Saludos cordiales amigo oyente. Es un gozo contar con su sintonía. Bienvenido al estudio bíblico de hoy sobre la obra del Espíritu Santo repartiendo dones a los creyentes. Estamos describiendo los dones de señal. Hemos hablado ya sobre los dones de milagros y sanidad. En esta ocasión el hermano David Logacho nos hablará sobre los dones de lenguas e interpretación de lenguas.
Cuando hablamos de dones de señal, estamos refiriéndonos específicamente a cuatro dones, el don de milagros, don de sanidad, el don de lenguas y el don de interpretación de lenguas. Estos cuatro dones fueron la señal por la cual Dios autenticó mensaje y mensajero. Hemos descrito ya el don de milagros y el don de sanidad. Hoy nos corresponde tratar el don de lenguas y paralelamente, el don de interpretación de lenguas. Comencemos definiendo lo que es el don de lenguas. Es la capacidad sobrenatural, dada por Dios a algunos creyentes, mediante el Espíritu Santo, por la cual estos creyentes podían comunicarse en un idioma jamás por ellos aprendido. De la mano con este don va el don de interpretación de lenguas, que es la capacidad sobrenatural, dada por Dios a algunos creyentes, mediante el Espíritu Santo por la cual estos creyentes podían entender un idioma que nunca antes habían aprendido. Estos dos dones son complementarios, donde está presente el uno tiene que estar presente el otro. Pablo dice en 1ª Corintios 14:28-29: «Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos o a lo mas tres, y por turno, y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios”. Los dones amigo oyente, no son de beneficio para el que los posee sino para la iglesia en general y justamente por eso, Pablo dice que si alguien tiene el don de lenguas pero no hay alguien que pueda interpretar esas lenguas, es mejor que el que tiene el don de lenguas se calle. Otro aspecto importante dentro del don de lenguas es que esas lenguas se refiere a idiomas, mas no a una especie de balbuceo incoherente en un estado de éxtasis, la confusión en este sentido ha surgido por una desafortunada traducción de la palabra griega glossa que por tres veces en el capítulo 14 de 1ª Corintios ha sido traducida como lengua extraña cuando el significado real es simplemente idioma. También es necesario señalar que la capacidad de hablar lenguas no necesariamente fue sinónimo de madurez espiritual. Los creyentes corintios fueron insignes habladores en lenguas, pero muchos de ellos a la vez estaban metidos en divisiones dentro de la iglesia, peleas, inmoralidad, borrachera, etc. Recuerde amigo oyente que la presencia de dones en los creyentes no garantiza espiritualidad la espiritualidad es propia de los creyentes que manifiestan el fruto del Espíritu no los dones espirituales. Los dones espirituales pueden ser usados muy carnalmente, aun como armas para atacar a otros creyentes. Mencionamos esto porque no es raro encontrar creyentes que piensan que si hablan en lenguas ya habrán alcanzado la santidad, aunque en otras áreas de sus vidas haya cosas desagradables a Dios. No hay tal amigo oyente, la presencia del don de lenguas no fue nunca síntoma de espiritualidad el caso en la iglesia de Corinto lo demuestra. Además de todo esto, como en otras ocasiones ya hemos mencionado, el don de lenguas no es una señal de haber sido bautizado con el Espíritu Santo. ¿Cómo lo sabemos? Pues porque eso es lo que enseña la Biblia. Ponga atención al siguiente razonamiento; El apóstol Pablo, en 1ª Corintios 12:29-30 hace una serie de preguntas retóricas, que obligan a un NO como respuesta en cada caso. ¿Son todos apóstoles? No. ¿Son todos profetas? NO. ¿Todos maestros? No. ¿Hacen todos milagros? No. ¿Tienen todos dones de sanidad? No, ¿Hablan todos lenguas? No. ¿Interpretan todos? No. El punto que Pablo está tratando de probar es que no todos los creyentes tienen los mismos dones. En el cuerpo de Cristo existe una diversidad en unidad. ¿Qué significa esto? Pues que no todos los creyentes tuvieron el don de lenguas. Muy bien, ahora veamos que es lo que dice el mismo apóstol Pablo sobre el bautismo con el Espíritu Santo. 