Es un gozo saludarle amable oyente. Le habla David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el evangelio según Lucas. En esta ocasión veremos al Señor Jesús como Señor del día de reposo, lo que esto significa y sus implicaciones.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Lucas 6:1-11. Como antecedente, recuerde que en nuestro último estudio bíblico, los escribas y fariseos comenzaron a mostrar su lado oscuro en contra del Señor Jesús, cuando le cuestionaron por comer con publicanos y pecadores y por no amoldarse a sus tradiciones de manufactura humana. En el estudio bíblico de hoy vamos a ver que esta indisposición de los escribas y fariseos en contra del Señor Jesús está en franco aumento. La excusa era que el Señor Jesús no estaba guardando el día de reposo de la manera que ellos habían establecido que se debe guardar, una manera muy propia de ellos, por supuesto, una manera que iba más allá de lo que las Escrituras decían. Por dos ocasiones, el Señor Jesús violó la norma de guardar el día de reposo de los escribas y fariseos. La primera vez, fue en el campo. Note lo que dice Lucas 6:1 Aconteció en un día de reposo,[a] que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían,(A) restregándolas con las manos.
Guardar el séptimo día como día de reposo era algo muy importante para los judíos. Dios dio a Israel la ley sobre el día de reposo en el monte Sinaí, y lo hizo como señal entre él y la nación de Israel. Debido a las reglas estrictas y opresivas que imponían los escribas y fariseos, guardar el día de reposo se transformó en una pesada carga en lugar de ser una gran bendición conforme al propósito de Dios para su pueblo. El Señor Jesús está por desafiar la tradición de los escribas y fariseos en cuanto al día de reposo. La ocasión se presentó cuando en un día de reposo, el Señor Jesús y sus discípulos pasaban por los sembrados, como tenían hambre, los discípulos del Señor Jesús arrancaban espigas tiernas, las restregaban en las manos, y las comían. El hecho de que los discípulos arrancaran espigas no era en sí ningún crimen. Una de las leyes misericordiosas del Antiguo Testamento establecía que si alguien estaba pasando por un trigal podía arrancar algunas espigas, siempre que no metiera la hoz. Si lo hubieran hecho otro día cualquiera no habría habido nada que objetar; pero era día de reposo. Cuatro de los trabajos prohibidos en día de reposo eran segar, trillar, aventar y preparar comida; y los discípulos habían realizado los cuatro según la interpretación ortodoxa de la ley por parte de los escribas y fariseos: al arrancar espigas, habían segado; al restregarlas con la mano, habían trillado; al soplar para quitar la paja, habían aventado, y el hecho de que se las comieran demostraba que habían preparado una comida en un día de reposo. Esto motivó a los escribas y fariseos a cuestionar al Señor Jesús. Note lo que dice Lucas 6:2 Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo?[b]
El Señor Jesús respondió este cuestionamiento, citando un evento relatado en el Antiguo Testamento, en el cual, satisfacer una necesidad humana legítima y urgente tuvo mayor prioridad que una norma establecida. Ponga atención a lo que dice Lucas 6:3-4 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban;
Luk 6:4 cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes,(B) y comió, y dio también a los que estaban con él?(C
Todos los días de reposo por la mañana se ponían delante de Dios doce panes de trigo, hechos con harina que se había tamizado no menos de once veces. Había un pan por cada tribu. En tiempos del Señor Jesús estos panes se colocaban en una mesa de oro macizo de un metro de longitud y cuarenta y cinco centímetros de anchura que estaba situada a lo largo del lado Norte del Lugar Santo. El pan representaba la presencia de Dios, y nadie más que los sacerdotes podía comerlo. Pero la necesidad de David había sido prioritaria sobre estas normas y reglas. La conclusión de la respuesta que dio el Señor Jesús a los escribas y fariseos, aparece en Lucas 6:5. La Biblia dice: Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.[c]
En el caso de David y los suyos comiendo los panes de la proposición que solamente debían comerla los sacerdotes, la necesidad humana abrogó momentáneamente la ley ritual. Si era así, ¡cuánto más el Hijo del Hombre, con un corazón de amor y de misericordia! Es el Señor del día de reposo ¡Cuánto más lo podrá utilizar para sus propósitos de amor! Pero los escribas y fariseos habían olvidado los derechos de la misericordia porque estaban totalmente absorbidos por cumplir sus propias leyes y reglamentos. Los escribas y fariseos deben haberse quedado con la boca callada, pero no por mucho tiempo, porque en otro día de reposo ocurrió otro evento que desafió sus huecas tradiciones sobre el día de reposo. La segunda vez fue en la sinagoga. Lucas 6:6-11 dice: Aconteció también en otro día de reposo,[d] que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha.
