Nuestras vidas deben manifestar a Cristo ante la faz del mundo. ¿Qué es lo que el mundo está viendo en nosotros? Cada vez que afrentamos el nombre de Cristo por nuestra falta de santidad como creyentes estamos haciendo que los incrédulos nos digan: lo que tú eres habla tan alto que no se escucha lo que tú dices. Una vez trajeron ante Alejandro el Grande a un soldado que había desobedecido las órdenes de su superior. ¿Cómo te llamas?, demandó. Alejandro respondió el soldado con voz trémula, porque así también él se llamaba. Rojo de la furia Alejando el Grande le dijo: Con que Alejandro, ¿no? O cambias de nombre o cambias de conducta. Así es amigo oyente. Los que nos llamamos cristianos debemos vivir conforme al nombre que llevamos. Se dice que Mahatma Ghandi dijo una vez: si no hubiera sido por los cristianos, me hubiera hecho cristiano. ¿Cómo es la imagen de Cristo que está proyectando nuestra vida? Esas son algunas preguntas que responderemos el día de hoy aquí en “La Biblia Dice Presenta” y para eso tenemos junto a nosotros a David Platt.
Si tiene una Biblia, permíteme invitarles a que la abras conmigo en el capítulo 10 de Marcos. Lo que quiero que hagamos es que leamos este texto nuevamente y hagamos un pequeño resumen de lo que hemos visto.
Ahora, quiero advertirles que vamos a ver unos cuantos textos un poco pesados del Antiguo Testamento y seguramente eso hará que surjan preguntas como: ¿qué tiene que ver esto con mi vida? o ¿por qué es esto tan importante? Así que, por favor, quédate conmigo porque hay una imagen ignorada de la verdad de Dios que quiero mostrarte a través de su Palabra. Una imagen que creo necesitamos desesperadamente para volver a ser la iglesia que Jesús nos pide ser.
Así que, leamos Marcos 10, versículos del 17 al 31 esto dice: “Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: !!Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, !!cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros”.
Bien, recapitulamos ¿qué verdades de las que hemos visto se desarrollan en este pasaje? Primero, un enfoque radical; el llamado de Jesús a la salvación exige la rendición total. En este pasaje, Jesús no usa las técnicas de evangelismo convencionales. Si sólo tuviera algunos de los libros de evangelismo que tenemos disponibles en nuestras librerías hoy, veríamos que no se parecen en nada a lo que Jesús nos enseñó. Jesús no decía: “has la siguiente oración y serás salvo”. Él decía cosas como: “abandona todo”. ¿Lo ves? Jesús pide una rendición total. Y hablamos sobre cómo la salvación no es una cuestión de reforma externa; la salvación no es una lista de cosas por hacer, no es una casilla de verificación. Jesús no está diciendo: «si haces esto o aquello, entonces ganarás tu salvación”. Jesús nos deja en claro que, la salvación siempre es una cuestión de transformación interna.
¿Recuerdas lo que Jesús le dijo al joven que desea seguirlo? Este joven ha cumplido con todo lo que la Ley de Dios pide, pero Jesús le pide una sola cosa: “vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres”. Hacer eso sería evidencia de que este joven confiaba en Jesús, sería evidencia de que algo está sucediendo en su corazón, algo que lo haría dejar todos sus bienes atrás y darse a sí mismo. Regalar estas posesiones, venderlas y dárselas a los pobres, sería una clara señal de que Jesús era su prioridad. Ahora, déjame aclarar algo, no es que regalemos nuestras posesiones y las demos a los pobres para ganar la salvación, vendemos nuestras posesiones y las damos a los pobres porque tenemos la salvación, porque Cristo está en nosotros. Su amor está en nosotros, ese amor sobrenatural hacia los pobres, ese amor que se desborda a través de nosotros y por eso hacemos sacrificios radicales como dar todo lo que tenemos de forma natural, porque sabemos que no hay mayor recompensa que tenerlo a Él como nuestro Señor y Salvador. Mira, cuando recibimos la salvación, la presencia de Cristo fluye automáticamente en nosotros a causa de una transformación interna.
