Saludos de La Biblia Dice y bienvenidos a un nuevo estudio bíblico sobre la oración. Hay ocasiones en las cuales se nos hace bastante difícil orar de una manera correcta. Por más que aprendamos principios bíblicos para orar correctamente, la triste realidad es que cuando oramos a veces decimos cosas totalmente sin sentido. Leí una anécdota algo cómica que ilustra bastante bien mi punto. Se trataba de un niño de edad escolar que estaba en una reunión de oración en una iglesia. Allí estaba de rodillas orando con fervor. Uno de los pastores se quedó admirado de la devoción con la cual el niño oraba, pero además le llamó la atención que de tanto en tanto el niño repetía la palabra Tokio, Tokio, Tokio. Cuando terminó la reunión, este pastor se dirigió al niño y le dijo. Hijo, me satisface mucho ver que orabas con tanto fervor, pero dime una cosa: ¿Por qué repetías constantemente Tokio, Tokio, Tokio? El niño respondió: Pues mire Pastor, hoy rendí un examen de Geografía en la escuela y me preguntaron cuál es la capital de Francia, yo no sabía la respuesta, pero puse Tokio, por eso estaba orando que Dios haga que Tokio sea la capital de Francia. Bueno en un niño quizá es pasable, pero a veces nosotros los adultos también oramos por cosas que no tienen sentido. Para aprender a orar con sentido, es necesario observar las oraciones que se registran en la Biblia. Una de las oraciones más conocidas es la que comúnmente llamamos el Padrenuestro. ¿Será que los creyentes debemos repetir constantemente esta oración para ser oídos por Dios? Qué tal si dejamos que la Palabra de Dios responda a esta pregunta.Biblia.
Para aprender a orar es necesario observar detenidamente las oraciones que aparecen en la Biblia. El mismo Señor Jesucristo dejó para nosotros un modelo de oración el cual es una bendición para muchos, pero lamentablemente por muchas también es mal entendida, cuando se piensa que es necesario memorizar esta oración para rezarla mecánicamente cuando se ora. La verdad bíblica es más bien todo lo contrario. El Señor Jesús dejo la oración modelo para, evitar que usemos vanas repeticiones. Unos cuantos versículos antes de la oración modelo del Señor, justamente en Mateo 6:7 dice lo siguiente: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos”. Para mostrar entonces como estructurar una oración sin vanas repeticiones el Señor les da un ejemplo o un modelo de oración en los versículos 9 a 13 de Mateo 6. Será de este modelo de oración de donde extraeremos los principios bíblicos necesarios para que nuestra oración no se torne en vanas repeticiones. Mateo 6:9 dice: «Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre» Una de las primeras cosas que notamos en este texto, es que la oración está dirigida al Padre, y como hemos señalado otras veces, la oración se dirige al Padre en el nombre de Jesucristo y en el poder del Espíritu Santo. Luego podemos notar que se utiliza un pronombre en plural. Padre nuestro, no Padre mi. En realidad todos los pronombres en toda la oración modelo están en plural. Esto nos comunica una gran verdad. Cuando oramos debemos recordar que como creyentes, somos parte de la familia mundial de Dios. Tenemos un Padre común, la persona de Dios. No tenemos derecho de pedir para nosotros algo que de alguna manera atente contra otro miembro de la familia. Si oramos en la voluntad de Dios, la respuesta será una bendición para todo el pueblo de Dios de una manera u otra. Otra cosa que notamos es que en lugar de entrar abruptamente a la presencia de Dios, deberíamos entrar con adoración y alabanza. Cuantas veces no habremos entrado a su presencia con una lista de pedidos en nuestras manos, descuidando el alabar y adorar su glorioso nombre. Salmo 100:4 dice a este respecto.»Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle bendecid su nombre» Muchos nos excusamos de alabar y adorar el nombre de Dios porque no sabemos qué decir, pero en lugar de excusarnos deberíamos aprender a alabar y adorar a Dios por medio de meditar en los salmos por ejemplo y dejar que nuestro corazón palpite al mismo ritmo del corazón del salmista cuando por ejemplo en Salmo 103:1 proclama «Bendice, alma mía a Jehová y bendiga todo mi ser su santo nombre» De modo que la oración debe dirigirse a Dios el Padre en reconocimiento de su soberanía sobre el universo y debería comenzar con adoración y alabanza en reconocimiento de los atributos que posee. En segundo lugar, debemos orar por los intereses de Dios aquí en la tierra. Mateo 6:10 dice: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. El propósito de