“Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz”. Esta es la predicación evangelista de Jesús. Esta es su introducción, esto es lo que significa seguirlo, cambios radicales como este. Esto es contra el cristianismo contemporáneo. Todos hemos visto la imagen de crecimiento de la iglesia y la imagen de marketing cristiano que existe hoy en día. Marketing cristiano que apela a nuestras necesidades personales. Y Jesús corta todo eso y va a la necesidad más profunda del hombre que es renunciar a todo lo que tienen para seguir a Cristo. Este es un enfoque radical y hoy quiero que veamos cómo Jesús lo presenta.
Mira, la salvación nunca es una cuestión de reforma externa. En el programa anterior leímos Marcos 10:17-25. Ahí un hombre preguntó a Jesús: ¿qué haré para heredar la vida eterna? Y Jesús le señaló los mandamientos. Entonces el joven dijo: todo esto lo he guardado desde mi juventud. Él tenía una buena educación judía, ha obedecido estas leyes. Así que Jesús lo lleva más profundo de lo que jamás podría haber imaginado y dice: «anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz». Ahora piensa en esto, este hombre acaba de preguntar: ¿cómo heredo la vida eterna? y las primeras dos cosas que Jesús le dijo fueron: obedece los mandamientos. Y la segunda cosa que Jesús le dice es: ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres. ¿Acaso Jesús está diciendo que este hombre va a ganar la salvación haciendo estas cosas? Absolutamente no.
Esto es lo que Jesús está haciendo a lo largo de los Evangelios. El sermón el monte es un ejemplo perfecto. Jesús dice: “Has oído que se dijo esto, pero yo digo esto”. Él dice, has estado viviendo de acuerdo con esta ley y está bien, pero hay un estándar mucho más alto de lo que alguna vez soñaste. Y Él los llama continuamente a un estándar más alto. Mateo 5:48 dice: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto«. Lo que Jesús está diciendo es que, si quieres tener vida eterna, tienes que ser perfecto. Tienes que vivir de acuerdo con los estándares más perfectos. Eso es lo que Jesús está diciendo en un esfuerzo por mostrarle a este hombre que no hay manera de que él pueda hacer algo para heredar la vida eterna. Es por eso que cuando regresas a Juan, capítulo 6, ves a un grupo de personas acercándose a Jesús que dicen: «¿Qué debemos hacer para cumplir las obras que Dios requiere?» ¿Y qué dice Jesús? Él dice que este es el trabajo de Dios: creer en el que Él ha enviado.
Jesús dice: “Cree en mí”. Y eso es exactamente lo que le está diciendo a este hombre. La salvación nunca es una cuestión de reforma externa porque la salvación siempre es una cuestión de transformación interna. Ahora pensemos por un momento en el hombre rico. Jesús le dice: «Ve y vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres». Entonces yo pregunto: ¿Jesús dice que necesitas hacer estas cosas para ganar tu salvación? Pues claro que no. Él no dice que necesitas hacer estas cosas, lo que Él está diciendo aquí es que si este hombre que tiene tanto vendiera todo lo que tiene y se lo diera a los pobres, eso sería una clara evidencia de que una transformación interna ha sucedido en su corazón, sería una clara evidencia de que él cree y confía en Jesús lo suficiente como para hacer lo que Jesús dice. Él no tiene que hacer estas cosas para ganar la salvación.
Ahora piensa cómo se relaciona esto con todo este viaje por el que estamos caminando y los textos que estamos viendo. Santiago 2:14 dice: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. Entonces, ¿el cuidado de los pobres nos da la salvación? Absolutamente no. No nos salvamos cuidando a los pobres, pero cuando cuidamos a los pobres, mostramos evidencia de una transformación interna que ha ocurrido en nuestros corazones porque el Dios que se preocupa por los pobres viven en nosotros, y cuando nos preocupamos por los pobres, eso es una manifestación externa de una transformación interna que ha sucedido en nuestros corazones.
Las obras no son el fundamento de nuestra salvación, son una manifestación de una realidad interna que está en nosotros. Entonces, si nos complacemos e ignoramos a los pobres, no estamos mostrando una manifestación de la realidad de Cristo en nuestros corazones.
Ahora que tenemos claro esto déjame preguntar: ¿cuál es el fundamento por el cual somos aceptables ante Dios? Pues por la obra terminada de Cristo en una cruz y su resurrección de entre los muertos. Esa es la única forma en que tú o yo podríamos ser aceptables ante Dios. Y cuando somos aceptados ante Dios y Cristo viene a nuestros corazones, Él nos cambia y transforma, entonces eso tiene un efecto visible en nosotros. La salvación no es una decisión que tomamos a través de una oración y después todo parece igual.