Todos necesitamos corazones cambiados. No estamos buscando una lista de tareas legalista sobre cuánto debes vender para ganar la salvación. La Salvación nunca es una cuestión de reforma externa, siempre es una cuestión de transformación interna. Y vimos cómo Jesús no es simplemente un maestro respetable, Él es el Señor soberano.
Hay muchos que ven a Jesús como un maestro respetuoso. Pero Jesús no está en nuestras vidas, para darnos consejos financieros, Él está en nuestras vidas como el dueño de cada dólar que tenemos, de cada posesión que tenemos: nuestras casas, autos, ropa, nuestras cosas, todo está bajo su señoría y es suyo para hacer con eso lo que le plazca. Nuestras vidas, nuestras posesiones son enteramente suyas. No importa qué consejo financiero obtenga de un planificador financiero. Él es el Señor y esto cambia todo sobre cómo vivimos. Jesús no sólo es un maestro respetable, es el Señor Soberano.
Todo eso condujo a un afecto radical. Aquí es donde hablamos acerca de cómo Jesús nos llama a dar sacrificialmente porque Él nos ama. En Marcos 10: 21 vemos que «Jesús lo miró y lo amó» y en Lucas 12:33 Jesús les dice a sus discípulos que «vendan todas sus posesiones y se las den a los pobres». Pero antes de eso, en el verso 32, el versículo dinamita que explota al dios del materialismo en nuestras vidas y que derrumba toda inseguridad y miedo vemos a Jesús decir: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino«. Él dice cuando abandonas tu hogar, tu casa, tus posesiones, autos, ropas, cosas a las que te has aferrado, cuando abandonas esa seguridad que te proporcionan los bienes materiales; no tengas miedo porque tienes un Padre que es un Pastor que te protege. Él es un Padre que se deleita en ti y un Rey que te provee todo lo que necesitas, Él tiene un reino para darnos.
Jesús nos dice estas cosas para hacer sacrificios radicales, no porque Él nos odie o porque quiere que nuestras vidas sean miserables. Él nos dice estas cosas porque nos ama. Jesús ama a los ricos, Él ama a los ricos lo suficiente como para decirle a la gente rica la verdad. Y el recordatorio es que todos los que me escuchan son ricos. Es por eso que el texto es tan pertinente para nosotros. Porque todos nosotros somos increíblemente ricos en comparación con el resto del mundo.
El afecto radical conduce a la obediencia radical. Jesús da órdenes, no consideraciones. Jesús no le pregunta a este hombre rico si está dispuesto a dar todo lo que tiene, en su lugar, Él le da cinco órdenes: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
Hablamos acerca de cómo estas órdenes no se aplican necesariamente a cada seguidor de Cristo de todos los tiempos. Pero, al mismo tiempo es posible que Él le dijera eso a cualquiera de nosotros. Y si Él nos lo dice, no podemos escondernos detrás de esta cortina de humo, entonces, ¿estarías dispuesto a dar todo? Recuerda, si has decidido ser un seguidor de Jesús, entonces tu vida le pertenece completamente a Él, lo que sea que Él diga no son opciones a considerar, son órdenes a obedecer. Eso es arriesgado, este es el punto donde la gente comienza a saltar del barco. Es un riesgo radical, pero tiene una recompensa radical. Jesús no quiere despojarnos de nuestro placer, Él quiere satisfacernos con su tesoro.
Mateo capítulo 13, versículo 44 dice: «el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo«. ¿Cómo vendes todo lo que tienes con alegría? ¿Cómo tomas cada cosa que tienes y la vendes o la regalas con una sonrisa en la cara? Pues eso es algo que puedes hacerlo solamente cuando sabes que tienes tesoros aquí y que estás intercambiando baratijas por tesoros. Mira, Jesús no nos está diciendo en ninguna parte del Nuevo Testamento que no se preocupen por los tesoros, Él nos dice que nos preocupemos por los verdaderos tesoros. Deja de vivir para las baratijas que creemos que son tesoros y vive para lo que es el verdadero importante.
