Lo que dice Jesús determina cómo vives, por lo tanto, no es posible ser un seguidor de Cristo y ser indiferente a lo que Jesús dice. Entonces, ¿sus palabras tienen ese tipo de autoridad sobre tu vida? Bienvenidos a este su programa “La Biblia Dice Presenta” Soy Nelson Cabrera y es de esto de lo que hablaremos hoy, y para eso, tenemos junto a nosotros a David Platt, él ha sido un gran instrumento de Dios para llevar el evangelio a miles de personas.
Te invito a que tomes tu Biblia y la abras en Mateo 10:32, esto dice así: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”. Jesús nos da una clara instrucción aquí; confesarlo e identificarnos públicamente con Cristo.
Para las personas con las que trabajas, con las que vas a la escuela, con las que vives ¿eres un seguidor de Cristo? ¿Lo estás confesando públicamente? Y es un pensamiento increíble pensar que llegará el día en que estemos ante el Padre que está en el cielo y Jesús se identificará públicamente con nosotros ante Él. ¡No puedo esperar ese día!
Confiésalo públicamente y ámalo supremamente, hablamos sobre esto programas anteriores. El amor por Jesús es un sentimiento superior, amor por los padres, por la esposa, por los niños: todas estas relaciones terrenales son, en última instancia, temporales pero el amor de Cristo es supremamente eterno.
Ahora, vamos al versículo 39, esto dice: «El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará«. Lo que Jesús les está diciendo a sus discípulos es que pierdan su vida. “Toma tu cruz” dijo al final del versículo 38 y muere, pierde tu vida, toma este riesgo, toma el riesgo de entregar tu vida a Cristo completa y totalmente. Asume ese riesgo y encontrarás la mejor recompensa. Encontrarás vida en Cristo. Aquí es donde volvimos la semana pasada. Aquí es donde volveremos cada semana de esta serie. Esto no es un llamado a la oscuridad, no es un llamado a la miseria, es un llamado a la satisfacción, a la recompensa, a ser inteligente.
Si tratas de encontrar tu vida en este mundo, terminarás perdiéndola por toda la eternidad. Pierde tu vida en este mundo y la encontrarás ahora y en toda la eternidad. La belleza de esto es que esta recompensa no es sólo para nosotros, también es para todos los que nos reciban y escuchen nuestra proclamación por Cristo. Esta es una recompensa invisible que no podemos ver en esta vida. Y esta es una recompensa de encontrar a Cristo en toda su plenitud y de que otros también lo encuentren.
Mateo capítulo 10 es un capitulo lleno de instrucciones difíciles. Y obviamente, como hablamos aquí, hay detalles específicos que estaban dirigidos a esos discípulos en ese momento. Pero hay verdades generales que son aplicables a todos los discípulos de todos los tiempos. Jesús nos encarga a ti y a mí cosas que parecen muy difíciles, pero ¿por qué es tan difícil? ¿Por qué estas palabras son tan duras? Este es el porqué. Porque en ese entonces había 3 millones de personas y hoy hay más de 4.5 millones de personas que no conocen esta recompensa y necesitan ver a Cristo, y no verán a Cristo en vidas que no están identificadas con Él, no verán a Cristo en el placer terrenal y la comodidad mundana. No verán a Cristo en eso y, como resultado, irán a una eternidad sin Él. Así que ellos necesitan ver a Cristo, necesitan ver a las personas que se identifican con Él.
