Cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la segunda epístola de Pablo a los Tesalonicenses en la serie titulada: Ánimo para una iglesia en apuros. Luego de confrontar la falsa doctrina en cuanto a que la iglesia de Tesalónica ya estaba en el día del Señor, Pablo animó a los creyentes de Tesalónica exhortándoles a estar firmes y retener la doctrina que les enseñó cuando estaba con ellos en Tesalónica y la doctrina que les estaba enseñando por medio de sus cartas, es decir la primera y segunda carta a los Tesalonicenses. La falsa doctrina siempre trae como consecuencia angustia, tristeza y dolor. La verdadera doctrina o la sana doctrina siempre trae como consecuencia paz, gozo y satisfacción. Cuan necesario es asegurarnos de no estar abrazando falsa doctrina sin saberlo. Para esto es imprescindible conocer la palabra de Dios, para comparar lo que leemos u oímos y aceptar lo que está de acuerdo con lo que la Biblia dice y desechar lo que no está de acuerdo con lo que la Biblia dice. Habiendo cumplido con el principal motivo para escribir su segunda carta a los Tesalonicenses, antes de terminar su carta, Pablo pasa a dar algunas instrucciones muy necesarias y útiles para los creyentes de Tesalónica y también para nosotros los creyentes en cualquier parte del mundo. Esto será el tema del estudio bíblico de hoy.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 2 Tesalonicenses 3:1-2. En la primera frase del capítulo 3 versículo 1 leemos: Por lo demás, hermanos,
Pablo ha cumplido con su principal propósito para escribir su segunda epístola a los creyentes de Tesalónica. Pero antes de finalizar su carta, Pablo aprovecha la oportunidad para entregar algunas instrucciones importantes a los creyentes de Tesalónica y también para nosotros los creyentes en cualquier parte del mundo. Esta es la razón por la cual, Pablo comienza esta parte final de su carta, diciendo: Por lo demás, hermanos. Lo primero que viene a la mente de Pablo es lo más importante. La oración. Pablo era un hombre de oración y sabía lo mucho que puede hacer la oración en la obra que él y sus colaboradores estaban realizando y por eso ordena a los creyentes de Tesalónica a orar por él y por los que con él estaban. El mandato aparece en la segunda parte de 2 Tesalonicenses 3:1. La Biblia dice: orad por nosotros
Pablo se encontraba en Corinto cuando escribió la segunda carta a los Tesalonicenses. Las cosas en Corinto no estaban del todo bien desde el punto de vista humano. Los judíos incrédulos denunciaron a Pablo ante Galión, el procónsul de Acaya, acusándolo de que estaba persuadiendo a la gente a honrar a Dios pero de una forma que no estaba de acuerdo con la ley. La autoridad romana no aceptó la acusación, pero esto no evitó que los judíos incrédulos traten con violencia a algunos judíos que recibieron el mensaje de Pablo. Fue en estas circunstancias que Pablo en su segunda carta pidió a los creyentes de Tesalónica que oren por él y por los que estaban con él. Tal vez hoy en día los ancianos o pastores y los que predicamos la palabra de Dios no estemos en peligro de ser tratados con violencia, pero sufrimos ataques de otro tipo, como las tentaciones a pecar, las tentaciones a vender nuestras convicciones para obtener réditos económicos, las tentaciones a amoldarnos al mundo para obtener reconocimiento o prestigio o fama. Es imperativo por tanto, amable oyente, que usted también ore por nosotros. En nuestro caso no podemos ordenarle que ore por nosotros, porque nosotros no somos apóstoles como Pablo, pero sí podemos rogarle de favor que ore por nosotros. Volviendo a Pablo, notaremos que Pablo fue muy específico en cuanto a los motivos por los cuales debían orar los creyentes de Tesalónica. Son tres motivos. El primero, aparece en la tercera parte de 2 Tesalonicenses 3:1. La Biblia dice: para que la palabra del Señor corra
Este pedido de oración tiene que ver con que la Palabra del Señor se expanda lo más rápido posible. En todo lugar donde Pablo predicó la palabra del Señor, se levantaba fuerte oposición, pero esta oposición no debía frenar el avance de la palabra del Señor. Pablo y sus colaboradores hacían su parte, pero Dios también tenía que hacer su parte. Consciente de esto, Pablo pide a los creyentes de Tesalónica que pidan a Dios que Su Palabra corra, o que su Palabra se extienda lo más rápidamente posible hasta el último rincón de este mundo. Este es el principal motivo de oración que tenía Pablo. Detengámonos un poquito para la reflexión. Pablo tenía muchos problemas en Corinto, tal vez problemas de salud, tal vez sus finanzas no andaban muy bien, al punto que tuvo que trabajar haciendo tiendas, en el negocio de Aquila y Priscila, ciertamente tenía problemas con los judíos incrédulos que no estaban nada de acuerdo con el mensaje que predicaba y se oponían con