Reciba cordiales saludos amigo oyente y la bienvenida al estudio bíblico de hoy. De tanto en tanto el mundo ha sido azotado por diversas plagas. Entre el año 250 y 262 se abatió una peste sobre todo el imperio romano, desde Egipto hasta las Hébridas. En algunas ciudades italianas, murieron hasta las cuatro quintas partes de la población. La gente estaba muriendo como si fueran pulgas. Según algunos historiadores, esta peste cobró la vida de la mitad de la raza humana en escasos doce años. En el siglo sexto, la peste bubónica asoló a toda Europa y se mantuvo como por 50 años privando la vida a una cantidad enorme de personas. Más tarde, entre 1347 y 1351 apareció otra plaga en Europa conocida como la peste negra. Se estima que la cuarta parte de la población de Europa murió como consecuencia de esta plaga, alrededor de 25 millones de personas. Esta es la peor plaga que haya sufrido la humanidad. Se trataba de una terrible forma de peste bubónica que hacía que los cuerpos de las personas afectadas se cubran totalmente de erupciones cutáneas de color oscuro. Más tarde se supo que esta peste era transmitida por las pulgas de las ratas negras. Son solo ejemplos de lo devastador que puede llegar a ser para la población mundial una plaga fuera de control. Pero la humanidad todavía no ha visto lo peor en este tema de plagas, porque eso está reservado para la tribulación.
El pasaje bíblico para hoy se encuentra en Apocalipsis 6:7-8. Corresponde al juicio del cuarto sello. Como antecedente, recordará amigo oyente que luego que la iglesia fue arrebatada al cielo en lo que se conoce como el Arrebatamiento, el que se sentaba en el trono, en el cielo, quien no puede ser otro sino Dios, tenía en su mano derecha un libro sellado con siete sellos. Este libro es el título de propiedad de la creación. El único digno de tomar el libro y abrir sus sellos es Jesucristo, porque mediante su sacrificio en la cruz, como Cordero de Dios, ganó el derecho para ser el perfecto redentor de la humanidad y de la creación. Una vez que el Cordero tomó el libro en sus manos comenzó a abrir los sellos. Cada sello manifestaba algún juicio de Dios sobre la humanidad en la tierra. El primer sello significó la entrada del Anticristo al mundo como un conquistador poderoso. El segundo sello significó la entrada de la guerra al mundo dominado por el Anticristo. El tercer sello significó la entrada de la hambruna al mundo dominado por el Anticristo. Ahora nos aprestamos a ver que es lo que nos trae la apertura del cuarto sello. Apocalipsis 6:7 dice: “Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira” Es el apóstol Juan, escritor del libro de Apocalipsis, relatando para nosotros lo que está por suceder. Está contemplando a Jesucristo, el Cordero, mientras abría el cuarto sello. Tan pronto lo hizo se oyó una voz que hizo retumbar el cielo. Provenía del cuarto ser viviente, el que era semejante al águila volando. Su mensaje fue de dos palabras solamente: Ven y mira. La expectación habrá apresurado a Juan a mirar lo que el cuarto ser viviente estaba mostrando. Veamos de qué se trataba. Apocalipsis 6:8 dice: “Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra. Juan ve un caballo amarillo. Recuerde que los colores de los caballos tienen su simbología. En este caso, la palabra que se ha traducido como “amarillo” es la palabra “jlorós”, de la cual viene nuestra palabra “cloro” es decir que el caballo era color del cloro. El cloro es una sustancia química gaseosa de color verde amarillento. Es parecido al color que toma el cadáver de una persona. El caballo amarillo del Apocalipsis significa entonces la muerte. El jinete es identificado por nombre. Justamente se llama Muerte. Es la personificación de ese intruso que corta de un tajo la existencia del ser humano sobre la tierra. A la Muerte le seguía el Hades. Hades es el lugar tanto para el cadáver como para el alma y el espíritu de los que parten de este mundo sin Cristo como su Salvador. El Hades es el compañero ideal de la Muerte. Pero note mi amiga, mi amigo, que la Muerte recibe un poder que nunca antes ha gozado. Removerá de este mundo a nada más y nada menos que la cuarta parte de la población de la tierra. Es decir, que si el caballo verde amarillento con su jinete llamado Muerte apareciera este preciso día, mandaría al Hades a más o menos mil quinientos millones de personas. Hechas