Hola amigo, amiga oyente. Bienvenidos a este nuevo programa, soy David Platt y hoy quiero continuar con esta importantísima serie sobre el discipulado. Bien, quiero empezar este día respondiendo a una pregunta, ¿cómo haces discípulos? Y para responder esto, te pido que tomes tu Biblia y me acompañes a Mateo capítulo 28 versos desde el 19 en adelante, la Biblia dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Esa es una instrucción muy precisa “Id y haced discípulos” Este verbo imperativo de “hacer discípulos” está rodeado de otros verbos, otras palabras que ayudan a describir cómo se ve esto de hacer discípulos. Por ejemplo, este verso comienza y dice: «Por tanto, id, y haced discípulos.” Es una instrucción muy parecido a bautizar y enseñar. Por lo tanto, a medida que avanzas, debes hacer discípulos. Tenemos la Palabra de Cristo, Su Palabra se ha convertido en vida dentro de nosotros, Su Palabra esta encarnada en nosotros.
Entonces, tal vez te preguntes, ¿Cómo debo ir? Bueno, número uno, compartamos la Palabra. Tomemos la Palabra que nos ha sido confiada, y así como Jesús fue a predicar, proclamando la venida del reino, nosotros debemos hacer lo mismo. Segundo, «bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y el Espíritu Santo«. Esta es la forma en que identificamos nuestras vidas con Cristo y su Iglesia. Lo que sucede en el bautismo físico es que identificamos nuestras vidas con la vida y la muerte de Cristo. Identificamos nuestras vidas con su Iglesia, por eso el bautismo es tan importante, porque a través de esto mostramos la Palabra. Así los bautizamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Tercero, «les enseñamos a obedecer todo lo que te he mandado«. Enseñamos la Palabra, «enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado»
Ahora, quiero mostrarte algo realmente genial aquí, cuando llegamos al final del capítulo 28 de Mateo, tenemos que hacer un pequeño recorrido por el Libro de Mateo. Lo que quiero mostrarte es que el Evangelio de Mateo está dividido en cinco secciones diferentes, que realmente se enfocan en la enseñanza de Jesús con Sus discípulos.
Cada vez que los discípulos están reunidos con Jesús, Él les enseña algo por un período prolongado de tiempo. Quiero darte algunos ejemplos de ello, mira el comienzo y el final de cada uno de esos versos: Mateo capítulo 5 versículo 1, la biblia dice: «Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba» Mateo capítulo 7 versículo 28. Aquí hay una frase que puedes recordar y guardar en tu mente, dice el versículo 28: «Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.»
Ahora, pasemos un par de capítulos, capítulo 10 versículo 1, ahí vemos a los discípulos viniendo a Cristo, la Biblia dice: «Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.» Enumera sus nombres en los versículos 2, 3 y 4 y luego en el versículo 5 dice: «Estos doce Jesús los envió con las siguientes instrucciones«. Y luego les da instrucciones. Después llegas al capítulo 11 versículo 1, dice: «Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.» Pasa al capítulo 13 versículo 1, la Biblia dice: «Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas» Ve al final y mira el capítulo 13 versículo 53, la biblia dice: «Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.». Por lo tanto, da el cierre allí y sigue adelante. Mira Mateo capítulo 18 versículo 1, esto dice: «En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?» ¿lo ves? Esos son versos concentrados de enseñanza.
Ahora, ve conmigo a Mateo capítulo 19 versículo 1, dice la Biblia: «Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán.» Uno más, este es el último bloque de enseñanza que vemos en Mateo. Mateo capítulo 24 versículo 1, la Biblia dice: «Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.» Jesús comienza a enseñarles hasta el capítulo 26 versículo 1 donde Mateo nos da la conclusión y dice: «Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos:» y empieza a enseñarles. Ese es el tema que estamos viendo, Jesús enseña a sus discípulos una y otra vez.
Entonces llegamos al capítulo 28 de Mateo, el pasaje que estamos estudiando. Jesús reúne a sus discípulos, y comienza a enseñarles. Y lo que notarás es que, si Mateo fuera un erudito literario, entonces él hubiera sabido que le convendría mejor ofrecer aquí una pequeña conclusión, cuando Jesús hubiera terminado estas cosas o quizás nos haya dado una imagen de la ascensión de Jesús, ese sería un buen final de este libro, pero lo que Mateo hace es dejarlo abierto y nos muestra a Jesús junto a sus discípulos y un gran mandato. Mateo no coloca un final aquí, ¿por qué no? Pues porque la enseñanza de Cristo no se terminó con sus discípulos, Su enseñanza no iba a parar con ellos, iba a extenderse a través de ellos. Ellos ahora continuarían Su enseñanza.
Damas y caballeros, el Libro de Mateo es un libro de final abierto y el último capítulo aún se está escribiendo en los corazones y las mentes de los discípulos de todo el mundo que están enseñando la Palabra de Cristo, porque no se detiene con ellos, se está extendiendo a través de ellos. Esa es la imagen que vemos, está abierto y todos nosotros estamos enseñando la Palabra de Cristo como individuos. No solo en la iglesia, sino como individuos. Jesús dijo: «enseñándoles a obedecer todo lo que te he mandado«. Cuando pensamos en enseñarles a obedecer, es casi como entrenar a las personas para seguir a Cristo. No solo darles verdades frías, sino entrenarlas para seguir a Cristo. Esta es la razón por la que no podemos otorgar esta responsabilidad solo a las iglesias, instituciones, a la clase de estudio de la Biblia o a la clase de grupos pequeños.
