Su método es astuto, sagaz y sutil, Pablo dice en 1 de Corintios “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 de Corintios 10:12).
La tentación es sutil, es afable y exigente, no podemos ser engañados por su brillo, pues sólo esconde suciedad. Él quiere desafiar nuestro camino hacia el cielo. Jesús le hizo frente al enemigo en el desierto y nos enseñó cómo defendernos y cómo permanecer de pie frente a la tentación.
El problema con las tentaciones es que realmente son muy atractivas, de la misma manera que el señuelo brillante lo es para un pez, las tentaciones lo son para nosotros. Muchas veces es muy peligroso ceder ante la tentación porque esta nos invita a hacer cosas que no debemos hacer, a decir cosas que no debemos decir, ir a lugares que no deberíamos ir y a ver cosas que no deberíamos ver.
Otras veces, la tentación nos hace echarnos para atrás, nos hace quedar en silencio cuando deberíamos hablar, dar un paso atrás cuando deberíamos dar un paso hacia delante, a veces la tentación se disfraza de falsa piedad, de egoísmo o de orgullo espiritual. La tentación viene a nosotros desde cualquier dirección, a veces está en las cosas más simples de este mundo, pues este mundo se opone a todo lo que tiene que ver con Dios, a veces brota dentro de nosotros, la vieja naturaleza pecaminosa no ha desaparecido, aun cuando nuestro corazón está con Cristo y a veces las tentaciones vienen directamente de Satanás, el gran engañador, cuya misión es devorarnos como un león hambriento a su presa.
Su método es astuto, sagaz y sutil, Pablo dice en 1 de Corintios: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 de Corintios 10:12). Entonces ¿Cómo podremos vencer la fuerza de la tentación? Vamos a abrir la Biblia en el libro de Lucas capítulo 4, mientras nos preparamos para la Pascua, estamos dando un vistazo acerca de la vida de Jesús. Un hombre muy diferente al de las imágenes que tenemos en nuestra mente. En el pasaje de hoy vamos a ver cómo Satanás llega hasta Jesús, tal como un ejército con un ariete, tratando de derribar las puertas de su alma. La última vez que vimos a Jesús, era apenas un muchacho de 12 años que estaba feliz en la casa de su padre, creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y para con los hombres, pero ahora, 18 años más tarde, Jesús va a dar inició a su ministerio público y la primera persona a la que va a buscar es a Juan El Bautista.
Jesús quiere que su primo lo bautice, Lucas capítulo 3, verso 21 dice: “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” Aquí tenemos una imagen de la Trinidad Divina. Jesús está todavía mojado y entonces se escucha la voz desde el cielo, ahora el Espíritu Santo viene en forma de paloma y se posa sobre Jesús, este es uno de los momentos más importantes en su vida, pero cuidado, “el que piensa estar firme, mire que no caiga” Lucas capítulo 4, verso 1 dice: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”
El Espíritu Santo llevó a Jesús directamente al desierto, para un reto espiritual. Es sorprendente la frecuencia con la que ocurre esto, muchas veces vamos desde un gran éxito espiritual a un fuerte tiempo de lucha espiritual, un antiguo escritor, Andrew Bonar dice: “permanezcamos vigilantes tras las victorias tal como estábamos antes de la batalla” Ahora mira el verso 2: “por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre” Mateo habla sobre esta misma historia y nos dice que al final de 40 días Jesús se enfrentó a tres tentaciones que vamos a considerar hoy. Jesús no comió nada durante esos días, fue un tiempo de ayuno, un tiempo de preparación para su ministerio y al final de estos 40 días en el desierto, Él tuvo hambre, Lucas quiso enfatizar esto.
