Para abordar a la vida cristiana hay dos formas, una en tiempos de guerra y una en tiempos de paz. Entonces, ¿qué imagen describe mejor al cristianismo en nuestro contexto: En nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestros hogares y en esta iglesia? Bienvenidos a este su programa “La Biblia Dice Presenta” Soy Nelson Cabrera y estas son las dudas que queremos resolver el día de hoy, y para eso, tenemos junto a nosotros a David Platt, quien nos ayudará a considerar el costo de seguir a Jesucristo, proponiendo cambios radicales en nuestras vidas.
Estamos introduciéndonos en las raíces del evangelio para conocer los requisitos que Jesús platea a aquellos que deciden ser sus seguidores. Hemos dicho que Jesús requiere amor superior, lealtad exclusiva y hoy veremos que Él también requiere pérdida total.
Vamos a Lucas 14:33 Jesús dice: «Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo«. Realmente no existe una manera para suavizarlo, así que solamente lo vamos a decir, ¿de acuerdo? Por la causa de Cristo, Jesús dice, que tenemos que rendir todo lo que tenemos. Esa es la palabra, entrégalo todo, literalmente significa decirle adiós, renunciar, abandonar. Dejamos todo lo que tenemos. Si queremos seguir a Cristo entonces renunciamos a todo lo que tenemos.
Sabes que, en esencia, nos gusta pensar que tenemos este tipo de cristianismo, aparentemente le decimos a Dios: “toma nuestras vidas, pasiones, sueños, familias, nuestra esposa e hijos, madre, padre, hermano, hermana” Pero ok, le damos eso y ¿qué hay de nuestras casas?, ¿qué hay de nuestros autos?, ¿renunciaremos también a eso?, ¿qué hay de toda nuestra ropa?, ¿qué hay de nuestros aparatos tecnológicos? ¿Lo entregamos todo? ¿Decimos todo es tuyo para usarlo para el bien del perdido? Es tuyo para usarlo, mis inversiones, mi cuenta de cheques, tuyas para que las uses por el bien del pobre. Todo para usarlo por el bien de tu gloria, todo es tuyo. ¿Decimos esto? Esto cambia radicalmente nuestra vida.
Quiero que vengas conmigo a Hebreos 10 para que podamos entender Lucas 14. Escuche a estas personas en Hebreos capítulo 10 y 11. Recuerde que Hebreos está escrito para un grupo de personas, cristianos en un tiempo en el que no era popular ser cristiano. La persecución fue definitivamente una realidad y el autor dice en el versículo 32: «Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante». Escucha el versículo 34: «Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos«.
Has aceptado alegremente que todas tus cosas se han ido. ¿Cómo haces eso? Pues lo haces porque sabes que tienes posesiones mejores y duraderas. Bien, ahora mira Hebreos 11: 13-16 ahí el escritor está hablando acerca de los héroes de la fe, escuche lo que dice: «Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad«.
¡Qué imagen tan increíble! Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos porque Él preparó una ciudad para ellos. Ellos eran extranjeros y extraños aquí, pero sabían que había algo mejor y aceptaron con alegría que todas sus cosas se habían ido porque sabían que algo mejor iba a suceder. Señoras y señores, estamos inundados de cosas, vivimos en una cultura que dice que cuantas más cosas, mejor. Pero Jesús no nos llamó a vivir el cristianismo del siglo XXI donde los edificios de la iglesia ocultan la necesidad de quienes no tienen un techo donde dormir. Estoy convencido, de que Jesús nos llama claramente a renunciar al cristianismo cultural y que abracemos el cristianismo bíblico.
Ahora, algunos pensarán que no amo nuestra ciudad, y esto no tiene ningún sentido o acaso, ¿no es esto lo que esta ciudad necesita ver: un pueblo de Dios que piense que Él es más grande que nuestras posesiones, un pueblo de Dios que piensa que Él es más grande que nuestras cosas? ¿No es esto lo que las personas necesitan ver: que sus vidas están en juego por la eternidad? ¿No es esto lo que ellos necesitan ver: que las posesiones no satisfacen? El verdadero cristianismo no busca cosas materiales, busca a Cristo.
Vivimos en lugares reales, con situaciones reales, con verdaderos desafíos, nuestros días están llenos de pruebas: a veces la enfermedad golpea nuestra vida, nos rompe el corazón, cuerpos heridos y seres queridos que se van; nuestras vidas están llenas de situaciones inesperadas e indeseables y nos guste o no, nuestras vidas pasan por un montón de cambios, entonces, ¿cómo puede el mundo ver a Dios? Tú sabes la respuesta ¿Verdad? El mundo ve a Dios a través de nosotros: lastimados, rotos, ansiosos, temerosos, gente pecadora llamados hijos e hijas de Dios, sólo por su generosidad, sólo a causa de la gran salvación, del pago por nuestros pecados, por ese amor extravagante, por el precio pagado por Cristo en la cruz, sólo por este amor que Dios pródiga sobre nosotros, sólo a causa de este extremo e insondable perdón, Dios siempre nos da la bienvenida de vuelta a casa.
