Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En el último estudio bíblico, Pedro entregó un poderoso mensaje al cuerpo gobernante de Israel, conocido como el Sanedrín, en el cual dejó en claro que Jesús es la piedra reprobada por ellos, los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo y por tanto, en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. ¿Cuál fue la reacción y decisión del Sanedrín? Esto será el motivo de nuestro estudio de hoy. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos 4:13-22. Lo que primero vamos a notar es el asombro del Sanedrín.
II. Hechos 4:13 dice: Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Recuerde que Pedro, Juan y el cojo que había sido sanado, no estaban por su propia voluntad ante el Sanedrín, sino que después de haber sido arrestados por predicar a Jesús, el Cristo, fueron obligados a comparecer ante el Sanedrín. Pedro lo tomó como una ocasión sin igual para predicar de Jesús al Sanedrín. El mensaje de Pedro produjo una reacción de asombro en el Sanedrín. Para el Sanedrín no era desconocido que Pedro y Juan eran hombres sin letras y del vulgo. Esto significa sin educación formal porque jamás habían estudiado en las escuelas de los rabinos. Pedro y Juan eran pescadores de una región nada importante en Galilea, eran gente del vulgo, gente que no descollaba en nada ante la gente de su época. Sin embargo, el Sanedrín tampoco podía negar el denuedo con el que Pedro y Juan hablaron ante el Sanedrín. La palabra que se ha traducido como denuedo, significa literalmente libertad para hablar, denota una gran capacidad para pronunciarse con claridad y sin reservas. ¿Cómo puede ser esto? Los hombres sin letras y del vulgo normalmente no pueden hablar con denuedo. La única explicación que el Sanedrín halló es que Pedro y Juan habían estado con Jesús. Cuando un creyente está en comunión estrecha con Jesús y es controlado por el Espíritu Santo, va a pensar como Jesús y hablar como Jesús. Pedro y Juan son un perfecto ejemplo. En segundo lugar notamos la autoridad de una vida transformada.
III. Hechos 4:14 dice Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.
El Sanedrín era totalmente contrario a Pedro y Juan, pero junto a ellos estaba de pie un hombre transformado por el poder de Dios, un hombre que por más de cuarenta años jamás había podido sostenerse en pie por sí mismo. Ante esta muestra evidente del poder de Dios, el Sanedrín no podía hacer nada en contra de Pedro y Juan. El mundo puede reírse y burlarse de Dios y de su palabra, pero cuando ve el poder de Dios manifestado en vidas transformadas, se queda con la boca abierta por el asombro. En tercer lugar, notamos el veredicto del Sanedrín en cuanto a Pedro y Juan.
IV. Hechos 4:15-17 dice: Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
Habiendo sacado a Pedro, a Juan y al cojo sanado, el Sanedrín se instaló en sesión con un solo asunto a tratar: ¿Qué haremos con estos hombres? No podían simplemente ignorarlos, porque era muy evidente para el Sanedrín y para todo el pueblo en general que por medio de Pedro y Juan se había realizado una señal poderosa, el milagro de que un cojo de nacimiento de más de cuarenta años fue sanado inmediata y totalmente. El pueblo debe haber estado demandando una explicación del Sanedrín. Debe haber habido mucha deliberación, pero eventualmente llegaron a un veredicto. De común acuerdo decidieron que para que no se divulgue más entre el pueblo el nombre de Jesús, sería recomendable amenazar a Pedro y a Juan para que no hablen más, desde ese momento en adelante, a hombre alguno, en ese nombre. Note el odio y la resistencia que el Sanedrín sentía hacia el precioso nombre de Jesús. Despreciaban tanto el nombre de Jesús que ni siquiera querían pronunciarlo, sino que con desdén decían: Ese nombre. Bueno, en cuarto lugar, llegó el momento de dar a conocer el veredicto a Pedro y a Juan.
V. Hechos 4:18 dice: Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
Pedro y Juan fueron traídos de regreso al seno del Sanedrín. Una vez dentro, los miembros del Sanedrín les comunicaron el veredicto al que habían llegado. Era una intimación a que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. De esta manera, la nación entera de Israel, representada por sus gobernantes, el Sanedrín, estaba rechazando una vez más a la gloriosa persona del Señor Jesucristo. Ya lo hicieron cuando entregaron a Jesús para que sea crucificado. Dios les concedió una oportunidad para arrepentirse de su pecado, porque lo hicieron en ignorancia, pero ahora, a pesar de toda la evidencia a favor, nuevamente rechazaron al Señor Jesús. Lo único que queda de por medio es el merecido castigo de Dios. Esto se manifestó años más tarde cuando el imperio romano sitió a Jerusalén, destruyó el templo, mató a cientos de miles y dispersó a los pocos sobrevivientes. Siempre será desastroso rechazar al Señor Jesucristo. ¿Qué ha hecho Ud. con él? En quinto lugar, tenemos la respuesta de Pedro y Juan al veredicto del Sanedrín.
VI. Hechos 4:19-20 dice: Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
Revestidos de poder de lo alto, por el Espíritu Santo que los estaba llenando, Pedro y Juan hacen una movida genial que como en ajedrez produce jaque y mate a los ya vapuleados miembros del Sanedrín. Como buenos judíos, los miembros del Sanedrín sabían que Dios es la autoridad suprema en todos lo asuntos. Ellos por tanto sabían que no es justo delante de Dios obedecer a los hombres y desobedecer a Dios. En consecuencia, Pedro y Juan dijeron: No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Pedro y Juan habían visto con sus propios ojos y habían oído con sus propios oídos, al Señor Jesús, quien vivió, murió y resucitó. Esto era algo que de ninguna manera podían dejar de proclamar. Si se sometían a la voluntad del Sanedrín estarían desobedeciendo a Dios quien les puso como testigos de Cristo. Por último en sexto lugar, tenemos la amenaza final del Sanedrín.
VII. Hechos 4:21-22 dice: Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.
Para el pueblo no había sombra de duda en que Jesús es Dios, el Cristo y que había manifestado su poder infinito por medio de Pedro y Juan para que el cojo de nacimiento haya sido sanado totalmente, por cuanto el cojo tenía más de cuarenta años. No se puede hallar explicación natural a que un hombre de esa edad que jamás en su vida pudo ni siquiera ponerse en pie, de pronto estaba absolutamente normal, caminando, corriendo y saltando. Pero por contraste, ciegos por la incredulidad y el odio al Señor Jesús, el Sanedrín se resistía a reconocer que Jesús es Dios, el Cristo, el Mesías de Israel. Por temor al pueblo, el Sanedrín no hallaba forma de castigar a Pedro y a Juan y lo único que atinaron hacer fue soltarles sin antes amenazarles.
CONCLUSIÓN. Interesante que la gente sin letras y del vulgo, como era la mayor parte del pueblo de Israel, tenía mayor discernimiento espiritual que los estudiados, los doctos, los super sabios religiosos. Muchas veces los estudios, la preparación académica, ese aire intelectual que tanto nos gusta adoptar, la religión, se levanta como obstáculo para no recibir por la fe al Señor Jesucristo como Salvador. Quiera Dios que Ud. no esté en esta situación, y si lo está, no siga el ejemplo del Sanedrín, más bien humíllese y en un acto de fe reciba al Señor Jesucristo como su Salvador.
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