Es un gozo estar nuevamente con usted, amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es la primera epístola de Pablo a los Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. Parte de la crisis en la iglesia en Corinto tenía que ver con desórdenes en la Cena del Señor. Pablo va a confrontar esta situación y sobre esto nos hablará David Logacho en breves instantes.
La celebración de la Cena del Señor es uno de los tiempos que más utiliza el Señor para ministrar mi vida. Esta es una de las razones que me motiva a estar siempre presente. Las únicas veces que he faltado ha sido cuando han surgido situaciones de fuerza mayor como una enfermedad o un viaje etc. No es extraño por tanto que Satanás haga todo lo posible para echar a perder esta hermosa celebración. Satanás metió la mano en la celebración de la Cena del Señor en la iglesia en Corinto. En aquella época, los hermanos de la iglesia local de Corinto participaban en lo que llamaban el «ágape» que era una fiesta de amor, en la cual compartían los alimentos y al final del ágape, se celebraba la Cena del Señor. Pero la iglesia mundana y carnal de Corinto transformó el ágape, o la fiesta de amor, en una ocasión para la glotonería y para la borrachera. Las familias pudientes llevaban sus costosos y deliciosos manjares y sin ruborizarse ni compartir con nadie comían y bebían hasta saciarse a vista y presencia de las familias pobres que tal vez lo único que habían traído es pan duro y agua. Y lo peor es que todos ensalzaban el amor a Dios y el amor al prójimo, pero en la práctica estaban demostrando que ni amaban a Dios, porque no amaban al prójimo. Este es el panorama en cuanto a la Cena del Señor en la iglesia en Corinto y el apóstol Pablo lo va a confrontar con firmeza. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Corintios capítulo 11, versículos 17 a 34. En este pasaje bíblico tenemos la fatal condición en la iglesia en Corinto, y la frontal confrontación del apóstol Pablo. En el estudio bíblico de hoy, solamente nos ocuparemos de la primera parte: La fatal condición en la iglesia en Corinto. Pablo comienza exponiendo lo que estaba pasando en la iglesia en Corinto. 1 Corintios 11:17 dice: «Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor» Recordemos que Pablo alabó a los creyentes corintios porque en todo se acordaban de él y retenían las instrucciones tal como las entregó. Pero había algo por lo cual Pablo de ninguna manera podía alabar a los creyentes corintios. Lo que no se podía alabar es lo que estaba pasando en los «ágapes», o las fiestas de amor y en la subsiguiente cena del Señor. Lo que estaba pasando era algo tan grave que Pablo dice que los corintios no se estaban congregando para lo mejor, sino para lo peor. Qué interesante. No siempre es para lo mejor el congregarse con otros creyentes, porque si no cuidamos nuestro corazón, el congregarse puede ser para lo peor. Más adelante en el pasaje bíblico, Pablo se encargará de mostrar a qué se refiere cuando dice que si no cuidamos nuestro corazón al congregarnos, nos estamos congregando para lo peor. Luego de exponer lo que estaba pasando en la iglesia en Corinto, Pablo va a explicar lo que estaba pasando. 1 Corintios 11:18 dice: «Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.» En la iglesia de Corinto había varios problemas que estaban afectando severamente las reuniones de la congregación, al punto que Pablo dijo que los creyentes corintios no se estaban congregando para lo mejor sino para lo peor. Uno de estos problemas era las divisiones. La palabra que se ha traducido como divisiones, proviene de la palabra griega «sjisma» de donde viene la palabra cisma, que significa una rotura. El problema era que la unidad de la iglesia local estaba resquebrajada. Dentro de la iglesia local se habían formado grupos que estaban en franca y abierta pugna entre ellos. Pablo dice: En parte lo creo, porque ya había confrontado este problema al comienzo de su carta. Había algunos que decían: Yo soy de Pablo, el maestro. Había otros que decían: Yo soy de Apolos, el predicador. Había otros que decían: Yo soy de Cefas, el exhortador. Había otros que se jactaban de ser de Cristo y despreciaban a todos los demás. Esto también es divisionismo, porque Cristo no es la cabeza solamente de un pequeño grupo sino de toda la iglesia. Estos grupos vivían peleándose entre ellos, pero al llegar el tiempo de la Cena del Señor, todos ponían cara de santos, y se sentaban como si nada estuviera mal. Esta hipocresía religiosa es altamente ofensiva para el Señor. Tal vez podamos engañar a los hombres, pero no podemos engañar al Señor quien conoce lo más íntimo de nuestros corazones. Si en la iglesia donde usted se congrega hay divisiones, celos y peleas, y a pesar de eso todos actúan como si nada pasara y en esas condiciones participan en la cena del Señor, están congregándose, no para lo mejor sino para lo peor. Pero Dios es soberano y aún las divisiones en la iglesia local son utilizadas por Dios para cumplir sus propósitos. Observe lo que dice