Es grato para nosotros compartir este tiempo de estudio bíblico con Usted, amable oyente. Continuando con la serie que lleva por título: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal, David Logacho nos guiará en el estudio de la sewgunda parte del capítulo 17 del libro de Proverbios.
Abramos nuestras Biblias en el libro de Proverbios, capítulo 17.
Prosigamos extrayendo la sabiduría celestial para la vida terrenal, de la segunda parte de este capítulo.
Proverbios 17:15 dice: «El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová.»
Este proverbio tiene que ver con la corrupción en la justicia. La corrupción es tan antigua como la misma humanidad. El día que el pecado hizo su entrada en la humanidad, ese mismo día comenzó la corrupción.
Un juez corrupto justificará al impío, o perdonará al culpable, y condenará al justo, o castigará al inocente. Esto es el pan de cada día en el sistema judicial de casi todos los países del mundo. Los jueces injustos piensan que nadie se enterará de sus fechorías. Tal vez los humanos nunca lo sepan, pero nada se puede esconder de Dios. Más aún, dice el texto leído que la corrupción en la justicia es abominación a Jehová. Es algo muy serio hacer algo que Jehová abomina. Algún día Jehová dará la retribución que bien se la merecen los jueces injustos.
Seguimos. Proverbios 17:16 dice: «¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría, no teniendo entendimiento?»
Interesante proverbio. Hay cosas que no se pueden comprar con dinero. El dinero puede comprar una casa, pero no un hogar. El dinero puede comprar una cama, pero no el sueño. La sabiduría tampoco se puede comprar con dinero. El necio piensa que puede comprar la sabiduría y sale con dinero a manos llenas buscando a alguien que la venda. Jamás conseguirá nada, porque simple y llanamente, no entiende que la sabiduría no se puede comprar con dinero. La sabiduría es el resultado de confiar en Jehová y de haber recibido a Cristo como Salvador.
Proverbios 17:17 dice: «En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.»
Este texto muestra el contraste entre un buen amigo y un buen hermano. El buen amigo ama en todo tiempo. En las buenas y en las malas, el buen amigo siempre está presente. En cambio el hermano, es un tanto diferente. Cuando las cosas están bien, los hermanos casi no aparecen, pero cuando las cosas andan mal, los hermanos siempre aparecen para ayudar. El amigo es alguien que nos dice: Aunque no me necesites, llámame. El hermano es alguien que nos dice: Si me necesitas, llámame. ¿Ve la diferencia? Los buenos amigos son mejores que los hermanos.
Proverbios 18:24 dice que hay amigos más unidos que un hermano.
Prosigamos. Proverbios 17:18 dice: «El hombre falto de entendimiento presta fianzas, y sale por fiador en presencia de su amigo.»
Este proverbio ilustra lo peligroso de ser garante de alguien, inclusive de un amigo. Muchas veces quien termina por pagar las deudas es el garante. Cuando alguien le pida ser garante, dígale que aprecia tanto la amistad con él, que no quiere darse el lujo de echarla a perder por medio de ser su garante. Usted estará actuando cuerdamente, lo opuesto de ser falto de entendimiento.
Ahora tenemos Proverbios 17:19. Dice así: «El que ama la disputa, ama la transgresión; y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.»
Al que le gusta pecar, le gusta pelear. Un hombre así es alguien que abre demasiado la puerta. Eso se refiere a alguien que no cuida lo que dice, al hablador, al fanfarrón. La boca suelta le conducirá muy pronto a la ruina.
Proverbios 17:20 dice: «El perverso de corazón nunca hallará el bien, y el que revuelve con su lengua caerá en el mal.»
¡Qué interesante! El perverso de corazón se refiere al hombre que vive en el pecado. Un hombre así jamás hallará el bien. Conocí a un hombre que pasaba más tiempo sin trabajo que trabajando. Cuando lograba encontrar un trabajo, no lograba llegar ni al fin del mes porque ya le despedían. Preocupado por su situación me pidió consejo. En el tiempo de consejería salió a la luz que este hombre estaba cortejando a una mujer que no era su esposa. Inclusive le parecía que estaba haciendo bien al enamorarse de alguien que no era su esposa. A personas así les viene muy bien este proverbio: El perverso de corazón nunca hallará el bien.
Lo mismo se puede decir del hombre que engaña con la lengua. A esto se refiere el proverbio cuando habla del que revuelve con su lengua. Una persona así está próxima a caer en desgracia. Con Dios no se puede jugar amable oyente. Mejor estar bien con él, si queremos andar en prosperidad, no necesariamente material, sino principalmente espiritual.
Avanzamos. Proverbios 17:21 dice: «El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra; y el padre del necio no se alegrará.»