violencia. Pero al pedir que los creyentes de Tesalónica oren por él, Pablo no menciona nada que sea de beneficio para él, sino todo para beneficio de la obra de Dios. Esto es notable, amable oyente. Si yo hubiera estado en los zapatos de Pablo en esas circunstancias, tal vez hubiera pedido a los creyentes de Tesalónica que oren para que Dios ponga su mano de sanidad sobre mí, y para que Dios me provea para todas mis necesidades, y para que Dios haga más fácil mi trabajo quitando de en medio a los que se oponen a mi obra. Pero Pablo no hizo esto. Pablo pidió a los creyentes de Tesalónica que oren para que la palabra del Señor corra, o que se expanda lo más rápido posible llegando hasta el rincón más lejano de este mundo. Gran lección de Pablo. El segundo motivo de oración de Pablo aparece en ultima parte de 2 Tesalonicenses 3:1 La Biblia dice: y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros,
Admiro la pasión que Pablo tenía por la palabra del Señor. Es muy deseable que la palabra del Señor corra y llegue a los lugares más distantes en el mundo, pero eso no es todo. También es necesario que esa palabra del Señor ser glorificada, de la misma manera que fue glorificada entre los creyentes de Tesalónica. ¿A qué se refiere Pablo al decir esto? Pues al efecto que produce la palabra del Señor en la vida de la gente que la recibe y también en la gente que no la recibe, porque la palabra del Señor nunca vuelve vacía, sino que cumple con el propósito de Dios. A unos les quebranta el corazón, al punto que nacen de nuevo y a otros les endurece el corazón de modo que se vuelven ciegos a la verdad de Dios. Así como el sol derrite la cera y endurece el barro, la palabra de Dios derrite algunos corazones para acercarlos a Dios y endurece otros corazones para alejarlos de Dios. La palabra de Dios fue glorificada entre los creyentes de Tesalónica cuando ellos la recibieron y sus corazones se quebrantaron y nacieron de nuevo al recibir a Cristo como Salvador, y esto se manifestó en una nueva forma de vivir. Los que antes eran ladrones, dejaron de robar, los que antes eran adúlteros, dejaron de adulterar, los que antes eran borrachos, dejaron de emborracharse, los que antes se burlaban de Dios, dejaron de hacerlo y pasaron a honrar a Dios. Al ver a personas así, la gente quedaba admirada y la única explicación que hallaban es que esto fue el resultado de haber recibido la palabra de Dios y al Dios de la palabra. Esta fue la manera como la palabra del Señor fue glorificada. Los creyentes de hoy en día, también debemos orar para que la palabra del Señor sea glorificada de la misma manera, pero para esto, en primer lugar es necesario que la palabra del Señor sea glorificada en mi vida. La pregunta crucial sería: ¿Está mi vida mostrando los cambios que hace la palabra del Señor cuando es recibida por una persona? O tal vez, mi vida es exactamente igual a la vida de una persona que jamás ha recibido a Cristo como Salvador. Mi vida debe mostrar los cambios que hace la palabra del Señor en la vida de una persona que la recibe. Esto es justamente lo que estaba sucediendo entre os creyentes de Tesalónica y Pablo dice: Oren para que la palabra del Señor sea glorificada así como lo fue entre ustedes. El tercer motivo de oración de Pablo es para que Dios les libre de los que se oponen a la palabra del Señor. 2 Tesalonicenses 3:2 dice: y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe.
Para que la palabra de Dios corra y sea glorificada como lo fue entre los Tesalonicenses es necesario que haya personas que como Pablo y sus colaboradores la proclamen a pesar de los obstáculos y la oposición. Pablo dice que no es de todos la fe. La fe se refiere al contenido del mensaje del Evangelio, o a la palabra del Señor. No todos la reciben. Los que no la reciben no son de la fe. A veces estas personas ejercen gran oposición en contra de los que proclaman la palabra del Señor. Pablo estaba experimentando esto justamente en Corinto. Había hombres perversos y malos que con violencia se estaban oponiendo a Pablo y los suyos. Pablo por tanto pide a los creyentes de Tesalónica que oren al Señor para que sean librados de todos los ataques de estas personas perversas y malas. Hoy en día también, los que proclamamos la palabra del Seños somos objeto de ataque de personas perversas y malas que no escatiman las armas para hacernos daño. Es imperativo que personas como usted, amable oyente, ore por nosotros para que Dios nos libre de estas personas perversas y malas. Estos son los tres motivos de oración que tenía Pablo. Que la palabra del Señor corra, que la palabra del Señor sea glorificada y que los mensajeros que anuncian la palabra del Señor sean librados de los ataques del enemigo. Hermoso ejemplo de cómo debemos orar.
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