Habacuc nos enseña una importante lección, podemos confiar en Dios hoy y en el futuro, pero para hacerlo debemos considerar lo que Él ha hecho en el pasado.
A veces, Dios quiere que le demos un vistazo al pasado, cuando las cosas en el presente parecen desesperadas y el futuro se ve aún peor, lo que está a nuestras espaldas puede levantarnos y de esta manera podemos derrotar la preocupación a través de confianza y seguridad. Hoy Ron Moore comparte con nosotros un mensaje de paz que viene del pasado y nos da razones suficientes para tener esperanza
¿Dónde está Dios cuando nuestro mundo se desmorona? Esa es la pregunta que todos nos hacemos ¿verdad? ¿Esta Dios ausente? ¿Acaso Dios escucha nuestro grito de auxilio? ¿Él nos da la espalda a causa de nuestros pecados? Pues la respuesta a todas estas preguntas es un rotundo no. Dios nunca está ausente, Dios no nos ignora, Él es un Padre amoroso que escucha nuestro clamor. Dios obra en nuestras vidas. Él te ama a través de Cristo con un amor eterno e incondicional, nunca te olvides de esto.
Te prometo que Dios te dará la fuerza que necesitas para el día de hoy, y va a hacer lo mismo el día de mañana. No siempre entendemos la manera del obrar de Dios, pero podemos confiar en su carácter inmutable y en su eterna promesa. Él nunca nos deja, nunca nos abandona.
Bien, ahora toma tu Biblia y busca el libro de Habacuc. Permíteme establecer el contexto del mensaje de hoy. Cuando Habacuc escribió este libro él no estaba de buen ánimo. Habacuc estaba descontento con el gobierno de turno, pues un hombre llamado Josías, había sido el rey y fue realmente un buen Rey; provocó la reforma social y espiritual en Israel pero fue asesinado por los egipcios y en su lugar pusieron a un joven de 25 años llamado Joacim. Este rey era sólo un títere del gobierno egipcio y sometió a los judíos con pesados impuestos. Obviamente Habacuc no estaba contento con lo que estaba sucediendo en sus días, tampoco estaba feliz con el entorno social: la violencia y los conflictos, eran su pan diario.
El problema más grande con Habacuc es que él no estaba contento con Dios, de hecho, tan pronto como mojaba su pluma y la tinta para escribir en el pergamino las palabras surgían en forma de una desesperada pregunta: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.” (Habacuc 1:2-4)
Ahora bien, estas palabras fueron escritas en el año 638 a.C Hoy, más de 2.600 años después aún podemos hacer las mismas preguntas que hacía Habacuc: “¿Hasta cuándo, oh Jehová?” ¿Cuándo vas a responderme?
Por último, Dios contesta la oración de Habacuc y las cosas empeoran. Habacuc no aprecia la respuesta de Dios, Dios dice: “sé por lo que están pasando, sé de la injusticia, sé de los conflictos, y voy a tomar cartas en el asunto” Capitulo 1 versos del 5 al 6 dice: “Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis. Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas.” Entonces Habacuc dice: “no puedo creerlo” “todo esto tiene que ser una broma” ¿cómo puede ser que los malvados babilonios puedan venir y dispensar tu justicia? tú no obras de esta manera ¿verdad?
Mira ahora el versículo 12, “¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.” Ahora mira el 13, “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él,”
¿Alguna vez le has pedido algo a Dios en oración y luego no te gusta su respuesta? Y cuando pasa eso solemos decirle: “Señor déjame explicarte esto: Tú eres Dios, yo pensaba que tú sabías sobre mi situación. Cuando yo te hago una pregunta espero que me respondas cuando lo necesitó y conforme a mi voluntad. ¿Irónico verdad?
Pero déjame decirte algo, Dios no hace lo que tú quieres Él hace lo que necesitas. Pao eso con Habacuc y continua sucediendo ahora. La respuesta que Dios le dio a Habacuc dice, básicamente, tres cosas:
Primero, dice Dios, “Habacuc, esto es lo que debes saber: si vas a caminar conmigo, debes confiar plenamente en mí, Yo soy Dios, no tú.
Segundo, Habacuc, quiero que sepas que amo al pueblo de Israel, es mi pueblo, tengo grandes planes para ellos, voy a enviar a mi hijo a través de la nación de Israel, no voy a permitir que actúen como niños malcriados: sin ley y viviendo en la violencia e injusticia. Debes saber esto, voy a usar a los babilonios para disciplinarlos
Tercero, Habacuc, tienes razón cuando dices que no puedo mirar el mal, tienes razón cuando dices que no puedo tolerar a los babilonios, esto es lo que va a pasar, cuando lleguen a Israel voy a tratar con ellos, pero Yo no toleraré su pecado.