1ª Corintios 12:13 dice: “Porque un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu» Es obvio que según este texto, todos y cada uno de los creyentes hemos sido bautizados con el Espíritu Santo, porque el bautismo con el Espíritu Santo tiene que ver con ser introducidos en el Cuerpo de Cristo que es la iglesia. Aquí está el asunto. No todos hablan lenguas, pero todos han sido bautizados con el Espíritu Santo, la conclusión lógica es entonces que la presencia del don de lenguas no es señal de haber sido bautizado con el Espíritu Santo. Vayamos a otro asunto, la presencia del don de lenguas fue una señal a los judíos. Si Ud. hace un estudio de las circunstancias en las que se manifestó el don de lenguas, notará que siempre fue en la presencia de judíos y esto concuerda plenamente con la enseñanza de Pablo en 1ª Corintios 14:20-22 donde dice: «Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo, y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes. Si no a los incrédulos, pero la profecía no a los incrédulos, sino a los creyentes» Las lenguas amigo oyente son por señal no a la iglesia, sino a los incrédulos, ¿pero a qué incrédulos? Pablo citó un texto del Antiguo Testamento para responder esta pregunta. Se encuentra en Isaías 28:11-12 donde dice: “porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablaré a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír» Cuando este texto habla de «este pueblo» está refiriéndose exclusivamente al pueblo de Israel, a los judíos. Los incrédulos a quienes el don de lenguas fue por señal fueron entonces los judíos, por eso es que cada vez que si el Nuevo Testamento se habla de don de lenguas es en presencia de judíos incrédulos. Lo que el don de lenguas señalaba a los judíos incrédulos es la inminencia de un juicio de parte de Dios. El juicio vino en el año 70 DC cuando las huestes romanas arrasaron Jerusalén, destruyeron la ciudad y el templo y esparcieron a los judíos sobrevivientes a los confines de la tierra. Finalmente, amigo oyente, el don de lenguas es un don inferior. Los creyentes corintos vivían fascinados por la manifestación de este don, para ellos como el clímax de la espiritualidad, pero note lo que Pablo les dijo en 1ª Corintios 12:31: “Procurad, pues los dones mejores. Mas yo os nuestro un camino aun más excelente” Por buscar lo espectacular, lo llamativo, la magia del don de lenguas, los creyentes corintos habían descuidado los mejores dones. Cayeron en la proverbial advertencia de cambiar la primogenitura por el plato de lentejas. Esto es esencia lo que el Nuevo Testamento nos enseña sobre el don le lenguas. Resumiendo diremos que se trata de hablar un idioma jamás aprendido, mas no un balbuceo incoherente, no es un signo de madurez espiritual, no es una señal de haber sido bautizado con el Espíritu Santo, fue una señal para los judíos incrédulos y es un don inferior. Ante toda esta evidencia, dejamos con Ud. Amigo oyente el juzgar la validez de lo que en la actualidad se asume como don de lenguas. Interesante es saber que el hablar en un lenguaje incoherente, o un balbuceo en estado éxtasis no es algo único de los evangelios, ni siquiera algo único de los cristianos en general. James Jun, en su libro: Lenguas Dialectos e Idiomas dice que las lenguas tienen un rol preponderante entre los seguidores de muchas sectas falsas y aun en el culto idolátrico de regiones tribales tanto en África como Asia y América. Así que, amigo oyente, no piense que la manifestación de lenguas es por obra exclusiva del Espíritu Santo, Satanás y sus demonios también pueden falsificar el genuino don de lenguas y ciertamente lo han hecho en los seguidores de sectas falsas y religiones paganas. Nuestra oración es que cada uno de los que somos creyentes no suplantemos la gloriosa verdad de que en Cristo hemos sido enriquecidos en todas las cosas por el afán de buscar algo espectacular.
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