Nuevamente llegamos hasta usted para compartir algo mas del interesante tema que estamos desarrollando “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo” en contados instantes David Logacho estará frente a este micrófono para seguir compartiendo con nosotros este estudio.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de Hechos en la serie: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro último estudio bíblico, vimos como las autoridades de la ciudad de Tesalónica, azuzadas por una turba de ociosos, demandaron que Jasón y otros hermanos en Tesalónica paguen una fianza, hasta que saquen a Pablo y Silas de la ciudad. Fue el resultado final de la persecución contra los creyentes en Tesalónica. En el estudio bíblico de hoy vamos a ver qué es lo que sucedió después. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos 17 a partir del versículo 10.
II. En esta porción bíblica vamos a ver el ministerio de Pablo y Silas en Berea, ciudad importante de la provincia romana de Macedonia. Hechos 17:10 dice: Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
Las cosas en Tesalónica se pusieron muy difíciles y no tenía sentido para Pablo y los suyos tentar a Dios quedándose allí más tiempo. Pablo sabía discernir la voluntad de Dios para quedarse en algún lugar a pesar de la persecución o salir de algún lugar cuando se manifestaba la persecución. Con ayuda de los hermanos de Tesalónica, Pablo y Silas fueron encaminados en secreto, por la noche, hacia una ciudad en la misma provincia romana de Macedonia, llamada Berea. Esta ciudad estaba ubicada a setenta Km al Oeste de Tesalónica. Era una ciudad importante, aunque estaba algo apartada de la Vía Ignacia. Es muy probable que Timoteo se haya unido a Pablo y Silas más tarde en Berea. Conforme a su costumbre, una vez en Berea, Pablo y los suyos esperaron hasta el día de reposo para ir a la sinagoga de los judíos. Pablo sabía que en donde quiera que había ido, habían sido los judíos incrédulos quienes disparaban la oposición, pero a pesar de eso no cambió su estrategia de anunciar el evangelio primero a los judíos. En segundo lugar, veamos como fue recibido el mensaje de Pablo en la sinagoga de Berea. Hechos 17:11 dice: Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Los judíos de la colonia de Berea se diferenciaban de todas las demás congregaciones judías visitadas por Pablo, ya que había entre ellos muchas personas, una mayoría al parecer, de ánimo noble, vocablo que significa primordialmente “bien nacido” y por una extensión natural de su sentido, bien criado, o de espíritu comprensivo. Viendo que Pablo basaba su mensaje sobre las profecías del Antiguo Testamento, además de ciertos hechos históricos con referencia a la persona y obra del Señor Jesucristo, actuaron conforme a su espíritu comprensivo, dedicándose a examinar cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. Este es un gran modelo para todos nosotros, amable oyente. Jamás debemos digerir todo lo que dicen los maestros bíblicos, por más confianza que tengamos en la enseñanza de ellos. Ellos también son humanos y podrían estar equivocados. Lo prudente es seguir el ejemplo de estos judíos de la sinagoga de Berea, quienes recibieron la palabra anunciada por Pablo, con solicitud, pero hicieron algo más. Cada día iban a sus casas y comparaban lo que Pablo había dicho con lo que decía las Escrituras, para comprobar lo que Pablo estaba diciendo. Si los creyentes hiciéramos esto, no existirían sectas falsas hoy en día, o al menos se reducirían al mínimo. El éxito, entre comillas, de todas las sectas falsas radica en el énfasis que ponen sus líderes para que sus adeptos no hagan caso lo que dice la Biblia sino lo que dicen ellos. Sólo así se puede explicar que hoy en día existe, por ejemplo, una secta falsa, en la cual su líder dice que es Jesucristo en persona, y todos sus seguidores, que son muchos, lo creen a pie juntillas. Personas así deberían imitar el ejemplo de los judíos en la sinagoga de Berea, quienes se dedicaban a examinar cada día las Escrituras para ver si lo que habían oído de Pablo era realmente así. Muy bien. Veamos en tercer lugar qué es lo que resultó de esta excelente manera de actuar de los judíos en la sinagoga de Berea. Hechos 17:12 dice: Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.
