Hola amigos, bienvenido a una emisión más de “La Biblia Dice Presenta». Estamos involucrados en una nueva serie sobre la importancia del Evangelio dentro del matrimonio y en el programa anterior vimos cómo en la actualidad la idea del divorcio es mucho más común de lo que sucedía apenas unas décadas atrás. Sin embargo, aunque Dios odia las causas y consecuencias del divorcio, el día de hoy veremos que existen dos motivos para el divorcio bíblico, en dos contextos diferentes: un motivo se refiere al divorcio entre creyentes y el otro terreno trata con el divorcio entre un creyente y un incrédulo. Entonces, si un marido y su esposa son creyentes o no, tiene enormes implicaciones sobre cómo abordamos el divorcio.
Entonces, comenzaremos con el primero. Mateo capítulo 19, el divorcio entre los creyentes. La imagen aquí es que las personas vienen y le preguntan a Jesús sobre el capítulo 24 de Deuteronomio y el trasfondo se remonta a ese pasaje y, hablaba de si un hombre se casa con una mujer que se vuelve desagradable para él porque encontraba algo indecente acerca de ella y el debate en el primer siglo del judaísmo se centraba en lo que significaba encontrar algo indecente sobre ella. Y había dos líneas principales de pensamiento sobre esto. La primera se refiere a un comportamiento deshonesto, muy probablemente inmoralidad sexual, por lo que hubo algunos en el judaísmo del primer siglo que, cuando Jesús les estaba hablando, pensaban que el divorcio debería ocurrir en el contexto de la inmoralidad sexual. Luego había otra línea de pensamiento que se refería a cualquier cosa, no solo a la inmoralidad sexual. Si una esposa hace algo desagradable para su marido, entonces él puede divorciarse de ella.
Bien, en ese sentido te invito a que tomes tu Biblia y vayas conmigo a Mateo 19, versículo 3, ahí los seguidores de Jesús preguntan: «¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?«, esto llegó a convertirse en la línea dominante de pensamiento. La gente pensó bien siempre y cuando tengas una buena razón, puedes hacer que el divorcio suceda. ¿Te suena familiar? Siempre que tengas una buena razón, puedes hacer que el divorcio suceda. Este es el pensamiento predominante en nuestro mundo. Y Jesús se dirige a estas líneas de pensamiento y Él dice esto, versículo 9: «Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera«. Entonces hay una excepción mencionada aquí. Y lo interesante es que esta excepción no se menciona en el capítulo 10 de Marcos. No se menciona en Lucas capítulo 16 y no se menciona en 1 Corintios capítulo 7.
Algunos han dicho: “bien eso significa que realmente no es una excepción”, pero Jesús es claro en esto. Y aquí está el primer terreno, un terreno para el divorcio entre los creyentes. Hay un motivo para el divorcio entre los creyentes y ese motivo es el adulterio impenitente. Adulterio sin arrepentimiento. Ahora, necesito que me sigas. La imagen aquí en el capítulo 19 de Mateo es: «Les digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual«, es lo que la NVI traduce. Si tienes casi cualquier otra traducción, allí se menciona la inmoralidad sexual o el pecado sexual, y la realidad es que la infidelidad conyugal es una traducción muy pobre de esta palabra. La palabra en el idioma original del Nuevo Testamento que Jesús usa aquí es “pornea”, esta es una palabra de la que surgen palabras como: la pornografía. Esta palabra trata específicamente con el pecado sexual, específicamente de la fornicación con el pecado sexual.
En el contexto del matrimonio, lo que tenemos es una imagen del pecado, el pecado sexual conduce al adulterio. Entonces, Jesús dice que hay una base para el divorcio entre los creyentes, “pornea”, el pecado e inmoralidad sexual. Ahora, obviamente, Jesús acaba de tomar esta línea de pensamiento predominante y la redujo extremadamente. Y quiero que pienses conmigo; con un trasfondo del Antiguo Testamento, donde la sanción por adulterio en el Antiguo Testamento era la muerte, Jesús obviamente no está enseñando que si alguien es culpable de adulterio debe morir, Él está diciendo que hay un motivo para el divorcio entre los creyentes y estaba asociado con la muerte en el Antiguo Testamento; el adulterio.
Quiero que vean la seriedad con la que Jesús se acerca al divorcio. En el Antiguo Testamento, el adulterio condujo a la muerte y aquí lleva al divorcio. ¿Por qué el adulterio? pues esto se remonta a la imagen que Jesús nos dio en el versículo 5 cuando cita Génesis 2:24 donde dice: «Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser«. ¿Y qué hace el adulterio? Viene en medio de esta unión de una carne y trae otro final a la unión. Y el esposo o la esposa avergüenza, degrada y deshonra a su cónyuge al llevar a otro a una unión de una sola carne. Entonces Jesús dice que esto es muy serio y que es motivo de posible divorcio. Cuando el esposo o la esposa por ganancia egoísta denigra y deshonra a una unión de una sola carne, el divorcio es posible.
Y aquí es donde comenzamos a ver las implicaciones del Evangelio para el divorcio; en el Evangelio del Nuevo Testamento, el pecado no es el final de la historia. Cuando se trata de adulterio, Jesús está tomando un enfoque muy redentor para el divorcio. El divorcio es posible en esta situación y captura el corazón de lo que Jesús está diciendo aquí. El divorcio entre creyentes nunca es deseable. El divorcio es posible, pero no es obligatorio en esta situación, porque el divorcio entre creyentes nunca es deseable. No estamos buscando razones para divorciarnos. Pero este era el trasfondo de estas personas aquí en el capítulo 19 de Mateo, ellos estaban mirando la ley como una lista de verificación preguntándose: “en la ley, ¿dónde dice que está bien que me divorcie?” Y Jesús está contrarrestando esa mentalidad, debemos permitir que Jesús contrarreste esa mentalidad en nuestros días también.