De hecho, en el capítulo 2, Dios utiliza todo el capítulo para decirle a Habacuc que Él va a hacer algo con los babilonios, “sé lo que ellos hacen con las personas, en el versículo 9 Dice; voy a hacer algo con eso. Sé que amontonan riquezas a través del robo y el saqueo sólo para demostrarle a los demás lo grandes que son, voy a hacer algo con el orgullo de ellos. Sé que construyen sus ciudades a sangre y muerte con el esfuerzo de sus esclavos, también voy a hacer algo con eso. Sé que cuando conquistan a la gente los tratan con indignidad, no me voy a olvidar de aquello, sé qué sirven a otros dioses Habacuc. Yo voy a tratar con los babilonios. Yo me voy a encargar de los babilonios. Israel es mi pueblo, yo los amo, tengo grandes planes para ellos, pero voy a usar a los babilonios para que ellos impartan mi disciplina”. “Llegará el día en que la gente vea un mapa mundial y Babilonia ni siquiera estará en él, voy a borrarlos del mapa”
Pero en medio de todo esto, Dios dice: “hay dos cosas que necesito que hagas”. Leamos Habacuc 2, versículo 4, “más el justo por su fe vivirá” Dios dice: “Tienes que confiar en mí, hoy estás viviendo solamente un instante de esta vida. Yo conozco el futuro del universo, tienes que confiar en mí”
Bien, hoy Dios nos pide exactamente lo mismo, debemos confiar en Él. Aun cuando la noche es oscura, cuando la tormenta azota, cuando vienen los días difíciles, incluso cuando el trabajo desaparece, o cuando alguien se enferma, incluso cuando alguien muere, incluso con todo eso, tú debes confiar en Dios.
Algo más, “Habacuc, debes adorarme, no importan las circunstancias” Mira el final del capítulo 2: “Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”. “Yo estoy en el cielo dice Dios. Yo reino desde el cielo. Habacuc puedo responder a todas tus preguntas, pero quiero adoración, quiero qué viertas tu corazón hacia mí. A veces necesitas caer de rodillas y, en silencio, reconocer que Yo soy Todopoderoso; Omnisciente, Omnipotente, el creador eterno. Habacuc, debes confiar en mí, debes adorarme. ¿Puedes hacer eso? Estas son las mismas demandas que Dios nos hace a nosotros hoy en día.
En el capítulo 3, Habacuc comienza a construir su confianza. Quiero asegurarme de que entendamos esto. Muchas veces cuando leemos un libro de la Biblia o leemos algún pasaje de las escrituras, vemos a personas escribiendo sobre tiempos difíciles. Pero ahora quiero que consideremos como se construye la confianza,
Algunos de ustedes están llenos de temor y el miedo gobierna su corazón. La ansiedad y la preocupación son algo común en su vida, pero déjame decirte algo, esto no es culpa de tu genética, ni de tu personalidad, esto se llama pecado. No se puede vivir con confianza cuando estamos llenos de preocupaciones. Algunas personas ven lo malo todo el tiempo. Cuando algo malo les sucede dicen: “yo sabía que esto iba a pasar” “yo sabía que tarde o temprano algo malo me iba a suceder” y cuando algo bueno les ocurre dicen: “Sí, pero espera a mañana y verás que algo malo me sucede”
Habacuc 2:4 dice: “mas el justo por su fe vivirá.” Hebreos dice; “Pero sin fe es imposible agradar a Dios” Mira, tú tienes que aprender a confiar, tienes que sacar el temor fuera de tu vida. No se puede vivir la vida cristiana con un pie en el camino espiritual y el otro en el camino de la incertidumbre. No se puede caminar de esta manera, hay que caminar en fe. Hay que acortar la brecha entre el temor y la fe, y esto sólo se logra confiando en Dios. Nuestro Padre, a veces nos pone retos para aprender a depender de Él. Pero si vamos a aprender dependencia tenemos que caminar el camino de la fe en Dios.
Así que esto es lo que Habacuc quiere enseñarnos a través del capítulo 3. Con el fin de aprender a confiar en Dios en el futuro, tenemos que considerar lo que Dios ha hecho en el pasado y cuando hagamos esto podamos decir: “¿sabes?, yo estaba en una situación muy difícil y Dios nos ayudó a superar esto” “El mismo Dios que nos ayudó en el pasado, puede hacerlo ahora y podrá hacerlo en el futuro” Eso es lo que Habacuc quiere hacer en el capítulo 3. Voy a tratar de parafrasear lo que este capítulo dice, es algo así: “Desde que era un niño mis padres me contaron todas las cosas que Dios ha hecho, me hablaron de todo su poder, me dijeron todos los milagros que Él hizo para Israel y he oído todas las historias sobre Dios, estoy asombrado” Pero ahora, Habacuc dice: “debemos renovar esas historias, debemos crear historias y experiencias nuevas”
Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah. Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros, Que como tempestad acometieron para dispersarme, Cuyo regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente. Caminaste en el mar con tus caballos, Sobre la mole de las grandes aguas. Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. (Habacuc 3:13-16)
Estamos agradecidos por lo que Dios ha hecho en el pasado pero queremos experiencias nuevas, necesitamos nuevas historias, ¿verdad? Las historias antiguas son geniales, algunos de ustedes han estado contando esas experiencias durante años, pero necesitan refrescar su historia, necesitan una nueva experiencia de lo que Dios está haciendo en sus vidas, porque si Dios hizo milagros en el pasado también los puede hacer hoy. Habacuc dice que Dios quiere renovar esas historias, ¿no deseas una nueva experiencia de la fuerza y el poder de Dios?
Acompáñanos en el próximo programa para seguir considerando estas desafiantes y consoladoras palabras del profeta Habacuc que nos habla directamente sobre los problemas de nuestros días. Y que te parece si invitas a un amigo para que nos acompañe en este recorrido acerca de lo que La Biblia Dice. Que Dios te bendiga.
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