? Sabes que es gracioso que en un día en el que tenemos más facultades y más recursos para avanzar el Evangelio hasta los confines de la tierra, hay más personas no alcanzadas, más personas hoy en la tierra que nunca han escuchado el nombre de Jesús que antes de que inventemos los autos. Y es en este punto que algunos pueden pensar: “bien tenemos que levantarnos y comenzar a aprovechar toda esta tecnología que tenemos y los recursos”. Comencemos a usar todas estas cosas para comenzar a reproducir el mensaje. Y a pesar de que estoy totalmente de acuerdo con el uso de la tecnología y los recursos que tenemos para avanzar en el Evangelio, esta es la pregunta que quiero hacerte hoy, ¿qué pasaría si la respuesta no está en nuestra tecnología? ¿Qué pasa si la respuesta no está en nuestros recursos? Damas y caballeros, ¿qué pasa si este es un problema que nuestro dinero no puede resolver? ¿Qué pasa si el problema principal no es cómo utilizamos nuestra tecnología y nuestros recursos, sino si nos damos o no al plan que Cristo ha descrito? ¿Y si ese es el problema central? ¿Qué pasa si no se trata de dinero, recursos o tecnología? ¿Qué pasa si se trata de personas y nosotros vertiendo nuestras vidas en unos pocos?
Ver la necesidad urgente en ese punto conduce a una pregunta urgente y la pregunta es: ¿seremos fieles en obedecer su plan? No te pierdas esto, porque si esta misión depende de que usemos tecnología y recursos sabiamente, si depende de que usemos todas las cosas que tenemos a nuestra disposición, entonces eso significa que nuestros hermanos y hermanas en África y en Asia Oriental que no tienen todos esos recursos ¿no pueden cumplir la misión? Pero lo extraño es que en realidad es exactamente lo contrario, quienes no tienen estos recursos están viendo que el Evangelio avanza más rápido y aquellos que tienen la mayor cantidad de recursos se estancan con el Evangelio. ¿Por qué es eso? Porque nos volvemos rápidamente dependientes de aquello de lo que Dios nos ha dicho que no dependamos y nos perdemos el plan de hacer discípulos en todas las naciones.
Entonces, lo que quiero que hagamos en las próximas cuatro semanas es sumergirnos en cuatro componentes de lo que significa hacer discípulos. Así que te invito a que nos acompañes en nuestro próximo programa y juntos conocer más sobre ¿qué significa ser y hacer un discípulo? Que Dios te bendiga.
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