Mira, esto es sencillo y hasta podría decirte que es algo lógico, es decir, si quieres aprender a orar, ¿cuál es la mejor manera de aprender a orar? ¿Yendo y sentándote en una clase o sentándote con alguien que tenga una vida de oración fuerte y que aprendas de él? ¿Cuál es la mejor manera de estudiar la Biblia? ¿Sentado en una clase sobre cómo estudiar la Biblia? Es decir, no digo que esto sea algo malo, de hecho, será útil que te brinden algunas herramientas, pero ¿no sería mejor si un creyente se sentara contigo y dijera, “oye, déjame mostrarte cómo estudio la Biblia”?
Enseñándoles a obedecer con nuestro ejemplo. ¿Cuál es la forma más efectiva de aprender a compartir tu fe? Asistir a una clase para compartir tu fe o salir a compartir tu fe con otra persona. Este es el núcleo de hacer discípulos. Así que vamos y compartamos la Palabra, bauticemos y mostrémosla, enseñemos el evangelio y hagámoslo en todas las naciones. Nosotros servimos a la Palabra. Cada uno de estos componentes son vitales para nuestra transformación en este proceso de hacer discípulos.
Ahora quiero que veas una imagen, quizás sea solo una ilustración de cómo podría funcionar. En el mundo hay más de 6 mil millones de personas, de las cuales más de mil millones nunca han escuchado el nombre de Jesucristo. Esa es la imagen del mundo que tenemos. Ahora, lo que hacemos es ir al mundo y compartimos, y una vez que compartimos, llevamos a las personas a creer y poner su fe en Cristo, llevamos a las personas a confiar en Cristo. Entonces, una vez que la gente cree en Cristo, comenzamos a mostrarles la importancia de la Palabra, identificándose con Cristo «bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y el Espíritu Santo»
Somos discípulos de Cristo de acuerdo a Mateo capítulo 4, como dijimos al comienzo de esta serie. Pero no nos detenemos allí. Tomamos la Palabra y comenzamos a reproducirla en la vida de los demás, les enseñamos la Palabra, entrenamos a las personas en la Palabra, para que pasen de ser un creyente a ser un discípulo y llegar finalmente a ser hacedores de discípulos.
Ahora, no quiero hacer una diferencia bíblica porque creo que un discípulo de Cristo es un creyente en Cristo y un hacedor de discípulos, pero sí quiero que veamos una progresión aquí. Cuando nos entregamos a la creación de discípulos, entonces estamos comenzando a comprometernos con el mundo. Ahora te doy esta imagen porque quiero hacerte dos preguntas. Al mirar esa imagen: creyente, discípulo y hacedor de discípulos, quiero hacerte dos preguntas:
Número uno, ¿dónde estás en ese proceso? ¿Dónde pondrías tu vida y tu cristianismo? Me pregunto si muchos de nosotros, si no la mayoría, estamos estancados en uno de los dos. Si hemos puesto nuestra fe en Cristo, hemos confiado en Él para salvarnos de nuestros pecados, pero muchos de nosotros ni siquiera hemos llegado al punto en que hemos sido bautizados o nos identificamos con Cristo. Entonces, la posibilidad de entregarnos a esta misión se ve socavada desde el principio, porque el único camino bíblico que Cristo nos ha dicho, es que nos identifiquemos con Él y no lo hemos cumplido todavía. Algunos de nosotros estamos estancados en el número uno, de hecho, creo que muchos de nosotros podemos estar estancados en el número dos; mucho decimos, “de acuerdo, soy un seguidor de Cristo, fui bautizado, me identifiqué con su Iglesia”, pero no estamos invirtiendo intencionalmente nuestras vidas en un proceso llamado hacer discípulos. ¿Eres un hacedor de discípulos?
Bueno, eso lleva a la segunda pregunta: ¿alguna vez has llevado a alguien al discipulado, a través de tan solo tu vida? ¿Has guiado a alguien a Cristo?, ¿le has mostrado a Cristo con tu vida, lo has llevado a Cristo mediante la identificación del bautismo con la iglesia para que comience a tomar el carácter de Cristo y luego comiences a enseñarle personalmente la Palabra? ¿Has invertido tu vida mostrándole cómo orar, cómo estudiar la Palabra, cómo compartir su fe, entrenándolo a seguir a Cristo para que salga y haga lo mismo en el mundo? ¿Has llevado a alguien a través de ese viaje? De eso se trata hacer discípulos y creo que muchos de nosotros perdemos esa gran oportunidad.
Creo que tenemos la peligrosa tentación de detenernos en una de las primeras dos opciones, incluso en el ministerio en nuestras vidas. Podemos llevar a alguien a Cristo, pero tenemos una muy mala reputación por una vez que la gente conoce a Cristo los dejamos solos, los dejamos suspendidos en la vida cristiana primitiva en lugar de invertir nuestras vidas en este proceso.
Déjame hacerte una pregunta, quiero que imagines que mañana, Dios te da la oportunidad de guiar a alguien a la fe en Cristo. Que mañana, ya sea en el trabajo, en el hogar, en tu vecindario o en el supermercado, tienes la oportunidad de guiar a alguien a la fe en Cristo. Déjame hacerte una pregunta, si eso ocurriera mañana, ¿cuál sería tu plan para guiarlo en este proceso? ¿Cuál es tu plan para eso? ¿Cuántos de nosotros tenemos preparado el plan? Supongo que la mayoría de nosotros probablemente no y es precisamente de eso de lo que quiero que hablemos en el siguiente programa. Así que te invito a que nos acompañes en nuestra próxima emisión y juntos conoce cómo hacer discípulos en nuestro diario vivir. Que Dios te bendiga.
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