Luk 6:7 Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo[e] lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle.
Luk 6:8 Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie.
Luk 6:9 Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo[f] hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?
Luk 6:10 Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada.
Luk 6:11 Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús.
Es obvio que el Señor Jesús y sus discípulos estaban en el foco de los escribas y fariseos. En el incidente anterior, los escribas y fariseos deben haber estado espiando al Señor Jesús y a sus discípulos mientras caminaban por los sembrados en un día de reposo. En esta ocasión, es muy posible que a propósito los escribas y fariseos hayan introducido en la sinagoga al hombre con la mano derecha seca en el día de reposo, para ver si el Señor Jesús le sanaba, de modo que puedan tener motivos para acusarle. Para este tiempo la oposición al Señor Jesús estaba creciendo como espuma. Conforme a su costumbre, el Señor Jesús estaba enseñando en la sinagoga en un día de reposo, y los escribas y los fariseos estaban también allí, ya no para escuchar su enseñanza, sino con el propósito de espiarle para, si curaba al enfermo, acusarle de quebrantar la ley del día de reposo implantada por ellos. Un detalle interesante es que Lucas, es el único de los autores de los evangelios que menciona que el hombre tenía seca la mano derecha. Es el diagnóstico del médico, interesado en todos los detalles del caso. Como era de esperarse, el Señor Jesús curó al hombre con la mano seca. En este incidente, Jesús quebrantó abiertamente la ley tradicional de los escribas y fariseos. Curar era un trabajo, y estaba prohibido hacer cualquier trabajo en un día de reposo. Pero la realidad era que si había peligro de muerte se podía hacer algo para mantener la vida. También era legal tratar las dolencias de ojos o garganta. Pero este hombre no estaba en peligro de muerte; podría haber esperado hasta el día siguiente sin peligro. Pero el Señor Jesús estableció el gran principio de que, dijeran lo que dijeran las leyes y las reglas, siempre se puede hacer un bien en un día de reposo. El Señor Jesús les hizo una pregunta punzante: «Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla? Eso tiene que haberles llegado al alma, porque mientras Él estaba tratando de ayudar a la vida del hombre con la mano seca, ellos estaban haciendo todo lo posible para destruir al Señor Jesús. Era Él quien estaba tratando de salvar, y ellos de destruir. El Señor Jesús estaba haciendo bien y los escribas y fariseos estaban haciendo mal y todo en el día de reposo. No es extraña la reacción de los escribas y fariseos. Confrontados con su pecado, lo cual se negaban a reconocer, se llenaron de furor, y dialogaban entre ellos buscando hacer algo en contra del Señor Jesús. ¿Qué aprender de todo esto? Bueno, por un lado que nuestro Señor Jesucristo es el Amo, el Señor de todo lo que dice las Escrituras. Por otro lado, el peligro de esconder maldad detrás del cumplimiento de ritos religiosos. Esto fue el gran error de los escribas y fariseos. Su corazón estaba lleno de orgullo, incredulidad, hipocresía, sin embargo eran expertos en cumplir con los ritos creados por ellos mismos en cuanto a como se debe guardar el día de reposo. No nos engañemos amable oyente. A Dios no le impresionamos con nuestros ritos sino con una vida de integridad.
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