Damos gracias a Dios por la oportunidad de contar con su sintonía. Bienvenida, bienvenido a un nuevo estudio bíblico de la Biblia Dice… Los problemas de la vida no se solucionan ignorándolos. Es necesario confrontarlos y tomar las decisiones apropiadas. Sobre esto nos hablará David Logacho en el estudio bíblico de hoy.
Hay un dicho muy popular que reza así: Cuando el gato esta lejos, los ratones hacen fiesta. Bueno, algo así sucedió en la época de Nehemías. El gran líder se ausentó por un tiempo de Jerusalén y a su regreso se encontró con algunas sorpresas muy desagradables. Veamos en detalle una de estas desagradables sorpresas. Le Invito a abrir su Biblia en el capítulo 13 de Nehemías. Antes de entrar al tema para nuestro estudio de hoy, señalaremos que entre el final del capítulo 12 y el comienzo del capítulo 13 existe un periodo no determinado de tiempo. Durante este tiempo, Nehemías salió de Jerusalén y regresó a su antiguo oficio como copero del Rey Artajerjes en Susa. Después de algún tiempo en Susa, Nehemías retornó a Jerusalén. Fue entonces cuando se encontró con algunas sorpresas muy desagradables que ocurrieron durante su ausencia. Cuando Nehemías se ausentó, los que quedaron en Jerusalén hicieron de las suyas. La tarea de Nehemías ya no será el reedificar muros de piedra como lo fue durante su primera visita, sino reedificar muros espirituales que habían sido derribados por el pecado. Para nuestro propósito, vamos a dejar momentáneamente de lado los versículos 1 a 3 para considerarlos con otro pasaje dentro de este mismo capítulo que trata el mismo tema. Consideraremos por tanto los versículos 4 a 9 de Nehemías 13. En este pasaje encontramos un grave problema. Podríamos llamarlo tolerancia de pecado. En los versículos 4 a 5 tenemos el problema expuesto, en los versículos 6 y 7 tenemos el problema explicado y en los versículos 8 a 9 el problema eliminado. Vamos a analizar en este orden el texto. ¿Cuál fue el problema? Nehemías 13:4-5 dice: «Y antes de esto el Sacerdote Elíasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías, y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite que estaba mandado dar a los levitas y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes» El problema giraba en torno a un personaje muy importante de los judíos. Su nombre es Eliasib. El versículo 28 dice que Eliasib era sumo sacerdote y además era Jefe de la cámara de la casa de Dios. Este caballero, pese a su alta jerarquía en Israel, se emparentó con otro personaje también importante aunque no judío. Su nombre es Tobías. ¿Quién era Tobías? Pues un enemigo acérrimo de Nehemías y de la obra de Dios. Varias veces es mencionado este personaje, y siempre que aparece esta haciendo algo en contra del pueblo de Dios, pero a pesar de esto, Eliasib mostró consideración a este personaje y le hizo una gran cámara en los mismos atrios del templo donde antes se guardaban las ofrendas el incienso, los utensilios, el diezmo del grano del vino y del aceite. Según la ley, Tobías ni siquiera podía entrar de visita al templo, peor aún morar en el templo, pero allí lo tenemos, cómodamente instalado, quizá en la mejor cámara del mismísimo templo. En la actualidad Dios ya no habita en templos hechos de manos, sino en las vidas de los que somos sus hijos, pero nosotros también al igual que Eliasib, a veces dejamos que el enemigo llamado pecado entre al templo que somos nosotros y se instale muy cómodo en nuestras vidas. Cuando Tobías entró a la cámara que Eliasib le asignó, automáticamente desalojó las cosas que había en esa cámara para el servicio de Dios. Igual cosa ocurre cuando el pecado toma lugar en nuestras vidas. Automáticamente quedamos anulados para un servicio eficaz a Dios. El pecado y la santidad no pueden compartir nunca el mismo lugar. O reina el pecado o reina la santidad. El uno o el otro, pero no ambos. Luego de exponer el problema, en los versículos 6 y 7 tenemos el problema explicado, dice así: «Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año 32 de Artajerjes, rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios, de la casa de Dios» Fue tan bajo lo que hizo Eliasib, que Nehemías no lo alcanza a comprender. La única explicación que se le ocurre es que esto