Los creyentes somos miembros del cuerpo de Cristo. El cuerpo es el vehículo por el cual se expresa una persona. El cuerpo de Cristo, la iglesia (que somos usted y yo amigo oyente) somos el vehículo por el cual Cristo ha escogido revelarse a sí mismo al mundo. Una grave responsabilidad para todos los que afirmamos que somos creyentes. Esto obliga a que nos hagamos una pregunta personal: ¿cómo es la imagen de Cristo que yo estoy proyectando a este mundo?
Bienvenidos a este su programa “La Biblia Dice Presenta” Soy Nelson Cabrera y estas son las dudas que queremos resolver el día de hoy, y para eso, tenemos junto a nosotros a David Platt. ¡Bienvenidos!
Si tienes una Biblia, te invito que vayamos juntos a Génesis capítulo 12. Lo que quiero que veamos hoy es esta verdad que aparece en las escrituras, la urgencia de tener cambios radicales en nuestra vida. Mira, debemos entender nuestro uso del dinero y las posesiones en el contexto de la historia bíblica y para eso examinaremos Génesis 12, pero antes quiero preguntarte: ¿recuerdas lo que sucede antes de Génesis 12? Pues permíteme recordarte lo que sucede: Dios crea el mundo y todo lo hay en él, incluso las cosas materiales, y cuando Dios creó todo esto, él las creó buenas, para que su pueblo las pueda disfrutar. Ahora, obviamente, en el capítulo 3 de Génesis, el pecado entra al mundo y eso distorsiona todo.
Luego avanzas hacia Génesis capítulo 12 y aquí es cuando Dios da a luz a la nación de Israel. Aquí Él llama a Abram quien más tarde se llamará Abraham. Dios lo llama a comenzar una nación que pueda llamar a los suyos, al pueblo de Israel. Y quiero que escuchen lo que le dice a Abraham, Abram en este pasaje. Versos del 1 al 3: «Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra«. Entonces escucha lo que sucedió: «Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán«. Escuche el versículo 5: «Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron«.
Aquí es donde esta verdad comenzará a desarrollarse, y quiero que lo pensemos a la luz de Génesis 12. En el pasado, en el Antiguo Testamento, este es el principio de Dios, su relación con el pueblo de Israel, el Antiguo Pacto. La obediencia a Dios llevó a la adquisición de posesiones en la tierra en el Antiguo Testamento. Comienza aquí con Abraham; Dios le dice: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré«. En la actualidad un pedazo de tierra no parece ser tan importante, pero en el Antiguo Testamento la tierra era todo; la tierra era riqueza, prosperidad y cuanta más tierra tenías, mejor. Cuanto más fértil era tu tierra, más riqueza tenías. Y entonces Dios dice: tengo una promesa de tierra para ti”. Y comienza a hablar sobre cómo va a bendecir a Abraham. Eso es bendición espiritual, pero también es una bendición material.
Abraham tiene riqueza material y él decide obedecer a Dios, así que, él deja esa tierra donde tiene posesiones que ha acumulado y personas que ha adquirido. Él tiene algo y Dios le dice que deje todo eso y lo obedezca, entonces Abraham hace lo que Dios le ordena y Dios dice que lo bendecirá por su obediencia. Él dice: “te voy a bendecir, voy a derramar mi bendición material y espiritual sobre ti y a través de ti esa bendición se desbordará en todos los pueblos de la tierra”. Así es como comienza la imagen completa en el capítulo 12 de Génesis. Ahora vamos al capítulo 24. Quiero que vean cómo se enfatiza esto en toda la imagen del Génesis. Obediencia a Dios que conduce a la adquisición de posesiones en la tierra. Mire Génesis 24, verso 34. La imagen aquí es que Abraham ha enviado a su siervo a buscar una esposa para Isaac. Y esto es lo que el sirviente le dice a un tipo llamado Labán, hablando sobre Abraham. Quiero que escuches cómo él lo describe. Versos 34 y 35: «Entonces dijo: Yo soy criado de Abraham. Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos«. ¿Lo ves? Dios ha bendecido a Abraham y le ha dado todo tipo de posesiones.
Ahora vamos a Génesis 26. Mira el versículo 12, Abraham tuvo un hijo, su nombre era Isaac y entonces yo te pregunto: ¿Isaac obtuvo algo de las cosas materiales que Abraham poseía? Pues la respuesta es No, Isaac no obtuvo algo de las posesiones de Abraham, Isaac obtuvo todas sus posesiones y mucho más. Mira Génesis 26, versículos 12 y 13 esto dice: «Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso«. ¿Ves esto? Isaac, el hijo de Abraham, no era sólo rico, se hizo muy rico, él tenía tantos rebaños, manadas y sirvientes que los filisteos lo envidiaban, tenía tanto que las naciones a su alrededor lo envidiaban por lo mucho que tenía.