Jesús dice: “Ven, sígueme, tendrás un tesoro en el cielo”. Riesgos radicales para una recompensa radical y esto es de lo que hablamos. ¿Qué queremos? ¿Tesoros a corto plazo que no podemos conservar o tesoros a largo plazo que no podemos perder? Inversiones impredecibles o ahorros inagotables. Jim Elliot dijo: «No es ningún tonto quien da lo que no puede mantener para obtener lo que no puede perder».
Y realmente todo se reduce a la pregunta ¿dónde está nuestro corazón? Para responder eso miramos Mateo 6:19 hasta 21. ¿lo recuerdas? Esto dice: » No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”. Y luego dice, memoriza este verso: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” .Qué versículo tan humilde. La realidad es que Jesús está diciendo que nuestro uso del dinero es un barómetro seguro de nuestra condición espiritual. En otras palabras, nuestras posesiones y estilos de vida revelan dónde están nuestros tesoros y nuestro corazón. Nuestro uso de dinero es un indicador seguro de nuestro futuro destino eterno. Jesús dice: “hay una recompensa radical que se tiene en el cielo”. Así que, ¿vas a vivir por un tesoro en la tierra o vas a vivir por un tesoro en el cielo?
Y Jesús dice: «no pienses que puedes disfrutar de los tesoros aquí y luego tener un tesoro allí en el cielo”. Pero lamentablemente, este cristianismo contemporáneo nos ha dicho que debemos orar por prosperidad económica, nos han enseñado a anhelar tesoros aquí en la tierra y en el cielo. Ante eso Jesús dice que eso no es posible, nadie puede servir a dos maestros. ¿Tesoro en la tierra o tesoro en el cielo? ¿Para qué estás viviendo? ¿Dónde está tu corazón? La recompensa radical exige un abandono radical.
El amor por las posesiones inevitablemente y en última instancia nos privará de la alegría para la que hemos sido creados. Jesús dice que es difícil para los ricos entrar en el reino de Dios. Esto debería hacer que nuestros oídos se animen porque somos ricos. Es difícil entrar al reino de Dios desde esta habitación. Ahora, ¿por qué Él dijo esto y por qué fue tan impactante para estos discípulos? Aquí es donde, para entender lo que está sucediendo aquí, tenemos que dar un paso atrás y vamos a sumergirnos en el Antiguo Testamento para ver la mentalidad de estos discípulos que les haría tener sus mandíbulas en el suelo en estado de shock cuando Jesús hace una declaración como cuán difícil es para los ricos entrar al reino de Dios. Y sabes que no solo es importante para nosotros hacer esto para entrar en la mente de estos discípulos en Marcos 10. Es importante para nosotros hacer esto porque para darnos cuenta de cómo tenemos la misma mentalidad.
¿Sabes? es interesante que, tan pronto como empiezas a hablar sobre la entrega y el abandono radical, hay ciertas frases que llegan a la cima bastante rápido. Y una de esas frases es: “David, ¿no has leído el Antiguo Testamento? ¿No sabes que Abraham era rico? ¿No sabes sobre Isaac y Jacob, ellos eran patriarcas, ricos? ¿No sabes acerca de David? el Rey David, un hombre conforme al corazón de Dios que siempre usamos como ejemplo de un hombre conforme al corazón de Dios, bueno, pues él era rico. Salomón, fue bendecido por Dios, mira toda su riqueza. ¿No sabes que está bien tener muchas cosas? ¿No sabes que estos son héroes de nuestra fe? Entonces, ¿está bien disfrutar de todas las cosas que tenemos?”. Buena pregunta, es lo suficientemente bueno para que podamos sumergirnos juntos en el siguiente programa.
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