Mira, Satanás no es todopoderoso, Satanás no es omnisciente, pero es un estudioso de la naturaleza humana, él nos ha estudiado tal cual como libros de texto. Siempre nos ataca cuando estamos más vulnerables, y en las zonas que él sabe que estamos más débiles. Jesús no había comido durante 40 días y Satanás sabía que Él estaba hambriento y su resistencia era baja, era el tiempo de atacarlo. Mira el versículo 3: “Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”
La primera tentación de Jesús fue un asunto físico, Satanás le está diciendo: “escuché cosas asombrosas de ti durante tu bautismo, escuché fuertemente la voz de tu padre diciendo: “este es mi hijo amado, estoy muy contento con él”, entonces vi el Espíritu Santo venir en forma de paloma sobre tu hombro, esto debe ser una gran experiencia, tu padre tiene una manera muy interesante de mostrar su amor, pero mírate ahora, tienes que estar realmente hambriento, ni siquiera puedo imaginarme lo hambriento que estarás, pero como tú eres el hijo de Dios, simplemente tienes que decirlo, tú eres el que habla y se hace, tú eres el que dijiste hágase la luz y la luz fue hecha, sólo debes decir: pan, y estás piedras se convertirán en una caliente, humeante y deliciosa hogaza de pan”
Satanás siempre nos tienta en nuestros momentos de mayor debilidad y justamente lo hace con las cosas que satisfacen esa debilidad. Alguien ha escrito: “la tentación siempre está más allá de los límites dados por Dios” Así que, mira cómo responde Jesús, Él contesta a estas tentaciones con la fuerza del Espíritu que tenemos, y con la palabra de Dios que nosotros también tenemos, el versículo 4 dice: “Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está” En otras palabras, “Esto está establecido, Dios lo ha dicho, ha sido escrito, esto es seguro, estas son las palabras de Dios”,
“Escrito está, No sólo de pan vivirá el hombre” Jesús está débil por los 40 días de ayuno, y lo que cita aquí, está en el libro de Deuteronomio capítulo 8 versículo 3, el contexto es de los 40 años durante los cuales los israelitas vagaron por el desierto, en el capítulo 8 versículo 3 de Deuteronomio, Dios les ha dado a los israelitas el maná, el maná es todo lo que ellos conocen, no son piedras en el suelo, hubiera sido fácil para los israelitas confiar en el maná en lugar de confiar en el dador del maná, por lo tanto, Jesús está recordando lo qué dijo Moisés a la gente: “no confíen en el maná, no confíen en el pan, pues no sólo de pan vivirá el hombre, sino confíen en el dador del pan, vivan por el dador del pan, y en aquel quién envía el pan”
Ahora Satanás viene por segunda vez, mira el verso 5: “Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos” (Lucas 4:5-7) Dios ya le había prometido a Jesús todos los reinos de la tierra, el Salmos 2 verso 8, también llamado el Salmo Mesiánico del Antiguo Testamento, dice: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra” Pero antes de que Dios le diera a Jesús todos los reinos del mundo ¿Qué es lo que tenía que suceder? La cruz, Jesús tenía que morir en la cruz, su muerte sería el sacrificio, el libro de Apocalipsis dice que su sacrificio es con lo que Jesús ha comprado para Dios a todas las personas de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Así que, Jesús iba a tener todos los reinos de este mundo, entonces ¿Qué es lo que está ofreciendo Satanás? Un atajo, él es el maestro de los atajos. Dios desea lo mejor para nosotros, Él nos ha dado sus promesas, pero tenemos que esperar, Satanás nos dice: ¿Por qué esperar? él es el príncipe de este mundo, un día, él compartirá esta autoridad con el anticristo y durante un breve periodo de tiempo el anticristo reinará sobre todo el mundo, pero no será para siempre, él será detenido, así que Satanás está diciendo una verdad a medias, él tiene la autoridad, él puede entregarle estos reinos a Jesús, Jesús sólo tiene que inclinarse ante Satanás, el Diablo puede darle lo mismo que Dios le ha prometido, pero sin sufrimiento; mira cómo responde Jesús en el versículo 8: “Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”
Culto sólo para Dios, reverencia sólo para Dios, servicio sólo para Dios, adoración sólo para Dios; Jesús se negó a tomar este atajo tan tentador.
Tentación número 3, mira el versículo 9: “Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, Satanás está poniendo en duda lo que dijo Dios en su bautismo, “este es mi hijo amado” Él le dice: “…Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está:…” ahora Satanás está citando el Salmo 91, “…A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra” (Lucas 4:9-11) Satanás ha llevado a Jesús hasta el punto más alto del templo y le está diciendo que lo único que tiene que hacer, es simplemente lanzarse al vacío, cuando Él salte, rápidamente caerá a tierra, pero justo antes de caer en el suelo, sus ángeles lo detendrán y dejaran que suavemente ponga sus pies en la tierra, entonces la gente verá esto, y pensará ¡wow! esto es increíble. Si yo hubiera visto esto, pensaría que realmente es un milagro.
¿Jesús puede ser el Mesías? ¿Jesús pudo haber estado protegido de la caída? Bueno pues Jesús pudo haber tenido la aceptación de la multitud ahí mismo, si lo hubiera hecho, pero hubiera sido sin la cruz. Ahora observe como responde Él: “Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios” Esto es lo que Moisés les dijo a los hijos de Israel en Deuteronomio capítulo 6, refiriéndose a un tiempo cuando los israelitas estaban errantes en el desierto, y estaban comenzando a preguntarse si realmente Dios estaba con ellos, entonces Moisés les aseguró que Dios siempre estaba con ellos, no se había olvidado de su pueblo, aún a través de estos 40 años de deambular, ellos no debían dejar de confiar en las promesas de Dios, no debían poner a prueba a Dios. Él ha hecho estas promesas para ti también, nunca las pongas en duda.
Incluso en el momento de mayor debilidad, Jesús estaba dispuesto a confiar en Dios y seguir adelante con su plan, Él no iba a ceder ante los atajos de Satanás.
Piensa en esto: tenemos estas tres cosas a nuestro favor, tenemos al Espíritu de Dios que vive dentro de nosotros por lo que sabemos que nunca vamos a ser tentados más allá de lo que podamos resistir, tenemos la palabra de Dios, que nos recuerda su verdad, y tenemos a Jesús que nos dice: “¿Por qué te quedas aquí parado? ahí está la puerta; Yo te he dado una vía de escape, tú puedes salir, déjate ayudar”
Esperamos que puedas acompañarnos en nuestro próximo programa para conocer más sobre el Mesías, nuestro salvador. Bendiciones
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