Lamentablemente estamos viviendo un evangelio barato que nada tiene que ver con el evangelio bíblico. Porque cuando Cristo cambia nuestro corazón, cambia todo acerca de nosotros, entonces comenzamos a mostrar la presencia de Cristo en nuestras vidas no porque estamos ganando nuestra salvación con eso sino porque estamos experimentando los efectos de nuestra salvación día tras día y uno de los efectos de eso es una profunda compasión y preocupación por los pobres. Eso es lo que hemos visto en las Escrituras.
Entonces, si no nos preocupamos por los pobres, hay una razón para cuestionar si Cristo realmente está o no en nuestros corazones. Ahora aquí es donde quiero ser muy cuidadoso. Déjame usar otro ejemplo. Dejemos a los pobres aquí por un minuto. Pensemos en la inmoralidad sexual; imagínate a alguien que afirma tener una relación con Jesús, que afirma que Cristo está en su corazón, pero que vive día tras día un estilo de vida inmoral deliberadamente sexual: tal vez tiene múltiples parejas sexuales o quizás parejas homosexuales y heterosexuales. Tal vez su único error es vivir este estilo de vida inmoral sexual y aun cuando se enfrentan con la Palabra de Dios, todavía continúa con esa situación. Si ese es el caso, ¿crees que habríamos cuestionado si Cristo realmente está o no en el corazón de esa persona?
1 Corintios 6: 9 al 10 dice: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”. Esa es una advertencia y lo mismo dice 1 Juan 2, versículos del 3 al 6 que dice: «Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.
No estoy diciendo que aparentemente esta persona no esté ganando su salvación, pero no parece haber evidencia de un cambio interno. Ahora decimos eso con una persona que no obedece en su área sexual, pero ahora vamos a traer eso aquí en lo que estamos hablando en esta serie. Si alguien dice que tienen a Cristo en su corazón, pero viven sus vidas complaciéndose e ignorando a los pobres, entonces eso es una desobediencia directa a Dios; y si continúan en eso una y otra y otra vez, entonces hay una razón para cuestionar si Cristo está o no en su vida.
Leamos 1 Juan 3:17 y 18, esto dice: «Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad«. Las Escrituras nos dicen muy claramente que cuando Cristo esté en ti, será evidente para el mundo. Y lo que estamos viendo aquí es que la salvación no es una cuestión de reforma externa. No les diría a las personas que me escuchan que necesita hacer las cosas bien para que puedan ganar la salvación, esa sería una manera no bíblica de aconsejar a las personas. Tampoco sería bíblico decir que necesitas comenzar a dar a los pobres, para que puedas llegar al cielo. Eso no es lo que enseña la Escritura.
Tenemos que alentar a las personas a mirar lo que dice la Palabra. Animar a las personas a arrepentirse, volverse a Cristo y pedirle que cambie sus corazones para que vivan de una manera que le honre y experimente la realidad de Él en su vida de la misma manera que estamos viéndola en estos textos. Tú y yo, tenemos que arrepentirnos, necesitamos arrepentirnos, porque ha habido indulgencia con nosotros mismos, ignorando a los pobres en nuestros corazones y esto no es de Cristo. Y si Cristo es una realidad en nuestros corazones, necesitamos acudir a Él y pedirle que nos cambie. Asegúrate de que Cristo sea una realidad en tu corazón, y si lo es, pídele que purifique y refine tu corazón, te cambie, transforme y moldee. Eso es lo que hacemos en esta serie a través de la Palabra de Dios.
Quiero predicar de tal manera que veas en la Palabra cómo es la vida de Cristo. Quiero que corras hacia Él, quiero que salgas de aquí sabiendo lo que necesitas hacer. Quiero que salgas de aquí diciendo que quieres a Cristo más en tu vida. Quiero que quieras que Cristo te cambie y transforme más. Que moldee tus pensamientos y deseos con lo que Él es, no por ganar la salvación. Quiero que salgas de aquí diciendo que quieres experimentar la realidad de quién Cristo te hizo ser. Quiero que salgamos juntos diciendo que queremos ser una iglesia que experimente la realidad de Cristo en nosotros. No queremos jugar juegos y no queremos probarlos, queremos conocer a Cristo y experimentar a Cristo.
Ahora, quiero invitarte a que pases más tiempo con el Señor, pasa concentrado con Cristo, toma lo que estamos estudiando y sumérgete en la Palabra del Señor, pasa horas con Él porque Él es el único capaz de hacer que esto cobre vida en nosotros. No tenemos que fabricar en nuestros corazones el deseo de cuidar a los pobres, Cristo está en nosotros para hacer eso. Él lo hace, así que vayamos a su presencia. Ve a Cristo y pídele que cambie tus deseos y corazones para que tu vida se convierta en un reflejo de Él.
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