En este proverbio contemplamos la tristeza y el dolor de corazón que experimentan los padres cuando sus hijos se desvían del camino y actúan de una manera necia e insensata. Es tal la vergüenza que se abate sobre padres de hijos delincuentes, por ejemplo, que se ven forzados a mudarse a otra ciudad, o a otro país.
Ahora nos toca estudiar Proverbios 17:22 donde dice: «El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos»
Hermoso proverbio. Ilustra muy bien la importancia de la actitud de una persona. Cuando nos esforzamos por tener una disposición alegre, a pesar de las dificultades de la vida, nuestro cuerpo responde funcionando de una mejor manera. Al mal tiempo, buena cara, reza el popular dicho.
Pero por contraste, cuando nos sumimos en el abatimiento, en la angustia, en la preocupación por las cosas complicadas de la vida, no será extraño que nuestro cuerpo también sufra las consecuencias y se sienta enfermo. Creo que a todos nos hace falta un poco más de un buen sentido del humor. La vida de por sí tiene tantas cosas que nos entristecen, que debemos aprovechar las pocas ocasiones que se presentan para reír de buena gana.
Hay médicos que, como parte de su terapia a los pacientes, les recomiendan reír. La revista «Selecciones» trae siempre una sección que se titula «La Risa Remedio Infalible» Hace bien al alma reírse con algunas de esas historias jocosas. El otro día me reí tanto cuando leí, en algún lado, no fue en la revista Selecciones, acerca de aquel hermano que estaba ensayando su número especial en el templo. La señora encargada de la limpieza estaba pasando la franela para quitar el polvo de los asientos, sin poder evitar que sus oídos sufran por los alaridos del inspirado, pero desafinado, cantor. Cuando terminó la canción, el hermano preguntó a la señora: ¿Qué le parece mi ejecución? La señora lo miró y dijo: Sí. Estoy totalmente de acuerdo con que lo ejecuten. Hace bien reírse de vez en cuando.
Pasando al plano de seriedad, sigamos con el estudio de Proverbios. Capítulo 17 versículo 23. Dice así: «El impío toma soborno del seno para pervertir las sendas de la justicia.»
Se trata de un juez, que en secreto acepta el soborno para torcer el curso de la justicia. Este juez malvado pensará que todo quedará en secreto, pero no sabe que algún día saldrá a la luz el soborno.
Proverbios 17:24 dice: «En el rostro del entendido aparece la sabiduría; mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.»
El sabio o entendido tiene siempre una meta fija. Su meta fija es la sabiduría y canalizará todo su esfuerzo y dedicación a conseguirla. En cambio el necio no tiene nada fijo en donde poner su mirada. No tiene metas en la vida. No sabe a donde quiere llegar, no sabe qué es lo que quiere ser en la vida. Tampoco sabe a dónde irá después de muerto. El necio se ocupa en lo que venga, cualquier cosa que sea. Por eso dice el proverbio que los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra. Cuan importante es tener metas en la vida. La mejor meta es entablar una relación personal con Dios a través de Cristo, y vivir para él en obediencia a su palabra. De otra manera, su vida será comparable a una embarcación a la deriva en un mar embravecido.
Proverbio 17:25 dice: «El necio es pesadumbre de su padre, y amargura a la que lo dio a luz.»
Los hijos necios realmente son una pesadilla a sus padres. Cuanto sufren los padres al ver a sus hijos entregados al pecado. El proverbista tiene mucha razón cuando dice que el hijo necio irrita a su padre y causa amargura a su madre. Si Usted es un hijo, amable oyente, examine su vida, evalúe sus pasos. Tal vez está en el mal camino, y además de hacerse un daño a Usted mismo, está causando un grave daño a sus padres. No de lugar al diablo en su vida. No olvide que el diablo desea con vehemencia hurtar, matar y destruir.
Luego tenemos Proverbios 17:26 donde dice: «Ciertamente no es bueno condenar al justo, ni herir a los nobles que hacen lo recto.»
Las personas en autoridad son propensas a equivocarse en sus decisiones. Este proverbio afirma que no está bien multar al inocente ni azotar al hombre honorable. Antes de emitir un juicio para condenar o absolver, es necesario examinar cuidadosamente los hechos.
Proverbios 17:27 dice: «El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hombre entendido.»
Una persona sabia se caracterizará por refrenar sus palabras. Un hombre de espíritu prudente es aquel que no cede a los impulsos del momento. Una persona así es entendida o sabia.
Por último tenemos Proverbios 17:28 donde dice: «Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus labios es entendido.»
Este proverbio tiene que ver con el beneficio de callar. El callar inclusive hace aparentar que un necio es sabio. Si callar tiene este beneficio en el necio, cuánto más beneficio tendrá en el que es realmente sabio. Cuando callamos no estamos dando razón al adversario, sino simplemente demostrando que somos sabios. Que por la gracia de Dios nos propongamos aplicar la sabiduría divina a la vida diaria.
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