Ahora, sé que algunas personas han dicho, David, ¿quieres que todos suframos? Y la verdad es que no, no es eso lo que quiero. Lo digo porque sé que estoy hablando a un grupo de personas, de las cuales soy parte, que ha crecido para creer que las posesiones satisfacen y no es así, y quiero llamar nuestra atención basada en la autoridad de la Palabra de Dios a arrepentirnos y apartarnos de las posesiones a la satisfacción que viene de Cristo. De esto trata Hebreos. Hebreos 11:24 dice: «Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado«. Verso 26: «teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón«. ¿Lo entendiste? Moisés dijo: No quiero los placeres de Egipto. ¿Por qué? Porque quiero, ¿a quién? ¡Quiero a Cristo! Y Él es mucho más grande que todos los placeres de Egipto. Esta fue una decisión fácil para Moisés, él tenía muy clara la película con Dios.
Hasta es difícil decir “sacrificio”, porque la realidad es que cuando nos damos cuenta del galardón, no parece como que fuera un sacrificio, eso es simplemente una decisión inteligente. Esto es por sentido común. ¿Prefieres un galardón mayor o menor? ¿El galardón ahora o el que ha de venir? Él no murió sobre una cruz para que vivamos para los placeres de este mundo. Él murió en la cruz para que seamos peregrinos y extranjeros en este mundo hasta el día cuando lo experimentemos a Él como nuestra recompensa. Y Él es la recompensa, no el cielo. El cielo es Cristo, la plenitud de Cristo, la gloria de Cristo, el gozo de Cristo, y queremos eso, y estamos dispuestos a dejar todas las cosas por Él. Este es un tipo de cristianismo radicalmente diferente, y hoy quiero invitarte para que no te lo pierdas. El llamado de Jesús es un llamado a la recompensa suprema.
El sacrificio de un cristiano no es realmente sacrificio cuando se considera la supremacía de Cristo. Jesús requiere un amor superior, pero la realidad es que Jesús es sumamente amoroso, ¿no? Esa es la belleza de eso. ¿Por qué aborrecería a padre, madre, hermano, hermana, esposa e hijos en comparación con el amor a Cristo? Porque este es un amor superior. Amor hacia Él y Él es digno. Él es el único digno de amor superior.
Damas y caballeros, nuestros esposos y nuestras esposas no son dignos de un amor superior. Y nuestros hijos no son dignos de un amor superior, nuestras madres, padres, hermanos, hermanas y nuestros amigos no son dignos de un amor superior. Cristo y solo Cristo es digno de un amor superior. Él es sumamente amoroso. Esto es para lo que fuimos creados. Es la belleza, la supremacía de Cristo y es lo único que tiene sentido.
Algo más, Jesús es supremamente leal. Él nunca nos dejará o nos abandonará. Nuestras vidas están basadas en sus promesas. No tenemos que preocuparnos de fallarle a Jesús con nuestros planes, sueños, deseos, y esperanzas porque vivimos según sus planes, sus sueños y sus deseos en nuestra vida y nuestros hogares y sabemos que son buenos. Nuestro Creador sabe lo que está haciendo.
¿Creen esto? Porque si es así, entonces olvidaremos nuestros planes, deseos, sueños y esperanzas y diremos: “aceptaré lo que Tú digas porque creo en Ti, confío en Ti” y Él será fiel, Él siempre es fiel a su pueblo. Cambias tus ideas de por vida a cambio de las ideas de tu Creador para tu vida. Ese es un buen intercambio, un intercambio inteligente.
Y el que requiere pérdida total es el que sacrifica la pérdida suprema. Jesús perdió todo en nuestro nombre, para que Él se convierta en nuestro galardón. Él es nuestra recompensa. Este es el verdadero Evangelio.
Ahora, sé que cuando hablamos de estas cosas, hay personas que hasta están pensando: “David, ¿no sabes por lo que estas personas están pasando? ¿No sabes que las personas están pasando por situaciones difíciles? ¿No sabes que las personas están pasando por tiempos duros en la familia, y circunstancias difíciles en sus vidas? ¿Por qué darías un sermón acerca de aborrecer a tu padre, madre, hermano y hermana?”. Aquí está el porqué, porque quiero que cada persona sepa que aun cuando esa relación mejore o esos tiempos cambien, sólo Cristo será capaz de satisfacerte, sólo Cristo. Y voy a llamar a cada hombre y mujer, niño y niña basado en la autoridad de la Palabra de Dios a la suprema satisfacción que está en Cristo. A menos que pensemos bien, esto es demasiado radical.
Ahora oremos: Padre, oramos para que nos ayudes a entender las demandas del Evangelio a la luz del galardón del Evangelio. A la luz de tu gracia que superpone todo. Dios sabemos que ninguno de nosotros puede dejar su vida, nuestras posesiones, nuestras esperanzas, nuestros planes y nuestros sueños, atráenos a ti mismo. Dios somos propensos a la auto justificación, somos propensos a suavizar tus palabras, así que oramos por gracia para obedecerlas. Oro para que por primera vez tú atraigas muchas personas Cristo en tus términos. Oro para que las vidas de las personas sean cambiadas por toda la eternidad hoy mientras se refleja la imagen de Lucas 14 en mi corazón, diciendo por primera vez. “Sí, quiero ser tu discípulo” oro para que atraigas a tu pueblo, que son tus discípulos Dios, atráenos al abandono y sacrificio por el galardón en Cristo. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
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