Cuando se expone la palabra de Dios con fidelidad a su contenido, Dios hace su obra correspondiente. Esto fue lo que sucedió en la sinagoga de Berea. Lucas dice que creyeron al mensaje y en consecuencia recibieron al Señor Jesucristo como su Salvador, muchos de los judíos, pero no sólo ellos, sino también mujeres gentiles distinguidas, seguramente esposas de personas notables de la ciudad, y también muchos hombres gentiles distinguidos. Esto fue una gran victoria para Dios y su obra. Pero como en otras ocasiones, luego de una victoria de Dios, viene la arremetida de Satanás. En cuarto lugar tenemos la oposición al ministerio de Pablo en Berea. Hechos 17:13 dice: Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.
Las noticias de la excelente respuesta de la gente en general hacia el mensaje de Pablo en Berea, debe haber llenado de gozo a los creyentes de la relativamente cercana ciudad de Tesalónica, pero a la vez llenó de ira a los judíos incrédulos de la misma ciudad, los mismos que querían linchar a Pablo y Silas cuando estuvieron allí. En su odio hacia Pablo y Silas, los judíos incrédulos de Tesalónica se dieron el trabajo de viajar a Berea y una vez allí, conforme a su ya reconocida práctica, alborotaron a las multitudes en Berea para ponerlas en contra de Pablo y los suyos. Una vez más, el ambiente festivo por los buenos resultados de la predicación del evangelio, se transformó en un caos por la acción malvada de los judíos incrédulos. En quinto lugar tenemos la salida de Pablo de Berea. Hechos 17:14 dice: Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
La situación se volvió tan tensa y peligrosa que con la venia de Pablo, los hermanos de Berea le llevaron hacia la costa, tal vez al puerto marítimo más cercano para que continúe su viaje misionero, mientras Silas y Timoteo se quedaron un tiempo más en Berea. Esto fue el inicio del ministerio de Pablo en Grecia, específicamente en Atenas, lo cual comenzaremos a estudiar en nuestro próximo estudio bíblico. Para finalizar, será bueno recomendar un examen de las referencias en las Epístolas a los Tesalonicenses con el fin de seguir los movimientos de Pablo, Silas y Timoteo en la época que siguió a su salida de Berea. Lo que encontraremos es que Pablo dejó a Silas y Timoteo en Berea cuando él mismo fue conducido por los hermanos de Berea hacia el mar para embarcarse hacia Atenas, no sin antes rogar a los hermanos de Berea que digan a Silas y Timoteo que se unan a él lo antes posible. Al recibir este mensaje, Silas y Timoteo partieron hacia Atenas, en donde se juntaron con Pablo. Estando en Atenas, Pablo envió a Timoteo a Tesalónica para ayudar a la iglesia que estaba pasando por profunda aflicción. Silas fue a Macedonia, tal vez a Filipos. Pablo se quedó sólo en Atenas. Después de su estancia en Atenas y el mensaje en el Areópago, Pablo continuó el viaje solo hacia Corinto. Silas y Timoteo retornaron de Macedonia y se encontraron con Pablo en Corinto. Desde Corinto, Pablo redactó y envió por mano de Timoteo la primera carta a los Tesalonicenses y más tarde la segunda. De todo esto podemos contemplar el celo que tenía Pablo por conquistar nuevo territorio para Cristo, como Atenas y Corinto aún a pesar de grandes sacrificios personales, y a la par, Pablo manifestó su celo por los territorios ya conquistados para Cristo, como Filipos y Tesalónica. Esto hace pensar que Pablo tenía un plan preconcebido para su obra misionera. No salió a ciegas sin saber lo que iba a hacer. En todo momento, sin embargo, Pablo sabía que Dios por ser soberano está en todo su derecho de cambiar los planes para cumplir con su propósito. Notamos la importancia de la planificación para hacer la obra de Dios. No es cuestión de hacer lo que buenamente se pueda sino de saber concretamente lo que se quiere hacer por medio de un plan trazado con sabiduría. Bien se ha dicho que aquel que no planifica ha planificado fracasar. Que Dios en su gracia nos motive a planificar cuidadosamente lo que queremos hacer para la gloria de Dios.
Leave a comment