El capítulo 10 de Mateo dice que todo eso lo vale por el bien de las personas que no conocen a Cristo. Estas palabras nos parecen tan extrañas, ¿verdad? Este tipo de lenguaje no cabe dentro del cristianismo contemporáneo. Ahora, los cristianos hacemos preguntamos como: ¿qué es lo mejor para mí?, ¿qué es lo mejor para mi familia?, ¿qué es más seguro para mí y mi familia? Estas son preguntas que nos consumen en nuestra vida, en nuestra familia, incluso en nuestra iglesia, y la realidad es que, si la Biblia es real, entonces esas preguntas ya no tienen sentido ninguna de ellas. ¿Qué hay de mí? No tiene sentido porque nuestras vidas están muertas. Estamos viviendo en Cristo y Cristo quiere la cosecha, eso cambia todo sobre la forma en que vivimos porque tenemos un Evangelio que exige compasión radical. No estamos viviendo para la recompensa egoísta y el placer terrenal. No vivimos por deseos o cristianismo emocionales, hemos dejado de lado estas cosas. Morimos a eso y vivimos para Cristo.
Edwards dijo: «No reclamo derecho a mí mismo, no tengo derecho a esta comprensión, esta voluntad, estos afectos que están en mí. Tampoco tengo ningún derecho a mi cuerpo o sus miembros. No tengo derecho a esta lengua, a estas manos, pies, oídos u ojos. Me he entregado completamente y no he conservado nada propio. Esta mañana he estado con Dios y le dije que me había entregado completamente a Él, le he dado todo para que, en el futuro, no reclame ningún derecho para mí en ningún aspecto. Le prometí expresamente que por su gracia no fallaré. Lo tomo como mi porción entera y mi única felicidad. Su ley es la regla constante de mi obediencia. Lucharé con todas mis fuerzas contra el mundo, la carne y el diablo hasta el final de mi vida. Me adheriré a la fe del Evangelio por muy peligrosa y difícil que sea la profesión y la práctica de esta. He orado para que Dios, por el bien de los demás los haga ver esto como auto-dedicación por su bien. De ahora en adelante no debo actuar en ningún aspecto para mí, me propongo ser absolutamente suyo».
El Evangelio exige que sacrifiquemos nuestras vidas por el bien de las personas que no conocen a Cristo. ¿Creemos lo que dice este libro sobre los que están perdidos? Si es así, sacrificamos nuestro horario, tiempo, dinero y nuestros recursos, todo lo que somos por el bien de las personas que no conocen a Cristo.
Estamos a la mitad de esta serie sobre Radical: Lo que exige el Evangelio y estamos viendo palabras aparentemente sorprendentes de Jesús, palabras desafiantes, pero antes de avanzar, quiero poner delante de ustedes un par de cosas que creo que son extremadamente importantes para que recordemos cómo el Evangelio afecta nuestras posesiones. Creo que el adversario no quiere que nos centremos en las cosas correctas. Creo que le gustaría distraernos y tentarnos con la forma en que pensamos y respondemos a la palabra de Dios, por lo que quiero que nos protejamos y estas son algunas cosas con las que quiero alentarlos.
Número uno, no nos comparamos con gente del mundo porque la vida de Jesús es nuestro estándar. Creo que hay una tendencia peligrosa en esta serie y la aplicación de estas verdades para empezar a verse entre sí de una manera poco saludable. C.S. Lewis en un gran capítulo sobre el orgullo en “Mero Cristianismo” habla sobre cómo el orgullo está inextricablemente vinculado a la comparación. Nos comparamos constantemente con otros; si lo estamos haciendo mejor que otros, nos sentimos bien con nosotros mismos, pero si lo estamos haciendo peor que otros, comenzamos a pensar mal de nosotros mismos y estamos constantemente mirando a los demás. Esto es algo con lo que los discípulos estaban familiarizados; en Juan capítulo 21 Jesús le dice algunas palabras duras a Pedro acerca de cómo va a morir, algunas palabras muy radicales. Y lo primero que hace Pedro es darse la vuelta, ver a Juan y decir: bueno, ¿y él? Inmediatamente se empieza a comparar. Y Jesús lo mira y dice: “si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. Fija tus ojos en mí. Concéntrate en mí y sígueme”. Y entonces sería malo para nosotros, mientras caminamos a través de esta serie, comenzar a juzgar y comparar a los demás. Decir: “bueno yo estoy haciendo más que él o estoy dando menos que aquel”. Pero nuestro estándar no es tal o cual persona, nuestro estándar es Jesús.