sucedió así porque estaba ausente de Jerusalén. Notemos que para Nehemías era un gran mal el mostrar consideración al enemigo. Igual debe ser para nosotros, debemos mantener al pecado fuera de nuestras vidas, no tolerarlo en lo mas mínimo. No dejemos que entre al templo del Señor que somos nosotros y se acomode en alguna área de nuestra vida. Todo problema demanda una solución. Es así como tenemos el problema eliminado en los versículos 8 y 9. Dice así: «Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara, y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso» Nehemías fue radical contra Tobías. Podemos notar dos aspectos en la solución de este problema. Primero, Nehemías manifestó una reacción emocional ante la situación. Dice que lo que estaba sucediendo, le produjo un profundo dolor. El pecado, amigo oyente tiene esta particularidad, causa dolor y desesperanza. Nehemías vio como se toleró la presencia de Tobías en el templo y esto trajo dolor a su corazón. Tenía tanto celo por la santidad de Dios que impacto su corazón el ver como se mancilló el templo de Dios. Este es el celo que nosotros también deberíamos manifestar en nuestras propias vidas. ¿Cómo reaccionamos ante el pecado en nuestras propias vidas? ¿Cómo reaccionamos ante el pecado en las vidas de los demás? Ojalá nunca lleguemos a acostumbrarnos a la presencia del pecado ya sea en nuestra propia vida o en la de los demás. El pecado debe ser como una basura en el ojo. Cuando entra una basura en uno de nuestros ojos, nos molesta tanto que no descansamos hasta arrojar a la basura fuera del ojo, así también debemos reaccionara ante el pecado, no descansemos hasta que haya sido arrojado fuera de nuestra vida. Nehemías quedó muy dolido a causa del pecado, pero no quedó todo en la emoción como a veces ocurre en nuestra vida, en segundo lugar, Nehemías logró pasar de la emoción a la acción. Podemos distinguir tres actos de Nehemías ante esta situación desagradable. Primero, arrojó todos los muebles, de la casa de Tobías fuera de la cámara. Nehemías no anduvo con rodeos. Actuó de una manera enérgica contra Tobías. Ni siquiera esperó que estuviera Tobías presente. Simplemente entró en la cámara donde él se habla instalado y empezó a arrojar todos los muebles de Tobías por la ventana. Qué espectáculo debió haber sido ese. Se imagina Ud. ver volar por los aires las camas, las mesas, las sillas, las alfombras, etc. Qué habrá sentido Tobías al ver sus muebles en la calle. Me impactó mucho notar que Nehemías echó fuera todos los muebles de Tobías, no dejó nada adentro. Así debemos actuar nosotros ante el pecado, hay que ser duros con él. No deberíamos respetarlo en lo más mínimo. Debemos arrojarlo de nuestras vidas a empellones. Una acción enérgica igual manifestó el Señor Jesucristo cuando con látigo en mano limpió el templo que había sido convertido en cueva de ladrones. Otra acción de Nehemías fue limpiar las cámaras que habían sido ocupadas por Tobías. No quería ni que el olor a Tobías quedara en las cámaras. Hasta fumigó las mismas. Dios quiere también de nosotros que vivamos limpios de pecado. Todo pecado, aun el que se comete con la mente, deja un rastro de suciedad. Qué bueno es pensar que la sangre de Jesucristo nos limpia de la suciedad que deja el pecado cuando este es confesado. La tercera y última acción de Nehemías, fue traer de vuelta los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso. Para que Tobías ocupe las cámaras del templo fue necesario sacar los objetos que había en esas cámaras. Ahora que de Tobías no quedaba ni el olor en las cámaras, era necesario devolver los objetos que anteriormente había en ellas. Esto nos habla de que no es suficiente con dejar vacía de pecado la vida, es necesario llenar esa vida de la persona de Cristo, de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo. Una vida vacía es fácil presa de Satanás. Hemos visto como Nehemías eliminó el problema creado por Eliasib al permitir a Tobías que more en las cámaras del templo. La solución fue un corte radical con Tobías. Nuestra solución también al problema de la tolerancia de pecado es un corte total con él. Que Dios nos ayude a ponerlo en práctica en nuestras vidas.
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