Ahora vamos al capítulo 30. Isaac tuvo un hijo y su nombre era Jacob; Jacob y Esaú. Esaú cometió algunos errores, pero no es de quien hablaremos ahora, hoy nos enfocaremos en Jacob. Génesis capítulo 30, versículo 43, este texto está hablando de Jacob y dice: «Y se enriqueció el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos«. Jacob, el nieto de Abraham, no sólo prosperó, Jacob prosperó excesivamente.
Sigue yendo a la derecha, Génesis capítulo 47 Jacob tuvo un hijo. Bueno, Jacob tuvo muchos hijos y uno de sus hijos era José. Y recuerden que lo que Dios hizo fue tomar a José por medio de la esclavitud a Egipto y exaltar a José en la casa de Faraón para proporcionar salvación a su pueblo del hambre. Quiero que me escuches, esta es una especie de cómo el Libro del Génesis se cierra con la familia de Abraham. Escucha el versículo 27: «Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera«. Así que ¿ves la imagen? En todo el Génesis, el pueblo elegido de Dios, esta nación que Él está formando y estableciendo, es extremadamente rica y tiene muchas posesiones.
Ahora lo que sucedió después de esto, es que, el pueblo elegido de Dios, estando aun en Egipto, se convirtió en un pueblo esclavo, pero Dios los libró de su esclavitud, y en medio de eso, Dios les mostró su amor y protección. Él dice: “Te llevaré a una promesa ¿de qué? de tierra” Él dice: “voy a darte tierra fluyendo con leche y miel”.
Ahora, aquí pasa algo sorprendente, ¿recuerdas lo que sucede cuando los egipcios le dan la libertad al pueblo de Dios? Pues, cuando ellos estaban saliendo, los mismos egipcios les dieron: vacas, ovejas, objetos de oro, plata y vestidos. Éxodo 12: 36 dice: “El Señor hizo que los egipcios dieran de buena gana todo lo que los israelitas pedían, y así los israelitas despojaron a los egipcios”.
¿Ves esto? Dios mismo los está prosperando para que se establezcan en la tierra que Él mismo les había prometido. Ahora, este no fue un viaje fácil, así que en medio de todo eso, Dios les da su ley; y en esa ley Dios dice: “la obediencia a mí conducirá a la adquisición de posesiones en la tierra”.
Bien, hay dos textos que quiero mostrarte: Levítico capítulo 26, versículos del 3 al 5. Quiero que escuchen lo que Dios le dice a su pueblo, la obediencia a Dios llevó a la adquisición de posesiones en la tierra. Escuche lo que les dijo. Versículo 3, Levítico 26: «Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto. Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra«. El segundo texto está en Levítico 26, versos del 9 al 13, Él dijo: «Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros. Comeréis lo añejo de mucho tiempo, y pondréis fuera lo añejo para guardar lo nuevo. Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido«.
¿Ves la imagen? Dios está prosperando a su pueblo y le está diciendo: si sigues mis decretos y cuidas mis órdenes, estarás comiendo la cosecha del año pasado y llegará la nueva; vas a tener más de lo que imaginas. Vamos a Deuteronomio capítulo 28. Voy a leer una porción extensa de este texto y quiero que a la luz de esto veas como la obediencia a Dios te lleva a adquirir posesiones en la tierra, vamos a leer la relación entre la obediencia del pueblo y la prosperidad material con la que Dios los bendeciría. Deuteronomio 28 del 1 al 14 dice: «Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti. Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán. Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles«.
¿Ves la imagen aquí? Esa es la generosidad del cielo. La obediencia a Dios conduce a la adquisición de posesiones en la tierra y es la misma imagen que vimos en el capítulo 12 de Génesis cuando Dios dijo: “te bendeciré para que todas las personas en la tierra sean bendecidas a través de ti”. Y eso es lo que acaba de decir Deuteronomio 28, verso 10 leámoslo de nuevo: «Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán«. Lo que Dios está haciendo en el Antiguo Testamento, es establecer una nación en una tierra que será una muestra de su gloria a todas las naciones circundantes. De hecho, conduce a la segunda parte de esta verdad. En el pasado, el Antiguo Testamento, la obediencia a Dios llevó a adquirir posesiones en la tierra y Dios dio posesiones para construir un lugar que mostrara su gloria entre las naciones.
Esto es enorme. Primero fue la Tierra Prometida, vivirás en esta tierra y serás un despliegue de mi gloria. Pero después aparece David y Salomón, esto no se trata sólo de tener tierra. ¿Recuerdas lo qué David quería hacer en medio de la tierra? Un templo, ¿verdad? Y Dios dice: voy a darte grandes riquezas para que puedas construir un majestuoso templo de esplendor y majestuosidad que muestre mi gloria a todas las naciones circundantes. Y esto es exactamente lo que sucede. Vamos a 1 Reyes, capítulo 8. Sí Dios hizo a David rico y a Salomón muy rico ¿Por qué crees que los hizo tan millonarios? Pues de eso hablaremos en el siguiente capítulo. Bendiciones.
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