Ahora, quiero ser cuidadoso aquí porque hay una forma saludable en la que podemos mirarnos unos a otros para ver la vida de Cristo. Es por eso que leo biografías, porque necesito ver a los hombres que han abandonado todo lo que tienen, para entregar sus vidas a los perdidos y a los pobres. Y leo historias así y veo que hay otra manera de vivir y me llaman a una meta más elevada, pero no de una manera poco saludable sino de una manera que veo la vida de Cristo en ellos y me siento impulsado. Entonces esto es algo bueno que hacemos el uno para el otro. Nos necesitamos unos a otros de esta manera; necesito ver cómo se ve la vida de Cristo radicalmente en ustedes, y necesitas ver eso en mí, así que necesitamos estimularnos unos a otros hacia Cristo.
Necesitamos ser liberados de ejemplos de cristianismo nominal que abundan. Y necesitamos ver a los hermanos y hermanas que están viviendo la vida de Cristo, obedeciendo estas palabras radicalmente y estimulándose unos a otros hacia Dios.
Segundo, no nos desesperemos. La presencia de Jesús es nuestra esperanza. Creo que hay una tendencia cuando vemos algunas de estas verdades radicales en las Escrituras, a alejarnos porque pensamos que no somos capaces de hacer lo que Jesús nos pide, decimos cosas como: “no creo que vaya a ser lo suficientemente bueno para hacer eso” pero déjame decirte que ese tipo de desesperación no proviene de Cristo, esos pensamientos vienen del adversario. Cristo nunca te ha llamado por ser lo suficientemente bueno, de hecho, Él es el único que nos hace buenos. Su presencia es nuestra esperanza; Él vive en nosotros. Él vive en ti, y te dice: “Voy a cambiar tus pensamientos, voy a cambiar tus deseos y voy a cambiar todo sobre ti para que puedas poner todo esto en práctica. Entonces confía en mi” ¡Confíen en Él! Él es bueno.
Tercero, evitamos la apatía porque las palabras de Jesús son nuestra autoridad. La apatía es una reacción potencial y me temo que es probable que sea una reacción común en esta familia de fe cuando escuchamos palabras como las que vemos en los Evangelios. Existe la tentación de ser indiferente hacia estas palabras. Tal vez adolescentes que están pensando ¿qué tiene esto que ver realmente con mi vida? O adultos que están tan programados para un cristianismo nominal que lo único que quieren es ir a la iglesia una vez a la semana y continuar con su vida normal. Ahora, si tú eres un seguidor de Cristo, ser indiferente no es una opción para ti. Así que quiero invitarte a evitar ser apático a lo que Jesús está diciendo.
Ahora, algunos de nosotros nos hemos convertido en cristianos, por así decirlo, porque alguien nos dijo que todo lo que teníamos que hacer era hacer una oración para ir al cielo y vivir nuestra vida como quisiéramos, y si llegaste a ser cristiano bajo esa ilusión, quiero que sepas que bíblicamente no eres cristiano. No has venido a Cristo en absoluto. Esto no es lo que significa ser un seguidor de Cristo. Ser un seguidor de Cristo significa tomar conciencia de tu rebelión pecaminosa contra Dios y ver en Jesús el único sustituto de tus pecados y, por su gracia, apartarte de tu rebelión contra Dios y confiar en Él como Señor y soberano. Rey sobre tu vida.
¿Hay algo que está por encima de Dios en tu vida? ¿Hay algo que esté delante de Dios en tu vida? Esas son las cosas con las que tenemos que lidiar. ¿Qué está obstaculizando tu camino de seguir a Jesús?
La vida es corta y la eternidad es larga y cualquiera que no esté dispuesto a renunciar a nada para seguir a Jesús, esa persona va a vivir en remordimiento y arrepentimiento eterno.
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