Actualmente existen muchas personas creyentes que buscan en la ley de Dios razones para divorciarse. Pero aquí, Jesús está diciendo que incluso en las peores circunstancias, incluso el adulterio, el divorcio nunca es deseable. La ley judía ordenó el divorcio por adulterio. Pero Jesús está desafiando eso. Ahora, si existe un adulterio sin arrepentimiento es diferente, pero no olvides que Jesús dijo en Lucas 17: “si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”. No pretendo de ninguna manera saber lo que es estar en la piel de un esposo o una esposa que ha tenido un cónyuge que comete adulterio contra él, pero esta es la imagen del Evangelio, el pecado no es el fin del matrimonio. No creo que Jesús diga que es fácil perdonar. Yo creo que lo que Jesús está diciendo en Mateo 19, para ellos en ese entonces y para nosotros ahora, es que Él vino a perdonarte por tus pecados, Jesús dice: “Morí en la cruz para perdonarte por tus pecados, para mostrarte un amor que reemplaza tu infidelidad hacia mí”. Permítete amar de la misma manera. El Evangelio transforma radicalmente el divorcio. La reconciliación y la restauración siempre serán el objetivo del Evangelio. Esto es lo que Jesús busca, es lo que Pablo busca.
Ahora, la realidad es que ninguno de nosotros puede controlar a nadie más y no podemos controlar a nuestro cónyuge, entonces, hay situaciones en las que un cónyuge adúltero continúa en pecado sin arrepentirse, y aunque el cónyuge desee perdonar, este cónyuge continúa en pecado no arrepentido, ahí Jesús dice que es posible que ocurra un divorcio. Esa es la primera base.
El segundo argumento se refiere al divorcio entre un creyente y un incrédulo. ese es un contexto completamente diferente y se refiere a un abandono no salvo. Pablo está escribiendo en 1 Corintios capítulo 7 a una iglesia joven, a muchos cristianos nuevos y la realidad es que muchos esposos y esposas se casaron con un cónyuge incrédulo. Uno de los cónyuges, un esposo o esposa, no ha llegado a la fe en Cristo y otro sí, entonces, ¿cuál es la imagen aquí? ¿Cómo lidias con eso? Y lo que estaba sucediendo es que, en Corinto la gente estaba enseñando que sería mejor divorciarte de tu cónyuge no cristiano. Y Pablo lo contrarresta. Él dice: «el cónyuge cristiano no se divorcie de su esposo o esposa, incrédulo. Viva en paz con su cónyuge, por su bien, por el bien de sus hijos y por el bien de sus almas”. Pero luego, Pablo reconoce, que existen circunstancias que se deben cumplir; si tu esposo o esposa, viven la fe en Cristo, oran, estudian la Palabra de Dios, buscan la santidad y a pesar de ello, el cónyuge no creyente se aparta y lo abandona, pues, a la luz de la Biblia, el cónyuge creyente debe dejarlo ir. 1 Corintios 7:15 dice: “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios”. Pablo dice que, en esta situación el divorcio es preferible. En otras palabras, déjalo ir.
Entonces estas son las dos razones que las Escrituras dan para el divorcio: divorcio entre dos creyentes basado en el adulterio no arrepentido, divorcio entre un creyente y un incrédulo basado en el abandono. Ahora bien, es evidente que estos son terrenos extremadamente estrechos.
Algunas personas han dicho que muy seguramente Jesús olvidó mencionar los demás motivos del divorcio, pero no lo es, la Biblia es muy clara, obviamente, hay cosas que tal vez podríamos querer que también sean incluidas en estos argumentos: abuso emocional, físico, verbal; negligencia física, sexual, emocional; falta de amor, traición, pero hay algo que quiero aclarar, y es que todas esas cosas, efectivamente son abordadas por las Escrituras, pero las aborda en el contexto del matrimonio. Y quiero enfatizar que las Escrituras los abordan muy seriamente, de ninguna manera quiero dar la idea de que las Escrituras dicen que el abuso en particular no es gran cosa; eso es un gran problema y ninguna esposa, esposo o hijo debe vivir en un hogar donde están en peligro debido a un esposo o esposa abusivo, no hay dudas al respecto. Y hay formas en que las Escrituras dicen que estas cosas deben ser tratadas y deben ser tratadas con extrema seriedad. Pero no son un fundamento bíblico para el divorcio.
Ahora volver a casarse es bíblicamente permitido solo después de los motivos bíblicos para el divorcio. Entonces, la imagen que tenemos es dos razones extremadamente fuertes para el divorcio. El divorcio fuera de esos terrenos es pecaminoso y conduce a un mayor pecado, siendo equiparado con el adulterio, y entonces, lo que la Biblia nos dice aquí, creo que la Biblia nos lo está enseñando muy claramente. Tristemente, en la actualidad hay tanta falta de enseñanza sobre el divorcio bíblico, precisamente por eso es importante que hablemos sobre el evangelio y el divorcio en la vida de un creyente. Así que te invito a que busques diariamente en la palabra de Dios la guía para tu matrimonio. Que Dios te bendiga.
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