las cuentas, morirían casi 600.000 personas por día. Los cementerios del mundo no alcanzarían a dar cabida a tantos cadáveres. De hecho, muchos cadáveres se descompondrán a la intemperie. Así de grave será la situación amigo oyente. Quizá Usted se estará preguntando. ¿Cómo es posible que mueran tantas personas en tan poco tiempo? La Biblia responde esta inquietud amable oyente. Dice que será por la acción de la espada, del hambre, de la mortandad y de las fieras de la tierra. La espada se refiere a la guerra generalizada que sobrevendrá sobre la tierra. ¿Recuerda el significado del jinete con la gran espada que montaba el caballo rojo sangre? El hambre se refiere a la hambruna que asolará la tierra como resultado de la cruenta guerra. ¿Recuerda el significado del jinete con una balanza en la mano que montaba el caballo negro? Pero luego tenemos algo que la Biblia ha llamado mortandad. La palabra que se ha traducido como mortandad puede también ser traducida como plaga o peste. Las plagas o las pestes han probado ser muy efectivas para matar personas masivamente en la tierra. Pero esto se hará más notorio durante la tribulación. Las condiciones del planeta, con las guerras generalizadas, el hambre y los cadáveres por doquier, será el ideal caldo de cultivo para la proliferación de enfermedades a escala mundial. Además, dice la Biblia que la muerte de mucha gente será producto de la acción de las fieras de la tierra. Esto es por demás interesante. Hoy en día, el ser humano se ha dado modos para protegerse de las fieras de la tierra. Pero esta protección fracasará rotundamente durante la tribulación, y las fieras de la tierra tendrán todo a su favor para darse banquete continuo con seres humanos como su presa. Un pálido reflejo de este hecho, se tiene en lo que hoy en día está sucediendo en algunas partes del planeta. Sucede que por la tala de los bosques, en Norte América, por ejemplo, se está reduciendo constantemente el hábitat de los osos grises. Como consecuencia, estos osos que antes nunca se había atrevido a hacerlo, ahora están bajando a las partes habitadas por la gente para procurar comida entre la basura. Se han dado casos aislados de osos atacando a personas en sus propias casas. Este fenómeno se extenderá a todas las demás fieras salvajes para acabar con la gente, durante la tribulación. Todo esto es la acción del jinete llamado Muerte cabalgando sobre ese corcel de color de cadáver. Quizá Usted estará pensando que esta escena apocalíptica está demasiado lejos de la actualidad o a lo mejor que nunca acontezca. Me temo mucho desilusionarle amable oyente. Escuche las frías estadísticas de la situación hoy en día. Según la Organización Mundial de la salud, mueren cerca de 12 millones de personas por año a causa de ataques cardíacos y accidentes cerebro vasculares. Solamente en 1992 murieron casi 50 millones de personas a causa de alguna enfermedad. La OMS estima que en 1990, cerca de 9 millones de personas presentaron cáncer y más de 20 millones ya padecían de esta enfermedad. 5.1 millones murieron víctimas del cáncer. Solo el cáncer matará a más de 80 millones durante la primera década de este milenio. Según la OMS, se estima que el hábito de fumar causa la muerte de 3 millones de personas por año. En 1990 murieron 13.1 millones de niños recién nacidos. Según un dato de 1993 había 2.5 millones de enfermos con SIDA, pero un número adicional de 14 millones están infectados con el virus VIH, y contraerán el SIDA dentro de 10 años. Estos son datos reales, amigo oyente. No es producto de una mente afiebrada que intenta infundir miedo en la gente para conseguir algún protervo fin. Es el anticipo de lo que sucederá cuando llegue la tribulación. ¿Qué hacer para prevenir? Quizá no podamos hacer mucho para mejorar la situación del mundo, porque está determinado que marche en esa dirección. Pero si podemos hacer mucho para evitar que nosotros seamos víctimas de lo que le espera al mundo en la tribulación. La única salida es refugiarse en Cristo como Salvador. Salmo 91:5 tiene una hermosa promesa para los que creemos en Cristo como nuestro Salvador. Dice así: “No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.” Grandioso. Si Usted quiere estar seguro por la eternidad, solo confíe en Cristo y demuéstrelo recibiéndole como su Salvador.
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