la oración es glorificar el nombre de Dios y pedir ayuda para que su voluntad se haga en la tierra. Esta oración comienza con los intereses de Dios más no con los nuestros. Con sobrada razón se ha dicho que la oración es un instrumento poderoso, no para que se haga la voluntad del hombre en el cielo sino para que se haga la voluntad de Dios en la tierra. No tenemos ningún derecho de pedir a Dios algo que deshonre su nombre, retrase su reino o estorbe su voluntad en la tierra. Tenemos entonces que después de adorar y alabar a Dios el Padre, debemos pedir por el avance de la obra de Dios, poniendo sus intereses en primer lugar. Más específicamente, deberíamos orar por el día cuando nuestro Dios y Salvador el Señor Jesucristo establezca su reino en la tierra y reine con justicia. Cuando el texto dice: hágase tu voluntad, se está reconociendo que Dios sabe lo que es mejor y que nosotros estamos sometiendo nuestra voluntad a la suya. También expresa nuestro deseo de ver que su voluntad sea reconocida en todo el mundo. Luego dice: como en el cielo, así también en la tierra. En el cielo, el Padre es adorado, el Padre es soberano, el Padre hace su voluntad, pero en la tierra, a causa del pecado el mundo está bajo el maligno según 1ª Juan 5:19 y por esta causa el creyente deberla orar para que las condiciones del cielo también prevalezcan en la tierra. El orar de esta manera es una forma de poner en práctica el mandato de nuestro Salvador en Mateo 6:33: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia». Después de adorar y pedir por los intereses de Dios, entonces podemos con confianza ocuparnos de nuestros propios intereses. Mateo 6:11 dice: «El pan nuestro de cada día dánoslo hoy». El hijo de Dios se ocupa de la provisión de Dios para cubrir sus necesidades. Vemos que la confianza es manifestada en una base diaria. Como humanos que somos pensamos que sería mejor si Dios no proveyera para cada semana, o para cada mes o mejor aún para cada año, pero la oración que agrada a Dios es aquella en la que hoy se solicita para cubrir la necesidad de hoy, no la de mañana o la del próximo mes o la del año siguiente. Las necesidades pueden ser de diversa índole: físicas, emocionales, espirituales o sociales pero la gracia de Dios es tan multiforme como dice 1ª Pedro 4:10 que puede satisfacer cualquier necesidad nuestra. En esencia, debemos vivir por fe en dependencia continua del Señor para la provisión de cualquiera de nuestras necesidades. Después viene la confesión y el perdón. Mateo 6:12 dice: «Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores» Por supuesto que este texto no está hablando del perdón judicial por nuestros pecados ya que este perdón lo ganó para nosotros Cristo al morir en nuestro lugar en la cruz, de lo que está hablando es del perdón que un hijo necesita cuando ha ofendido a su padre con el pecado, para así mantener intacta la comunión con él. Si nos mostramos renuentes a perdonar a aquellos que nos han ofendido ¿cómo podemos esperar estar en buenas relaciones con Aquel quien verdaderamente ha perdonado a todos los ofensores por igual? Tenemos entonces que para orar debemos adorar y alabar a Dios, pedir por los intereses de Dios, pedir por nuestras necesidades y confesar nuestros pecados, pero no solamente eso, también deberíamos orar para que el Señor nos proteja de pecado y del poder del diablo. Mateo 6:13 dice: «Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal» El Antiguo Testamento prometía que Dios mandarla a sus ángeles, para que nos lleven en sus manos para que nuestro pie no tropiece en piedra. El ojo de Dios está sobre nosotros y El nos protege a fin de que podamos andar en este mundo de maldad tal como es digno ele nuestro llamamiento de hijos con Jesucristo. Tenemos puesta nuestra esperanza en él para que nos libre de caer en pecado cuando nos aseche la tentación, y para librarnos cuando seamos atacados por el maligno. Finalmente, al orar deberíamos regresar a la adoración y alabanza. Mateo 6:13 continúa diciendo: «porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Esta es una hermosa y apropiada manera para terminar una oración. Así es entonces como debemos utilizar el Padrenuestro, como un modelo de oración más no como una oración memorizada para rezarla incontables veces. Ciertamente el Señor jamás tuvo la intención de que nosotros repitiésemos esta oración en forma mecanizada. El dijo: Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. Dios quiere que sus hijos oremos, no que repitamos oraciones.
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