Pablo en 1 Corintios 11:19 «Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados» Leído ligeramente este texto, parecería que Pablo está incentivando las divisiones en la iglesia local. Pero no hay tal. Pablo ya se encargó de afirmar que las divisiones son el fruto de la carnalidad de los creyentes. Mal podría Pablo incentivar a los creyentes que sean carnales. Lo que Pablo está diciendo en realidad es que las divisiones tienen su lado positivo, por decirlo así, porque sirven para que se hagan manifiestos los que son aprobados. El asunto funciona así. Cuando en una iglesia local se producen divisiones, se crea un ambiente tan hostil, tan enrarecido, que solamente los que verdaderamente son del Señor y confían y esperan en él lo pueden soportar. El resto, tal vez los que lideran la división, o los que ven frustrados sus nada dignos propósitos optan por salir de la iglesia local. Esto resulta, digámoslo así, en una depuración en la iglesia local. Puesto en palabras de Pablo, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados. Otro problema que estaba echando a perder la cena del Señor es lo que sucedía en los «ágapes» o las fiestas de amor que practicaban antes de participar en la cena del Señor. Note lo que dice Pablo en 1 Corintios 11:20-22 «Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor. Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga. Pues qué, ¿no tenéis casa en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo» Los ágapes, o las fiestas de amor, debían ser ocasiones para la comunión fraterna, para la demostración práctica de unidad por medio de compartir todo, inclusive la comida. Pero, ¿Qué es lo que estaba pasando en la iglesia en Corinto? Era algo tan vergonzoso que Pablo dice: Esto no es comer la cena del Señor. Una forma de decir: Lo que ustedes creyentes corintios están haciendo en los ágapes, es diametralmente opuesto al propósito de los ágapes, o lo que originalmente se hacía. Pasa que había algunos que no esperaban que todos estén listos para comer los alimentos, sino que se adelantaban y se ponían a comer lo que habían traído. Era una violación a las normas elementales del respeto y de la convivencia mutua. Pero eso no era todo. Había familias pudientes que llevaban alimentos y licores finos, y se ponían a comer enfrente de familias pobres que tal vez apenas tenían para pan y agua. Las familias ricas terminaban con sus estómagos tan llenos que parecía que se iban a reventar, mientras que las familias pobres se quedaban con hambre. Las familias ricas inclusive terminaban emborrachándose de tanto licor fino que tomaban, mientras que las familias pobres apenas saciaban su sed con agua. Y lo más triste, que tal vez el tema de conversación entre ellos era el amor al prójimo. Pablo está tan molesto por esto que dice: Para hacer semejante demostración de glotonería y borrachera en la iglesia local, hubiera sido mejor que se queden en sus casas. No es que Pablo está diciendo que no hay problema con ser glotón y borracho siempre y cuando se esté en casa, lo que Pablo está diciendo es que quedándose en casa, la glotonería y borrachera, que son pecado, no afectaría a los hermanos de la iglesia. Ocuparse sólo de uno mismo e ignorar a los demás es una grosera manera de avergonzar a la iglesia de Dios. Esto es algo terrible. En total perplejidad por esta conducta de los creyentes corintios y con un dejo de impotencia, Pablo dice: ¿Qué os diré? Faltan palabras para expresar la frustración que sentía. Termina diciendo: ¿Os albaré? Por supuesto que no. En esto no os alabo. Ahora dejemos atrás a la iglesia en Corinto y remontémonos a nuestra iglesia local, hoy en día. ¿No le parece que hoy en día también se repite el mismo problema? Claro que ya no ocurre en el contexto de los ágapes, pero ¿Por qué ignoramos a los hermanos que nos parecen menos dignos? ¿Por qué despreciamos a los tienen menos que nosotros? ¿Por qué no nos juntamos con los que no están a nuestra altura intelectual o de educación o de poder económico, o de color de piel? Ignorándolos estamos avergonzando a la iglesia de Dios y sobre eso tenemos la desfachatez de sentarnos en la cena del Señor como si nada estuviera pasando. Cuidado amable oyente con fallar en el amor que debemos tener para con todos sin distinción en la iglesia local.
LA BIBLIA DICE… es un ministerio sin fines de lucro, que se mantiene gracias a las oraciones y ofrendas de los hermanos que comprometidos con la gran comisión han decidido apoyarnos, si Usted desea tener parte en esto, contáctese con nosotros para indicarle la forma de hacerlo y… antes de finalizar el programa de hoy quiero invitarle a visitar nuestra página Web y conocer la respuesta a la PREGUNTA DEL DIA. En Hechos 27:10 Pablo profetiza que el viaje sería con mucha pérdida del cargamento y de vidas humanas. Si embargo, Hechos 27:44 dice que todos se salvaron. ¿Falló la profecía? Nuestra dirección es: labibliadice.org Bendiciones y le esperamos en nuestra próxima edición.
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